lunes, 28 de noviembre de 2016

Mientras escribo esto...

...en una emisora de televisión, un grupo de todólogos debaten sesudamente sobre la dictadura cubana, No es necesaria la unanimidad en los detalles, pero los grandes brochazos son idénticos. El arte de la unanimidad es más creíble con una cierta polifonía armónicamente administrada. Al canto gregoriano de una sola voz lo enriquecen mucho los acordes, pero la melodía suena siempre igual.

Si tanta gente a la que se ve y oye opinar, en una y otra emisora de televisión o de radio, si la prensa que lee la mayoría es unánime al considerar que no hay más democracia que esta, no muy real, pero que hasta cierto punto nos deja el derecho al pataleo, siempre que se mantenga bajo control, quien beba sólo en estas fuentes extraerá las mismas conclusiones que la inocente Doña Inés:

"Aquí está Dios", le dijeron
y ella dijo: "aquí le adoro".
"Aquí está el claustro y el coro",
y pensó: "no hay más allá".

La burbuja inmobiliaria se queda corta ante el gran burbujón informativo en que habita la gran mayoría de nuestros conciudadanos.

Esos que democráticamente, por supuesto, eligen a los políticos creados y sostenidos por quienes los moldean y los estrujan (¿no son casi sinónimos?)...

Esta misma semana vino a Pontevedra Augusto Zamora, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras de varios países. Fue abogado de Nicaragua en el caso contra EEUU ante la Corte Internacional de Justicia. Es miembro de número y directivo de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y autor de varios libros, y también ha ocupado en España el cargo de embajador de su país. Pese a ello, es posible que su nombre, a la mayoría, no les diga nada. Aunque conozcan las alineaciones de varios equipos de fútbol.

Asistimos a su interesante conferencia sobre las izquierdas en Latinoamérica VEINTE personas. Muy pequeño tiene que ser el bar para que a la retransmisión de un partido de fútbol asistan veinte personas. Se me dirá que del partido se entera mucha más gente, y yo diré, en dos palabras: "evidentemente", "precisamente".

Para tratar de romper esquemas, dejo a continuación tres pinceladas:




¿Por qué Fidel no hizo como Felipe González y otros infinitos, y una vez en el poder no lo utilizó para unas reformas cosméticas que se amoldaran a lo permitido por los poderes fácticos? ¿O, como ellos, no dio media vuelta e hizo lo contrario de lo que prometió?
Al derrocar a Batista a Fidel Castro se le abrieron dos caminos. Pudo haber escogido la ruta del reformismo con el apoyo de las clases dominantes y el respaldo incondicional de Estados Unidos. Los gobiernos de la región lo hubieran recibido con brazos abiertos, y hubiera tenido ante sí un comodísimo futuro personal y político de éxitos ininterrumpidos sin otra preocupación que la de administrar con docilidad los intereses de los Estados Unidos y de las clases propietarias en aquella isla superdotada por la naturaleza y tan tentadoramente cerca de la Florida

El camino alterno era uno mucho más atrevido, colmado de peligros, e infinitamente más difícil. Era el de hacer una revolución social verdadera, creando una sociedad igualitaria que hiciera de la palabra democracia no una mera consigna sino una realidad social. Pero no se trataría tan sólo de lograr la creación del socialismo en Cuba sino de ser promotores y aliados de esos objetivos revolucionarios en toda América Latina y en el resto del Tercer Mundo.


Las reflexiones de Fidel, que ha venido publicando hasta hace muy poco, reflejan preocupaciones que la mayoría minimiza (ya es muy difícil la simple ocultación). Pero él no predica la rendición ni la inacción:
...había ido alejándose de la geopolítica, cuyos arcanos manejó como ningún otro estadista del siglo pasado, para concentrar toda su atención en la amenaza nuclear, el cambio climático y los progresos de la ciencia. La última vez que lo escuché en La Habana cerró su intervención en tono apocalíptico y, al mismo tiempo, combativo: “Si a la Humanidad le quedan diez años, habrá que ponerse a luchar, no a llorar”. 


Y algo que para mí es el núcleo duro de lo que venimos hablando:
“Y si me exigieran expresar en muy pocas frases cuáles son algunas de mis ideas en este sentido, después de una larga vida de luchas y experiencias en este campo, y de haber visto la evolución de nuestro mundo durante casi medio siglo hasta llegar a la dramática situación de los 6.500 millones de habitantes del planeta, albergo la más absoluta convicción de que sólo la educación podrá salvar nuestra especie”.

1 comentario:

  1. ¡Cuanta razón tenía Fidel! "Sólo la educación podrá salvar nuestra especie". La educación nos conciencia, he ahí el motivo por el cual -todólogos mediante- quisieran mantenernos en la perpetua ignorancia.

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