miércoles, 5 de agosto de 2015

Insostenible pero eterno

Paradoja. De la instantaneidad a la eternidad hay un corto trecho, el mismo que separa lo infinitamente rápido de lo inmóvil, lo infinitamente pequeño de lo infinitamente grande, lo infinitamente lejano de lo "infinitamente cercano". ¿Puede concebirse lo infinitamente cercano? ¿cercano a qué? El lenguaje lo permite, y la imaginación lo acompaña siempre. Lo que podemos decir lo podemos imaginar.

Pero esos significantes extremos carecen propiamente de significado tangible. De hecho los eliminamos, salvo como concepto, de nuestras vidas. Son, nada más, un límite para el pensamiento.

En medio de estos extremos (in)imaginables está la realidad sensible, única a la que directamente, o por medios de observación interpuestos, podemos acceder. Nunca alejándonos demasiado (pero ¿qué es "demasiado"?).

La demasía se ha instalado en nuestra manera de vivir. A la velocidad de la luz viajan las órdenes de los que controlan vidas y haciendas. Con ello la instantaneidad se apodera de la Historia. Y la sensación de tiempo se vuelve absurda. A partir de ahí solidificamos el instante, y ya estamos instalados en la ilusoria eternidad.

En el tiempo suspendido, el instante es eterno.


2 comentarios:

  1. Las viñetas de El Roto son verdaderas obras maestras.

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    1. Se ha dicho que son editoriales. Sólo por ellos abro cada día la página de El País

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