viernes, 12 de octubre de 2018

Nos va la vida

Miles de contenedores con muchas toneladas de carga. Miles de barcos como este. Miles de aviones permanentemente en el aire. Y creciendo (eso sí, ya a duras penas).

Re-cito una cita encontrada aquí:
Es cierto que el capitalismo existe en contextos sociales y políticos distintos, y también que las relaciones capitalistas han sido reguladas políticamente de modos muy distintos a lo largo de la historia. Pero es la dinámica generadora de crisis vinculada inseparablemente al modo de producción capitalista la que destruye una y otra vez todos estos modos de regulación, todos los “compromisos de clases” alcanzados. No es solamente el exceso, sino la normalidad misma del capitalismo, la que hace imposible una vida “buena” determinada por uno mismo. Por eso para Marx no se trata de una distribución distinta dentro del modo de organización social capitalista existente, sino de su superación.
La normalidad anormal del capitalismo.





Si no logramos estabilizar este sistema inestable (y la única forma es sustituirlo, pues la dinámica turbulenta es su esencia) solo quedará un más o menos brusco retorno... al barranco (de Olduvai).

No sabemos cómo sería el nuevo orden más estable y prácticamente estacionario pero habría de basarse en una organización no individualista ni altamente competitiva, digamos que más social y comunitaria.

Lo mejor de la economía en gran escala es la cooperación necesaria, su carácter social, que es la salvación de la sociedad humana. Lo malo, la explotación privada de recursos (naturaleza y trabajo) que deberían ser públicos. Esos explotadores privados de la naturaleza y del trabajo ajeno, cada uno y todos juntos, se ven abocados a crecer o perecer.

Si bien se mira, socialismo, comunismo, son palabras que se deberían asociar inmediatamente a lo deseable. El primero ha sido parcialmente aceptado, justo cuando ha dejado de ser lo que dice ser. El segundo, denostado a pesar de no haber existido y haberse ido alejando su horizonte. ¿Por qué no es así? ¿Quién está interesado en que no lo sea?

Hora de aprender y reaccionar. Es urgente y nos va la vida en ello.

1 comentario:

  1. «Los Batek de Malasia excluyen la guerra y cualquier violencia física. Kirk Endicott y Karen L. Endicott les preguntaron por qué no se enfrentaron con sus cerbatanas a los malayos cuando los asaltaron para raptarles como esclavos. Escandalizado, un batek les respondió: "¡Los habríamos matado!".»

    https://cas.uab.edu/peacefulsocieties/societies/batek/

    Me temo que los Batek no serán elegidos como modelo y referente real de convivencia.

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