sábado, 24 de septiembre de 2016

El dibujo en la ingeniería (V-e)

Para seguir la serie desde el principio, pulsad aquí.

He mostrado en el último episodio cómo podemos dibujar la perspectiva paralela de un cubo (y con él de la referencia para cualquier perspectiva de este tipo) con solo tres líneas cualesquiera trazadas desde un punto del plano, aplicando a cada una de ellas una escala arbitraria. Con este único requisito la imagen obtenida será la proyección, la "sombra", de un cubo perfecto, aunque averiguar la dirección del "sol" que la proyecta sobre el plano sea algo relativamente complicado.

Si la proyección es muy oblicua habrá que dirigir una mirada igualmente oblicua para reconocer el objeto proyectado. Tal ocurre en este cuadro, Los Embajadores, de Hans Holbein. Dejo a vuestra investigación reconocer el objeto que flota ante ellos, que, según cuentan, era fácilmente reconocible al entrar por una puerta a la habitación en que se hallaba, en la inmedata pared izquierda y colgado a cierta altura.


El sistema más simple para representar esas formas cúbicas es el citado: aristas en tres direcciones arbitrarias, paralelas cada cuatro de ellas, con longitudes igualmente arbitrarias.


Si se eligen dos direcciones perpendiculares entre sí y se les aplica la misma escala, y la tercera dirección es oblicua a ambas, se obtiene la perspectiva caballera. Se supone que el cubo es paralelo al plano del dibujo, y la oblicuidad de la dirección desde la que se contempla es indicada por la escala del tercer eje.


¿Qué ocurre si en el caso anterior elegimos para proyectar el cubo la dirección perpendicular al plano del cuadro? Evidentemente sólo veremos una cara cuadrada de frente, y las cuatro limítrofes, de canto, nos seran invisibles. Pero si, manteniendo la dirección de proyección perpendicular al plano, movemos el cubo para que ninguna cara ni arista sea paralela a él, obtendremos una proyección ortogonal que, vista de frente, tendrá una apariencia más real.


En esta axonometría, un plano paralelo al del dibujo que corte al cubo en un vértice determinando un triángulo de trazas aparecerá de frente, con su verdadera magnitud.


Como vemos, esta es la perspectiva paralela que mayor realismo ofrece.


Un modo bastante simple de realizar la proyección ortogonal, igual de realista, es hacer los tres ejes equidistantes y las tres escalas iguales. Se trata entonces de la perspectiva isométrica. Pero la excesiva simetría le resta visibilidad.


En próximas entregas veremos lo que ocurre cuando el punto de vista, infinitamente alejado en la perspectiva paralela (como la sombra que produce el sol, con rayos prácticamente paralelos) se acerca al objeto proyectado, con lo que la imagen se parecerá a la sombra que produce la luz de una farola.


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