martes, 12 de abril de 2011

Mis rebeldes, sus rebeldes

Víctor J. Sanz
Impresiones mías

Reproduzco el comienzo del artículo, en el que aparecen luego muchos datos sobre el terrorífico mau-mau, bien distintos de los engullidos en las películas "de selva" de mi infancia...

Diferentes tratamientos para idénticos levantamientos

 
Aunque históricamente los motivos que originan una revuelta popular suelen ser siempre los mismos, es decir: pan y libertad, no todas las revoluciones tienen el mismo tratamiento por los medios de comunicación, ni todos los rebeldes son ayudados de la misma manera por quienes ostentan el poder. No es lo mismo “su” revolución que la “nuestra”, y no son lo mismo “mis” rebeldes que “sus” rebeldes.

En 1952 se inició en Kenia la “Rebelión del Mau Mau”, una guerrilla de insurgentes kenianos que se levantó contra el imperialismo británico. Estaba compuesta mayoritariamente por individuos de la etnia kikuyu y fue conducida por “The KCA” (Kikuyu Central Association), una organización creada en 1925 para representar a las distintas voces kikuyu ante los atropellos de la administración colonial británica. Durante décadas reclamaron al gobierno colonial la devolución de las tierras que éste les expropió y que siempre habían sido suyas. Dejándoles como única opción el trabajarlas a cambio de 1/5 del salario que percibía un empleado blanco por el mismo trabajo.

Durante la década 1936-1946 los colonos blancos aumentaron la presión sobre los trabajadores kikuyu, empeorando gravemente sus ya denigrantes condiciones laborales. En 1940, la ya ilegalizada KCA, inició una campaña de desobediencia civil. Se instauró un juramento de adhesión al movimiento de desobediencia que estaba inspirado en el juramento británico, solo que en vez de jurar sobre la biblia lo hacían sobre una pieza de carne de cabra, mientras sostenían en la otra mano un puñado de tierra, simbolizando así las dos reclamaciones de un pueblo expoliado y explotado por el imperio británico: el alimento y la tierra. El simple hecho de prestar este juramento, era castigado por las autoridades coloniales con pena de prisión indefinida.

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