lunes, 29 de agosto de 2022

De repente, el último verano

"La gente no lo quiere pensar, pero estamos ante el último verano", pronostica Santiago Niño Becerra sobre el futuro inmediato de la economía española.

El título de la obra de Tennessee Williams, que Mankiewicz llevó a los cines hace seis décadas, le sirve para indicarnos el fin de una época. Cierto es que seguirá habiendo tórridos veranos, pero se nos acaban los placenteros veraneos.

De repente: aunque se esté esperando que algo ocurra, no esperamos la súbita llegada. 

No es solo ni especialmente un problema de nuestro país: un aviso parecido lo lanza el presidente francés Emmanuel Macron, el primer gobernante que habla abiertamente del "fin de la abundancia". No será el único; nos están preparando para sufrir, pero no para cambiar el sistema económico, porque eso les parece imposible.

La ética que necesitamos: imposible


Imagen: Fan Ho


La ética que necesitamos: imposible

La política que necesitamos: imposible

La economía que necesitamos: imposible

 

De manera que ¡manos a la obra!

 

Jorge Riechmann. Z. Huerga y Fierro, 2021.



Artículo de Jorge Riechmann:

Cuando decimos “fin de la abundancia”, ¿de qué hablamos?


Hemos de agradecer a Macron que rompiese parcialmente el consenso discursivo negador de la realidad que hasta hoy siguen defendiendo las élites económicas, políticas y mediáticas: la abundancia energética y la plétora mercantil son cosa del pasado


El Presidente de la República Francesa habló del fin de la abundancia, y se produjo una gran conmoción.


La primera reacción se dio casi como reflejo condicionado: ¿cómo hablar de abundancia en sociedades donde la desigualdad cronificada se intensifica aún más, donde el 1% en la cima de la pirámide acapara ingresos y riqueza, donde la inflación carcome los salarios, donde la precariedad degrada y deshace tantas existencias vulnerables? Y por añadidura ¿vincular esa llamada a aceptar sacrificios con una guerra insensata que podía y debía haberse evitado, incluso in extremis, en la cuesta abajo geopolítica del pasado invierno?


Y, no obstante, quienes somos conscientes de la tragedia ecosocial que estamos viviendo, y de los tiempos durísimos que vienen, hemos de agradecer a Emmanuel Macron que el 24 de agosto rompiese parcialmente el consenso discursivo denegador de la realidad que hasta hoy siguen defendiendo las elites económicas, políticas y mediáticas. En efecto, la abundancia energética y la plétora mercantil que nos decían seguiría siempre adelante son cosa del pasado. Y cuanto antes nos hagamos cargo de la realidad, más opciones tendremos para evitar los peores escenarios (diversas combinaciones de fascismo, genocidio y ecocidio) que hoy por hoy son los más probables.


Hay dos verdades básicas que, más que incómodas (sobre an inconvenient truth nos explicaba Al Gore), resultan inaceptables para la visión del mundo que prevalece. La primera es que el calentamiento global es más bien nuestra tragedia climática, y no significa solamente algunas molestias más para nuestra vida cotidiana (un poco más de calor en verano, algún río fuera de madre de vez en cuando, algo menos de agua para tierras y gargantas un poco más sedientas): lo que está en juego son sociedades inviables en una Tierra inhabitable.


Y una segunda verdad es que la crisis energética ni es coyuntural ni tiene ninguna solución que no implique vivir usando mucha menos energía –lo que significa empobrecimiento de algún tipo. La mayor parte de lo que hemos llamado “progreso” y “desarrollo” a lo largo de los dos últimos siglos se debe a la excepcionalidad histórica de los combustibles fósiles y a la inconcebible sobreabundancia energética que proporcionaron (que ya acaba y no es sustituible). Y, en sociedades como la francesa o la española, la parte de esa riqueza energética que toca incluso a quienes malviven en la base de la pirámide social está por encima de lo generalizable para más de ocho mil millones de seres humanos que quieran durar en el tiempo.


No cabe seguir pensando en una “buena” transición a una sociedad industrial sustentable que pudiera, por ejemplo, conservar (no digamos ya ampliar) los enormes consumos de energía del capitalismo actual en los países centrales del sistema. El ahorro energético que hoy proponen Francia o Alemania, y que parece inasumible a tantos, está de hecho por detrás de lo que necesitaríamos: y eso apunta, claro, a la necesidad de cambio sistémico.


¿Hablamos entonces de asumir la realidad y de la necesidad de superar el capitalismo?

 

El pronóstico de Santiago Niño Becerra 


Pablo Gandía

Cadena SER

“Se está entrando en una zona borrosa”. Es el aviso del economista Santiago Niño Becerra sobre el futuro a corto plazo de la economía española. Esta semana la prima de riesgo en los países del sur de Europa, entre ellos España, se disparaba después de que el Banco Central Europeo (BCE) anunciara que dejaría de comprar deuda. ¿Qué significa este indicador?


El autor de ‘Futuro, ¿qué futuro?’ explica que la prima de riesgo es la diferencia que existe entre “lo que se ha de pagar porque te compren deuda y lo que paga Alemania por lo que te compran de deuda a 10 años”. Niño recuerda que el bono del país germano se alza como “referente” porque es una potencia económica “sólida, potente y estable”. Países del sur de la eurozona como España y Portugal, donde ha llegado a un 3%, “tienen que pagar más por deudas que se les compre”, añade.


“¿Tiene que ver con los tipos de interés, que están subiendo y se esperan que suban? Sí, evidentemente”, se contesta a sí mismo Becerra. Aunque añade que, especialmente, guarda relación con la confianza en la economía del país. “Los inversores, teniendo en cuenta que el BCE va a dejar de comprar deuda, le dicen a España que no confían en cómo están, tampoco en la bajada de déficit ni en su situación económica” ilustra el economista, que explica que el indicador debe bajar para que los inversores se arriesguen. 

Esta situación es “complicada”. Para nuestro teórico de cabecera, una de las claves está en el gasto de intereses, que solo se emplea en ese cometido. Por otro lado, considera que la imagen económica del país empeora, más aún en España: “Recordemos también que en el 2020 prácticamente toda la deuda de España la compró el BCE". 

“No estamos en 2007, pero…” 

Sobre la economía familiar durante este verano, Niño define la situación como un “carpe diem”. “En otoño todo apunta a que va a ser complicado, es una cosa psicológica, por eso que vivamos el momento y ya luego veamos lo que sucede”, aclara. Asimismo, señala que “gran parte de la población no quiere pensar en lo que ocurrirá en tres meses, estamos ante el último verano, como la película”. Las familias, dice, están destinando sus ahorros durante la pandemia al incremento de precios y a llenar “bares, restaurantes, carreteras y playas”, una situación que va, argumenta, en contra de la rebaja de la inflación. 

“Sería bueno que todos dejáramos de consumir de todo”, justifica Niño, quien cree que de esta forma se estabilizaría la producción. En torno a este desajuste de la oferta, el economista aclara que “no estamos en 2007, cuando nadie sabía por dónde ir” aunque avisa de que “las decisiones que se deben tomar no son políticamente correctas, pero en 2023 hay elecciones y eso juega en contra de la economía”. Sobre la bajada de la inflación apunta que será “lenta”, como señala el Banco de España, que la cifra en torno al 5% para el próximo año. 

Sociología y economía

Cuestionado por la entrevista de El País con el sociólogo estadounidense Richard Senett, el economista cree que nunca le dan el Nobel “porque habla de cosas feas y las cosas feas no le dan premios”. Desde los 90 analiza el debilitamiento de las relaciones sociales: “Lo que deduce es que no hay nada ideológico, el capitalismo inventó la clase media porque la necesitaba y el neoliberalismo la está dejando morir porque no la necesita”, culmina Niño.

viernes, 19 de agosto de 2022

Razones para el "buenismo"

Las previsiones de los economistas me recuerdan a las de los meteorólogos por su incapacidad para hacer previsiones a largo plazo, o ni siquiera medio. Si estos últimos no pueden ver lo que ocurrirá dentro de pocos días, los primeros no quieren saber lo que puede pasar dentro de pocos meses. Atados al negocio bursátil, solamente atienden a algunos indicadores, con la vista puesta en lo coyuntural y en la reacción de los especuladores ante los fenómenos económicos.

Así carga contra los "cenizos" que no ven las cosas tan bien como él un especialista en economía, afirmando que "los datos económicos, en tendencia, son buenos y que algunos negativos, como el descenso en la venta de coches, se deben a problemas en la oferta por la ruptura de la cadena de suministros". Pues eso es: más coches y unos suministros salidos de la bolsa mágica y problema resuelto. Y al final tendremos chatarra, mucha chatarra.

Chatarra acumulada en el puerto deportivo de Sanxenxo

Pero en este "mundo lleno" el problema ya no es crecer, sino cómo dejar de crecer sin provocar una inmensa catástrofe, y de eso no nos hablan los economistas al uso. El "buenismo" no es debilidad, sino lucidez, porque sobrevivir por un corto tiempo a costa de otros y del planeta no salvará a nadie.

Una voluntaria de Cruz Roja consuela con un abrazo a un hombre recién llegado en patera



¿Abandonar el buenismo?

Jorge Riechmann


 Cuando le vengan a usted con el recurrente sermón cotidiano contra la izquierda buenista y moralista, sepa que casi siempre la diana de la diatriba es cualquier intento de ética colectiva que pretenda limitar la libertad individual (modulada por el poder adquisitivo) a hacer lo que a uno le dé la gana sin tener en cuenta a los demás



Alguien decía en Twitter, en la dolorosa resaca de las elecciones andaluzas del 19 de junio de este año: “O la izquierda abandona el feminismo y el buenismo o no vuelve a ganar unas elecciones”. El buenismo, como se sabe, incluye el ecologismo, el animalismo, la crítica anticolonial y algunos ingredientes más. Se nos insta, desde diferentes lugares, a deshacernos de lo que serían escrúpulos morales de poco peso para volvernos eficaces en política.

¿Qué está en juego? ¿De verdad se trata de lujos morales para narcisistas entregados a “cultivar su estampita de seres de luz en un mundo sin historia”, como se nos sugiere más de una vez en los acalorados debates del “Twitter de las izquierdas”? Voy a proponer una breve reflexión centrada en las cuestiones ecológicas.

Hay dos supuestos erróneos en las admoniciones de “buenismo” e irrealismo que se dirigen muchas veces contra los movimientos ecologistas; el primer error con más elementos fácticos y el segundo con más elementos normativos. Veamos.

A) La crisis ecológico-social no es para tanto; aún disponemos de bastante tiempo para reaccionar. Este supuesto erróneo no termina de captar la situación básica en que nos encontramos: extralimitación ecológica (overshoot es el término clave en inglés). Pero nos hallamos en un tiempo de extrema emergencia (un tiempo de descuento, he dicho ya otras veces), y aquí lo único que cabe replicar es: estudie usted. Atienda a los resultados que ponen sobre la mesa climatólogos, ecólogas, geólogos, físicas termodinámicas, zoólogos, biólogas de poblaciones, edafólogos, hidrólogas, etc. Trate de hacerse cargo de la realidad biofísica en que se encuentra Homo sapiens en el tercer planeta del Sistema solar (más allá de las realidades sociopolíticas que sin duda merecen también nuestra atención). Un texto breve para adentrarse en esa reflexión podría ser éste.

B) El antropocentrismo está justificado. Si en el primer error dominan cuestiones de hecho, podría parecer que éste es un asunto puramente normativo. Vivo en el seno de una cultura que me enseña que lo único que de verdad cuenta moralmente son los seres humanos: ¿por qué debería desafiar ese poderoso supuesto cultural, alejándome con ello de las mayorías sociales sobre las que quiero influir políticamente? Bueno, sucede que el antropocentrismo –como suele repetir la profesora Marta Tafalla de la UAB– no es sólo un grave error ético (que convalida formas de dominación que deberían cuestionarse), sino también un fallo cognitivo. El antropocentrismo nos impide apreciar bien cuál es nuestra verdadera situación en el cosmos y –sobre todo– en la biosfera del planeta Tierra; y así nos induce a tomar malas decisiones. Decisiones contraproductivas que se vuelven contra nosotras mismas: el calentamiento global no es sólo el mayor “fallo del mercado” de la historia humana, como se ha dicho alguna vez, sino un testimonio de ese extravío ontológico donde nos encontramos. Tratar de dominar demasiado, como he argumentado otras veces, se vuelve en contra del propio dominador (se podría hablar aquí de “efecto bumerán”). Me he ocupado de esto en el capítulo sexto de mi libro Simbioética (“Dejar de comportarnos como extraterrestres en el tercer planeta del Sistema solar”).

Dos errores graves, por tanto: ni podemos dar por bueno el antropocentrismo, ni nos hallamos en un “mundo vacío” (en términos ecológicos: un mundo con mucha naturaleza y pocos seres humanos) como era el caso hasta ayer mismo. En un “mundo lleno” o saturado ecológicamente (un mundo con muchos seres humanos y poca naturaleza), decisiones que hasta ayer podían parecer éticamente indiferentes cobran un sentido nuevo. Traer una nueva vida humana al mundo, por ejemplo, no significa lo mismo si hay sobrepoblación que si no la hay (un asunto delicadísimo al que me he aproximado aquí. Comer carne no significa lo mismo si somos un millón de Homo sapiens que si somos ocho mil millones.

La manera hoy más común –y sin duda banal, pero dominante– de concebir las libertades individuales las identifica con libertades para desplazarse, consumir y poseer. Es evidente que el significado de tales libertades cambia mucho en el tránsito de un “mundo vacío” a un “mundo lleno”. En un “mundo lleno” (saturado ecológicamente) y en emergencia climática, restringir la libertad de poseer y utilizar automóviles privados, por ejemplo, no es tanto privar de derechos a los automovilistas como defender el derecho de todos los seres humanos (presentes y futuros) a un planeta habitable. Debería quedar claro que el segundo derecho es más importante que el primero y ha de prevalecer sobre él. A menudo se pide libertad a pesar del daño a otros, y en muchos casos esto se convierte en libertad para dañar a otros. Hemos de afirmar con rotundidad que esa libertad no es admisible.

La noción de libertad filosóficamente más interesante es la de libertad como autonomíaAsí, por ejemplo, Jean-Paul Sartre indicaba que ser libre no significa obtener lo que uno desea, sino determinar por sí mismo lo que uno desea. Pero en cuanto nos damos cuenta de que –como una cuestión de hecho– somos interdependientes y ecodependientes en un mundo integrado por sistemas complejos, entonces se sigue de inmediato que, para animales sociopolíticos como nosotros, la autonomía sólo puede ser autonomía colectiva y autonomía compartida.

El viejo Epicuro ya sugirió hace veinticuatro siglos que nada resulta suficiente para quien lo suficiente es poco. Los marxistas –con conciencia de especie– John Bellamy Foster y Fred Magdoff insisten atinadamente en que un sistema socioeconómico global organizado en base a “lo suficiente es poco” está destinado a destruir finalmente todo lo que lo rodea, incluido a sí mismo. El capitalismo se autodestruye –lo cual no es ninguna buena noticia, si tenemos presente que en el proceso se lleva el mundo entero por delante.

En fin, apreciado lector, estimada lectora: cuando le vengan a usted con el recurrente sermón cotidiano contra la izquierda buenista y moralista, sepa que casi siempre la diana de la diatriba es cualquier intento de ética colectiva que pretenda limitar la libertad individual (modulada por el poder adquisitivo) a hacer lo que a uno le dé la gana sin tener en cuenta a los demás. Y que esa idea truncada y jibarizada de libertad no lleva lejos. La cuestión clave es darse cuenta de que las libertades de algunas personas afectan a las libertades de otras (seres humanos y no humanos), dado que somos esencialmente interdependientes (y ecodependientes). Siempre lo hemos sido, pero en un “mundo lleno” (ecológicamente saturado) lo somos de manera aún más intensa y perentoria.

lunes, 15 de agosto de 2022

Dos guitarras históricas, y el cante de Fosforito

Estos fueron los temas de Nuestro Flamenco el día 9 de este mes. En la primera parte, el guitarrista Alejandro Hurtado presentaba su disco "Alejandro Hurtado interpreta a Ramón Montoya y Manolo de Huelva, maestros del arte clásico flamenco". Utiliza para ello dos guitarras históricas, pertenecientes a los citados creadores, una  de ellas de más de un siglo de antigüedad. A continuación, el programa está dedicado a Antonio Fernández Díaz, más conocido como Fosforito, un histórico que acaba de cumplir noventa años, presumiblemente el cantaor más galardonado de su tiempo; por su obra lo conoceréis.

Dado su interés, dejo aquí esta entrevista del año 2020, en plena pandemia. Si el mundo del espectáculo estaba en una situación dramática, esta era aún más grave para el flamenco, un arte en el que, nos recuerda el entrevistado, "la mayoría termina muriendo de hambre”. Así le ocurrió a otro cantaor del mismo nombre artístico, Fosforito el Viejo. No es este su caso.

De los años en que comenzaba a cantar por los pueblos, deja algún recuerdo que retrata aquella época triste: 

"En una ocasión en el Puerto de Santa María, un policía me coge y yo no tengo documentación. Tenía 12 años. Y el policía me cogió de la oreja y me llevó al Ayuntamiento y me dejaron en la cárcel del Ayuntamiento dos semanas olvidado. Pero bueno, eso son… No me acuerdo mucho. Era un policía alto. Uno de estos secretos, que estaba en la estación, mirando quien entraba y quién salía de la estación. Estamos hablando de la posguerra. Era otro mundo. No es que lo entienda, pero bueno, qué vamos a hacer."

La guitarra de Alejandro Hurtado (bueno, las que fueron de Ramón Montoya y Manolo de Huelva...):

57:16, Comienzo

54:48, Soleares de Manolo de Huelva

46:30, Mineras de Ramón Montoya

38:26, Alegrías de Manolo de Huelva

30:00, Rondeña de Ramón Montoya


Y el cante de Fosforito:


25:02, La Caña, con la guitarra de Vargas Araceli

19:47, Malagueña del Mellizo, con Enrique de Melchor

13:45, Petenera, con Enrique de Melchor y Manolo Domínguez

  9:38, Soleá apolá, con Paco de Lucía

  7:18, Zángano de Puente Genil, con Paco de Lucía

  5:06, Caracoles al modo de Don Antonio Chacón, con Paco de Lucía


Sigue una antología de este cantaor:


sábado, 13 de agosto de 2022

La contaminación mediática


Así lo califica Alberto Coronel Tarancón en este artículo.

¿Hasta cuándo tendremos que aguantar la manipulación mediática?, se pregunta retóricamente. La respuesta la conocemos perfectamente yo, tú y él. Así será mientras los medios sean propiedad de quienes están interesados en manipular. Su logro mínimo es la ocultación de lo importante, disimulado por un cúmulo de banalidades; el máximo, que la mentira y la calumnia desprestigien a quienes estorben sus estrategias.

Cuando Rafael Correa era presidente de Ecuador propuso una ley de medios que consideraba equilibrar, por tercios, los medios de propiedad privada, estatal y comunitaria. La traición de su sucesor impidió estas políticas de saneamiento informativo.

Como la búsqueda crítica de información y el contraste de fuentes escapa a la mayoría de la población, muchos son los que tragan falsedades que una vez puestas en circulación son difícilmente extirpadas.

El tabaquismo es también un problema de salud pública. Para combatirlo, se acordó que los paquetes de cigarrillos debían advertir al fumador que "el tabaco perjudica seriamente la salud". Si bulos y falsedades puestas en circulación en un periódico, radio o cadena de televisión atentan contra la correcta información, ¿por qué no obligarlo a advertir, hasta que dedique un tiempo o un espacio equivalente a desmentir las falsas noticias, que "este medio perjudica seriamente su derecho a estar bien informado"?

Engaña, que algo queda...

El Faro de Ceuta

Nada es más sencillo que destruir la imagen y la reputación de una persona desde un medio de comunicación. Basta con seleccionar sus palabras. Reordenarlas. Invertir el sentido de sus frases y verter el producto tóxico a las fauces de tu audiencia. Miles de voces furiosas e indignadas por muy diversos motivos —incluidos los bots— sabrán aprovechar la oportunidad para insultar, difamar, humillar, amenazar al objetivo de la manipulación mediática. Da igual lo que haga. Da igual lo que haya hecho. La víctima tardará un tiempo en reaccionar. Cuando reaccione, los mismos medios que lanzan la piedra esconderán la mano y guardarán silencio. Si meses o años más tarde todo se llega a aclarar, nadie recordará lo ocurrido, pero permanecerá el odio. Ese era el objetivo.


¿Hasta cuándo tendremos que aguantar la manipulación mediática? En la segunda parte de El Quijote, capítulo décimo, escribió Cervantes que “la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua”. El problema es que a veces hay tanta mentira que uno, por más que mire al lago, no encuentra el aceite por ninguna parte.


El último caso de manipulación mediática tuvo por objetivo a la ministra de Igualdad, Irene Montero, a quien, por lo visto, no bastaba con amenazar a las puertas de la casa donde cuidaba a sus hijos recién nacidos. ¿Suficiente? En absoluto. Telecinco, Antena Tres y Onda Cero (Ana Rosa Quintana, Susana Griso y Carlos Alsina, en el mismo orden) consideran que, además de el hostigamiento físico, esta persona merece quedar retratada como una hipócrita que solo denuncia las violaciones de los derechos humanos cuando le conviene. Primero se pidió su opinión, luego se eliminó en la edición del vídeo, por último fue acusada de mantener silencio ante las mismas víctimas para las que pedía apoyo consular y una investigación independiente. A coro, los tertulianos exigen lo que la edición ha sepultado. Nada más falso y pernicioso y, sin embargo, nada nuevo.


Pese a lo frecuente, la contaminación mediática de la figura de Irene Montero es solo un ejemplo entre muchos. Aunque el artículo 20 de la Constitución española reconoce el derecho de la ciudadanía a “recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, este derecho —fundamental para toda sociedad democrática— es el felpudo con el que se limpian el barro muchos medios de comunicación en este país.


Durante meses fue prácticamente imposible escuchar hablar de Podemos sin que se comentase la supuesta financiación de Venezuela: aquella vez se llegó a demostrar que Interior premió al venezolano que hizo el montaje contra Podemos. En pleno auge de la formación morada, OK Diario publicó un informe policial falso donde se afirmaba que el gobierno de Irán había financiado a su partido. Cuando el objetivo era vincular la escalada de la pandemia a la manifestación del 8M, Irene Montero volvió a ser víctima de un montaje donde (desde cierto ángulo) se la mostraba tosiendo en la cara de la líder LGTBI Boti García. Cuando Alberto Garzón dio su opinión acerca de las macrogranjas, el presentador García Ferreras utilizó tres cuartas partes de su programa para repetir las declaraciones que el Ministro de consumo no había hecho.


En paralelo, Vox se ha pasado los últimos años propagando bulo tras bulo contra sus rivales políticos, desde la imagen de una Gran Vía llena de ataúdes, la acusación de “autoatentado” por parte de Podemos en su sede en Cartagena o la asociación reiterativa de la inmigración con el 69% de las agresiones sexuales grupales cometidas en España. 

lunes, 8 de agosto de 2022

Ola de calor


Cambio climático y capitalismo fallido


PUBLICADO EL 19 DE JULIO DE 2022


La ola de calor que soporta Europa desde hace unos días ha dejado temperaturas récord en sus principales ciudades. En España, Badajoz ha alcanzado los 45º y en Europa, Londres podría superar los 40º. En La Base de Público ponemos nombre al culpable de este alarmante calentamiento global: un modelo de desarrollo llamado capitalismo.


Con datos, rigor y aportando información veraz, Pablo Iglesias, Manu Levin, Inna Afinogenova y Sara Serrano analizan las causas del cambio climático y explican que la mayor amenaza contra la humanidad no es la humanidad, sino el capitalismo que defiende una minoría de humanos con pocos escrúpulos.


¿Cuáles son las consecuencias de este aumento de las temperaturas en nuestro país? ¿Por qué unos incendios tan devastadores? En este programa, dedicado a la causa y los efectos del cambio climático, entrevistamos a José Manuel Alonso, miembro de la Plataforma de Asociaciones y Sindicatos de Bomberos Forestales.


En nuestra mesa de análisis nos acompañan Yayo Herrero, antropóloga, profesora y ecofeminista y Pamela Poo, directora de Políticas Públicas de la Fundación Ecosur.

Y como punto final, 'Placeres culpables' con Anita Fuentes. Una sección dedicada hoy a hacer un análisis de cómo se representa el cambio climático en el cine y del tipo de películas que incitan a la acción versus aquellas que nos dejan igual que estábamos o, peor aún, que tienen un efecto paralizador en los espectadores.

domingo, 7 de agosto de 2022

El Cabrero, siempre

Tras un "prólogo guitarrístico" a cargo de mi paisano Salvador Gutiérrez, José María Velázquez-Gaztelu dedicó el 14 del pasado julio su programa Nuestro Flamenco al cantaor José Domínguez Muñoz, "El Cabrero".

Cabrero y cantaor a un tiempo: a un tiempo completo, porque seguramente aprovecha el aislamiento del oficio para concentrarse y componer sus demoledoras letras. Innovador en ellas, pero conservador cuando toca serlo; lo es tanto en el estilo como en el espíritu rebelde que ha animado siempre al cante popular. Eso no impide que también, cuando le da la gana (republicana, que no real), cante tangos como el mejor Gardel.

Campesino y cosmopolita, ha compartido cartel con Gilberto Gil o Chick Corea, recorriendo los escenarios del mundo, pero siempre vuelve a la tierra y a su tierra. A este singular artista no lo aísla el cuidado de sus cabras ni su urbanofobia («Antes viviría en una choza en medio del monte que en la ciudad»), porque siempre ha estado abierto a otras culturas. Como nos recuerda Pedro Lopeh en ¿Dónde está el Cabrero?:

Fue él quien nos adentró, cuando éramos jóvenes y vivíamos aislados en dehesas remotas, por los caminos de la música latinoamericana. De su mano descubrimos a Horacio Guaraní, Álvaro Carrillo, Atahualpa Yupanqui o Alberto Cortez. Consiguió que se nos abrieran las carnes con sus adaptaciones de boleros y rancheras, que sintiéramos nuestras las milongas de los vaqueros argentinos, que el tango bonaerense sonara como inventado en Sierra Morena. 

Así fue la programación minutada de este memorable encuentro con este cabrero:

56:35; empieza el programa

54:24; Salvador Gutiérrez a la guitarra, tientos

50:00; Salvador Gutiérrez, alegrías

44:30; canta El Cabrero soleá por bulerías, con Paco del Gastor a la guitarra

Fíjate, cómo la planta
que por ver la luz del Sol
hasta la piedra quebranta.

El hombre tiene un camino
y un sitio donde llegar
y por mucho que se empeñe
no puede volver atrás.

El tiempo me dijo a mí:
no pases el tiempo en ver de
que te vas a destruir.

Cuando nuevo la pendiente
mu' ligero me subía
y ahora a la bajá', despacio,
como contando los días.

Me tiro por los atajos
por donde caminan pocos
y pa' no darle trabajo. 

37:19; tientos, con Paco del Gastor

El río por los arroyos
multiplica su caudal.
Se alimenta del obrero
que trabaja eventual.

El pastor y el carnicero
toman copas en el bar
y en un despacho negocian
sindicato y patronal.

En el mataero pagan
el buen cuido del rebaño
y los borregos ignoran
que en el pacto está el engaño.

Es un mundo de rateros
de opresores y oprimíos
y eso lo dice El Cabrero
por el tiempo convencío.

La salud y el Sol
son cosas que no se venden.
Lo demás se vende to

29:44; seguiriyas a la manera de Tomás el Nitri, con Paco del Gastor

Se dan golpes de pecho mirando pa'l cielo.
Más les valiera
luchar por tener más
aquí en la Tierra.

La tierra se alimenta del agua y del Sol.
De lo que me da ella
me alimento yo.

A fe que son mis gritos pegaos a la tierra,
aunque no sean 
los de la semillita, si miento,
ni agua ni yerba.

23:00; fandangos de Alosno; guitarras: Jesús Díaz y Antonio Sousa

El mundo es como un pañuelo.
Alguien dijo por ahí
que el mundo es como un pañuelo
y yo digo desde aquí
que es un corral de borregos
con mucho miedo a morir.

Pa' saber a donde voy
yo no necesito guía,
pa' saber a donde voy
tengo la noche y el día
y los pasos que yo doy
nunca van en contra mía.

Corazón
le pongo yo cuando canto
corazón como ninguno
y se me empeña unos cuantos
en querer dejarme mudo
porque mi vo' es la del campo

De la Sierra.
Me lastimé del sonío
del fandango de la Sierra.
Ahí está su poderío.
Juntos se van a la tierra
sin haberlo conseguío

16:34; tango argentino "Volver"

Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos

van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos

hondas horas de dolor,


y aunque no quise el regreso

siempre se vuelve al primer amor.

La vieja calle donde el eco dijo

tuya es su vida, tuyo es su querer,


bajo el burlón mirar de las estrellas,

que con indiferencia

hoy me ven volver.


Volver

con la frente marchita,

las nieves del tiempo platearon mi sien.

Sentir

que es un soplo la vida,

que veinte años no es nada,

que febril la mirada,

errante en las sombras, te busca y te nombra.


Vivir

con el alma aferrada

a un dulce recuerdo que hoy lloro otra vez.


Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve

a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos

encadenen mi soñar.


Pero el viajero que huye

tarde o temprano detiene su andar,

y aunque el olvido que todo destruye

haya borrado mi vieja ilusión,

guardo escondida una esperanza humilde

que es toda la fortuna de mi corazón.


Volver

Con la frente marchita

Las nieves del tiempo platearon mi sien.

Sentir

que es un soplo la vida,

que veinte años no es nada,

que febril la mirada,

errante en las sombras, te busca y te nombra.


Vivir

con el alma aferrada

a un dulce recuerdo que hoy lloro otra vez.

11:38; malagueña, con Paco del Gastor

Ni en mi sombra mando yo.
Aunque va siempre conmigo
ni en mi sombra mando yo.
Unas veces se me atrasa
porque se lo manda el Sol
y otras veces se adelanta

A mí me parió mi mare.
En el campo y a la izquierda
a mí me parió mi mare.
Venga el viento 'e donde venga
no consiento que me arrastre
y sigo la misma senda

 5:20; bulería "La lluvia sucede en el pasado", letra de Jorge Luis Borges

Bruscamente la tarde se ha aclarado

porque ya cae la lluvia minuciosa.

Cae o cayó. La lluvia es una cosa

que sin duda sucede en el pasado.


Quien la oye caer ha recobrado

el tiempo en que la suerte venturosa

le reveló una flor llamada rosa

y el curioso color del colorado.


Esta lluvia que ciega los cristales

alegrará en perdidos arrabales

las negras uvas de una parra en cierto


patio que ya no existe. La mojada

tarde me trae la voz, la voz deseada,

de mi padre que vuelve y que no ha muerto.



Ahí va una reseña publicada con motivo de su retirada:


Las verdades del cabrero y su adiós como cantautor


José Domínguez se retira con las mismas convicciones mantenidas a lo largo de su vida: 

 

"Los señoritos siguen siendo los mismos y llevan los mismos collares"

"El mayor escándalo de este país son las tragaeras"

Y dos memorables actuaciones: