El gran geógrafo británico David Harvey ha desarrollado aspectos poco explorados anteriormente por la tradición marxista, como la influencia de los condicionantes geográficos en el desarrollo desigual del capitalismo. En esta entrevista con Bárbara Schijman explica en términos sencillos e incontestables la inviabilidad del capitalismo en un mundo definitivamente cerrado cuyo crecimiento se estanca. Reproduzco aquí parte de la misma, con los subrayados de rigor
¿Estas crisis son inherentes al capitalismo?
El capitalismo fue siempre propenso a las crisis y, de hecho, las crisis son
necesarias en la historia del capitalismo como una forma de reorganizar el
sistema para que pueda sobrevivir.
En este sentido, ¿qué diría acerca de las alternativas al
capitalismo?
Habría que entender primero la necesidad de encontrar una alternativa. El
capitalismo empezó siendo muy creativo y constructor. Podemos decir que lo
queremos cambiar por las grandes desigualdades que provoca. Sin embargo,
existieron períodos en la historia del capitalismo en los cuales la sociedad se
volvió mucho más igualitaria. Así que no hay razón para pensar que el
capitalismo no pueda ser más igualitario. De hecho, a nivel mundial lo es cada
vez más.
¿Entonces?
Entonces, ¿por qué queremos cambiar eso? ¿Por qué no proponer, simplemente,
reformarlo? A este respecto, mi respuesta es que el capitalismo se trata de
crecimiento, y siempre fue sobre crecimiento. Por lo tanto, cuando el
crecimiento es bajo cero -y en este momento está cercano a cero en Europa y
Estados Unidos-, la gente define la situación como crisis del sistema, porque no
está creciendo como se supone que debe suceder con el capitalismo. La
posibilidad de crecimiento real es cada vez más difícil de mantener y una de las
consecuencias de ello es que se empiezan a crear estos mercados ficticios, con
inversiones en renta, y con una creciente especulación. Empezamos a crear un
mundo ficticio donde no hay crecimiento real en absoluto.
Y ahí aparece otro problema, el de la especulación…
Se especula con la propiedad; se les da dinero a los capitalistas, pero, ¿lo
destinan a producir o compran tierras con ese dinero? Si se observa lo que
estuvo ocurriendo en América Latina y África, muchos de los capitalistas están
comprando tierras. Entonces, ¿qué está pasando con la crisis de la tierra?
Ahora, ¿eso es productivo? Las cosas están yendo muy mal desde todas estas
perspectivas. Por eso, quisiera tratar de diseñar una razón por la que tenemos
que pensar en mudarnos a una economía de crecimiento cero. Y si se habla de una
economía de crecimiento cero, eso significa que se trata de una economía no
capitalista; no es posible tener capitalismo con un crecimiento cero, porque el
capitalismo es crecimiento, y debe incrementarse para sobrevivir. Entonces, si
no aumenta, hay crisis.
¿Y cuál podría ser esa alternativa?
Hay que notar la gran diferencia entre crecimiento y desarrollo; distingo y
separo ambas cuestiones. Creo que el desarrollo de las capacidades humanas no
requiere crecimiento. Siempre se nos dijo que sí, pero no es cierto. Y creo que
el proyecto global debe apuntar al desarrollo de las capacidades humanas sin
crecimiento económico. Lo que vemos ahora es que en realidad el desarrollo de
las capacidades y los poderes humanos -lo que Marx llamó la prosperidad
humana-está siendo, en efecto, negado por el capitalismo, aunque parezca
increíble. Esta es otra razón de peso para buscar alternativas. La dinámica del
capital ignora estas cuestiones, aún cuando produce bienes y materiales ligados
a la riqueza que bien podrían contribuir a ello. Y nos llevó a una posición en
la que podríamos utilizar esas capacidades que el capital genera para promover y
apoyar un proyecto global completamente diferente. Es muy importante tener un
poco de imaginación acerca de lo que el mundo podría ser, y el desarrollo humano
siempre tuvo que ver con un mundo imaginario.
Pensar sobre lo que no existe.
Exacto. Creo que es elemental pensar sobre aquello que hoy no existe para
trabajar en la creación de alternativas. La imaginación humana fue tremendamente
significativa en esto. Sin ir más lejos, en la literatura suele aparecer una
enorme galería acerca de los anhelos humanos de un mundo diferente. Si hicimos
del mundo lo que es, hicimos de Buenos Aires lo que es, entonces podemos
rehacerlo. Y rehacerlo en torno a un imaginario diferente, donde las relaciones
sociales sean más igualitarias, más ecológicamente sensibles; podemos imaginar
la reconstrucción de una ciudad, por ejemplo, como un proyecto político, en
función de la creación de un mundo a partir de nuestros fuertes deseos.
Las medidas de austeridad. ¿Qué piensa de las medidas de austeridad que se
están implementando en Estados Unidos y Europa?
No creo que sean la salida a la
crisis, al contrario, creo que la profundizan aún más. Si la crisis es
fundamentalmente un problema derivado de la falta de demanda en el mercado
afectado, la austeridad reduce la demanda efectiva, y ahonda la crisis. La
dificultad radica en estimular la demanda efectiva sin aumentar la deuda. La
austeridad no es una política sensata en estos momentos, a no ser desde la
perspectiva excepcional de las clases altas. Es decir… En síntesis, la
austeridad es una opción totalmente equivocada. Antes que nada, porque el
impacto sobre las clases sociales es muy distinto. Las clases más vulnerables
suelen ser las más perjudicadas, como en este caso. Pero más allá de esta última
cuestión, lo cierto es que las clases más bajas gastan su dinero; y las clases
altas, en cambio, lo utilizan para generar más dinero, y no siempre con fines
productivos. A través de estas medidas los costos de la crisis se cargan, no
sobre las clases altas, sino sobre quienes consumen servicios del Estado. Ocurre
lo que siempre ocurrió, y de aquello sobre lo que se trata el FMI -y ha tratado
siempre-, esto es, salvar a las instituciones financieras y destruir la calidad
de vida de la gente.