sábado, 30 de marzo de 2013

Lenin vivo. El valor de los símbolos.


Viernes santo. Procesiones. Muchedumbres emocionadas lloran cuando la lluvia en Sevilla (¡esa maravilla!) impide la salida de la Macarena o del Gran Poder.

El Papa saluda desde su alta ventana. Los fieles abarrotan la plaza de San Pedro. Ojos llenos de lágrimas ante su sola presencia.

Grandes desfiles con banderas. Multitudes enardecidas: ¡Viva Franco!, ¡Viva il Duce!, ¡Heil Hitler!.

Pompas fúnebres llenas de emoción: Eva Perón, el Caudillo, Elvis Presley.


Y Pasionaria. Y Hugo Chavez.


Un lenguaje semejante para emociones difícilmente compartidas. Pocas veces serán indiferentes en absoluto. Se las valorará positiva o negativamente, pero es raro encontrar alguien para el que carezcan de valor. En una escala arbitraria, por ejemplo de 0 a 10, no es posible dejar de colocar una nota. No hay ser humano normal sin una escala de valores.

Ni siquiera es posible hablar sin valorar. Ningún lenguaje puede dejar de ser valorativo. 

Los iconoclastas quisieron acabar con el culto a las imágenes religiosas, los musulmanes más estrictos, con toda imagen humana o animal. Pero nadie ha podido eliminar los símbolos. Cruz, media luna, hoz y martillo. No es posible: la imaginación humana debe aferrar ideas y emociones a objetos tangibles, o al menos visibles.

La actitud post-moderna valora por encima de todo la tolerancia universal y propone por eso renunciar al fundamento de los valores, que serían algo así como una elección personal, mudable y caprichosa, que no hay por qué justificar.

La paradoja del relativismo posmoderno es que al poner como primer valor esa tolerancia universal hacia los valores, los trivializa hasta renunciar a ellos. De ahí su irreverencia e irrespeto ante esos objetos o actos simbólicos que emocionan a unos y repelen a otros. Al hacer de ellos algo relativo niega en el fondo su existencia.

Me viene a la cabeza una frase aprendida en la infancia, entre la hojarasca retórica del nacionalsindicalismo: "El hombre es portador de valores eternos". La reacción consecuente es rechazar la idea, sin pararse a pensar si hay valores pasajeros y "valores eternos" (llamémoslos permanentes, si nos molesta aquella palabrería), y cuáles pueden ser estos valores universales.


Se engaña quien en nombre de la ciencia niegue el valor de los valores. Se quiere que la objetividad científica sea ajena a los ellos. Pero quienes esto dicen lo hacen desde su propia valoración. Nadie en su sano juicio carece de orientación axiológica. 


Hay valores ligados a una época, a una clase social, a un colectivo humano. Su existencia históricamente determinada los hace transitorios, ligados a su grupo cultural y sobre todo a una clase social. Pero hay valores permanentes. Son los aplicables a todo el género humano. Universalizables, superadores de las particularidades de grupo, y en concreto de clase. Sin entender esa superación como abolición de toda particularidad.

Este es el sentido del imperativo categórico de Kant: "obra de modo que tu actuación pueda convertirse en ley universal".

Este es el sentido del horizonte comunista: que el enriquecimiento de la persona, la riqueza del ser, que no del tener, se inscriba en la riqueza de toda la sociedad. Si lo que yo tengo lo tengo privadamente, precisamente porque está vedado a otro, me sitúo en el polo opuesto, en el individualismo capitalista. En la sociedad liberada mi riqueza (la de mi ser), es inseparable de la riqueza social.

Eso es lo que diferencia a quien, por encima de los valores de grupo, y sin necesidad de despreciarlos, coloca los valores universales.

En eso no son idénticas todas las emociones, porque no lo son los valores a los que se asocian. De la riqueza privada a la universal se transita por una valoración progresivamente ampliada que se despliega desde el egoísmo autista al de grupo más o menos amplio. Sólo cuando abarque a toda la humanidad, y además se entienda que esa riqueza compartida tampoco puede suponer el empobrecimiento de ese otro polo que es la naturaleza, estaremos en otra sociedad, sostenible, que será una sociedad sin clases.

Este exordio-incordio me ha parecido conveniente. Hay que evitar cualquier falta de respeto a las emociones ajenas, y a la vez a pedir respeto hacia las nuestras, a las que no hay por qué renunciar. Así como las religiones tienen sus símbolos y sus santos y los clubes de fans sus ídolos, a los que adoran y ante los que incluso se postran, los que aspiramos a otra sociedad, la única posible que es también deseable, podemos y debemos cultivar nuestros valores a través de nuestros símbolos, incluyendo entre ellos a los personajes que admiramos precisamente por su noble aspiración a realizar los valores universales.

***

"Lenin vivo" (1970) es un documental de Joaquim Jordà y Gianni Toti elaborado con todos los documentos sonoros y visuales existentes que registraban la figura de Vladimir Lenin. El mediometraje fue un encargo del Partito Comunista Italiano con ocasión del centenario del nacimiento del líder político, y la producción estuvo a cargo de la productora del partido. Jordà codirigió la película con Gianni Toti, un poeta y crítico de cine amigo suyo. Este documental fue el principio y el fin de la colaboración entre el PCI y Joaquín Jordà. 



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Enlaces aquí, aquí y aquí

jueves, 28 de marzo de 2013

Cuito Canavale. La batalla que terminó con el Apartheid

Cuito Canavale



Aprendamos a no caer en ellas. Simplemente, con la verdad por delante.

   ...los cubanos habían revertido la situación en el terreno y cuando Pik Botha presentó las exigencias sudafricanas, Jorge Risquet, que estaba al frente de la delegación cubana le cayó encima con una tonelada de ladrillos: “la época de las aventuras militares, las agresiones impunes, de sus masacres de refugiados ha finalizado”. Sudáfrica —dijo— estaba actuando como si fuera “un ejército vencedor en vez de lo que es en realidad: un ejército agresor golpeado y en discreta retirada. Sudáfrica debe comprender que no obtendrá en esta mesa de negociaciones lo que no pudo lograr en el campo de batalla”.

Al terminar la ronda de negociaciones en el Cairo Crocker le mandó un cable al secretario de Estado George Shultz diciendo que las conversaciones habían tenido “como telón de fondo la tensión militar creciente por el avance hacia la frontera de Namibia de tropas cubanas fuertemente armadas en el suroeste de Angola. El avance cubano en el suroeste de Angola ha creado una dinámica militar impredecible”.

La gran pregunta era: ¿se detendrían los cubanos en la frontera? Para obtener una respuesta a esta pregunta, Crocker fue a buscar a Risquet: “¿Cuba tiene la intención de detener su avance en la frontera entre Namibia y Angola?”. Risquet contestó:si yo le dijera que no van a detenerse yo estaría profiriendo una amenaza. Si yo le dijera que van a detenerse yo le estaría dando un meprobamato y yo ni quiero amenazar ni quiero darle un calmante, lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre la independencia de Namibia pueden dar las garantías”.

Manuel Vázquez Montalbán

Caleidoscopio Montalbán


Este año se cumple el décimo aniversario de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán, periodista, escritor y padre literario de uno de los detectives más entrañables de nuestra novela policiaca: el comisario Pepe Carvallo.

Y más cosas.


¿Quiénes son los cerdos de Europa?

Fort Apache, en HispanTV, esa emisora difícil de ver salvo en Internet, a donde os remito, presentó recientemente un debate sobre... ¿economía, política, euro sí, euro no, los que "han vivido por encima de sus posibilidades", los "empresarios que crean el empleo"...?

Mejor es verlo y, a ratos, a poco que te sientas afectado, aullar un poco.

Esta es la presentación en el enlace de HispanTV:

La crisis económica está golpeando con mayor intensidad a Europa, sometida a una reestructuración política y económica emprendida por sus élites que, al mismo tiempo, tratan de redibujarla como un nuevo espacio competitivo en un momento de auge de nuevas potencias emergentes, como China o La India. En este marco, la Unión necesita reconvertir sus economías y emprender nuevas divisiones del trabajo y la producción. Y en este punto es donde al sur del continente, los llamados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia y España) se llevan la peor parte, pues siendo la zona más afectada por la crisis, ahora se le obliga a emprender planes de ajuste dictados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las instituciones europeas que anteponen cualquier necesidad del país al pago de la deuda, que se ha visto acrecentada por la asunción por parte del Estado de los débitos de los grandes bancos. Este mandato imposibilita tanto las políticas de crecimiento como el mantenimiento de los derechos sociales y el Estado del bienestar, lo que produce al mismo tiempo una crisis política. 

'Fort Apache' analizará la particular crisis de los países del sur de Europa, las consecuencias de la deuda y las políticas de austeridad, la evolución de los movimientos de protesta y las alternativas posibles.

Contamos con la presencia de seis tertulianos:

Julio Rodríguez (economista)

Fernando Luengo (profesor de Economía)

Fernando Díaz Villanueva (negocios.com)

Juan Carlos Monedero (profesor de Ciencias Políticas)

Tanía Sánchez (diputada de la Asamblea de Madrid)

Pedro Montes (economista)

miércoles, 27 de marzo de 2013

Derivados de crédito: el corazón de las tinieblas

Lenin escribió que durante el comunismo una cocinera debería estar en condiciones de administrar los problemas más complicados del Estado.

Suena tan fantástico como la imagen, atribuída a San Agustín, del niño angélico tratando de meter el agua del mar en un hoyito hecho en la arena.


O como mi triste figura trepando y saltando un muro de tres metros de altura.

Imposible.

Salvo si me persigue un toro bravo.

Igual de imposible que interesar a la gente en los sagrados misterios de la economía especulativa.

Salvo si la economía especulativa te viene pisando los talones.

La realidad cotidiana de unas y otros demuestra que las cocineras son mejores administradoras (y desde luego más de fiar) que los capitalistas.

Para que los perseguidos por el fantasma de humo que recorre Europa y el mundo puedan descifrar lo que está pasando, dejo este enlace. Sobre el capital ficticio. Ahora todos podemos entender estas cosas...

Interesa a cualquier afectado (a todo el mundo) estudiar el artículo entero.


Derivados de crédito: el corazón de las tinieblas 
¿Qué son? ¿Cuántos billones son? ¿Dónde están? 

Juan Luis Berterretche 
Rebelión
(...)
El origen del Capital Ficticio

En el capítulo III del libro I del Capital, Marx describe como a partir de la circulación mercantil simple, se forma la función del dinero como medio de pago y la relación entre el productor de mercancías como acreedor del comerciante y éste como deudor del productor. El desarrollo del comercio y del modo de producción capitalista expande el sistema crediticio. Con el sistema crediticio que en su origen relaciona a productores y comerciantes, la mercancía deja de venderse a cambio de dinero y la transacción se hace por medio de la promesa de pagar la mercancía en una fecha determinada. Todas estas promesas de pago –y las variedades de ellas son innumerables- tienen el origen en las denominadas letras de cambio.

“Así como estos adelantos recíprocos de productores y comerciantes entre sí constituyen el fundamento real del crédito, así también su instrumento de circulación, la letra de cambio, constituye la base del dinero crediticio, propiamente dicho, de los billetes de banco, etc.”.
El desarrollo del comercio y del modo de producción capitalista expandió el sistema crediticio como forma de “facilitar los negocios”. Pero la historia del capitalismo nos demuestra que “Todo cuanto facilite los negocios, facilita asimismo la especulación. En muchos casos, los unos y la otra están tan estrechamente ligados, que resulta difícil decir dónde termina el negocio y donde comienza la especulación.”

Todos los tipos de papeles que tienen origen en las letras de cambio se expanden en el capitalismo de forma incontrolable. “Es imposible decidir cuánto proviene de transacciones reales, por ejemplo de compras y ventas reales, y que parte ha sido creación artificial (fictitious) producida y sólo consiste”...”en capital ficticio por fabricación de simples medios de circulación.”
(...)

“Más Europa” sí, pero ¿a qué precio?

Si "la política" está al servicio de "la economía", y sólo de ella, hace falta otra política.

No es posible prescindir de la política. La antipolítica es un sinsentido. No somos protozoos.

Si "Europa" está al servicio de los capitales, hace falta otra Europa.

No es posible prescindir de Europa. Europa existe, fragmentada o no. Y la mayor fragmentación ya está dentro

Mejor unirla sobre otra base.

¿El mundo va a cambiar de base?

Balanzas por cuenta corriente de la zona euro (2010, fuente: BM)


 
...Está dentro de la lógica del sistema capitalista que los mercados financieros tengan miras cortas: a un acreedor lo único que le interesa es que los deudores dispongan de fondos suficientes para saldar sus deudas en los plazos estipulados. Sería impensable que un especulador se preocupara por el crecimiento sostenible a largo plazo, el problema del paro, la sanidad, la educación o la política científica. Pero que la jefa de gobierno de la nación más poderosa de Europa se convierta en intérprete de los intereses financieros de sus bancos y sea capaz de bloquear el crecimiento de muchos países para salvar las ganancias de una economía improductiva a costa del bienestar de millones de ciudadanos, constituye un hecho que pone en cuestión el mismo concepto de la Unión. Sus declaraciones, afirmando que “no habrá eurobonos mientras yo viva”, se parecen más a una frase pronunciada por un monarca absoluto que por uno de los veintisiete gobernantes de la Unión...

martes, 26 de marzo de 2013

Algo de dialéctica lingüística



Este señor de limpia barbilla, mostachudo pero dentro de un orden, es Ferdinand de Saussure. Madre más que padre, pues concibió, aparentemente sin pecado, una hija, y se llamó Lingüística.

Su comprensión de la estructura de las lenguas es uno de los mejores ejemplos de interpretación dialéctica, y por lo tanto evolutiva, de una parte significativa (el término es lingüístico) de la realidad.

La lingüística establece muchos pares dialécticos. No sólo conceptos en oposición. Ningún elemento de la lengua tiene sentido sin conocer los que se le contraponen, en una compleja articulación. La propia estructura fonológica es un conjunto de oposiciones fonéticas.

Algunas dicotomías que hizo notar:
Señalo en especial esta última, que debería clausurar, al menos en este campo, las visiones irreconciliadas, que no irreconciliables, de conservadores y revolucionarios.

Porque muchos reaccionarios son iconoclastas, algunos revolucionarios somos conservadores.
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Sobre toda lengua actúan dos fuerzas de efecto contrario simultáneamente:
  • El espíritu de campanario es fuertemente tradicionalista, localista y cerrado, y ocasiona la resistencia por parte de los hablantes a todo uso ajeno a su propia tradición.
  • La fuerza de intercambio es la que propaga los cambios lingüísticos a partir del punto en que se producen para evitar que se produzca el bloqueo comunicativo, que sería inevitable si cada subgrupo de hablantes se limitara a sus propios hábitos o transformaciones.
Gracias a estas dos fuerzas contrarias, la lengua mantiene su equilibrio y estabilidad a lo largo del tiempo. Tanto el tradicionalismo como la capacidad de aceptación de novedad son necesarios para que las lenguas desempeñen su papel en las sociedades humanas.

Sobre la clase “media”

El economista ruso Mikhail Leonidovich Khazin, en la página rusa Worldcrisis, traducida en Rebelión, proporciona una convincente explicación de la génesis de este constructo, en el entorno de la lucha de clases y de la guerra fría.

"En aquel tiempo...", los más ricos sacrificaron una parte muy importante de sus ingresos, soportando fuertes impuestos progresivos, con tal de frenar la amenaza que representaba una clase obrera combativa, cooptando a buena parte de ella en los países centrales de occidente como partícipe en un consumo desaforado, cosa que además era una necesidad para sus empresas.

La insostenibilidad del consumo siempre creciente llevó a "tirar del crédito" hasta más allá de lo posible. De paso, la clase proletaria, perdida su conciencia  y su combatividad, se ve a sí misma como "clase media".

Varios factores confluyen en la situación actual:
  • Cambio de la conciencia proletaria a conciencia propietaria; el productor pasa a verse a sí mismo, en primer lugar, como consumidor.
  • Desaparición del peligro de contagio comunista. "Nada que temer" por ese lado.
  • Fuerte descenso de la tasa de ganancia por:
-Crisis de la energía y de las materias primas; límites naturales del planeta. 
-Cambios en la composición orgánica del capital y consecuente descenso de la tasa de ganancia.
  • Facilidad para lograrlo, dada la desventaja que proporcionan la desmovilización y un creciente ejército laboral de reserva.
Juntas las necesidades con las facilidades, lo demás ya lo sabemos.

 
 
"La sufrida clase media"


¿En general qué es la clase “media”? Se trata de una construcción, inventada en Occidente, con el objetivo de destruir el concepto de clases del marxismo. Desde el punto de vista del marxismo no tiene sentido – es una quimera, que existe gracias a los recursos financieros sobrantes, en la que entran tanto la cúpula de la clase obrera, como la pequeña y mediana burguesía, así como los que sirven a las clases altas. Desde el punto de vista del actual estado burgués con su modelo de capitalismo financiero, la clase “media” es el grupo humano con un comportamiento de consumo tipo, y no únicamente en cuanto a los bienes y servicios, sino también en cuanto a los servicios políticos. Hacia este grupo se orienta todo el sistema de publicidad total y educación, dirigido al máximo aumento del consumo y la prohibición de hecho de los valores más meditados. En consecuencia, precisamente este grupo proporciona la base para la estabilidad político-social del actual estado occidental. Señalemos también que su creación también fue posible en parte, gracias al desplazamiento de la industria masiva y “burda” a los países del “tercer mundo” y, la posterior redistribución de los beneficios a favor de los países desarrollados. 

Al mismo tiempo hoy ha surgido un serio problema con esta misma clase “media”. Está relacionado con que la principal fuente de su subsistencia tiene poca relación con los ingresos reales, percibidos por este grupo de población. Más exactamente, cuando apareció el concepto de la clase “media” durante el período del máximo esplendor de la URSS en los años 60 -70, las fuentes para su formación eran la redistribución de los beneficios en el interior de toda la sociedad occidental (en los años 60 en los EE.UU. la tasa superior del impuesto sobre la renta superaba el 90%) y el saqueo de las colonias y los países del “tercer mundo”. Pero tras la crisis de los años 70 comenzaron los problemas – estos recursos ya no eran suficientes. A principios de los años 70 en Occidente incluso hubo una seria sensación de que la URSS estaba ganando la competición entre los dos sistemas. Entonces aparece la comprensión de que, en primer lugar, había que aumentar considerablemente el volumen de la clase “media” y, en segundo lugar, que la única manera de hacerlo consistía en proporcionar el crédito a los consumidores. 

Esta segunda comprensión tenía que ver con el hecho de que en los años 70 los ingresos reales de los hogares habían bajado considerablemente. De hecho, si tenemos en cuenta la inflación real y no la oficial (que la estadística estatal siempre rebaja), veremos que estos por su capacidad adquisitiva no crecen desde los principios de los 80 y se corresponden aproximadamente a los ingresos de 1962-63. Está claro que, teniendo en cuenta el serio aumento de todo tipo de pagos obligatorios, como, por ejemplo, los seguros, que semejantes ingresos no pueden asegurar de ninguna manera una vida confortable en las condiciones actuales. Y todavía menos, aumentar considerablemente el número de personas que viven esta vida confortable. 

Como resultado, a principios de los años 80 comenzó a realizarse el programa de “reaganomía”, cuyo principal significado no estaba tanto en la liberalización de la economía, como en la estimulación del consumo privado a costa del crédito. Este programa, como es natural, tenía sus contras, el principal consistía en que los créditos había que devolverlos. Hasta el principio de los años 80 era prácticamente imposible obtener el nuevo crédito si antes no se devolvía el anterior (salvo la excepción de los créditos hipotecarios, pero estos también se tenían en cuenta a la hora de valorar la solvencia del solicitante). Pero en semejantes condiciones era imposible estimular la demanda durante un tiempo prolongado: cuando la persona recibe el crédito a corto plazo, la demanda no crece, sino que cae, dado que además del “cuerpo” del crédito hay que devolver los intereses.
 
Como resultado, hubo que cambiar todo el sistema de crédito para los particulares, permitiéndose de manera encubierta su refinanciación, cuando el resto del crédito anterior se devolvía a costa del nuevo crédito y como garantía de pago servían diferentes avales, en primer lugar, los bienes inmuebles. Pero para que dentro del marco de semejante esquema la deuda no se acumulara con excesiva rapidez, había que rebajar continuamente el precio del crédito. Lo que efectivamente ocurría en la práctica: la tasa de descuento del Sistema de la Reserva Federal, el acreedor en última instancia en los EE.UU. y el mundo, que en 1980 era de 19%, a finales de 2008 había bajado prácticamente hasta cero. 

Después de que la tasa fue rebajada hasta el cero, la deuda acumulada (para el otoño de 2008 en los Estados Unidos para el hogar medio ya suponía el 130%, cuando antes del comienzo de la “reaganomía” no superaba el 65%) se había convertido en un serio problema, del que nos informan los periódicos prácticamente a diario. Pero lo importante no es eso. Si ya no se puede conceder más créditos, si ahora hay que devolver las deudas ¿qué pasará con la clase “media”?

Recordemos que los ingresos reales de los hogares hoy corresponden a los comienzos de los años 60 (sin contar el peso de la deuda crecido considerablemente). Si los representantes de la clase “media” comienzan a rebajar su consumo, lo cual es prácticamente inevitable, sus ingresos ya de por sí bajos, también descenderán – porque bajarán los salarios y se cerrarán las empresas. Lo que, teóricamente, significa que la estructura de los ingresos tendrá que volver como mínimo a los años 50, pero por entonces no existía ni de lejos ninguna clase “media”. Y lo más importante – la gente estaba acostumbrada a vivir pobremente, aún era desconocida la propaganda del “consumismo”. 

Y no se trata de centenares de miles y ni siquiera de millones, sino de decenas o incluso de centenares de millones de personas. Volver a traer la industria llevada al sudeste de Asia no podrá salvar a nadie (en referencia a las promesas de Obama – N. del T.) – podría crear algunos puestos de trabajo, pero no podrá aumentar los salarios – en el caso contrario tal cosa no sería rentable. Es decir, que esencialmente no cambiaría nada.

Así que no se puede hablar de conservar la clase “media” – para ello simplemente no hay recursos. Señalemos que en la Unión Europea la situación es aún peor, porque en general la población es más pobre. La cuestión de cómo los estados burgueses actuales piensan salir de la situación en la que se destruye su principal pilar social no es solamente seria, sino que además es extremadamente actual. Creo que esta cuestión ya se está discutiendo, aunque evidentemente, no en público y, a juzgar por las filtraciones, la solución se reduce al fortalecimiento del control estatal sobre el pueblo (“la plebe” por usar el lenguaje al uso de las clases dominantes). Lo malo es que tal fortalecimiento del control en absoluto puede cambiar el modelo económico – lo que significa que también hacen falta acciones constructivas. Y en esta dirección por el momento nadie hace nada, en primer lugar, debido a que los economicistas (así llama Khazin a los economistas liberales, de economics con la que sustituyeron a la economía política – N. del T.) mantienen el monopolio sobre la ciencia económica.

lunes, 25 de marzo de 2013

Al sueño, con el sueño y la lógica

Parece una adivinanza, pero el texto deja claro lo que ha querido decir el autor. Conviene una lectura de ida y vuelta.

Pensaba hacer un extracto de las ideas fundamentales. Lo doy completo, subrayando lo que me parece importante. Antes, mi comentario.

En el fracaso simultáneo y en tantos lugares a la vez del "socialismo real" hubo causas externas e internas, y sin duda inseparables las unas de las otras. Y engaños. Internos y externos, sistémicos e individuales.

A toro pasado las razones aparecen claras. Lo que importa es aprender del análisis de las causas.

En un reflujo revolucionario hay causas objetivas. Los cambios no suelen producirse sino en situaciones límite, en los peores momentos. Quien pretende renovar ha de improvisarlo todo, mientras lo viejo tiende a mantenerse, aunque se caiga a pedazos. La inferioridad de fuerzas prolonga la lucha hasta el agotamiento y aplaza a un futuro incierto el horizonte deseado. La guerra, tantas veces impuesta, causa deformaciones autoritarias, que se dan por obvias en el campo reaccionario, pero no se esperan de la revolución.

Puede afirmarse que el agotamiento, casi simultáneo, de los sistemas en lucha ha tenido causas comunes. La insostenibilidad natural del desarrollo capitalista se ha producido y se seguirá produciendo en el socialismo de emulación. Sólo que a la parte más débil el desmoronamiento le llegó antes.
 
La columna que reproduzco se ocupa más bien de las causas subjetivas, aunque como sostengo no sean separables. Previamente a la exigencia de cambios liberadores en los países socialistas, se presentó un gran escaparate de posibilidades, que tentó y sigue tentando a los individuos, no sólo por las limitaciones a sus libertades democráticas, sino por las limitaciones a sus deseos, ilusoriamente transformados en oportunidades. Aunque sean las oportunidades del que se entrega a un juego de azar.

Es en este sentido que podemos hablar de corrupción colectiva. Corrupción masiva por una idea de riqueza inalcanzable para casi todos, frente a un buen vivir perfectamente asequible. Efecto secundario: el perdedor se convierte en culpable de su fracaso, al haber aceptado previamente el juego.

Y ahora, la columna:

Día por día me supero

Al sueño, con el sueño y la lógica

Eduardo Montes de Oca, en Rebelión:


Presto a encarar una vez más el ritual de la columna, un rimero de opiniones se abalanza sobre el escriba, bien para auxiliarlo en el reto, bien para, agolpadas, coartarle el impulso. Pero el hombre peca de optimista y, tensando la capacidad de selección, blande como espaldarazo la afirmación de que el capitalismo es un sistema opaco, porque suele escamotear al sentido común su naturaleza explotadora. Punto a la cuenta de Marx.

Luego rememora que, mientras el régimen llamado “realmente existente” con complejo de culpa -el calificativo implicaba la posibilidad de otro, incumplido- se dio a socializar los bienes y privatizar los sueños, el archirrival se entregó a todo lo contrario: privatizar los bienes y socializar los sueños. Punto a nombre de Frei Betto. 

Aciertan quienes sostienen que la memoria discrimina. Las frases convocadas vienen a servir de oportunas premisas a un aserto: “No somos lógicos, sino psicológicos”. Así contesta Juan Pastor (Nodo50.org) a la pertinente, incluso si hiperbólica, interrogación con que él mismo intenta desempercudir de letargos a la humanidad toda: ¿Por qué somos tan pocos los anticapitalistas?

Por qué, si resulta este “un sistema injusto (dominación de una mayoría por una minoría, sumisión de los intereses comunes a ciertos intereses privados), que nos lleva a una sociedad injusta, y en ningún momento lo esconde"; es más, justifica su injusticia aludiendo a que es reflejo de la naturaleza (ley de la selva, lucha por la supervivencia…). El capitalismo busca el beneficio de unos pocos a costa de la mayoría…

De acuerdo con nuestro comentarista, la formación socioeconómica universalizada “es casi insuperable psicológicamente pues es muy difícil luchar contra una ilusión (estar arriba, consumir como los ricos). El éxito del low cost pone de manifiesto que tenemos que gastar menos pero no queremos consumir menos. Es más fácil derrotar una idea que un deseo (triunfar, hacerse rico, ser élite) o un sueño (el sueño americano).

Aunque el lector pueda considerar un tanto rotundas esas conclusiones -siempre bienvenida la duda metódica-, quizás coincida en la sugerencia de que “todo movimiento social contra el capitalismo deba atacar no tanto su ´lógica´ (acumulación, crecimiento…), como su ´psicológica` (mostrar la falacia del ´sueño americano´). Algún día habrá que hablar de la importancia del cine de Hollywood en la interiorización del sueño americano (en la construcción de subjetividades capitalistas). A fin de cuentas, casi nadie se ha leído a Milton Friedman; pero todos hemos visto Pretty Woman.”

Entroncado con las ideas de Antonio Gramsci acerca de la hegemonía, de la búsqueda de consenso que se gastan los poderosos junto con la coerción, la violencia, cuando devienen “necesarias”, Pastor endereza sus dardos contra la conciencia prefilosófica, esa que no alcanza a aprehender las esencias: “Mientras haya hombres que sueñen ser como Richard Gere (un tipo rico que ha triunfado especulando y despidiendo trabajadores), mujeres que sueñen que se les aparezca un Richard Gere que les salve, o mujeres y hombres dispuestos a hacerle la pelota a quien sea que tenga dinero (espeluznante la escena de los dependientes de una tienda de moda haciéndole la pelota a Julia Roberts), el capitalismo seguirá siendo, para la mayoría de la población, el menos malo de los sistemas políticos.”

Por ello, como nos advierte Manuel Navarrete en Rebelión.org., a manera de antídoto se precisa generar una memoria histórica de los oprimidos y reivindicar las experiencias sociales más avanzadas de la historia. Que no nos tiemble la voz al reconocer que, a pesar de los pesares, en la URSS el número de estudiantes a tiempo completo se multiplicó por seis; las camas de hospital casi por diez; los niños atendidos en guarderías, por mil 385; que el número de médicos por cada cien mil habitantes ascendía a 205, en tanto eran 170 en Italia y Austria, 150 en EE.UU., 144 en Alemania Occidental; 110 en Gran Bretaña, Francia y Holanda; 101 en Suecia… Ello, sin mengua de condenar entre los errores -o mala fe- la insuficiencia de los canales de participación popular habilitados, lo cual contribuyó a que gran número de ciudadanos dejarán de creerse protagonistas de la construcción socialista y asistieran con alucinante quietismo, con indiferencia impar, al derrumbe de un mundo.

¿Ser, sentirse protagonista no representa acaso anhelo ampliamente compartido? Insistamos entonces en su cristalización. No en vano esa misma Cuba que erradicó el analfabetismo con solo dos años de Revolución, ha eliminado la desnutrición infantil y exhibe la esperanza de vida más alta del Tercer Mundo (78 años) y la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina (menos de cinco por cada mil nacidos vivos)… también está procurando (tiene que lograrlo) extender, enraizar más el poder de las masas. Y es que lógica y psicología han de andar unidas. Digo yo.

domingo, 24 de marzo de 2013

Antonio Gramsci sobre filosofía, sociología de la ciencia y educación científica

Hablo con un amigo de la clausura de algunas salidas "optimistas" a la Crisis (así, con mayúscula). De la entropía creciente de los sistemas cerrados, de la flecha del tiempo, de termodinámica, irreversibilidad, límites del crecimiento, energía, agotamiento de materiales, acumulación insostenible de residuos, calentamiento y envenenamiento del planeta...

Mi amigo es algo ingenuo. Invariablemente me contesta que "el progreso técnico resolverá los problemas según se vayan presentando". Y no se queda ahí: "las soluciones ya existen, pero las ocultan hasta que sean rentables económicamente". Imagina sistemas de producción de energía inagotables, un aumento sin fin de las posibilidades de nuevos materiales, nuevas máquinas. Pero no puede imaginar otra sociedad.

No es capaz de pensar otras formas de relación entre humanos, no hay otra organización posible. No cree que sea buena la actual. Da por sentada la perversidad de esas compañías petrolíferas que, como él dice, guardan sus inventos en el cajón hasta que se agote su negocio actual, para crear con ellos un nuevo negocio. Pero no cree que eso tenga solución.

Rechaza caer en la desesperación, y su salida es la fe en la tecnociencia, en el progreso indefinido. Para él, la sociedad está en continuo desarrollo y crecimiento material, pero es estacionaria en sentido moral. Si acaso, en un horizonte muy lejano de prosperidad, los seres humanos se irán volviendo paulatinamente mejores.

No es un caso único. La mejor forma de ser feliz, mientras el cuerpo aguante, es el escapismo. Los aguafiestas, fuera de la fiesta, y que la fiesta siga. Y la mayoría espera religiosamente soluciones fantásticas.

Se ha dicho que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del sistema capitalista.

Ciberperros robóticos atados con longanizas tecnocientíficas

La crisis de la energía, de los residuos, en definitiva, del desorden, la entropía creciente y a fe ciega en la tecnociencia que resolverá todos nuestros problemas. Energéticos y medioambientales, y a través de ellos económicos y sociales....

Sobre esto reflexionaba yo cuando leía esta nota de Salvador López Arnal, referida a una nota sobre otro texto. El mío es de cuarta mano. Sirva para esta reflexión sobre esta ideología, la ya no tan nueva nueva religión positivista, como bálsamo consolador. Algo así querría expresar el clásico cuando dijo que "la religión es el opio del pueblo". Muchos no lo supieron interpretar. Otros no quisieron.
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Un breve y luminoso texto de Antonio Gramsci sobre filosofía, sociología de la ciencia y educación científica

Rebelión

Para Marta Arnal, que me enseñó ríos y montañas

En una de las anotaciones que Francisco Fernández Buey dejó escritas para su nuevo libro sobre humanidades y tercera cultura [1] puede leerse: “Nota. Gramsci: Con un punto de vista más ecuánime que el de los filósofos alemanes de la crisis también Antonio Gramsci escribió, hacia 1932, en los Cuadernos de la cárcel, sobre la infatuación por la ciencia y la superstición científica; pero para luchar contra ella Gramsci propone, precisamente, un mejor conocimiento público de las nociones científicas esenciales. Véaselo en “Sobre la superstición científica”, A. G. Para la reforma moral e intelectual. Los Libros de la Catarata, Madrid, 1998”.

Efectivamente, mejor resumen imposible, el texto del revolucionario sardo fue escrito entre 1932 y 1933, pertenece al Cuaderno XI, y fue seleccionado por el propio Francisco Fernández Buey para la antología que él mismo preparó y editó, con prólogo del malogrado Antonio A. Santucci, para “Pensamiento crítico” de Los Libros de la Catarata, una colección que también él codirigía con su discípulo, amigo y compañero Jorge Riechmann [2].

Es justo y conveniente recordar (y comentar brevemente) el texto gramsciano.

“Hay que notar que junto a la más superficial infautación por la ciencia”, señala el autor de los Quaderni, “existe en realidad la mayor de las ignorancias respecto de los hechos y de los método científicos”. La descripción y valoración no ha perdido su actualidad ni corrección; la percepción grasmciana apunta, sigue apuntando a una de las paradojas centrales de nuestra situación.

La creciente dificultad de los saberes y procedimientos científicos no se le escapa al antifascista encarcelado. Hechos y métodos, prosigue, son “cosas ambas muy difíciles y que cada vez tienden a serlo más por la progresiva especialización en los nuevos campos de investigación”. Podemos suponer lo que pensaría sobre nuestra actual hiperespecialización 80 años después.

Sigue Gramsci apuntando, y el paso es especialmente brillante, que “la superstición científica conlleva ilusiones tan ridículas y concepciones tan infantiles que hasta la superstición religiosa acaba ennoblecida”. ¿Por qué? Porque los avances científicos, lo que comunista internacionalista en expresión de la época llama “el progreso científico”, “ha hecho nacer la creencia expectante en un nuevo tipo de Mesías que convertirá esta tierra en el país de Jauja”. La falsaria ideología tecno-cientificista que asegura, contra toda aproximación crítica y contra toda descripción social objetiva, la resolución vía “progreso científico” de los conflictos, problemas y desigualdades sociales.

País de Jauja, ensoñación abonada y no externa a sus propios promotores, que Gramsci describe magníficamente: “como si las fuerzas de la naturaleza, sin que intervenga la fatiga humana, sino por obra de mecanismos cada vez más perfeccionados, fueran a dar a la sociedad, y en abundancia, todo lo necesario para satisfacer sus necesidades y vivir cómodamente. La creencia, no por casualidad por supuesto, sigue estando esculpida en hierro en la mente de muchos colectivos. Vale la pena destacar la mirada equilibrada, de límites, casi ecologista avant la lettre, que Gramsci parece transitar en este brillante paso.

Hay que combatir, pues, esta infautación; sus peligros son evidentes. ¿Cuáles? La fe abstracta y supersticiosa en la fuerza taumatúrgica del hombre, escribe un magnífico Gramsci dialéctico, “lleva paradójicamente a esterilizar las bases mismas de la fuerza humana y contribuye a destruir todo amor al trabajo concreto y necesario, como si se hubiera fumado una nueva especie de opio”. La denuncia de la apuesta fáustica, a la consideración quimérica en la peor de sus acepciones de la empresa tecnocientífica, y el desprecio al trabajo concreto, a sus valores y complejidades, a su misma necesidad, es, sigue siendo más que pertinente.

Hay que combatir, pues, esta infautación con varios medios, prosigue, de lo cuales el más importante –son palabras de Gramsci- “debería ser: facilitar un mejor conocimiento de las nociones científicas sencillas”. En absoluto abandono, en absoluto búsqueda de otro tipo de conocimiento no-científico o supuestamente superador del muy limitado saber tecno-científico sino mejor conocimiento de las nociones básicas de las ciencias, instrucción real en este ámbito de la cultura humana. Ninguna concesión al irracionalismo anticientífico.

Para ello, va concluyendo el autor de La revolución contra El Capital, “lo que conviene es que el trabajo de divulgación de la ciencia lo hagan los propios científicos y estudiosos serios”. Trabajo de divulgación, pues, de educación científica de la ciudadanía, hecho no sólo por científicos sino por estudiosos serios, informados, que no tienen por qué ser científicos, que sepan en verdad de qué están hablando. No, por el contrario, por “periodistas sabelotodo o autodidactas presuntuosos”. Tal cual. La pregunta es pertinente: aparte de mil cosas más, ¿era Gramsci vidente también?

En realidad, es el excelente toque final, “como se espera demasiado de la ciencia, se la concibe como una superior hechicería”, como una forma idolatrada de ideología, y por eso “no se logra valorar de manera realista lo que la ciencia ofrece en concreto”. El racionalismo temperado de Gramsci, su llamada al realismo político y cultural en la consideración social de la ciencia, hecha además en condiciones difíciles, casi insoportables, es si cabe aún más digno de admirar.

Nunca tanto en tan pocas líneas. ¿Se entiende que el texto de Gramsci pudiera servir de inspiración a Manuel Sacristán [3] y Francisco Fernández Buey, dos de sus grandes estudiosos y continuadores? Una conjetura, una sugerencia: leer La ilusión del método y muchos artículos de Pacifismo, ecologismo y política alternativa (y otros materiales inéditos) desde la mirada esbozada por el autor de los Quaderni en este breve, magnífico e imprescindible texto.

Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, cuyo director es Jordi Mir Garcia)

Notas:
[1] De próxima aparición en El Viejo Topo, con prólogo de Jorge Riechmann y Alicia Durán.
[2] Con la antología de Gramsci se abría la colección crítica de los Libros de la Catarata.
[3] La siguiente nota fue escrita por Sacristán como entrada “Gramsci” para el Diccionario de filosofía de Dagobert D. Runes cuya traducción él mismo coordinó:

“Antonio Gramsci (1891-1937). Político y filósofo italiano, fundador del PCI. Estudió lingüística y Filología (sobre todo Glotología) en la Universidad de Turín, sin llegar a terminar la carrera por su dedicación a la política... Encarcelado en 1926, muere el 27 de abril de 1937, a los seis días de haber cumplido la condena que el fiscal había motivado con la frase “Durante veinte años tenemos que impedir que funcione este cerebro”. La obra de Gramsci consta de artículos periodísticos anteriores a su encarcelamiento y de una treintena de cuadernos de notas escritos en la cárcel (“Quaderni del carcere”). Las cartas escritas por Gramsci desde la cárcel fueron consideradas por Benedetto Croce como una nueva pieza de la literatura italiana”.
De Sacristán sobre Gramsci sigue siendo imprescindible El orden y el tiempo (Trotta, Madrid, edición de Albert Domingo Curto). De Francisco Fernández Buey, Leyendo a Gramsci (El Viejo Topo, Barcelona).