viernes, 11 de mayo de 2018

Comunicación visual, la más antigua... y la mas moderna

Sin duda es anterior a la oral, y desde luego a la escrita, pero en nuestro tiempo cobra nueva fuerza de la mano del concepto, tomado del mundo de la publicidad, de "experiencia del usuario". Así se encierran las necesidades dentro de los "objetivos de negocio" a través de las nuevas tecnologías.

No es en todo caso una novedad, porque antes de la invención de la imprenta, y aún después, la propaganda política y religiosa ha hecho uso de la iconografía en las artes visuales. En la gran pintura de hace siglos la propaganda religiosa fue omnímoda, y en la arquitectura medieval gárgolas, frisos y capiteles transmitían a una feligresía mayoritariamente analfabeta las ideas más convenientes para mantener la hegemonía eclesiástica.

La inmediatez de lo evidente ("lo que 'se ve' no puede engañarnos") triunfa sobre la reflexión, y especialmente lo hace cuando el mensaje es complejo, no es fácil de trasladar al medio y sobre todo "no gusta" ni contiene una vía fácil de seguir.

En el blog The Oil Crash encuentro un ensayo de Rafael Romero titulado Comunicación, Cultura y... Peak Oil

Queda pendiente la pregunta: ¿cómo competir con los silencios mediáticos y el mirar "para otro lado" (¡siempre "mirar"!) cuando las verdades son tan incómodas y los placeres visuales son tantos?




(...)

La comunicación visual se diferencia de los otros tipos de comunicación en su carácter:
  • Universal: Código directo, fácil de interpretar e independiente del lenguaje oral o escrito del receptor. 
  • Emotivo: Transmite emociones y sentimientos, con mayor intensidad si cabe que la comunicación oral.
  • Persuasivo: Su objetivo es convencer al receptor de un mensaje concreto. 
  • Intencional: Universal, de fácil interpretación y en sentido único.  
  • Descriptivo: Resume información compleja y/o difícil de interpretar/transmitir (gráficos, mapas,… ).  
  • Fáctico: Centra la atención del receptor a través de la estética, el tamaño, el contraste,… en un mensaje en concreto, independientemente del contexto. 
Los elementos básicos de la comunicación visual son:
  • Identidad: Mensajes visuales que diferenciaban a cada grupo social, son un ejemplo claro de “marca” o “logo” personal cuyo objetivo es autoafirmarse, avisar o identificarse/diferenciarse del resto o determinar su estatus dentro del grupo. 
  • Signos: Es el medio visual utilizado para dar una indicación u orden. Su objetivo es dar una instrucción rápida de ejecución inmediata sin mediar pensamiento o reflexión. Un semáforo rojo, una señal de Stop, una palma presentada al frente, son claros signos de una orden de parada. 
  • Símbolo: Es el medio visual de transmitir una idea, creencia o costumbre. Siempre han existido símbolos tras los cuales se transmiten todo un conjunto de conceptos, normas y preceptos. Como, por ejemplo: La Cruz, Banderas,...; son símbolos tras los cuales se emite un mensaje complejo que integra ideales, normas y sentimientos.
La comunicación visual, al igual que la oral, consigue una respuesta rápida, casi instintiva,  basada en códigos de conducta, emociones y sentimientos asimilados desde la infancia y sin necesidad de un gran aprendizaje.

La transmisión de la comunicación visual es viral y universal, utiliza conceptos abstractos como la comunicación escrita y puede ser extendido de forma rápida en el tiempo y en el espacio sin necesidad de habilidades específicas o grupos específicos independientemente del medio.

Se trata sin duda del sistema más antiguo de comunicación, sin duda le debemos a ella la evolución desde hace milenios a la transmisión visual de emociones y sentimientos cuya máxima expresión representan la pintura, escultura o la danza, y  potenciando nuestra inteligencia emocional.

Pero es un medio de comunicación que sigue estando limitado a una interacción directa del receptor con el emisor o con el canal de comunicación.

Aun así, es el medio de comunicación preferido para el ejercicio de la “magia”, la religión y la taumaturgia política.

Porque la Historia de la Comunicación es la Historia de la Cultura y del ejercicio del poder.
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A muchos no les sonará las siglas UX, referidas al concepto “User Experience”. La Experiencia de usuario tiene su origen en el campo del Marketing, como un concepto muy vinculado al concepto de “Marca” o “Identidad”, que pretende establecer una relación familiar y duradera con el consumidor.

El traspaso del concepto al ámbito de las Tecnologías de la Información se produce a principios de este milenio y representa un cambio emergente vinculado al concepto de usabilidad.

Pero mientras la usabilidad sólo pretendía mejorar la eficacia, eficiencia y reducir el aprendizaje en el uso de una herramienta tecnológica, el concepto de UX avanza un paso hacia la comunicación visual, pretendiendo transformar la experiencia del usuario en un placer y/o diversión que cree adicción.

UX es una característica que otorga un objetivo concreto a la comunicación visual en el ámbito de las Tecnologías de la información.  UX pretende establecer un vínculo estable y emotivo entre la herramienta de comunicación visual y el usuario.

Es el equivalente a lo que representaron el ritual de las religiones, comunicación oral, o el método científico, comunicación escrita.

Existen unas pocas reglas básicas a la hora de aplicar UX, recogidas todas en un pequeño libro de título esclarecedor, “No me hagas pensar”, de Steve Krug, editado por primera vez en el año 2.000 y cuya segunda edición de 2006 pueden descargarse gratuitamente. Las reglas que se describe son:


  • ¡No me hagas pensar!
  • No leemos. Ojeamos.
  • No tomamos decisiones óptimas. Probamos.
  • Nos encantan las convenciones.
  • No importa repetir. Automatismo.
  • Necesitamos instrucciones concretas.

¡No me hagas pensar! A la gente no le gusta sentirse desconcertada cuando tienen que hacer algo. A le gente no le gusta pensar porque requiere un esfuerzo, y si pueden delegarlo en alguien de confianza, mejor. El objetivo es dar mensajes EVIDENTES, cuanto más evidente, menos requiera pensar, más fácilmente se aceptará el mensaje.

No leemos. Ojeamos. Hay poca gente con suficiente tiempo libre como para dedicarse a leer. Los usuarios no se leen la mayoría de los párrafos, menos directamente en Internet, así que lo normal es echar una ojeada rápida y si algo capta nuestro interés dedicarle más tiempo. Ese es el motivo de los titulares sensacionalistas de las noticias que, a menudo, poco tienen que ver (algunos incluso nada) con el contenido del artículo o noticia. El objetivo por tanto es captar la atención del usuario.

No tomamos decisiones óptimas. Probamos. La mayoría de la gente no reflexiona sobre la utilidad de una herramienta ni se lee el libro de instrucciones, simplemente la prueba. Pocas personas, o en algunos casos ninguna, quieren llegar a entender el funcionamiento de las cosas, mientras puedan usarlas. Si la herramienta está pensada con un objetivo, pero nosotros la utilizamos para otro, mientras nos sirva continuaremos. Así que la nueva cultura de las Tecnologías de la Información es guiar al usuario hacia usos concretos y únicos. Se trata por tanto de: emitir mensajes de fácil comprensión, que dirijan al usuario hacia donde queremos que vaya y con pocas probabilidades de uso alternativo. El objetivo es transmitir la sensación de seguridad al usuario.

Nos encantan las convenciones. El ser humano es reacio al cambio, le gusta tener la sensación tranquilizadora de que una serie de normas o costumbres lo rigen todo, quiere estar en terreno conocido, y, por tanto, es más fácil que rehúya todo aquello que parezca que no sigue la norma, los valores y principios aceptados por la mayoría. Es también una táctica defensiva, pues allí donde las convenciones son más claras es más difícil acabar siendo estigmatizado si no se cumple con ellas. El objetivo de la nueva cultura es transmitir una sensación de convencionalidad.

No importa repetir. Automatismo. Como somos animales de costumbres nos encanta todo aquello que se convierta en una tarea mecánica siempre que cumpla con el resto de criterios expuestos hasta el momento, y principalmente que sea inequívoca. El objetivo es conseguir la ausencia de reflexión y evitar la sensación de esfuerzo.

Omisión de palabras innecesarias. Relacionado con el anterior, la manera más adecuada de evitar que el usuario se pierda, se aburra o acabe reflexionando sobre el motivo real de lo que está haciendo es reducir a lo esencial el mensaje. Se trata de que el usuario repita acciones mecánicas de forma irreflexiva, segura, familiar, con mensajes claros y evidentes, por lo que toda información adicional. Siguiendo las indicaciones de William Strun, Jt y E.B. White en su “The Elements of Style” (1979) “La escritura vigorosa es concisa. Una frase no debe tener palabras innecesarias y un párrafo debe omitir las frases superfluas por el mismo motivo que el dibujo debe prescindir de las líneas innecesarias y cualquier aparato de las partes inútiles”.

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Esta es la nueva cultura bajo la que se diseña actualmente el funcionamiento de la mayoría de las herramientas tecnológicas de nuestra sociedad. Y lo que se pretende es establecer un modelo de usuario que:
  • NO PIENSE.
  • NO LEA. NECESITA SENTIRSE SEGURO.
  • SIGA CONVENCIONES.
  • ACTÚE IRREFLEXIVAMENTE.
  • REACCIONE A ORDENES CONCRETAS.
Sin duda, la simple enumeración de estas características pondrá en alerta a la mayoría de los lectores que hayan llegado hasta aquí, pero seguramente habrá algunos receptores que llegados a este punto se preguntarán


¿Qué tiene que ver todo este rollo con el PeakOil?

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El mensaje del Peak Oil:
  • NO es algo EVIDENTE. ACTIVA PENSAMIENTO RACIONAL. 
  • NO logra capta la ATENCIÓN de impulsos básicos. ABURRE desde un punto de vista no racional.
  • NO transmite SEGURIDAD. DESCONCIERTA al carecer de un mensaje de esperanza.
  • NO es CONVENCIONAL. AVERGÜENZA
  • NO implica tareas AUTOMÁTICAS. ESFUERZO intelectual
  • NO transmite ÓRDENES. Te deja PERDIDO tras explicarte la realidad.
Llego, por tanto, a la conclusión de que el Peak Oil no puede trasladarse a la cultura de masas de nuestras sociedades, cuando estas están ya imbuidas en una cultura de Comunicación visual.

Por qué el discurso del Peak Oil no puede rebasar el ámbito personal, o de unos pocos iniciados, y cuál es el motivo de sus fracasos en su luchar contra la taumaturgia social o política de nuestros días es qué intenta luchar contra ella con unas armas totalmente inadecuadas al nuevo contexto socio-cultural.

Intentar hacer llegar el mensaje al conjunto de la sociedad desde algunos pocos blogs y mediante algunas conferencias es totalmente estéril.

En definitiva, el mensaje del Peak Oil no llegará a ser aceptado porque ni utiliza las herramientas de nuestros días de forma adecuada, ni su contenido: reflexivo, humanístico, renacentista cuyo eje principal es el individuo y el método científico; es aceptable desde una sociedad instalada en la Cultura de la Comunicación Visual de masas, una cultura irreflexiva, mecanicista, robótica cuyo eje principal es el colectivo y la tecnología.

Intentar transmitir el mensaje del Peak Oil mediante la comunicación visual, se me plantea simplemente inviable con los medios actuales. Y tal vez sea mejor así, pues en la búsqueda de la utopía de una sociedad sostenible tal vez se esconda el camino más directo hacia al infierno cultural de una sociedad despótica e insostenible, tal como hace tiempo nos intentaba enseñar J.M. Greer.

No sé si una vez leído empiezan a ver más claro en qué sentido está operando la taumaturgia de nuestra sociedad, a nivel local y global.

Ni si después de la lectura se les plantean nuevas ideas sobre que se puede hacer, a nivel local o global, en este contexto.

Ni si esta particular visión sobre nuestra sociedad les permite ver alguna nueva luz sobre el destino que le depara el futuro a la Humanidad.

Tal vez haya sido un ejercicio estéril, fruto de unas reflexiones imbuidas de una cultura y una mentalidad de otra época.

Y de haber servido de algo, tampoco sé si alegrarme por ustedes.

Un cordial saludo.
Rafael Romero 

1 comentario:

  1. Las antenas de la "hormiga" han sido manipuladas, sobre todo en su función receptiva. A veces me pregunto por qué entre tanto atentado y sabotaje cotidiano no figuran nunca los repetidores de tv, radio, telefonía, etc. Ahí tenemos esos erizados artefactos, coronando montes y tejados cual moderna cadena de "ermitas" consagradas a la religión mediática, recibiendo y propagando la palabra de "dios" desde sus satélites. Todo lo potencialmente bueno y lo peor nos llega (como en este mismo instante) a través de esos dispositivos. Tal vez esa sea la razón por la que se aceptan y proliferan. La "hormiga", lógicamente, no quiere cortarse las antenas, pero tampoco sabe cómo orientarlas en la dirección correcta.

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