jueves, 12 de enero de 2012

Hidroeléctricas en la Amazonía ¿energía limpia?

Un vídeo para pensar.

Un primer paso para el sostenimiento de nuestra vida, es frenar el agotamiento de los recursos en que se sustenta. No solo energéticos, pero en primer lugar energéticos. Y eso es urgente.

Un segundo escalón es el mantenimiento de la vida en un sentido más amplio. Evitar el empobrecimiento de los ecosistemas. Y eso es importante.

Además de la capacidad de reposición de la fuente energética hay que considerar la del medio. Cierto que los ecosistemas evolucionan y se adaptan. Surgen nuevos equilibrios. Un cambio catastrófico acaba conduciendo a una nueva situación estable. Pero los tiempos de esa evolución son lentos, y nada nos garantiza que el nuevo equilibrio, que se producirá dentro de mucho, mucho tiempo, sea mejor que el anterior. Ni para el mundo ni para nosotros.

Hay un conflicto permanente entre tiempo corto y tiempo largo.

Tenemos tendencia al descuento hiperbólico (*), a ver más pequeño lo lejano, y no sólo en el espacio, sino también en el tiempo. El futuro lejano vale menos que el próximo. Tiene su razón de ser: para vivir el año que viene necesito primero estar vivo mañana. Es difícil preocuparse, retórica aparte, por la vida de los nietos de mis nietos. La escala breve de nuestra vida nos sirve de medida (falsa) para la escala de la vida de nuestra especie y de nuestro mundo.

Cuando los economistas liberales dicen que el sistema se autorregula, dicen algo obvio. Lo que pasan por alto es el resultado de esa autorregulación. Su sostenimiento a corto plazo puede significar su desplome futuro.

En realidad, todos los sistemas se autorregulan. En un choque de trenes también se reordenan los hierros de su estructura. La muerte de un ser vivo reordena por completo su materia orgánica. ¡Y qué grandes reordenaciones producen las guerras!

No es lo mismo energía renovable que energía limpia. La energía hidroeléctrica es renovable, pero ¿puede considerarse limpia?

Las grandes presas resuelven problemas de ahora mismo, pero crean otros a medio plazo. La de Assuan regularizó las cosechas en Egipto, pero obligó a importar desde entonces ingentes cantidades de fertilizantes no renovables. Graves problemas ecológicos plantea y planteará a China la Presa de las Tres Gargantas, y enormes dramas humanos las que se están construyendo en la India.

Va el vídeo:


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“¿Existe algún factor de conducta que influya prácticamente en todos los aspectos de nuestro estilo de vida? Sí. Uno de los más importantes es el que los economistas llaman, con cierta tosquedad, el descuento hiperbólico. Si a una persona le dan a escoger entre 50 euros hoy o 100 euros mañana, lo normal es que prefiera esperar a los 100. Pero si el plazo de tiempo es de un año, casi todo el mundo prefiere quedarse con los 50 euros en mano. Las consecuencias futuras –buenas o malas– no suelen contar mucho en nuestras decisiones actuales. Cada año, en el Reino Unido, se someten a cirugía de bypass miles de personas, pero sólo el 10% de ellas introduce después en su vida los cambios necesarios para evitar nuevas complicaciones, entre las que puede estar una muerte prematura. El descuento hiperbólico es uno de los principales factores que explican la actitud tan perezosa de la mayoría de la gente ante las amenazas del calentamiento global. Según los sondeos, la mayoría acepta que el cambio climático es una realidad y que la causa está en nuestro propio comportamiento. Sin embargo, la proporción de gente que está dispuesta a modificar ese comportamiento de forma significativa es muy baja. Lo que eso implica es inquietante. Las campañas de concienciación y los eco-impuestos, por muy meditados y organizados que estén, tienen una repercusión marginal. Tal vez sea necesaria una catástrofe –algo que ocurra en el presente– claramente atribuible al calentamiento global para que la gente empiece a prestar la debida atención.”

Anthony Giddens, “Cambiar el estilo de vida”, El País, 22 de octubre de 2007.)

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