miércoles, 23 de marzo de 2011

La bomba ya está puesta


                      ...el riguroso desastre japonés vuelve a  enfrentarnos con la disyuntiva esencial acerca de la vida futura: ¿qué hemos de hacer, proseguir en la batalla de la invención sin los controles necesarios -deus ex machina- o bien detener la alocada carrera del supuesto desarrollo y sustituirla por una forma de existencia más serena y moderada caracterizada por su humanismo? Sin ánimo de falacia: ¿ciencia ya u hombre todavía, en este escenario? En principio esta es la cuestión a fecha de hoy en que millones de seres expresan la voluntad de conservar su vida en términos razonables.

En una palabra, se trata de determinar si la especie humana tiene el derecho a la pervivencia inteligente y serena o si, rechazando toda armonía, hemos de convertirnos autodestructivamente en simple combustible de lo que solemos entender por «desarrollo».

Hay, además, en esta cuestión un dato a considerar. Un dato estremecedor ¿Se ha tenido en cuenta lo que esas centrales pueden significar de riesgo en caso de un conflicto armado? Es como si los afectados por un estremecedor resultado hubieran contribuido a hacerlo posible instalando en su propio territorio la bomba más importante que sería la misma central atómica. No se habla nunca, me parece, de tal aspecto de la cuestión. O si se habla se hace en términos turbios y oscurecedores. Una bomba normal se convertiría, a los efectos finales, en una bomba atómica si sucediese el bombardeo. Ahora la pregunta ante tal estremecedor panorama: ¿a los dirigentes mundiales les interesa realmente el hombre?

Daniela Edburg

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