martes, 6 de diciembre de 2011

¿Desacoplar el PIB del consumo de energía?

El pasado sábado 3 de diciembre, Daniel Gómez Cañete publicó una nota en Crisis Energética titulada ¿Está mejorando la intensidad energética mundial?

Remitía al documentado artículo del 15 de noviembre de Gail Tverberg

El propio traductor publicó ayer, lunes 5 de diciembre, en el mismo medio, un interesante comentario que reproduzco (y subrayo) a continuación:

Huida hacia adelante

...estamos de acuerdo, creo que casi todos nosotros, en que el PIB nada tiene que ver con el bienestar. Cada índice es los que es, y mide lo que mide. Igual que el peso ideal no mide la salud de un individuo, el PIB no mide el bienestar ni la felicidad de una nación.

El PIB mide, de manera un tanto insatisfactoria, la PRODUCCION INDUSTRIAL (el término industrial debe interpretarse como cualquier actividad económica, esto es, que se comercializa o se distribuye en los mercados) BRUTA de un territorio (ciudad, región, país, continente o mundo).

A la mayoría de los mortales el PIB no les importa un pimiento, porque lo que les importa, lo que nos importa, no es el PIB de todos, sino nuestra renta (¡así somos de solidarios!).

Pero a quienes dirigen el sistema y se benefician del mismo, esto es, a las minorías dirigentes de verdad, a quienes poseen el poder fáctico, esto es el económico, les importa, ¡y mucho!, pues mide exactamente lo que a ellos les interesa: el crecimiento de sus ingresos brutos, y consiguientemente, una vez deducidos los costes, entre los que se incluyen, como no, las migajas que tienen que pagar a quienes realmente son los artífices de esa riqueza, los asalariados, sus ingresos netos, sus BENEFICIOS.

Y a ellos les da lo mismo que dichas actividades sean beneficiosas para la humanidad, como lo son la educación, la enseñanza, la alimentación, como que sean absolutamente nocivas, como las guerras, los gastos e inversiones en anticontaminación, el esquilmado de los bosques del Amazonas, la producción de productos cancerígenos, como el tabaco, …

Porque lo importante es obtener de dicha actividad el máximo provecho para unos pocos.

Y por eso nos hacen creer que el problema de nuestras sociedades, de nuestras economías es que no crecemos, que para poder solucionar el gravísimo problema del paro, y poder repartir unas migajas más entre los desheredados de la humanidad, es imprescindible que crezcamos a tasas superiores al 3%, para que ellos puedan seguir incrementando sus riquezas.

Aunque todos nosotros sabemos (y es nuestra obligación el divulgarlo en todo momento, con el gasolinero, la verdulera, nuestros amigos, el carnicero, la peluquera, el taxista (ese colectivo es muy importante, pues después de internet, o quizás, antes que, son uno de los mejores instrumentos de comunicación, en las aulas, ya sea como estudiantes o como profesores, en los mítines, en las asambleas, en las comunidades de vecinos, en resumen, en cualquier sitio, lugar y hora…), que el crecimiento del PIB, junto con el crecimiento de la población, son las dos causas que van a conducir a nuestra civilización, al menos que seamos capaces de impedirlo (y eso será necesariamente, a las bravas), al colapso. Y cuando me refiero y nos referimos al colapso, todos sabemos de lo que estamos hablando (unos 5.000.000.000 de seres humanos de los que habitan actualmente el planeta simplemente desaparecerán)...

El único país del mundo, que yo sepa, en el que sus dirigentes han optado por otro enfoque, es Bhutan, cuyo propósito constitucional es mejorar la felicidad de sus habitantes, para lo que han implantado el INDICE DE FELICIDAD, que todos conocemos y del que se ha tratado ampliamente en esta web.

A nadie más en el mundo, me refiero, por supuesto a sus dirigentes, le importa un pimiento la felicidad de sus ciudadanos.

Y así nos va.

Lo que hay que hacer es obvio: SUBVERTIR EL ACTUAL ESTADO DE COSAS. Cosa que se producirá sí o sí en los próximos años. Y no habrá que esperar mucho. Sólo hay que esperar a que la presión social llegue a su punto crítico, y añadir los catalizadores conceptuales, parte de los cuales se está, consciente o inconscientemente, elaborando en esta web y en otras muchas webs y blogs hermanos por todo lo ancho de la red.

Pero mientras no llegué la ansiada REVOLUCIÓN MUNDIAL, que yo hace muchos años, por razones meramente estéticas situaba en 2018, y que ahora, con muchos más elementos de juicio, especialmente los que he mamado en esta web y en otras similares, la sitúo entre 2017 y 2019, quienes rigen nuestros destinos seguirán empecinados en CRECER A LO BESTIA, para seguir haciéndose la ilusión de que cada día son más ricos, y por lo tanto seguirán tratando, creo que infructuosamente, de que el PIB siga creciendo, y con ello el consumo de energía, porque eso de la eficiencia energética, no son más que juegos florales, para tranquilizar sus conciencias, o mejor para seguir embaucando a gente de buena fe, que siguen profesando la fe del carbonero unamuniana. Y el CO2 en la atmósfera seguirá aumentando, y mal que les pese a los negacionistas, la temperatura del planeta seguirá su exponencial marcha ascendente de forma imparable, y los polos se derretirán, y muchas islas y tierras fértiles serán sepultadas por las aguas, y los cambios climáticos serán de tal envergadura que no habrá hijo de vecino que reconozca a este pobre planeta. De hecho mi tío, que ahora tiene 92 años, hace 40 que me advirtió que el campo se estaba muriendo, y sus únicos conocimientos, eran los que le habían proporcionado 45 años de accionar las layas, la azada y el trillo, ayudado alguna que otra vez por el Rubio, que así se llamaba el caballo de mi abuelo, y que él utilizaba en ocasiones, y el mirar todos los días y todas las noches a su alrededor, y contemplar cómo iban paulatinamente desapareciendo de su mundo una y otra especie de planta o animal y de cómo cada vez el ruido y la mierda de los coches y de las fábricas se iba adueñando de su realidad.

O sea que no nos creamos el mensaje de que gracias al crecimiento de la eficiencia energética vamos a ser capaces de hacer frente al peak-oil, porque eso es un solemne embuste.

Y ahí están los datos analizados fría y minuciosamente por Gail, que con ese hablar y razonar pausado, con un tono de voz nada estridente, con un lenguaje educado y sereno, es capaz de poner ante nosotros, sin que seamos capaces de refutarlo, por su razonada y documentada coherencia, un mensaje auténticamente REVOLUCIONARIO.

Así me lo pareció cuando la escuché en directo por primera vez en Barbastro, y así me lo sigue pareciendo cada vez que leo algún artículo suyo.

Solidaridad. Salud y Salu2,

AMADEUS

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P.D.:  prometo seguir traduciendo artículos de Gail, por dos razones: para entenderlos mejor, y para que aquellos que no dominan el ingés, aunque sean pocos, puedan beneficiarse de sus análisis...

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