martes, 8 de abril de 2025

"Aquí va a haber hondonadas de hostias"

...profetizaba Manuel Manquiña en un momento clave de la película Airbag en que la situación parecía fuera de control. Y fuera de todo control que no sea el de los negocios estamos ahora.

Mala cosa es que los "inversores" vean en la inestabilidad mundial una oportunidad para lucrarse, calculando que la guerra, gran consumidora, se verá acompañada de gran producción, al presente de armas y vituallas de todo tipo, en el futuro para la reconstrucción de lo destruido, calculando con su característico optimismo que habrá ocasión. "Contratistas" por aquí, contratitos por allá...

Alegraos: además de prósperas fortunas, ¡se crearán tropecientos puestos de trabajo de alta cualificación!

"A las pruebas me repito", y me seguiré repitiendo:








Los valores de defensa europeos suben con fuerza, impulsados por optimismo inversor y gasto militar

14-03-2025

El aumento del gasto militar en Europa ha elevado a las empresas de defensa, como Rheinmetall, a valoraciones comparables a las de sectores de alta demanda como el tecnológico, aeroespacial y energético.

La valoración prevista a futuro de una cesta de acciones de empresas de defensa en Europa ha subido mucho en las últimas semanas y ha igualado el PER medio de los fabricantes europeos de lujo, escribe Bloomberg citando datos de Goldman Sachs. Las acciones del fabricante alemán de tanques y municiones Rheinmetall AG casi han duplicado su precio desde principios de 2025. Esto ha provocado un aumento récord de la valoración prevista de las acciones de la empresa, que por poner un ejemplo, ahora se sitúa entre el líder del mercado de lujo LVMH y la histórica firma francesa Hermès, según informa Bloomberg.

La subida también ha afectado a otros fabricantes europeos de armamento, como Thales y Leonardo. Los alcistas bursátiles basan su optimismo en las promesas del Gobierno alemán de gastar cientos de miles de millones de euros en defensa y en el deseo de los dirigentes de la UE de seguir su ejemplo. El 11 de marzo, las acciones de Rheinmetall subieron otro 4% después de que el Partido Verde alemán dijera que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con el Gobierno sobre el gasto en defensa esta misma semana.

Los analistas no acaban de coincidir con el ritmo de este repunte. Desde principios de año, el precio objetivo medio de Rheinmetall se ha disparado más de un 60%, pero el objetivo para los próximos 12 meses indicaría un crecimiento de sólo el 5%. Las cuentas anuales de la empresa, publicadas ayer, podrían llevar a ajustar previsiones ya que si bien la compañía alcanzó un histórico beneficio neto de 717M€ en 2024 -lo que supone un aumento anual del 36%-, el beneficio por acción del tercer trimestre se situó en los 10,6€, lejos de los 13€ esperados por los analistas. A pesar de ello, el valor volvió a aumentar en la jornada de ayer y para este año 2025, la empresa prevé incrementar sus ingresos entre un 25% y un 30% en el marco del contexto de rearme europeo.

Lo que dicen los analistas

Bloomberg cita a Graham Benke, gestor de fondos de Amati Global Investors: «Las perspectivas de crecimiento de estas empresas [de defensa] son muy distintas hoy que hace seis meses. Puede que ahora parezcan caras, pero eso sólo se debe a que el mercado y Wall Street aún no han tenido tiempo de elevar sus previsiones de beneficios».

El mercado está debatiendo si cabe esperar un crecimiento de los beneficios de dos dígitos en este sector, afirma Robert Lancastle, de J O Hambro, que posee acciones de Thales, Leonardo y Saab. «Si el crecimiento de dos dígitos es realista -y no creemos que sea imposible- entonces, por ejemplo, las acciones de Thales no parecen demasiado caras». 

Algunos analistas creen que las valoraciones ya están excesivamente infladas, sobre todo porque las acciones de Rheinmetall se han multiplicado por más de diez desde febrero de 2022. El analista de Warburg Research Christian Kers rebajó la semana pasada la calificación de Rheinmetall de «comprar» a «mantener», señalando que el valor de las acciones ya está apuntalado por un aumento previsto del gasto militar al 3% del PIB. En este contexto, recomendamos a los inversores que aseguren sus beneficios», aconsejó.

Goldman Sachs y JPMorgan Chase creen que el potencial alcista de las acciones de defensa en Europa aún no ha terminado. «Las empresas europeas de defensa empiezan a parecer caras incluso en comparación con las estadounidenses, pero las expectativas de crecimiento son tan elevadas que todavía parecen bastante valoradas», escribió el 7 de marzo un equipo de analistas de Goldman Sachs dirigido por Guillaume Jeisson. Los analistas de JPMorgan dirigidos por Mislav Matejka afirmaron que «seguirían siendo optimistas sobre el sector de la defensa» incluso si Ucrania y Rusia concluyen un alto el fuego.

Contexto

Europa ha lanzado el primer fondo cotizado centrado exclusivamente en el sector europeo en medio del interés de los inversores. El WisdomTree Europe Defence Ucits ETF cotizó en Milán y Fráncfort el 11 de marzo y ayer comenzó a cotizar en la Bolsa de Londres.

La cartera del ETF incluye 20 fabricantes europeos de equipos civiles y militares, electrónica de defensa y tecnología espacial. El fondo no invierte en empresas implicadas en el desarrollo de armas prohibidas internacionalmente, como las municiones de racimo y las minas antipersona.

Rheinmetall tiene la mayor participación en el índice, con un 18% del fondo. Le siguen la italiana Leonardo (15%), la sueca Saab y la británica BAE Systems (10% cada una), y la francesa Thales (9%). Una fuerte concentración de activos en un número limitado de empresas suele ser una señal de alarma para los fondos de temática restringida. Sin embargo, WisdomTree atribuye la elevada exposición de Rheinmetall al hecho de que sus acciones casi han duplicado su valor desde principios de año.

Los ETF existentes registrados en Europa han tenido hasta ahora una exposición mayoritariamente global, señala el FT. Desde principios de año, los inversores han apostado fuertemente por los dos mayores ETF de defensa: VanEck Defence Ucits y HANetf Future of Defence. Ambos fondos se centran en más de un 50% en empresas estadounidenses.

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Detalle de los vehículos VCZAP 'Castor' entregados por la planta de GDELS-Santa Bárbara Sistemas en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). / JOSÉ ÁNGEL GARCÍA










Más de 2.500 millones de impacto económico y 25.000 empleos: el músculo de la industria andaluza de defensa ante el rearme de la UE

16 de marzo 2025


Con un ecosistema de empresas distribuidas por todo el territorio, Andalucía toma posiciones para aprovechar los nuevos planes europeos en el sector

La planta sevillana de Santa Bárbara Sistemas completa el pedido de 36 vehículos VCZAP ‘Castor’ para el Ejército de Tierra


La Unión Europea ha dado un paso al frente en materia de defensa anunciando un plan de rearme ante un entorno internacional muy complejo, marcado en un flanco por la posición geopolítica adoptada por el gobierno de Donald Trump y en otro por el conflicto bélico en Ucrania. Y lo primero que ha hecho el Ejecutivo comunitario ha sido poner cifras sobre la mesa con un programa que contempla movilizar 800.000 millones de euros en los próximos años para garantizar la seguridad de sus estados miembros, un escenario en el que Andalucía quiere aprovechar su posicionamiento en el sector para lograr un trozo de ese enorme pastel. 

En este sentido, la comunidad andaluza constituye uno de los polos más importante de esta rama en España, con una industria que, en términos de impacto económico, contribuye con 2.566 millones de euros al PIB autonómico y genera 25.174 puestos de trabajo, teniendo en cuenta tres áreas de actividad: aeronáutica, espacio y defensa-seguridad. Concretamente en este último campo, las cifras alcanzan los 1.672 millones de euros y 15.928 empleos.

Con estos guarismos, extraídos de un informe elaborado por la consultora PwC para la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Aeronáutica y Espacio (Tedae), Andalucía aglutina el 13% del volumen económico y el 11,6% del empleo a nivel nacional, además de que se posiciona como la segunda comunidad autónoma con mayor potencia en el sector, si bien a gran distancia de Madrid, que lidera el ranking, con 8.263 millones de euros y 84.583 puestos de trabajo.

Los focos de la industria regional se distribuyen en la actualidad por todo el territorio con un ecosistema de empresas formado tanto por grandes grupos como por pymes. Así, en el mapa andaluz destacan en Sevilla el gigante Airbus, con el avión de transporte militar europeo A400M, o GDELS-Santa Bárbara Sistemas, especializada en vehículos blindados y de combate. A estas firmas se suman Héroux-Devtek Spain-CESA, Iturri o Ghenova, también en la provincia sevillana; Mades y Aertec en Málaga; Escribano en Córdoba; Meltio en Linares (Jaén); o Navantia en la Bahía de Cádiz, que da respuesta en el ámbito naval.

Sevilla, punta de lanza

Solo en Sevilla el tejido de base industrial y tecnológica de defensa -incluyendo los sectores espacial, naval y terrestre- agrupa a 79 empresas y genera más de 15.000 empleos, lo que convierte a la provincia en la segunda de España con mayor volumen de puestos de trabajo, después de Madrid, según datos de un estudio coordinado por la Federación de Empresarios del Metal (Fedeme), que cifra, además, la facturación en 1.733 millones de euros, el 27,5% del total nacional, con una tendencia al alza.

Precisamente, esta provincia está llamada a ser una de las puntas de lanza del crecimiento del sector en Andalucía, ya que, a un potente tejido formado por compañías tractoras como las mencionadas Airbus, GDELS-Santa Bárbara Sistemas o Alestis, y por un extenso entramado auxiliar, añade una localización geoestratégica clave para la defensa en España, al formar parte de dos grandes corredores industriales: el de Sur, con el programa A400M, y el de la Plata, centrado en los vehículos de combate.

Innovación y empleo cualificado, principales retos

En cualquier caso, los planes de rearme de la UE han movilizado en los últimos días a distintas instituciones públicas y a la propia industria, que ven en este despertar de las autoridades comunitarias una oportunidad para apuntalar el sector a nivel nacional de cara al futuro. Desde el ámbito empresarial, el director gerente de Fedeme, Carlos Jacinto, señala que el programa europeo representa para Andalucía un “activo potentísimo”, tanto para atraer compañías punteras como para abrir puertas al mercado internacional, aunque también advierte de la necesidad de abordar una serie de “retos significativos”.

Uno de los principales desafíos, según afirma, es la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y estándares internacionales. “La industria de defensa está en constante evolución, y es imprescindible invertir en investigación y desarrollo para ser competitivos. Además, la falta de financiación adecuada puede limitar la capacidad de las empresas para expandirse y modernizarse, por lo que es crucial que se establezcan mecanismos de apoyo para facilitar esta transición”, apunta Jacinto.

Otro reto importante es la escasez de mano de obra cualificada. A este respecto, el director gerente de Fedeme indica que, “aunque Sevilla cuenta con un número considerable de profesionales en el sector, la demanda de expertos en áreas específicas como la ciberseguridad, la inteligencia artificial y la ingeniería avanzada está en aumento”, por lo que aboga por la colaboración entre empresas, instituciones educativas y centros de formación. 

Finalmente, Carlos Jacinto considera “fundamental” aumentar la capacidad de autoabastecimiento del sector en la región. “Debemos ser capaces de producir y suministrar los materiales y componentes necesarios sin depender de otros mercados. Esto aseguraría que la inversión fruto de este plan de rearme europeo se quede íntegramente en nuestra región, fortaleciendo la economía local y creando un ecosistema industrial autosuficiente y resilientes”, concluye.

domingo, 6 de abril de 2025

Las trampas de Trump

No tengo dudas de que es grosero y despiadado, pero creo que ni es estúpido ni está loco. Es más bien un apostador.

Sin apartarse una pulgada de la estrategia seguida por todos los gobiernos norteamericanos, apuesta por nuevas tácticas que le parecen adecuadas. Que acierte o no, está por ver. Ya ha pasado el momento de mayor dominio estadounidense, y cuando ve disminuir su capacidad de influencia, la apuesta de Trump es oponerse a todos a la vez, aplastando a sus enemigos y avasallando a sus aliados, con la única divisa impresa en su gorra: Make America Great Again.

Aunque los interminables decretos que rotula con su firmaza este personaje puedan sorprender a los incautos, son solamente otra forma de intentar perpetuar lo mismo, un Imperio amenazado por la pujanza de otras potencias.

No creo que consiga apartar a Rusia de China, porque sería fatal para ambas. De momento lo que ha logrado es descolocar por completo a los países europeos, aferrados aún a una OTAN con la que creían estar seguros frente a amenazas un tanto imaginarias.

Nazanin Armanian, analista perteneciente al Grupo de Pensamiento Laico, nos ofrece una visión de conjunto de las medidas trumpianas que lo ponen todo patas arriba (perjudicando incluso los intereses inmediatos de quienes lo patrocinan) explicando sus motivos.


24 notas sobre las medidas de Trump

El presidente estadounidense Donald Trump, el primer ministro japonés Shinzo Abe y el presidente chino Xi Jinping en la primera sesión de trabajo de la Cumbre del G20DPA vía Europa Press












1. Que los poderes de EEUU hayan designado a un hombre despedido, vulgar y analfabeto político llamado Donald Trump para que solucione el principal problema de la superpotencia occidental, su derrota económica frente a China, desvela las dimensiones de la crisis de existencia a la que se enfrenta.

2. El motivo por el que Trump, tras insultar y amenazar a sus interlocutores, recula, no se debe sólo a que hace exactamente lo contrario de "habla con suavidad y empuña un garrote", sino también a que se enfrenta a una situación insólita para la que no hay recetas: la decadencia del imperialismo estadounidense, iniciada tras el fin de la Unión Soviética en 1991. Tanta codicia y agresividad para ocupar los espacios estratégicos del planeta, ya sin rival, hizo que su reinado en solitario sólo le durara una década: China y Rusia aprovecharon su caída en las profundidades de los pantanos de la “guerra infinita contra el Terror” para establecer alianzas político-económicas con medio planeta, cambiando la hegemonía unilateral y vertical de EEUU a la multilateral y horizontal. ¡Fue una especie de justicia poética! Ahora, el régimen Trump-Musk están aplicando el método de “ensayo y error”, provocando un caos perfecto.

3. Ante esta dramática situación, la reacción de EEUU, en vez de adaptar medidas para una coexistencia pacífica con otras superpotencias, ha sido declarar la guerra (económica y bélica) a todo el mundo, inmolándose.

4. El sueño de Trump de resucitar la edad de oro de EEUU suena de un modo similar al pasado glorioso de los fascismos.

5. Trump es la reencarnación del conjunto de los (millonarios) presidentes de EEUU, pero al menos tiene la sensatez de llamar a las cosas por su nombre. Así, al menos los derechistas infiltrados en la izquierda no podrán respaldar sus guerras, por no ser etiquetadas humanitarias

Indicadores de una debacle

6. Un crecimiento del 2,8% en 2024, frente al 5% de China, y el 3,9% de Rusia.

7. Una deuda pública de 35,46 billones de dólares (2024).

8. La caída desenfrenada de la participación de EEUU en la economía mundial: en 2024, el G7 representó el 28% del PIB mundial, el bloque BRICS liderado por China, el 35%.

9. Fracaso en convertir a la India en la fábrica del mundo. Obama fue el único presidente de EEUU que viajó dos veces a la India para estudiar el plan, mientras Biden (acompañado por ¿quién? ¡Elon Musk!), invitó a Narendna Modi a la Casa Blanca y para barajar la posibilidad de abrir Tesla en la India, y también promover una “ruta de la seda de EEUU”, a partir de un corredor que uniría India a EEUU, pasando por Israel. ¿Cómo? ¿En medio de las agresiones militares de EEUU-Israel a Gaza, Líbano, Siria e Irán?

10. La ralentización de la productividad, como uno de los resultados de la deslocalización del capital. Entre los rasgos del imperialismo (no hay que confundirlo con el “imperio”), concepto desarrollado por Vladimir Ilich Lenin, además del monopolio de unas pocas compañías que concentran la producción capitalista, están la fusión del capital industrial con el financiero y su necesidad de globalizarse, buscando materias primas, mano de obra barata y nuevos mercados, dando a luz una oligarquía financiera parasitaria, con menos inversión en la industria. EEUU, desde la década de 1980, con el neoliberalismo (que conllevó masivas privatizaciones de la infraestructura pública, la educación, servicios de salud o el transporte), empezó un periodo de desindustrialización del país que es irreversible, porque el objetivo de las compañías privadas, por muy “patriotas, blancas y cristianas” que sean, es ganar más y más dinero, y a cualquier precio. No podrá recuperar “la cadena de suministros” de las mercancías, como ordenadores o coches que le llegan de una decena de países, en una misma localidad.

11. El reemplazo del dólar estadounidense, uno de los pilares del poder de EEUU, por las criptomonedas y el yuan chino.

12. Fin de las innovaciones tecnológicas en EEUU o en Alemania. Sólo en los últimos meses, “Occidente” ha recibido dos nuevos golpes de China: el lanzamiento de DeepSeek, una IA desarrollada con sólo 5.6 millones de dólares, abierto y gratis para todo el mundo, y el anuncio de la compañía BYD, que fabrica los coches más baratos del sector, de que por cada minuto del flujo de energía sus autos recorren 42 kilómetros: los carros de Tesla andan 18 kilómetros por minuto. En un año, las acciones de BYD se han duplicado, y su capitalización de 162.000 millones de dólares, ya supera la suma de los valores de General Motors, Ford, y Volkswagen.

Unos cuantos clavos más en el ataúd

13. Elevar los aranceles para reducir el déficit comercial: su consecuencia directa, lejos de la reindustrialización del país o de perjudicar a China, será desacelerar aún más el crecimiento económico de EEUU, aumentando la inflación al encarecer el precio de los productos para los consumidores del país, que dejarían de comprarlos. Justo por ello, Trump ha tenido que dar marcha atrás en los aranceles del 25% para México y Canadá, aunque los sigue manteniendo contra los bienes llegados de China. Así, un coche de BYD, que se vendía en EEUU por 30.000 dólares, les costará 60.000, obligándoles a comprar a Tesla, más caro y de peor calidad. Esta política afectará también a la economía mundial. Habrá menos transporte comercial y menos consumo de energía. China no está demasiado preocupado. En el propio país, Xiaomi, en su primer año de fabricación, ha vendido 200.000 coches y para 2025 estima entregar otros 350.000, más que las ventas de Ford y General Motors juntas.

14. Despedir a decenas de miles de funcionarios, que en parte serán absorbidos por el sector privado que así podrá bajar sus interesantes salarios, aumentando aun más la fortuna de los millonarios. En 2017, Trump aprobó la mayor exención fiscal para las corporaciones y los ricos de la historia del país.

15. Recortes de 2 billones de dólares del presupuesto del Estado para gastos sociales como la asistencia social, emergencia, la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), o los Centros para el Control de Enfermedades, provocando una catástrofe social.

16. Desmantelar USAID, la mega agencia de la CIA. Se trata de uno de los más destacadas “poderes blandos” de Washington para influir en 177 países, en la que había gastado 38.000 millones de dólares en 2023, para lavar la imagen del imperialismo agresivo, y de paso apartar a China en sus políticas sociales en el Sur global.

17. Deshacerse de la burocracia relacionada con la política exterior. Los think tanks, esos expertos y analistas, han sido imprescindibles para promover y justificar el dominio global de EEUU, por las buenas o por las malas. Barak Obama, para apaciguar los conflictos con los ayatolás, por ejemplo, y poder centrarse en contener a China, creó un gran equipo de politólogos iraníes, quienes entre otras cosas, le asesoraron sobre los modos de tratar con la casta clerical-militar panislamista alojada en el poder en Irán, y le dieron unos consejos tan valiosos que consiguió firmar el acuerdo nuclear del 2015: “Con bellas palabras puedes sacar hasta a las serpientes de sus nidos”, como reza un dicho persa. El lenguaje humillante, barriobajero de Trump, ahora está empujando a la misma oligarquía islamista hacia la construcción de armas de destrucción masiva. Todos los emperadores se han rodeado de los más sabios y expertos pensadores y estrategas para mantener sus dominios. En el caso del actual presidente de EEUU la cosa es doblemente grave: no sólo él mismo necesita de un adulto inteligente en el Despacho Oval sino que su principal rival, China, sólo está empleando buenas palabras con los mandatarios de otros países para obtener ventajas: hoy, sin gastar una sola bala, es el principal socio comercial de la mayoría de los países del planeta, incluido los aliados militares de EEUU. En 2009, dejó sin efecto uno de los dos principales motivos de la ocupación de Afganistán por la OTAN, que fue acceder al gas de Turkmenistán (la cuarta reserva mundial), a través del proyecto de gaseoducto transafgano. Pekín firmó entonces un acuerdo de compra de gas a los turcomanos por 30 años y construyó el gaseoducto más largo del mundo, de 7000 kilómetros, que une este país a Xinjiang. El segundo motivo fue instalar bases militares, en el corazón de Asia central. Afganistán es el único país del mundo donde las bases militares de EEUU tienen un acceso terrestre a China.

18. Intentar elevar el precio del petróleo, vía la reducción de los barriles en el mercado, para ganar más como exportador del petróleo y perjudicar a China como importador. De allí, la imposición de más sanciones sobre el petróleo iraní, o la retirada de la licencia de Chevron para vender el fuel venezolano, eliminando unos 200.000 barriles diarios del mercado.

19. Acercarse a Rusia, no sólo para corregir el error garrafal de EEUU de confundirse de enemigo, sino también para:

a) Separarla de China a cambio de entregarle la parte oriental de Ucrania.

b) Poder invertir en la principal reserva de hidrocarburos del planeta.

c) Levantar las sanciones sobre el sector energético ruso, para comprarle gas y petróleo, con el fin de privar a China de ello (desde la imposición de las sanciones, Rusia se ha convertido en su principal proveedor), y de paso hacer acopio de esta energía, pensando en una guerra bélica contra el país de Mao.

d) Sacar de los rusos algo de los 599,04 billones de dólares estadounidenses que poseen.

20. En cuanto a la guerra de Ucrania –que fue gestada por Barak Obama contra Rusia en 2014–, Trump ha optado por abandonarla y huir, rechazando las otras tres alternativas diseñadas por Joe Biden para ganarla, que eran:

1. Imponer una larga guerra de desgaste a los rusos (como cuando armó a los Yihadistas en Afganistán), a costa de la vida de los ucranianos, los rusos y el bolsillo de los europeos.

2. Enviar a decenas de miles de soldados al frente, cuyo resultado no iba a ser diferente a lo que sufrieron las tropas Napoleón y de Hitler.

3. Lanzar una bomba nuclear sobre Moscú: una locura poco inteligente, y no porque Rusia sea la principal potencia nuclear del mundo. Trump ya ha aceptado las dos demandas rusas: la no adhesión de Ucrania a la OTAN, y quedarse con los territorios conquistados, a pesar de que Putin aun no ha firmado el plan de EEUU de “yugoslavizar” Ucrania, y que la parte Occidental del país se convierta en una base militar del Pentágono.

21. Reducir su participación financiera en la OTAN, forzando a sus socios a aumentar su cuota, sacándola del bolsillo de sus trabajadores, bajo el engaño de “¡que vienen los rusos!”. Por cierto, Gorbachov nunca reveló por qué no condicionó la disolución del Pacto de Varsovia con la de la Alianza Atlántica. A pesar de todo, EEUU seguirá manteniendo sus cerca de 800 bases, y los siete comandos que ha creado para controlar los puntos más estratégicos del mundo.

22. Resucitar la Doctrina Monroe, de restablecer su hegemonía sobre el continente americano, ahora que no puede controlar sus conquistas en las tierras lejanas. Trump ha ordenado al Pentágono preparar la ocupación militar del Canal de Panamá, porque está siendo gestionado por la empresa hongkonesa CK Hutchinson.

23. A pesar de la desaparición de su imperio, el imperialismo estadounidense mantiene dos de sus principales bazas: su incomparable poderío militar y Hollywood, encargado de ensalzar su cultura supremacista y presentar los fracasos militares reales como victorias peliculares.

24. Por la demanda del complejo industrial-militar, una de la columnas de la economía y del poder de EEUU, y para “exportar la crisis interna hacia fuera”, EEUU fabricará nuevos enemigos para seguir haciendo de bombero pirómano, ahora que camina hacia una implosión interna. Por el momento, China sigue avanzando con la política de ganar-ganar, frente a la estrategia del juego de suma cero de EEUU, y construye puertos y ferrocarriles por todo el mundo (incluso en el patio trasero de EEUU), consolidando su poder blando, mientras EEUU planea tenderle la misma trampa que extendió a la Unión Soviética: someterla a una mortal carrera armamentística.

¡Que no nos arrastren a la guerra!

Cuando la escasez creciente de energía y materiales debería conducir a su mayor aprovechamiento evitando todo despilfarro; cuando la contaminación por tierra, mar y aire socava los cimientos de la vida, y en particular de la vida humana, el capitalismo mecánico y ciego, con su principio máximo de acumulación a toda costa, pilotado por bárbaros, se lanza a la rapiña de las últimas migajas.

"Dios ciega a quienes quiere perder", dicen que dijo el profeta Ezequiel. Dejando a un lado a ese dios de imaginaria y maligna voluntad, es el dios ciego del capital el que, encarnado en ambiciosos poderes terrenales, ciega y lanza a la guerra para apoderarse de lo que va quedando.

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos y su viejo y decaído antepasado anglosajón modelaron a su conveniencia, una vez ocupada militarmente, la que llegaría a ser Unión Europea. Nunca dejó de ser su marioneta. Y así hasta hoy mismo, cuando los intereses del amigo americano nos pillan con el paso cambiado.

Ridículo y grotesco resulta el apresurado intento de adoctrinar a poblaciones despistadas para que hagan acopio de un kit de supervivencia... ¡para 72 horas! Todo esto asusta, pero el miedo no viene del Este: lo que debe preocuparnos es  lo que están preparando.

Una huida hacia adelante (¿adelante? ¿se ve algo claro por delante?) totalmente irracional. Léase atentamente la argumentación de este experimentado profesor de la Universitat Jaume I:

De la Europa ocupada a la Europa colonizada por EEUU
(pasando por el auge y declive de la “gran Alemania”)

26/03/2025

La historia se repite, ahora el gobierno alemán afirma que el gasto en necesidades militares estimula la economía, al igual que la Alemania de la década de 1930.  

Observatorio de la crisis

En los años 70 del siglo XX se hicieron evidentes los límites de los mecanismos anticíclicos keynesianos. La pérdida de eficacia de éstos propició las condiciones para abrir el camino a iniciativas de represión de la demanda y regresión fiscal, combinadas con políticas recesivas y de control del déficit y de la inflación, así como de fomento de la financiación privada. Serían las que presidirían en adelante por doquier las estrategias de gobierno de un capitalismo que iniciaba su dimensión transnacional.

Empezaba así una nueva intervención masiva del Estado en favor de una acumulación capitalista que (de nuevo) no mostraba fuelle por sí misma. Pero ahora esa intervención se realizaba, con todo tipo de medidas, del lado de la oferta.

Para encastrar todo ello de forma más o menos coherente había que buscar un nuevo modo de regulación que conllevara una ruptura de los “pactos de clase” en las sociedades centrales, (especialmente en el punto de indexación de los salarios a la productividad y en el objetivo del “pleno empleo”), aunque tuviera que actualizar la doctrina político-económica fundacional del capitalismo.

De esta forma cobraría vida el neoliberalismo, que si bien fracasó a la hora de propiciar una acumulación sostenida, fue exitoso en la eliminación, integración-cooptación o reducción al mínimo-marginación de los sujetos antagónicos, inclinó drásticamente la distribución del plusvalor en favor del Capital, favoreciendo una enorme concentración de la riqueza, la cual pasaría en adelante a través de la financiarización de la economía.

Una y otra compensarían al capital, de alguna manera, de la falta de rentabilidad productiva. No hubo que esperar mucho, sin embargo, para evidenciar los resultados procíclicos que ello entrañaba, más allá de las devastadoras consecuencias sociales.

El shock financiero-bancario de los años dos mil no fue sino el resultado del fracaso en los intentos de escapar de la Segunda Larga Crisis, comenzada hacia 1973 y sólo parcialmente esquivada mediante la nueva mutación capitalista hacia un capitalismo cada vez más entrelazado con la sobreexplotación, el autoritarismo, la crisis y la guerra como maneras de gestionar la relación Capital-Trabajo, la división internacional del trabajo y, en general, la vida de las poblaciones, así como de convertir la Política en gestión de la subordinación, eliminando toda la dimensión social (“keynesiana”) del capitalismo híbrido anterior.

Tenemos, entonces, que la salida a la Primera Larga Crisis Sistémica (que comenzó en los años 70 del siglo XIX y que tuvo sus réplicas en los años 20 y 30 del XX) se realizó mediante todo un conjunto de dispositivos económicos e institucionales tendentes a desarrollar la demanda, a través de un capitalismo híbrido que se vio forzado a reconocer a su fuerza de trabajo como parte de la ciudadanía.

La salida a la Segunda Crisis de Larga Duración se ha venido llevando a cabo, en cambio, mediante procedimientos contrarios: deprimiendo la demanda y manteniéndola indirectamente a través del crédito-endeudamiento y la participación en la especulación financiera.

El caso de la Unión Europea

Europa se ve forzada a buscar su reacomodo ante la falta de reglas y el uso de la fuerza militar a conveniencia que presidirán la nueva dinámica hegemónica norteamericana tras la caída del Este.

Las clases dominantes europeas han ido dando los pasos pertinentes para aproximarse al modelo capitalista norteamericano (el más cercano a lo que se ha conocido como “capitalismo salvaje”).

Desde el Tratado de Maastricht de 1992 a la Cumbre de Lisboa de 2001, el rosario de cumbres y acuerdos o tratados que salpican esos 10 años responde a un cuidadoso plan de desregulación de los mercados de trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas laborales), de liberalización económica (en detrimento de la intervención de carácter social de los Estados y en beneficio del papel que éstos juegan a favor del gran capital), y de ruptura unilateral, en suma, de los “pactos de clase” que habían mantenido el equilibrio social en la larga postguerra europea, extremando e adelante las desigualdades tanto intra como intersocietales entre los países de la Unión.

La UE se ha venido conformando, pues, como la mayor expresión del capital oligopólico transnacional “financiero”, una vía para puentear los parlamentos y las instituciones locales, sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo.

Se trata de una construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo Alemania y su “hinterland” centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo de la moneda única.

Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización del neoliberalismo a escala de un continente entero; si la “Europa socialdemócrata” fue la mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación. 

Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de trabajo y de las condiciones de ciudadanía, que se dota de todo un conjunto de disposiciones y requisitos, de toda una institucionalidad concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades casi imposibles para que no sea así).

Se inspiraba la UE en la idea del “constitucionalismo económico” de finales de los pasados años 70, y desarrollada en los años 80 por la flor y nata del neoliberalismo (Buchanan, Milton Friedman, Hayek…) para restringir los poderes económicos, monetarios y fiscales de los gobiernos, “evitando que los gobernantes de turno pudieran tomar decisiones circunstanciales”, según su jerga, lo que no quiere decir sino que tales decisiones pudieran estar influidas por las luchas populares. Se trataba, por tanto, de establecer determinados principios obligatorios, inamovibles, fuera quien fuese que llegara al gobierno en cada país.

TRATADO DE MAASTRICHT 1992

Plan de Convergencia y Estabilidad. Principal instrumento de las élites europeas para imponer una nueva institucionalidad continental.

Objetivos:

I. Controlar el gasto social [el control del mismo a escala europea] y control de la inflación y de la deuda pública

II. Rehacer la estructura económica de la Unión en función de los intereses del ‘capital financiero’

III. Liberalización financiera total –Mercado financiero europeo a través de una moneda común sin respaldo político concreto

Pero un derecho petrificado deja de ser útil no sólo para las clases populares, sino llegado un punto también para la propia clase capitalista. Así, cuando ésta ha querido aumentar aún más el grado de explotación social y ambiental o la “financiarización” de las economías, ha tenido que recurrir a puentear a la propia UE, creando nuevas instancias de eso que ellos llaman “gobernanza”, en definitiva, estructuras de poder dual respecto de la Unión.

Así, por ejemplo, el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Económica y Monetaria, para consolidar la penetración financiera de los Estados, y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, para asegurar los Programas de Ajuste Estructural que garanticen el pago de las deudas en favor del gran capital a interés global acreedor y en detrimento de las condiciones sociales, laborales y, en conjunto, de “seguridad social”, de las poblaciones de los respectivos Estados (ver sobre estas cuestiones, Albert Noguera, El sujeto constituyente. Entre lo viejo y lo nuevo. Trotta. Madrid).

De hecho, si hace falta, se modifican las propias constituciones, de manera que sea “anticonstitucional” intentar cambiar la falta de soberanía nacional, como el tándem PP-PSOE demostró al meter mano al artículo 135, subordinando los derechos sociales reconocidos en la constitución española al pago de la deuda externa.

Ese complicado entramado de blindaje va, por tanto, de la mano de un sistemático debilitamiento de las capacidades de regulación social expresadas a través del Estado, para debilitar todas las opciones democráticas que las poblaciones pudieran conseguir para defenderse.

La des-substanciación de las instituciones de representación popular está garantizada desde el momento en que las decisiones parlamentarias estatales quedan subordinadas a los marcos dictatoriales dados por la UE sobre inflación, déficit presupuestario, deuda pública o tipos de interés, por ejemplo.

La construcción de la Gran Alemania

La propuesta de unión transfronteriza de las economías europeas (desde el Plan Schuman a los Tratados de Roma), procuraba la libre circulación de las mercancías estadounidenses en la parte occidental del continente, para mayor crecimiento económico de Estados Unidos. Por otro lado, con miras a reconstruir el orden mundial en función de sus propios intereses, EEUU percibió la conveniencia de reactivar la capacidad de los otros dos grandes polos de desarrollo capitalista: Europa central y Japón.

La elección de Alemania (por segunda vez, tras armarla contra la URSS en los años 20 y 30) y de la potencia nipona (potencias derrotadas en la II Guerra Mundial), se incluía en su estrategia encaminada tanto a garantizar la dinámica de acumulación, como a enfrentar a los dos grandes objetivos que EEUU había señalado como enemigos a batir: Rusia y a partir de 1949, China.

Una vez distanciada del mundo eslavo, Alemania era la pieza clave para el enfrentamiento con el primero de ellos (Rusia). Japón lo sería con el segundo (China). En el caso de Alemania, EEUU fuerza la construcción de un espacio económico europeo, previamente sembrado de dólares, en el que la decaída potencia europea pudiera encontrar un hinterland que se fuera haciendo solvente para absorber sus exportaciones. También para asegurar las exportaciones norteamericanas, pues el hegemón buscaba igualmente continuar asegurándose sus superávits de postguerra a través de un gran mercado europeo sin trabas. Ahora una parte de los superávits los iba a destinar a Alemania (y por extensión, a buena parte de la Europa Occidental) y Japón, en forma de inversiones directas y asistencia, para que pudieran comprar tanto las mercancías estadounidenses como sus exportaciones de armamento.

Alemania se decantaría por la austeridad y el equilibrio presupuestario, así como por una política monetaria estricta de cara a contener la inflación, aumentar la competencia y eficiencia de su industria, embridar los salarios y limitar la demanda interna (el aumento medio del salario anual pasa de 8,4% en 1973-79 a 4,2% en 1982-90). Medidas que le hacen depender cada vez más de las exportaciones (recordemos también que la Banca alemana estaba directamente vinculada a la industria).

Así pues, el proyecto alemán de lanzar la UE, siguiendo los pasos estadounidenses de un mercado único, tuvo como objetivo posibilitar su reestructuración productiva con miras a la exportación, correlativa a la disminución continua del salario real interno.

En las últimas décadas del siglo XX la vieja industria alemana se reconvirtió, renovando su perfil hasta hacerse una “arrolladora máquina de generar excedentes” (las ventas externas pasaron del 20% del PIB en 1990 al 47% en 2009). Pero en todo este proceso hay que considerar también otra dinámica que casa mal con la economía productiva: la de la financiarización económica alemana.

La clase capitalista alemana pugnó desde finales de los años 60 por desligarse de la sujeción de las finanzas a la industria. Buscaban financiarse en los mercados de eurodólares de Londres.

Durante la fase neoliberal o de capitalismo monopolista transnacional, la desregulada estructura financiera mundial le proporcionó la posibilidad de conseguir crédito fuera de la economía productiva. Esas masas de capitales “liberados” de los ciclos manufactureros locales quedaban listas para invertirse en los mercados financieros, donde se puede entrar, recoger beneficios y salir sin producir ni un alfiler, esto es, sin generar la menor riqueza. 

Mientras que el capital a interés especulativo parasitario transnacional, especialmente el de EE.UU., se hacía con el control de muchas de las principales empresas del DAX alemán, ese mismo capital alemán se destinaba a:

a) Prestar a la Banca de las formaciones periféricas europeas, a fin de generar un ciclo de demanda de los productos alemanes [cuando, en plena crisis, los Bancos privados tienen que satisfacer la deuda alemana y no pueden, son los Estados (es decir, el conjunto de la población) los que la asumen (en una práctica que comenzaría a hacerse más y más recurrente en el capitalismo decadente, la de la “socialización de pérdidas”)].

b) Invertir especulativamente en el sector inmobiliario de ciertas de esas formaciones y también en el de EE.UU., contribuyendo a provocar sus enormes burbujas.

c) Invertir en la Europa del Este para la apropiación por desposesión y la explotación de una fuerza de trabajo que se había depreciado substancialmente con la “terapia de shock” que previamente habían aplicado en esas formaciones sociales la UE y el FMI.

Esto último serviría también para lanzar un ataque feroz contra la fuerza de trabajo alemana para extender su precarización (Alemania es la única formación de la OCDE en la que los salarios reales cayeron ininterrumpidamente entre 2000 y 2007).

Durante este tiempo decae también la productividad alemana, pero el mecanismo de acreencia-deuda generado con las formaciones periféricas europeas permite aplazar el necesario ajuste bancario en Alemania y contener mediante el gasto público pagado con esa deuda, el desplome de “la mastodóntica clase media fordista alemana”.

Sin embargo, el “desajuste” financiero-productivo en forma de crisis recesiva era cuestión de poco tiempo para Alemania, mas no sin antes haber dejado un panorama europeo desolador

De hecho, Alemania sólo aceptó la unión monetaria a cambio de que no se estableciese ningún medio de solidaridad presupuestaria entre los países miembros ni la creación de un Banco Central. Entró en el euro con una balanza corriente deficitaria y con una tasa de cambio desfavorable. Financió la unificación del país con un fuerte endeudamiento públicocondiciones que no permitiría a ninguna otra formación socioestatal europea– y promovió la colonización de Europa del Este en forma de “ampliación de la EU” (con lo que conseguía la incorporación de fuerza de trabajo altamente cualificada a bajo coste y una fuerte presión competitiva sobre los costes laborales internos).

Final de la Gran Alemania y autodestrucción forzada de Europa

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha apostado por la integración militar, política y económica de los países de Europa y Japón en un bloque que controla. A través de la estructura OTAN+, Estados Unidos se aseguró un dominio militar completo dentro del grupo imperialista, desplegando numerosas bases militares en países derrotados en la Segunda Guerra Mundial, como en Japón (120), Alemania (119) e Italia (45), pero también en el conjunto de Europa, cuya presencia militar asegura la ocupación del pseudocontinente.

Tras la caída de la Unión Soviética y la posterior reunificación de Alemania, la burguesía alemana codiciaba los mercados y la energía de bajo coste de Rusia. Deseaba establecer lazos económicos con el gigante eslavo, pero sólo mientras ella con una menguante participación francesa pudieran mantener su dominio sin trabas del proyecto europeo. Esto significaba establecer dichos lazos, pero excluyendo a los dirigentes políticos rusos de cualquier participación en pie de igualdad en los asuntos, decisiones o estructuras políticas de la UE y, en realidad, del conjunto de Europa.

A su vez, la estrategia estadounidense había consistido en evitar cualquier relación estratégica entre Rusia y Alemania, ya que su fuerza combinada crearía un formidable competidor económico en Europa (Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org); de cierto, este objetivo forma parte del Eje Anglosajón desde al menos el siglo XIX: impedir a toda costa que Eurasia pueda constituirse en una entidad política, geoestratégicamente entrelazada, lo que sería el fin de la dominación anglosajona del mundo).

Una vez acabado «el peligro soviético», y ante su imparable decadencia especialmente tras el golpe financiero de 2007-2008, el hegemón estadounidense cambia de código con el cambio de siglo y se decanta por librarse de competidores económicos, ergo inducir el declive de Alemania y de la UE (o de la “Europa alemana”). Para ello comienza forzando su estrangulamiento energético, obligando al país germano a romper sus lazos con Rusia y a impulsar la ofensiva europea contra esa potencia energética y nuclear.

La voladura del Nord Stream II fue, a la manera de Cortés quemando las naves, una clara advertencia a la clase capitalista alemana de que no había marcha atrás en ese forzado proceso de seccionarse la yugular económica (Michael Roberts lo muestra bien en su artículo:  ALEMANIA: ¿EL FIN DE LA HEGEMONÍA DE LA UNIÓN EUROPEA?) y de enfrentamiento anti-ruso que pone en peligro mortal a toda Europa.

La escalada armamentística del pseudocontinente estaba con ello también garantizada, primero porque EEUU obligaría a aumentar en gran escala su contribución a la OTAN (sobre todo con la llegada de Trump), segundo porque a Alemania y a cada vez más miembros de su UE les van encauzando hacia una hipotética salida de su estancamiento económico a través del rearme, una suerte de “keynesianismo militar” al estilo del que emprendiera EE.UU. en los años 30 del siglo XX, sólo que claramente dependiente y subordinado a la industria armamentística estadounidense (de manera que a la postre es EE.UU. el que está intentando por delante de todos ese nuevo ‘keynesianismo militar’ (que en realidad es un concepto erróneo, sin sentido: Del bienestar a la guerra: el keynesianismo militar – Michael Roberts | Sin Permiso).

Pero, en cualquier caso, para ese descabellado fin las camisas de fuerza que Alemania impuso a la UE ya no sirven.

Criterio de déficit: se considera que el déficit de las administraciones públicas es excesivo si es superior al valor de referencia del 3 % del PIB a precios de mercado.

Criterio de deuda: la deuda es superior al 60 % del PIB y, en los tres últimos años, no se ha logrado el objetivo de reducción anual de una veinteava parte de la deuda por encima del umbral del 60 %.

El 20 de diciembre de 2023 la prensa europea recogía animosa la noticia de que los Veintisiete habían logrado tras meses de discusiones salvar las diferencias entre los socios que, como Alemania, Austria o los nórdicos, ponían el acento en que las reglas garantizasen la disciplina fiscal y aquellos que, capitaneados por Francia e Italia, reclamaban que dejasen más margen para invertir en áreas prioritarias, como defensa o transición ecológica.

Las nuevas reglas mantendrán los límites del 3 % y del 60 % sobre el PIB del déficit y de la deuda, respectivamente, pero introducirán sendas fiscales individuales de cuatro años para cada Estado miembro, con lo que tienen más en cuenta la situación de cada país que las anteriores.

Ese periodo sería ampliable a siete años si los países se comprometían a realizar reformas e inversiones pactadas con la Comisión Europea y estarían basadas en un nuevo indicador: el gasto primario neto, que excluye el desembolso en intereses de la deuda, entre otras cuestiones. ¡Las nuevas reglas entrarían en vigor en 2025!

Ironías de la historia. Justo este mes de marzo de 2025 el Bundestag alemán finalmente ha aprobado una ley para levantar el tope de gasto y aumentar el déficit presupuestario.

Decisión que servirá de base para llenar un fondo de 800 mil millones de euros para el desarrollo de la infraestructura armamentística. Asimismo, los objetivos declarados de infraestructura civil también pueden dirigirse hacia necesidades militares, a través de la construcción de instalaciones de doble uso (carreteras, puentes, infraestructura ferroviaria, hospitales “de campaña”, etc.).

Antes de la votación del Bundestag, el futuro canciller Merz declaró: «Esta es una guerra contra Europa, no sólo una guerra contra la integridad territorial de Ucrania». Anteriormente, había pedido a todos los europeos que se prepararan para la guerra con Rusia.

La historia se repite, pues si el gobierno alemán afirma que el gasto en necesidades militares estimula la economía, cabe destacar que la Alemania nazi siguió el mismo camino en la década de 1930.

En cuanto al segundón francés ya se sabe que Gran Bretaña es el submarino de EE.UU. en Europa sus anhelos bélicos pasan por el hecho de que su presidencia es una sucursal de la familia Rothschild y porque los levantamientos antiimperialistas del Sahel le van golpeando el negocio de robar recursos energéticos africanos

(La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue clara en un discurso ante una academia militar danesa la semana pasada. “Europa debe prepararse para la guerra”, dijo. Y la UE lo va a poner en práctica no sólo estableciendo un sistema para que los Estados miembros estén listos y rearmados en el 2030, sino también implicando a los hogares.

En un documento que acaba de presentar mañana, Bruselas pide que todos los hogares europeos tengan suficientes previsiones para resistir 72 horas sin ayuda en caso de una guerra o de otros desastres como pandemias, emergencias climáticas o ciberataques. Ese kit de emergencia debería incluir reservas de agua, medicamentos, baterías y también alimentos.)

En adelante, después de haber sancionado a unos u otros miembros con rigurosas multas, la UE se inclina de nuevo por el endeudamiento a mansalva, la acentuación de los recortes sociales, la utilización del ahorro de los hogares con fines bélicos (El banco de la OTAN te robará tus ahorros | Diario Octubre), así como la invención de dinero (‘dinero mágico’) para armarse, en una carrera desbocada hacia el abismo, pues traza una bomba de tiempo que sólo puede provocar un estallido horrendo de la crisis para ajustar economía ficticia-endeudada-especulativa a la economía productiva, además de conducir al enfrentamiento con la segunda o puede que primera potencia nuclear del planeta, el cual de materializarse de forma directa sólo puede acabar en catástrofe apocalíptica.

Así que la UE se deshace de sus propias normas neoliberales al tiempo que acelera el desmoronamiento de sus sociedades, socava sus bases económico-energéticas, desmantela su importancia a escala global merced a su patético proceso de “puertorriquización” o seguidismo colonizado de los intereses estadounidenses, pone en peligro el propio proceso de “unión” europea y arrastra a una guerra suicida al conjunto de sus poblaciones.

Inculcar el miedo a Rusia tras el pogromo contra todo lo ruso de los últimos años, hablar de amenazas, supuesto peligro de indefensión, etc., pretende recabar la aceptación de las poblaciones respecto de las penalidades que les tienen preparadas, entre las cuales se encuentra la militarización sin sentido y a medio plazo contraproducente en términos económicos pues las armas son un lastre productivo e incluso estrictamente militares (la UE ya gasta 3,5 veces el presupuesto militar de Rusia; en total los 32 miembros de la OTAN destinan 1.474 billones de dólares en armamento y operaciones bélicas, de los cuales 476.000 millones provienen de los Estados europeos, dos veces menos que los 968.000 millones que gasta Estados Unidos, mientras que el presupuesto militar de Rusia es de 134 mil millones de dólares), ya que no se trata de ‘cantidad’ sino de ‘inteligencia estratégica’ y tecnología hoy por hoy fuera del alcance europeo.

Todo ello en busca de la guerra con una potencia que secularmente pretendió la integración con el resto de Europa y que incluso ya formuló en el pasado reciente su deseo de formar parte de la UE, e incluso de la OTAN. Y de nuevo la historia se repite, pues una vez más las izquierdas integradas europeas (las izquierdas del Sistema la diferencia es que en esta ocasión la mayor parte de los grandes partidos comunistas también entran dentro de ellas, junto a las socialdemocracias clásicas y las neosocialdemocracias, entre las que se encuentran) votan a favor de los presupuestos de guerra, podríamos decir, de los presupuestos de muerte, o permanecen pasivas frente a ellos, incluso «pesebrísticamente» formando parte de los gobiernos que los imponen.

Luchar contra toda esa demencia y falsedad es la única posibilidad que tienen las sociedades europeas de tener algún futuro que no sea espantoso.

¡Que no nos arrastren a la guerra!

sábado, 5 de abril de 2025

¡Que este bicho no está solo!

Los grandes capitales, las grandes fortunas, siempre vigilantes de la coyuntura, tienen una única estrategia, que es crecer y crecer. Pero tantean diferentes tácticas; juegan siempre diferentes partidas, a veces simultáneas, para proseguir con la más exitosa. Ahora vuelven a jugar al fascismo bajo una fórmula neoliberal.

El Estado es para ellos una herramienta imprescindible, y partiendo de que el mundo está organizado en estados, juegan a controlarlo todo a través de ellos, utilizando un "internacionalismo de nacionalistas". Así aparecen como las setas bajo la lluvia (de millones) estos oportunistas que quieren clausurar el llamado Estado de Bienestar, que "ahoga la Libertad", para, haciendo como que lo reducen, convertirlo en otra cosa no menos gigante, conservando y acrecentando su papel controlador.

Un Estado tan gigantesco como el que dicen querer recortar, cuando lo que pretenden es convertirlo en un gran conjunto de aparatos represivos.

¿Quiénes han financiado las exitosas campañas de Trump, Milei, Le Pen, Meloni, etc? ¿Y a Abascal o Alvise? ¿Todo ha salido de su altruista bolsillo?

Pincelada de Jorge Riechmann:

Precaución: anda suelto










Sobre la realización del sueño neoliberal de Charles Koch

Traduzco sólo una parte de un hilo importante (en Twitter/X) de Julia Steiberger que vale la pena considerar entero: “El sueño neoliberal del multimillonario de los combustibles fósiles Charles Koch siempre fue la destrucción de la democracia estadounidense y la eliminación del Gobierno (a excepción de sus órganos represivos: la policía, los tribunales, las prisiones y el ejército, por supuesto), y ahora ha ganado. Koch construyó la maquinaria de propaganda económica neoliberal y de negacionismo climático, que incluye la Fundación Heritage, el Proyecto 2025 y la Red Atlas (Atlas Network). Esta es en gran medida su victoria, tanto intelectual como estratégica. Musk y Trump simplemente están haciendo el trabajo pesado.

No te dejes llevar por una falsa comodidad si tienes la suerte de no estar en Estados Unidos. Lo más probable es que los neoliberales y fascistas de tu país estén, en este mismo momento, observando a Trump y Musk, aprendiendo y planeando las formas en que pueden derribar su propia democracia y gobierno. Están elaborando listas de a quién despedir, a quién quitar la financiación, a quién procesar y a quién atacar. Lo harán muy rápido cuando tengan la oportunidad. Lo más probable es que estos esfuerzos ya estén en marcha. Están escribiendo su propio Proyecto 2025, para ti. (…) Necesitamos organizarnos como ciudadanos. Esto significa reclutar a nuestros vecinos, amigos, conocidos y compañeros de trabajo, y unirnos para proteger la democracia y la gobernanza estable. Las quejas aisladas no son una estrategia ganadora, trabajar juntos sí lo es…”

miércoles, 2 de abril de 2025

Comulgar con ruedas de molino...

...parece imposible, pero la realidad es a veces más fuerte que la imaginación.

Y sí: es posible. Es posible influir en poblaciones desinformadas con argumentos grotescos. Basta con inculcarles la dosis adecuada de miedo. Lo del kit de supervivencia para tres días es un recochineo, pero funcionará para millones de almas cándidas.

Decir que Rusia es un poderoso enemigo que nos amenaza, cuando son las fuerzas combinadas de la OTAN y sus aliados, y más concretamente los cientos de bases militares norteamericanas, las que rodean a Rusia (siendo además fuerzas potenciales de ocupación en los países en que se ubican), sería, exagerando un poco para dar plasticidad a la imagen, como decir que España y Francia se sienten amenazadas por Andorra porque están rodeadas por ella. Doy fe de que es un país bien armado: vi allí una tienda en que vendían hasta ametralladoras.

Rusia no necesita "espacio vital" hacia el Oeste, porque tiene todo el que necesita hacia el Este. Naturalmente, tampoco necesita misiles balísticos con carga nuclear a cinco minutos de su capital.

Rusia es fuerte militarmente, pero su presupuesto militar es varias veces menor que el de sus potenciales enemigos.

Rusia se desangraría si atacase (¿para qué?) a sus vecinos del Oeste (un cercano Oeste calcado del lejano Oeste). Basta ver lo que le está costando la guerra en Ucrania.

El toro en la plaza es también un poderoso enemigo, no un animal acosado, rodeado por una cuadrilla que incluye, además del matador, a picadores y banderilleros, amén del gentío que ruge en las gradas. Será por eso que por cada toro muerto perecen cientos de toreros.

Como ilustración al Arte de la Milonga dejo un artículo muy bien documentado y un vídeo en que Jeffrey Sachs, ese peligroso comunista, nos cuenta las mentiras y mitos del conflicto provocado que hoy debilita a Rusia y destroza a Ucrania.

Nueva etapa belicista en Europa

"La guerra en Ucrania ha proporcionado una oportuna excusa para justificar el incremento de gasto militar. Pero el proceso de militarización, rearme y adopción de posturas belicistas de la UE ya viene de lejos", analizan desde el Centre Delàs.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante la presentación en Bruselas de su plan de rearme para Europa, el 9 de marzo de 2025. OLIVIER MATTHYS / EPA / EFE

Estos días se habla mucho del rearme de la Unión Europea. Sin embargo, es preciso situar una veintena de años atrás la decisión de la UE de rearmarse. En una primera etapa, la UE se centró en tecnología de seguridad dirigida a militarizar el control migratorio y de fronteras. Más tarde, el rearme ya pasó a ser abiertamente militar y un ejemplo de ello es que, por primera vez en la historia de la Unión, ésta optara por financiar I+D estrictamente militar. La guerra en Ucrania ha proporcionado una oportuna excusa para justificar el incremento de gasto militar. Pero el proceso de militarización, rearme y adopción de posturas belicistas de la UE ya viene de lejos.

Ahora, la Unión Europea quiere iniciar un rearme colosal con el objetivo, arguye, de defenderse de Rusia. ¿Está justificada esta necesidad de rearmarse por parte de Europa? Es innegable que Rusia tiene una enorme capacidad militar, pero el conjunto de los estados que forman la Unión Europea también. Según los datos del Sipri, el gasto militar mundial en 2023 ascendió a 2,44 millones de millones de dólares.

Ese año, el gasto militar de Rusia fue de 109.000 millones, el 4,5% del gasto militar mundial, mientras que el de EEUU fue de 916.000 millones de dólares, el 38% del total. Es decir, el gasto militar de EEUU fue nueve veces superior al de Rusia. Si nos centramos en Europa, el gasto militar de la UE27 más Reino Unido fue de 388.000 millones de dólares, 3,5 veces mayor que el ruso. El gasto militar conjunto de los países de la OTAN alcanzó los 1,34 millones de millones de dólares, el 55% del gasto militar mundial. Además, la Unión Europea ha aumentado su gasto militar un 30% entre 2021 y 2024. Con estas cifras, resulta difícil entender la necesidad de aumentar el presupuesto militar europeo.

El Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea considera a Rusia como la amenaza directa e indirecta más importante para la Unión Europea. Así justifican el aumento de gasto militar. Es previsible que Rusia, ante esta perspectiva, decida aumentar su gasto militar como respuesta a lo que puede interpretar como una amenaza a su seguridad. Con lo que se perfila ya una carrera armamentista entre la UE y Rusia para los próximos años. Y por tanto, más gasto militar y más tensión entre las partes.

Por su parte, el incremento de gasto en defensa podría significar la disminución de la asignación a otras partidas presupuestarias. De hecho, el 13 de enero, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, con el objetivo de reforzar mucho más la defensa, pidió a los aliados europeos que inviertan en defensa «una pequeña fracción» de lo que dedican a pensiones, sanidad o seguridad social. Según Rutte: «Es una inversión en nuestra seguridad y en la seguridad de nuestros hijos y nietos«. Consideramos inaceptable esta propuesta.

El papel de Occidente antes y durante la guerra en Ucrania

Hace muchos años que los Estados Unidos y la OTAN rodean militarmente a Rusia. Lo presentan como una medida defensiva. Ahora bien, si esta situación provoca que el adversario se movilice militarmente, entonces no califican esta reacción del adversario de defensiva, sino como una amenaza. Desde mediados de los 90 ha habido cinco oleadas de ampliación de la OTAN hacia el este.

A partir de 2008 los objetivos siguientes eran Ucrania y Georgia. Recordemos que el 9 de febrero de 1990 James Baker, secretario de Estado estadounidense, prometió a Gorbachov que si Rusia facilitaba la reunificación de Alemania, la OTAN no se expandiría ni una pulgada más hacia el este. En la guerra de Ucrania, Occidente tiene una responsabilidad muy clara. Ha desatendido sistemáticamente las quejas rusas sobre la expansión de la OTAN, el despliegue en Europa de ojivas nucleares estadounidenses, la implementación de un escudo antimisiles en territorio europeo, etc. Todas estas actuaciones generaron en Rusia malestar y desconfianza con respecto a Occidente.

Cuando Putin accedió al poder en 2000, expresó el deseo de que Rusia ingresara en la UE y en la OTAN para “no quedar aislada en Europa”. Ambas solicitudes fueron rechazadas.

Los EEUU, la OTAN y la UE han obstruido los intentos de negociación para la paz. Un ejemplo, las negociaciones de Estambul de marzo de 2022, recién iniciada la guerra. Rusia se comprometió a retirarse de los territorios ocupados desde el inicio de la guerra y Ucrania se comprometió a renunciar a la OTAN y a no permitir tropas ni instalaciones militares extranjeras. Además, se fijaron quince años para encontrar una solución diplomática para los territorios del este, Donetsk y Lugansk. Boris Johnson, el entonces primer ministro del Reino Unido, presionó a Kiev e impidió la firma del acuerdo. Su argumento fue que Occidente no estaba preparado para acabar con la guerra. Unas palabras terribles. Para poner fin a un escenario de muerte, miseria, hambre y destrucción siempre se debe estar a punto.

Aún otro ejemplo: los acuerdos de Minsk (2014-2015), con la intermediación de Francia, Alemania y Rusia. Los acuerdos preveían un sistema de autogobierno para las regiones del este de Ucrania. Pero este país nunca los cumplió. Rusia lo calificó de fraude. Angela Merkel confirmó que Rusia había sido deliberadamente engañada. Llegó a decir que sólo había negociado los acuerdos para ganar tiempo para Ucrania. Esto lo confirmó el presidente francés François Hollande. Ucrania aprovechó ese tiempo para armarse. El Gobierno alemán se había comprometido a aplicar «el paquete completo» de medidas acordadas. Fue una violación del derecho internacional, pero no sucedió nada. La negativa de Ucrania a aplicar el acuerdo fue uno de los detonantes de la guerra.

Menos armas y más diplomacia

En cuanto se hizo pública la conversación entre los presidentes Trump y Putin para activar negociaciones de paz, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ya anunció que propondría la activación de la cláusula de escape de las reglas fiscales europeas, de forma que el gasto en defensa de los Estados miembros no computara en el déficit público. Esto “permitirá a los Estados miembros aumentar sustancialmente su gasto en defensa”, arguyó von der Leyen.

Y días después, von der Leyen, el 4 de marzo de 2025 hizo público que presentaría un plan de rearme de Europa. Este plan tiene previsto un nuevo instrumento financiero que proporcionará préstamos de 150.000 millones de euros a Estados miembros para inversiones en defensa. Propone que se destinen a defensa antiaérea y antimisiles, sistemas de artillería, munición, misiles, drones y sistemas antidrones.

Además, los Estados miembros de la UE podrán activar la cláusula de salvaguarda del Pacto de Estabilidad. Esto significa que no se tendrán en cuenta las inversiones militares a la hora de computar el déficit presupuestario. Si los miembros de la UE aumentan su gasto militar un 1,5% de media, en cuatro años podrían gastarse 650.000 millones de euros extras. Un total de 800.000 millones de euros. También se fija como objetivo la movilización de capital privado mediante la aceleración de la Unión de Ahorro e Inversiones y mediante el Banco Europeo de Inversiones.

Ante unas posibles conversaciones de paz en Ucrania, la UE reacciona con rearme y mayor gasto militar. Hablan tanto de la guerra que podría parecer que la desean.

Reflexiones

El aumento del gasto militar sólo beneficiará a la industria militar. Un indicador es que, en las últimas semanas, ya ha visto aumentar su valor en las bolsas, lo que significa que los inversores la ven como un valor de futuro.

En lugar de rearmarse, la UE debería iniciar conversaciones para crear un nuevo sistema de seguridad compartida entre todos los estados de Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. Hay un precedente que puede servir de modelo; se trata de la Carta de París para una nueva Europa de 1990. La suscribieron los estados participantes en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE) y preveía la cooperación en materia de seguridad entre todos los Estados de la CSCE.

Las relaciones con Rusia, o con cualquier otro estado, deberían fundamentarse en el diálogo y la distensión y confianza mutua. Es necesario utilizar la diplomacia para resolver los conflictos actuales y los futuros, en lugar de presentar una imagen beligerante reforzando las capacidades militares.

Un aumento del gasto militar no representa mayor seguridad para las personas. No garantiza una vida digna, no garantiza los derechos sociales: puesto de trabajo, acceso a la sanidad y educación pública, a la vivienda, asistencia de cuidados, medio ambiente saludable, alimentación, etc.