domingo, 22 de junio de 2014

Ver para creer. Creer para ver

El pasado mes de mayo fue asesinado en Venezuela Eliécer Otaiza. Había sido uno de los fundadores del movimiento bolivariano, y era un representante significado en el poder municipal de la capital. Con su hermano mellizo acompañó a Hugo Chávez desde que salió de la cárcel en julio de 1994.

Este y otros "asesinatos selectivos" no son hechos ni aislados ni casuales. De nuevo apelo a los mapas y a la geopolítica, al imperialismo como un hecho incuestionable, y a la lucha de clases en medio de este marco, como elementos para comprender lo que pasa en cualquier parte.

Y quien no analice estas circunstancias no entenderá nada. ¿Será que prefiere creer a saber?




aporrea.org

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El punto de partida para cualquier aproximación a lo que pasa en Venezuela es el grado de incompatibilidad absoluta entre Venezuela como Estado-nación, como gobierno y sistema político y como movimiento social, frente al dominio hemisférico estadounidense. En ese contexto se desarrolla el complicado dilema interno de saber cómo terminar lo comenzado.

Ese distanciamiento del dominio yanqui explica que la sociedad venezolana esté sometida desde el año 2002 a la más cruel de las presiones externas e internas para descalabrar su gobernabilidad, frenar su desarrollo y derrotar sus fuerzas sociales. En 12 años ha sufrido un golpe de Estado en abril de 2002, aunque derrotado en las siguientes 47 horas, luego tres intentonas golpistas en 2003, 2004 y 2005, además de un paro industrial y petrolero. También se cuentan por lo menos cuatro intentos de magnicidio a Chávez y alrededor de 250 agresiones a funcionarios gubernamentales. La suma de los chavistas asesinados entre 2002 y 2014 aterroriza: 357. Incluye los siete médicos cubanos asesinados o heridos y los 256 campesinos acribillados desde 2003.

Esa estadística macabra acerca a Venezuela a escenarios de violencia política aguda como el de Colombia, donde la burguesía impuso su paz social a balas, persecución y desplazamientos. Para ser precisos, sus promotores tienen el proyecto de convertir al país en algo similar a lo que estamos presenciando desde un año atrás en Siria, o hace tres meses en Ucrania. Venezuela se enfrenta al riesgo de una guerra civil provocada, dirigida y financiada por grupos de poder de EE.UU., por gobiernos de la derecha latinoamericana, usando para ello a sectores de la oposición venezolana que se han desprendido para actuar como la caballería, la vanguardia necesaria que actúa en nombre de todos los capitalistas.  
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