viernes, 15 de abril de 2011

Fukushima y el "esto no puede pasar nunca"

MARCEL CODERCH en El País, jueves, 14 de abril de 2011

El cisne negro nuclear
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Las promesas de energía nuclear abundante, barata y segura quedan hoy más lejanas que nunca, al tiempo que vamos conociendo la realidad de las consecuencias personales, económicas y medioambientales de un accidente grave en un país industrializado, todo lo cual invalida ambas contrapartidas del pacto fáustico que nos propuso Alvin Weinberg. De hecho, los hay que nunca creyeron las promesas de la industria nuclear y, entre ellos, en lugar prominente, están quienes precisamente son especialistas en valorar riesgos: las compañías de seguros. Siempre se han negado a cubrir la responsabilidad civil de una central nuclear, con lo que nos hemos visto obligados a promulgar leyes que eximen a las eléctricas de esta responsabilidad, más allá de cantidades que, como podremos comprobar en Japón, son simbólicas. A las compañías de seguros no les gustan las nucleares y es fácil comprobarlo leyendo cualquier póliza que tengan a mano. Verán que la letra pequeña dice: "Excluidos los riesgos por accidentes nucleares". Las consecuencias de los cisnes negros nucleares las tendremos pues que pagar de nuestros bolsillos o, lo que es peor, con nuestra salud, y por ello ha llegado el momento de hacerle caso al comisario europeo de la Energía, Günther Ottinger, y plantearnos cómo Europa podría cubrir sus necesidades energéticas futuras sin contar con la energía nuclear. No ya solo porque así lo prefiramos muchos, sino porque probablemente no tengamos más remedio.

Marcel Coderch, ingeniero, es autor con Núria Almirón de El espejismo nuclear. Los libros del lince, 2008.


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