sábado, 20 de agosto de 2016

El dibujo en la ingeniería (IV-d)

Esta serie que empezó aquí, ha tenido aquí su última entrega. Dos propósitos la guían. Por una parte, destilar de los sistemas tradicionales de representación un método único que englobe las perspectivas de toda clase, sean paralelas o centrales. Por otro lado, emplear los invariantes proyectivos para trazar formas geometrizables, incluso dibujando a mano alzada.


Toca ahora representar la esfera, entorno máximo definible en torno  a un punto, como lo es la circunferencia en el plano. Para ella todas las direcciones son equivalentes, y es la figura isótropa por excelencia. Por eso todos los planos y ejes de simetría del cubo le son aplicables, y la cortan en circunferencias, por lo que se le pueden aplicar para definirla los trazados válidos para una circunferencia.


Una superficie sin puntos o líneas sobre ella es como el hombre invisible, pero para visualizar a este personaje basta una brocha y un bote de pintura. Para estudiar el cuerpo y sus movimientos se emplea a veces una vestimenta negra con puntos luminiscentes en lugares clave, como las articulaciones. Igual técnica nos permitira visualizar la esfera.


Líneas por los puntos obtenidos, en este caso ecuador, paralelos y meridianos, definen la jaula esférica:


Si trabajamos con perspectivas centrales, los planos principales de simetría del cubo definen tres horizontes:


Y en las paralelas a esos horizontes se conservan las proporciones, cosa que facilita los trazados:


De este modo, también en estas perspectivas podemos construir nuestra esfera:


Parece un poco deforme. Posiblemente se ha deformado y representa más bien una pastilla de jabón elipsoidal... Ya descubriremos lo que ha pasado, pero os adelanto que en general no será una perspectiva cartesiana, sino otra euclídea en que los ejes principales se estiran o se aplastan, y con ellos el cubo y la esfera. Transformados en el jabón y su envuelta.


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