miércoles, 30 de enero de 2013

Políticamente incorrecto (IV)

Álvaro García Meseguer fue un notable investigador del CSIC, gran experto en hormigón. Conocemos, muy de primera mano, un enciclopédico tratado sobre hormigón armado, el famoso Jiménez Montoya, del que fue uno de los coautores.
 
Pero tuvo otras (pre)ocupaciones. Desde su feminismo, llegó a ser una autoridad en el tema del sexismo lingüístico. Transcribo esta reseña 

La lengua española no es sexista, lo son los propios hablantes y oyentes


ÁLVARO GARCÍA MESEGUER

El escritor, profesor e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Álvaro García Meseguer, publicó un libro en 1977 donde afirmaba que la lengua española era profundamente sexista. Sin embargo, ya en la década de los noventa, redactó una segunda obra titulada ¿Es sexista la lengua española?, donde se retractaba de su opinión anterior; como se pudo comprobar ayer durante su intervención en la segunda jornada del congreso “Mujer y medios de Comunicación” celebrado en el Auditorio de Murcia. “Hasta hace pocos años mi respuesta a la que da título este libro habría sido positiva. Pero un estudio más profundo del género gramatical me hizo ver que había confundido género por sexo. Ahora afirmo que la pobre lengua es inocente y que el sexismo lingüístico radica en el hablante o en el oyente, pero no en la lengua.

En un primer momento no fue fácil convencer a sus seguidores de este cambio radical. “Recuerdo que hasta he sido acusado en público de haberme vendido al enemigo o de cambiarme de chaqueta. Pero esto demuestra que han leído mis libros de forma muy superficial”.

García Meseguer afirma no importarle el sexismo social sino el lingüístico. “Si dices el gobierno está formado por quince varones y tres mujeres, estás poniendo en evidencia un sexismo social pero la frase es impecable. En cambio si dices seis varones y seis hembras, describes una situación no sexista socialmente pero sí lingüísticamente”, explica.

El Diccionario de la Real Academia Española está repleto de definiciones sexistas. Prueba de ello son las diferencias de significado entre las palabras como “verdulero” y “verdulera” y “zorro” y “zorra”. Sin embargo, el escritor no culpabiliza a la RAE de estas acepciones. “El diccionario no tiene culpa, ya que solo refleja los hechos de habla. Lo que se le puede censurar al diccionario es que a la hora de definir utilice palabras que son sexistas. “Cine enerve”, por ejemplo, es descrito como, sin fuerza y afeminado. La primera palabra sobra, ya que va en contra de la imagen de la mujer. Por lo tanto, la Academia no debería apoyarse en esa palabra para definir otras”, afirma.

Álvaro García afirma que aún sigue existiendo problemas de género entre los periodistas. “Una persona muy machista, aunque ahora está un poco más corregido, era Jesús Burgos, pensaba que los lectores de diarios eran sólo hombres. Sin embargo otro columnista, Francisco Umbral, ha sido desde siempre exquisitamente feminista”.

A pesar de estos problemas de género, la lengua castellana, no se encuentra entre las más sexistas. Para el profesor, el inglés está menos avanzado en este tema. “El inglés es una lengua que no conoce el género pero sí tiene marcas directa como los posesivos, en donde se emplean las referencias de macho y hembra”.

La solución estará en la educación. “Si los profesores de primaria estuvieran muy sensibilizados en este problema, que no lo están, incidirían en estas soluciones lingüísticas para que no ocurrieran”, concluye.

La Opinión. 23 de noviembre, 2002.

Y dejo este enlace a una ponencia suya:

EL ESPAÑOL, UNA LENGUA NO SEXISTA

Es muy interesante. ¡No os la perdáis!

martes, 29 de enero de 2013

Políticamente incorrecto (III)

La imaginación poética de Belén Gopegui en Diagonal y su contribución dialéctica a la importante y banal cuestión del sexismo lingüístico.


Un sí señor con las patas verdes

Cuentan que un novelista llegó al poder y dijo: a partir de ahora la palabra novelista designará tanto a los novelistas como a los poetas. Los poetas se quejaron pero, como no estaban organizados, se generalizó la costumbre. Todo era en aras de la economía del lenguaje, decir novelistas y poetas todo el tiempo cansaba mucho. ¿Y decir a veces novelistas y a veces poetas? Eso era arbitrario, les decían. ¿Y decir siempre poetas e incluir a los novelistas? ¿Además, qué pasaba con los queer cuentistas? Los novelistas entonces se echaban a reír.

Cuentan que en otro país los comunistas decidieron que el término comunista sería genérico e incluiría a los anarquistas. Eran tiempos de crisis y decir “comunistas y anarquistas” consumía mucha energía. Pero es que tiene consecuencias, decían los anarquistas, hasta lo más trivial acababa no siéndolo, por ejemplo: cuando los titulares de un periódico celebraban a los comunistas que lucharon contra el fascismo y daban nombres, casi nunca aparecían anarquistas, mientras que si el titular fuera: los comunistas y anarquistas que lucharon contra el fascismo, ese titular aguzaría la memoria de quien escribiese el artículo. Vale, quizá tengáis razón, pero sois unos pesados, dejad las cosas como están, al fin y al cabo también pasa con el género masculino y femenino y se acepta porque está en la estructura profunda de la lengua, tan profunda que nadie la puede tocar so pena de que se produzcan terribles accidentes; si se toca y después alguien se olvida una vez de decir alumnas y alumnos, habrá cataclismos sin número, le partirán rayos, rodarán cabezas.

Entretanto, sin embargo, en esos países las niñas a veces decían niñas para hablar de niñas y niños, y a veces decían niños, y a veces los niños decían nosotras para hablar de toda su clase, y a veces decían personas, y a veces en vez de alumnos y alumnas decían el alumnado, y no se cansaban, y si alguna vez se les olvidaba decir niños y niñas, ningún rayo caía, y si alguna vez sí lo decían, su energía no se esfumaba. Porque la lengua les pertenecía, porque no era propiedad de ningún rey académico y a medida que quienes la usaban rechazaban la carga de las características asignadas a los sexos por el patriarcado, la lengua también se liberaba.

Políticamente incorrecto (II)

Es obvio que en las lenguas existen irregularidades. Y distintas vías. La bifurcación entre "verificar" y "averiguar" genera matices propios. El latín original hace más objetiva y puntillosa a la primera. La segunda es más zascandil (¿o será zascandila?)

Cultismos, barbarismos que adquieren carta de ciudadanía, extraños híbridos; o que una jerga pueda llegar a imponerse como norma. Muchos de los participios activos feminizados del estilo de "dependienta" o "comandanta" forman parte del uso común, que los ha consagrado. Nadie es dueño del lenguaje.

Conocí a una comandanta sin mando sobre tropa. Por eso mismo, las que lo tienen prefieren ser comandantes.

Muchas veces un uso es peyorativo, otras, reivindicativo. Hay arquitectas que prefieren ser arquitectas, e ingenieras que se dicen ingenieros. Y ninguna mujer pública quiere ser llamada así. Ya lo sabemos.

Existe una confusión notoria en nuestra lengua entre sexo y género. Ha llevado incluso a un uso reivindicativo de la palabra "género" con el claro significado de "sexo". Recordemos que esta última palabra tiene también un sentido no genital. Como la primera tiene un sentido no literario, ni musical. Yo también hablo ya con normalidad de los temas de género.

Pero a veces una pequeña reflexión lleva a impedir que un fenómeno se generalice, y eso puede ir en beneficio de la lengua.

Y de las mentes de los hablantes.

Cuentan que la gramática de Andrés Bello erradicó el "voseo" de Chile.

Claro que los argentinos dirán que les gusta el voseo...

El cuento de nunca acabar. 
 


Recibido por correo electrónico. Escrito por una profesora de un instituto público:


CONTRA LA TONTUNA LINGÜÍSTICA , UN POCO DE GRAMÁTICA BIEN EXPLICADA

Yo no soy víctima de la LOGSE. Tengo 50 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política. En párvulos (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña". Luego, cuando eras un poco más mayor, llegaba "El Parvulito", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el Parvulito, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.
En Primaria estudiábamos Lengua Española, Matemáticas (las llamábamos "tracas" o "matracas") Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Plástica (dibujo y trabajos manuales), Religión y Educación Física. En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te suspendían.
En Bachiller, estudié Historia de España, Latín, Literatura y Filosofía.
Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda...
Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.

Y... vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "-nte"
 .

Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta" , independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.

De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no "pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta" , y el cuento de aquella princesa que está dormida se llamaba "la bella durmiente" no "la bella durmienta".

Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española ? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).

No me gustan las cadenas de correos electrónicos (suelo eliminarlas) pero, por una vez, os propongo que paséis el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).

Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL" , PÁSALO POR AHÍ, A VER SI LE TERMINA LLEGANDO A LA MINISTRA/O DE TURNO.

Porque no es lo mismo ser UN CARGO PÚBLICO que UNA CARGA PÚBLICA.

lunes, 28 de enero de 2013

Políticamente incorrecto (I)

No me gustan l@s arrob@s, ni los/las, ni "amiguitos y amiguitas", ni lxs X. Por no gustarme, ni me gusta "la ciudadanía". Los obreros, ¿serían "la obrerada"? Suena a desprecio de arquitecto lechuguino.

Pero es un gusto personal. No es imposible que se imponga. Si dentro de unos años la gente habla así normalmente, lo aceptaré. Como acepto el latín que hablamos hoy. Y el papiamento.

Y no hay aceptador más aceptador que la Cademia. A veces con mucho retraso, pero ahora va acelerando.

Cargo público es epiceno (¿se quieren cargar el epiceno?).
Carga pública desgraciadamente también lo es.

Salud y gramática. Y un adjunto cachondo, ya clásico.



El idioma castellano tiene mucho que arreglar

Señores: Un servidor,
Pedro Pérez Paticola,
cual la Academia Española
“Limpia, Fija y da Esplendor”.
Pero yo lo hago mejor
y no por ganas de hablar,
pues les voy a demostrar
que es preciso meter mano
al Idioma castellano,
donde hay mucho que arreglar.

¿Me quieren decir por qué,
en tamaño y en esencia,
hay esa gran diferencia
entre un buque y un buqué?

¿Por el acento? Pues yo,
por esa insignificancia,
no concibo la distancia
de presidio a presidió

ni de tomas a Tomás,
ni de topo al que topó,
de un paleto a un paletó,
ni de colas a Colás.

Mas dejemos el acento,
que convierte, como ves,
las ingles en un inglés,
y pasemos a otro cuento.

¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?

Y la frase tan oída
del marido y la mujer,
¿por qué no tiene que ser
el marido y la marida?

Por eso, no encuentro mal
si alguno me dice cuala,
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.

El sexo a hablar nos obliga
a cada cual como digo:
si es hombre, me voy contigo;
si es mujer, me voy contiga.

¿Puede darse, en general,
al pasar del masculino
a su nombre femenino
nada más irracional?

La hembra del cazo es caza,
la del velo es una vela,
la del suelo es una suela
y la del plazo, una plaza;

la del correo, correa;
del mus, musa; del can, cana;
del mes, mesa; del pan, pana
y del jaleo, jalea.

¿Por qué llamamos tortero
al que elabora una torta
y al sastre, que ternos corta,
no le llamamos ternero?

¿Por qué las Josefas son
por Pepitas conocidas,
como si fuesen salidas
de las tripas de un melón?

¿Por qué el de Cuenca no es cuenco,
bodoque el que va de boda,
y al que árboles poda
no se le llama podenco?

¡Y no habrá quien no conciba
que llamarle firmamento
al cielo, es un esperpento!
¿Quién va a firmar allá arriba?

¿Es posible que persona
alguna acepte el criterio
de llamarse Monasterio
donde no hay ninguna mona?

¿Y no es tremenda gansada
en los teatros, que sea
denominada “platea”
la que no platea nada?

Si el que bebe es bebedor
y el sitio es el bebedero,
hay que llamar comedero
a lo que hoy es comedor.

Comedor será quien coma,
como bebedor quien bebe;
de esta manera se debe
modificar el idioma.

¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro,
que quien descerraja un tiro,
dispara, pero no tira?

Este verbo y otros mil
son de nuestro idioma el sarro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.

De largo sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar corteza.

De igual manera me quejo
al ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si no lo tomo, un dejo.

Si se le llama mirón
al que está mirando mucho,
cuando mucho ladre un chucho
se le llamará ladrón.

Porque la sílaba “on”
indica aumento, y extraño
que a un ramo de gran tamaño
no se le llame Ramón.

Y, por la misma razón,
si los que estáis escuchando
un gran rato estáis pasando,
estáis pasando un ratón.

Y sobra para quedar
convencido el más profano,
que el idioma castellano
tiene mucho que arreglar.

Con que basta ya de historias
y, si al terminar me dais
dos palmadas, no temáis
porque os llame palmatorias.



Melitón González (Pablo PARELLADA Y MOLAS)
Escritor y autor teatral (1855 - 1944), España
.

El lenguaje no deja de ser también juego
 
remembrucia enoemática y jocunda en una película y tres lapsos

Os dejo este enlace, por el que podréis llegar a la obra original:

La Jitanjáfora de "Melitón Gonzalez"


Que lo paséis bien.

jueves, 24 de enero de 2013

La libertad en Kant

Una de las formulaciones que Kant emplea para enunciar su imperativo categórico es:
«Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal».
En estos "Apuntes para una discusión sobre El orden de El Capital", publicados en "Pasajes. Revista de Pensamiento contemporáneo" por Luis Alegre Zahonero, Carlos Fernández Liria, Eduardo Maura y Jacobo Muñoz, encontré un párrafo que define bien el verdadero concepto de libertad.

La libertad de hacer lo que pueda, cuando no me dejan hacer lo que quiero, ¿qué libertad es?

La libertad debe ser, ante todo, para legislar lo que luego el legislador debe obedecer. Relaciónese esto con el concepto de "mandar obedeciendo" de los zapatistas.



Dicho de otro modo, una vez más: ¿Ser libre es hacer lo que te de la gana, o ser libre para acordar, junto a otros, leyes a las que luego, libremente, te puedas (y te debas) someter?
Ciertamente, si el único sentido posible del concepto de libertad remitiera a la búsqueda de la felicidad individual, la ley solo podría entenderse como limitación a esa posibilidad. Ahora bien, lo que hace Kant (con la distinción entre fenómeno y noúmeno) es abrir un orden de determinación de la voluntad (por el que estamos interpelados todos los seres racionales –también por supuesto los finitos) y que permite llamar “libertad” (y libertad en un sentido preeminente) a la posibilidad de actuar no desde el lugar del interés privado sino desde el lugar de los universales, desde el lugar de las leyes. Propiamente “libre” en Kant, y en esto consiste todo el misterio del imperativo categórico, es el que se comporta obedeciendo a leyes de las que él mismo es legislador, es decir, obedeciendo a leyes que sean verdaderamente leyes (y no decretos secretamente establecidos desde el punto de vista del interés privado ni máximas de validez puramente subjetiva) pero que sean leyes que no haya establecido nadie distinto de yo mismo.

martes, 22 de enero de 2013

El yo y la sociedad


¿Hay algo que deba mediar entre el yo y la sociedad? ¿Hasta qué punto lo es la "forma partido"? ¿Debe ser sustituida? ¿Puede serlo?

Si las totalidades no son simples yuxtaposiciones de partes, la democracia no resultará de una suma amorfa de deseos individuales.

Rossana ROSSANDA, reflexiona a partir de la transformación del Partido Comunista Italiano en Partído Democrático, una más entre las apresuradas demoliciones que siguieron a la del "muro de Berlin".

(...) 

La desconfianza de muchos movimientos hacia cualquier forma de organización, da por descontado que el principal vicio de partidos y sindicatos se basa no en sus programas sino en sus cúpulas directivas, incluso cuando éstas son elegidas de la forma más democrática. Cualquier poder superior a otro, aun delegado y a pesar de que esté otorgado para una duración transitoria, se convierte en opresión, sostenía Bakunin contra Marx, el cual tampoco iba más allá de un sistema de consejos.

Pero esta tesis, que para Bakunin conducía a un anarquismo sistemático, hoy lleva a distintas siglas a consultar a todos de manera preliminar antes de que una mayoría tome una decisión final, como si una sociedad no fuera más que la simple suma de sus componentes. Cada uno de estos puede ser bien intencionado y sin embargo la suma de las intenciones particulares no corresponde al interés principal de la sociedad de la que estos son miembros — no se trata simplemente de una diversidad de tamaño entre el individuo y la sociedad de la que forma parte sino de la distancia entre el interés individual y el de una colectividad de iguales derechos pero no de iguales necesidades y deseos.

De aquí surge la necesidad de tener cuerpos intermedios que regulen el tránsito de las necesidades y deseos de los individuos a los del grupo, los cuales se forman — como por lo demás también ocurre en lo individual— por la trama de  intereses  materiales (de clase, de proletarios o no) e inmateriales (ideas de sociedad, ideologías, primacía de la aristocracia o de la igualdad, de una cultura laica e insertada en su tiempo, o bajo el mandato inmutable de una religión, etc.). Desde hace una treintena de años se han venido despreciando las ideas de sociedad y de justicia —catalogadas bajo las fórmulas negativa de “ideologías”— sustituyéndolas por el de la mayoría matemática de las necesidades o deseos, en lugar de una elaboración de unos y de otros; y esto está en la base de la actual confusión de lenguajes, a los que sólo les queda en común el rechazo de cualquier verificación histórica y la reducción de la democracia a la suma de las espontaneidades e inmediateces individuales. De ahí el odio al partido o al sindicato, como a cualquier forma de organización que se atribuya un mandato y unas reglas, basándose por un lado en una suma de experiencia, es decir de historia y cultura, y por otro en una escala de valores ligada a una tradición más o menos laica o religiosa, (relacionadas, pero difícilmente sincrónicas.)

(...)

El pretendido “centralismo democrático” era detestable, sólo que no ha sido sustituido por la aplicación de reglas que ofrezcan garantía a los derechos del individuo inscrito, excepto con la vaguedad de límites y reglas de un partido de opinión; esto es, no sujeto a ningún programa preciso.

(...)

La crítica a la forma partido ha llevado al añadido innecesario de algo que ni es el yo ni es el nosotros de un perímetro social sino un personaje construido en gran medida en el imaginario y expresión más de sensaciones y emociones que de un razonar sobre conceptos bien examinados, pensados y repensados.

 

El cuento de Centro y Periferia

Goofynomics

Centro es un pérfido seductor, Periferia una pobre chica reprimida e ingenua...

Con ácida ironía, el autor construye sobre esa imagen una plástica descripción de las realidades económicas que padecemos. Y, como es de esperar, más que el final feliz de Cenicienta nos encontraremos con la amarga decepción de Tisbea. 

Don Juan no es precisamente un amoroso príncipe...

El final de la historia:
Un ejemplo: los que compran una empresa en la periferia, no lo hacen porque quieran crear puestos de trabajo y crecimiento en la periferia (de hecho, en dos de cada tres casos empiezan despidiendo a gente, ¿se han dado cuenta?). No: lo hacen porque quieren hacer dinero para luego llevárselo al centro (y tal vez, para hacer todavía más negocio, se saltan algunas reglas y todo, ¿no se habían dado cuenta?). Pues bien: traten de meterse bien en la cabeza este simple hecho: lo que hoy es una entrada de capital, mañana se convierte en una salida de rentas. El flujo de entrada de capital extranjero (para comprar un título público, para financiar la compra de una segunda vivienda o una televisión de plasma de un ciudadano, para adquirir una empresa), mañana se convierte en una salida de ingresos hacia el extranjero (intereses o beneficios). ¿Entendido? Hoy entra el dinero, en forma de crédito (para el centro), es decir, de deuda (para la periferia). Mañana se va el dinero: son ingresos pasivos en el balance de pagos, ingresos que aumentan aún más el déficit exterior de la periferia, que, como enseña la usura, en un momento se ve obligada a pedir prestado capital adicional, no ya para financiar la inversión productiva, e incluso para financiar el consumo, sino simplemente... ¡para pagar los intereses! Un capital que Periferia al principio ni quería ni necesitaba, ¿recuerdan? En el mundo "reprimido" el circuito del ahorro se cerraba dentro del país: a Periferia le bastaba con los ahorros de sus ciudadanos, que los tenían, porque, como no todo se había privatizado, los servicios esenciales no costaban cada vez más dinero. En el fondo no se estaba tan mal. Algo se ahorraba.

Pinocho, rumbo a la isla de los juegos

sábado, 19 de enero de 2013

¿Estamos a tiempo de evitar la disrupción climática? ¿Qué es lo que, realmente, habría que hacer?


Este apunte lo he tomado de la página web Usted no se lo cree, donde presentó Ferran P. Vilar estos datos el 20 de mayo de 2011. Y lo que yo no me creo es que desde entonces la situación haya evolucionado para mejorar.

Como pincelada he seleccionado unos gráficos muy expresivos. Hablan solos de las consecuencias de no actuar. Espero que no haya dudas sobre la solvencia de la fuente de esta información.

Ahí va eso:

El pasado 6 de mayo fue dado a conocer el borrador de un extenso paper[1] firmado por 14 eminencias científicas de todo el mundo, lideradas por James Hansen, el climatólogo jefe de la NASA. Este artículo, titulado The Case for Young People and Nature: A Path to a Healthy, Natural, Prosperous Future (1), está destinado a constituir una referencia en el campo del cambio climático en general, pues establece las eventuales posibilidades con que la humanidad cuenta, todavía, para resolver esta grave cuestión. De cara a la esperanza que todavía podamos albergar en solucionar el mayor problema con el que la humanidad se ha enfrentado jamás, este texto, y los que le dan soporte, están llamados a tener gran repercusión en los círculos científicos y políticos de los insiders.

Izquierda: Evolución del CO2 atmosférico si las emisiones se reducen al 6% anual comenzando en 2012 y se produce una reforestación que consigue retirar 100 GtC de la atmósfera, en el período 2031-2080. Se observa que la reducción al valor necesario apenas se produce antes de 2150; Derecha: Evolución del CO2 atmosférico si las emisiones continúan BAU y se produce una reducción del 5% anual comenzando en 2020, 2030, 2045 y 2060 (1)

Evolución prevista de la temperatura global relativa al promedio 1880-1920 según los escenarios planteados en la figura anterior. La zona punteada corresponde a mediciones reales (1)

Al final, el llamamiento desesperado:

“Para proteger el futuro de los niños y evitar la pérdida de servicios cruciales de los ecosistemas, los gobiernos tienen que actuar inmediatamente para reducir de forma significativa las emisiones procedentes de los combustibles fósiles. De no hacerlo así, serían cómplices de estas pérdidas y de sus consecuencias.
_________________________________
[1] Artículo científico publicado en una revista académica peer-reviewed del circuito científico regular, revisado y aceptado por otros expertos del mismo campo