lunes, 11 de abril de 2011

Presentación de las Mesas de Convergencia

Juan Torres López.
En vídeo




Texto de la presentación

Queridas amigas y amigos:

Me ha encargado el grupo que ha convocado este acto que intervenga para exponer lo que nos ha llevado a hacer esta convocatoria y para proponeros algunas ideas generales que permitan acometer con fuerza y con éxito la lucha cada vez más necesaria contra la injusticia. 

Os hemos convocado porque creemos que no podemos permanecer en silencio o separados cuando están ocurriendo hechos que van a marcar la historia de la humanidad en los próximos decenios, y quizá para siempre.

Vivimos momentos en que banqueros criminales que hundieron la economía, que provocan hambrunas, que dan coberturas todo tipo de delincuentes en paraísos fiscales y que tienen más poder que los gobiernos, se empeñan en llevar al mundo de nuevo hacia el desastre.

Unos momentos en que con la excusa de la crisis se están dando pasos atrás quizá ya irrecuperables en los de por sí tímidos avances en la protección del medio ambiente o de las políticas de igualdad.

En unos momentos en los que se incrementa la desigualdad y se extiende la precariedad laboral, la exclusión y la miseria.

En los que las democracias no son sino una pura pantomima porque los gobiernos no pueden gobernar, esclavizados como están por los mercados.

Os convocamos cuando avanza la derecha y solo los ciegos o muy torpes pueden creer que cuando gobierne después de lo que ha pasado lo hará igual que la socialdemocracia. Una corriente de la izquierda que en otros tiempos fue capaz de poner en marcha reformas sociales progresistas pero que ahora naufraga sometida al dictado de los poderosos porque ha renunciado a utilizar contra ellos el poder de la ciudadanía a la que representa.

Pues bien, en estos momentos difíciles os hemos convocado porque creemos que sois mujeres y hombres de izquierdas que en los momentos difíciles sois capaces de decir lo que escribió nuestro recordado Mario benedetti en sus versos
No quiero salvarme,
no quiero quedarme inmóvil al borde del camino,
no quiero con desgana,
No reservo del mundo un rincón tranquilo…
Y porque creemos que sois de ese tipo de personas os convocamos a los que estáis aquí y a los miles que como vosotros y vosotras hay en toda España para proponeros que PARA SIEMPRE nos olvidemos de lo que nos pueda separar y que antepongamos lo que nos une:
  • la preocupación por la agresión continuada que se viene realizando a los derechos humanos,
  • el rechazo a un modo de vida que antepone el lucro a la satisfacción de las necesidades humanas básicas 
  • y, sobre todo, la convicción de que hay otras formas de organizar la economía y la sociedad.
Y os convocamos para proponeros

Que olvidemos lo que nos separa y nos juntemos para compartir:
  • La rabia frente a la muerte diaria de casi 40.000 personas por falta de alimentos o de agua limpia cuando hay dinero de sobra para evitarlo pero se dedica a salvar a los bancos y los especuladores; 
  • La lucha contra el deterioro irreversible del medio natural y frente a la proliferación de productos transgénicos que destrozan nuestra riqueza en aras del beneficio comercial.
  • Os convocamos para compartir la rabia por la extensión del paro o de la exclusión de miles de personas, nacidas en nuestro propio país o inmigrantes que vienen aquí huyendo del empobrecimiento que el capital y nuestro modo de vida han provocado en sus naciones. 
  • Y, por supuesto, para que juntos convirtamos esa rabia en fuerza liberadora de los seres humanos.
Os conovocamos para que nunca más nos dediquemos a subrayar simplemente lo que nos separa,

sino para que a partir de ahora:

Nos una el deseo de desvelar a nuestros conciudadanos y conciudadanas la naturaleza perversa del capitalismo de nuestros días, 

que se muestra cada vez más incapaz de resolver los problemas básicos de la humanidad pero que, a pesar de ello, se fortalece diariamente gracias a la pasividad y la sumisión que es capaz de generar entre quienes sufren en mayor medida sus propios defectos.

También os convocamos para proponemos que nos juntemos 
  • para hacer frente fraternalmente a la insatisfacción, ¿por qué no decirlo?, que a veces nos produce la respuesta que ante todo este tipo de situaciones están dando las organizaciones sociales, sindicales o políticas que consideramos hermanas y nuestras, que son nuestras y que queremos que sigan siéndolo siempre superando con compañerismo e inteligencia colectiva todas las diferencias.
Y os llamamos
  • para hacer todo lo que esté en nuestra manos para articular respuestas políticas y organizativas que fuercen un cambio en la correlación de fuerzas que hoy favorece a la derecha y a quienes, intencionadamente o no, están terminando por aplicar exactamente sus mismas políticas.
Y, sobre todo, amigas y amigos, os hemos convocado para proponeros que nos miremos a la cara a pesar de nuestras distintas sensibilidades, que descubramos en quien está a nuestro lado a un compañero o compañera y nunca a un enemigo o adversaria,

y para que unamos nuestras manos para hacer nuestra, de todos nosotros y nosotras,

la convicción de que para tener la fuerza necesaria que frene el recorte de derechos sociales y del bienestar,

es imprescindible:
  • que se actúe unitariamente, 
  • que se disponga de análisis acertados de la realidad 
  • y que se delibere constante y fraternalmente, sin descalificaciones, ni simplismos y sin insultos sobre propuestas y alternativas al neoliberalismo.
Amigos y amigas,

Os proponemos asumir desde hoy el compromiso firme de contribuir a esa unidad sin sectarismos, anteponiendo lo que nos une a lo que nos separa y con la fraternidad que junto a la igualdad y la libertad conforman el original ideario republicano que sabemos que todos compartimos.

Dicho esto:

Quisiera referirme también a la naturaleza de la situación en la que nos encontramos.

Estamos inmersos en una crisis que no es sino el resultado de una larga etapa de capitalismo neoliberal. No es un accidente ni fruto de un mal día de las finanzas. Es la consecuencia de treinta años de desigualdad creciente y de dejar que los capitales hagan lo que les de la gana. O, como dice Eduardo Galeano, de que en este planeta el dinero tenga más libertad de movimientos que el ser humano.

Como sabéis perfectamente, el neoliberalismo de nuestra época se basa fundamentalmente en la desregulación continuada de los mercados para dar completa libertad de movimiento a los capitales, en medidas monetarias y fiscales (como las que ahora se quieren reforzar con la excusa de reducir los déficit) que restringen conscientemente la actividad económica dando lugar así a mayores tasas de desempleo y a una degeneración y precarización continua de las relaciones laborales que reducen la capacidad de respuesta de las clases trabajadoras, y, por último, en el debilitamiento de la capacidad de intervención de los gobiernos. 

Pero a veces actuamos olvidando que el neoliberalismo no es solamente una política económica concebida para facilitar la concentración de la riqueza y privilegiar a quienes dominan los mercados. Además de ello, el neoliberalismo es una auténtica estrategia civilizatoria que implica un determinado tipo de relaciones sociales, de valores e incluso de ser humano. 

El neoliberalismo ha logrado segmentar a la población y a los movimientos sociales, universalizar los valores del individualismo y la sumisión y, gracias al entrelazamiento del capital productivo y financiero con la industrias culturales, ha conseguido imponer una visión del mundo que ciega a los individuos y manipula sus conciencias.

Es por eso que resulta inútil y cándido tratar de combatirlo como a menudo hace una gran parte de las izquierdas, tratándolo simplemente como un modelo productivo o solo como un tipo de políticas económicas y sociales. No. Al neoliberalismo hemos de combatirlo también y quizá principalmente como una forma de crear civilización y sumisión, como un modo de entender y de vivir en sociedad, como una manera de ser y de crear a los propios seres humanos. 

El neoliberalismo es una economía y una política pero también es una moral y por eso luchar contra el neoliberalismo requiere también hacerlo en este último plano.

El neoliberalismo ha sido capaz de vencer y convencer. Ha conseguido presentarse como la única forma realista y posible de entender y enfrentarse al mundo: consigue que la gente crea que vivimos el fin de la historia, que solo hay una política posible, que hay que dar preeminencia al mercado, que el individualismo es la mejor estrategia para resolver nuestros problemas, que todo lo que tenga que ver con la política es perverso y corrupto e innecesario, que ya no hay clases sociales...

Y ante eso, gran parte de las izquierdas políticas, sindicales y sociales no parecen darse cuenta de que mientras predomine ese tipo de pensamiento dominante y su capacidad de convicción social será MATERIALMENTE IMPOSIBLE articular alternativas de progreso y transformación social.

Por eso es tan importante lo que tan a menudo despreciamos: reforzar el análisis alternativo que permite mostrar la realidad de lo que ocurre. Desgraciadamente, no es difícil comprobar que con demasiada frecuencia nos limitamos a repetir simples eslóganes, a despreciar la divulgación del pensamiento crítico o, lo que es peor, incluso a reproducir el de nuestros adversarios, bien sea por ignorancia o por pura comodidad mental.

El neoliberalismo también ha logrado ubicar las fuentes del poder y la decisión al margen de los poderes representativos, podríamos decir que está volatilizando la ya de por sí escasa democracia hasta ahora existente. El poder no lo tienen los gobiernos sino los poderes financieros y económicos desde fuera del ámbito público. Los llamados "mercados" han logrado imponerse a ellos y esclavizarlos, con lo que a estos no les queda más remedio que ser sus cómplices por activa o por pasiva. 

Por tanto, y a diferencia de lo que creen nuestros compañeros socialdemócratas, no basta con llegar a los gobiernos sino que además es imprescindible crear un contrapoder social basado en la libre decisión de la ciudadanía frente al que ahora está en manos de los poderosos. 

Eso es algo que no se podrá conseguir si la gente no descubre claramente lo que está ocurriendo y el origen real de los problemas que sufre, para lo cual es preciso emprender ya una auténtica cruzada directamente contra la banca y las grandes empresas que roban y matan, que destruyen a las demás empresas y que destrozan el tejido productivo y que hoy día conforman la línea de flotación del capitalismo.

Además, el neoliberalismo ha cambiado también la política y la relación de las personas con todo lo colectivo.

Por eso hace falta también un proyecto político de nuevo tipo que no se puede construir, como tantas veces han hecho y hacen las izquierdas, a base de simples declaraciones nominales y muy radicales pero que no llevan nada más que al reino de las grandes palabras

Por el contrario, hay que mostrar a la gente y en términos muy concretos que son las propias personas quienes tienen la capacidad de resolver de mejor forma los problemas que les afectan.

El neoliberalismo ha sabido entrar en los domicilios, en las vidas y en las mentes de las personas y nosotros nos estamos conformando con decirles desde fuera y lejos que nos sigan porque nosotros tenemos la solución de sus problemas.

Pero ¿quién puede creer que esa estrategia va a resultar exitosa sin el contacto con la gente, sin pegar nuestra epidermis a la suya, sin sufrir y vivir a su lado, sin ser sus cómplices y sin que nos sientan parte de su vida y de sus preocupaciones del día a día?

Cuando la izquierda ha sido fría y distante ha fracasado. Por eso no debemos tener miedo a hablarle a la gente de sus emociones y de sus sentimientos. Todo lo contrario, solo mostrándonos más humanos y siendo más cálidos y cercanos podremos lograr que nuestro mensaje cale en la sociedad y la gente confíe en nosotros.

En fin, la buena noticia es que el capitalismo funciona peor que nunca pero la mala es que, aún así, no va a caer, como a veces piensa cierta izquierda, solo como fruto de sus propias contradicciones y limitaciones. 

Caerá cuando la gente, la sociedad construya desde abajo otras formas de sociedad.

Y eso es un proceso que no va a comenzar mientras que personas como nosotros no entendamos que ser de izquierdas no es decir frases bonitas ni hacer proclamas más radicales sino meterse en los charcos, estar al lado de las gentes y ponerse con ellas a resolver sus problemas enseñándoles que pueden salir adelante si organizan sus vidas de otra forma.

Todo esto significa, amigas y amigos, que tenemos por delante varias tareas principales y urgentes.

La primera, lograr la convergencia del mayor número posible de personas, organizaciones y movimientos.

Y para ello creo que es fundamental: 
  • centrase siempre en los principios y propuestas comunes, y no ir a planteamientos de máximos que no conducen a nada.
  • Quien haya venido aquí cargado de diferencias y matizaciones que salga inmediatamente a dejarlas fuera de la sala y que entre de nuevo solo dispuesto a poner en marcha lo que nos une.
La segunda, crear nuevas fórmulas organizativas que garanticen la coordinación pero que no necesariamente impliquen la fusión sino la concentración de esfuerzos y el trabajo descentralizado y en red.

La tercera, dejar de actuar para nosotros mismos y empezar a hacerlo, sobre todo, para los demás. y especialmente para quienes no están de acuerdo con nosotros. Dejemos ya de hablar solo para quienes piensan como nosotros, para los convencidos. Empecemos sin demora a confundirnos con la gente, no pedir que la gente se sume a nuestras iniciativas sino a formular las nuestras de acuerdo a su expectativas y deseos. Sirvamos a sus intereses y no tratemos inútilmente de que se sumen a los nuestros.

La cuarta es romper el silencio con mucha más fuerza.

Hay que hacerse notar mucho más, hay que hacer ver a la sociedad lo que está pasando. Pero para ello hay que evitar que eso se haga de modo que nuestro mensaje sólo sea entendible para quienes disponen de nuestros propios códigos y, por el contrario, concentrarnos en las ideas centrales que hoy día están afectando en mayor medida a la gente como está pasando, por ejemplo, con la actividad de la banca, cada vez más ruin e inmoral y, en general, con las cuestiones que apuntamos en el llamamiento que hemos realizado.

La quinta es tratar de romper y hacer saltar sin miedo el orden infame e inhumano que nos quieren imponer los poderes financieros, económicos y mediáticos.

Hemos de conseguir que la gente se indigne, que se enrabie y que se rebele hasta poner en marcha el sabotaje pacífico y democrático de todas las injusticias que están pasando: los abusos bancarios, los recibos por las nubes de las grandes empresas, la injusticia fiscal y el fraude... Las mesas de convergencia que proponemos crear deben utilizarse para organizar este sabotaje y para desarrollar denuncias acompañadas de propuestas positivas, por ejemplo, en torno a la promoción de la banca ética, las huelgas de medios de comunicación basura o manipuladores, el boicot a las empresas que roban a los consumidores o devoran el medio ambiente, etc.

En fin, esto es casi todo de lo que creo que me habían pedido que os trasladata para empezar a poner en marcha la reflexión para la práctica y la movilización. 

Pero ya que empecé recordando palabras de Benedetti, permitidme que ahora acabe con unos versos suyos 
ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero 
Muchas gracias y un fuerte abrazo a todos vosotros y vosotras.

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