lunes, 6 de abril de 2020

Habla Chomsky

Patrocinado por el BBVA encuentro un vídeo en que un anciano Chomsky aprovecha esta coyuntura para decirnos que es el momento de enseñar a los niños a entender el mundo. Naturalmente, no puedo estar más de acuerdo. El mensaje, de todas formas, es tan general que el banco puede asumirlo sin problemas: basta con que considere correcta su propia forma de entenderlo.

Es difícil, sin embargo, que asuma otros discursos de Chomsky. Como este, en que reflexiona: “Hemos entregado nuestro destino a tiranías privadas”. ¿Acaso entrará la banca en esta categoría?
Chomsky abordó las preocupaciones de las personas al ponerlas en un contexto aleccionador, indicando que «el coronavirus es lo suficientemente grave, pero vale la pena recordar que se acerca un horror mucho mayor. Estamos corriendo al borde del desastre, mucho peor que cualquier cosa que haya sucedido en la historia humana». 
«Hay dos amenazas inmensas que enfrentamos. Una es la creciente amenaza de la guerra nuclear… la otra, por supuesto, es la creciente amenaza del calentamiento global. Ambas amenazas pueden ser tratadas, pero no hay mucho tiempo«, denunció el pensador. No resolver esos peligros, dice Chomsky, significaría «hemos terminado». 
Debido a esta peligrosa situación en la que los países corren hacia «el abismo» de la destrucción del clima y «el deterioro de la democracia», Chomsky dice que ha habido un cambio alarmante en el Reloj del Juicio Final. Creado por el Boletín de los Científicos Atómicos, el reloj evalúa qué tan cerca está la humanidad del «día del juicio final», es decir, un desastre global total provocado por el hombre. 
Chomsky explicó que «puede tener una idea de dónde está realmente el mundo mirando a principios de enero… cada año, el reloj del día del juicio final se ajusta con el minutero a cierta distancia de la medianoche, lo que significa la finalización…» Este año, los analistas prescindieron de minutos y comenzaron a pasar a segundos. 100 segundos para la medianoche. 
El académico también se ha acordado de Donald Trump: «Él y sus secuaces están a la cabeza en la carrera hacia el abismo». Su afirmación queda perfectamente ilustrada por una reciente decisión del presidente de los Estados Unidos: Trump anunció una suspensión indefinida de las normas ambientales.


A sus reflexiones habría que añadir un hecho que sorprendentemente está fuera de la mente de la mayoría: las condiciones de descenso inexorable de la disponibilidad de energía y materiales en que deberían producirse los cambios necesarios para librarnos de la barbarie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario