Lo que motiva esta pincelada es la frase del asesor de Margaret Thatcher, Alan Budd, que reproduzco del artículo citado. Y los maravillosos efectos producidos.
"¡Blasfemado ha! ¿qué necesidad tenemos ya de testigos?"
El profesor David Harvey ha hecho una reseña del libro de Thomas Piketty “El Capital en el siglo XXI”. Harvey, uno de los más importantes geógrafos de nuestro tiempo, es catedrático de Antropología y Geografía en la City University of New York, y lleva más de 40 años enseñando, divulgando e investigando sobre la opera magna de Marx, El Capital.
El libro deThomas Piketty ha causado un cierto revuelo. Piketty sostiene que cuando la tasa de acumulación de capital crece más rápido que la economía, entonces la desigualdad aumenta. Defiende los impuestos progresivos y un impuesto global sobre la riqueza como la única forma de contrarrestar las tendencias hacia la creación de una forma de capitalismo “patrimonial” marcada por lo que califica como desigualdades de riqueza y renta “aterradoras”.
Documenta de forma minuciosa cómo la desigualdad social en riqueza y en renta ha evolucionado a lo largo de dos siglos. Destruye la idea de que el capitalismo de libre mercado extiende la riqueza y que es el mayor bastión en la defensa de libertades individuales.
El capitalismo de libre mercado, cuando se hayan ausentes las intervenciones redistributivas del Estado, produce oligarquías antidemocráticas, tal y como demuestra Piketty.
Hoy mismo, en ¡El País!, encuentro una beligerante referencia a un artículo del ¡Financial Times! sobre este libro.
Niegan los prestigiosos diarios la más evidente de las evidencias, amparándose en el "manejo torticero" de los modelos matemáticos por parte de Piketty.
¡Como si no supiéramos que el alcance de cualquier modelo depende de la elección y cuantificación de las variables!
Algunas ideas sobre Piketty
Rotekeil
(...)
El declive constante en la participación del trabajo en la renta nacional desde los años 70 se deriva del poder político y económico en decadencia del trabajo mientras que el capital movilizaba tecnología, desempleo, deslocalizaciones y políticas anti-trabajo (como las de Margaret Thatcher y Ronald Reagan) para aplastar a su oposición. Como Alan Budd, un asesor de Margaret Thatcher, confesó en un descuido, las políticas contra la inflación de los años 80 resultaron ser una “muy buena forma de aumentar el desempleo, y aumentar el desempleo fue una forma extremadamente atractiva de reducir la fuerza de la clase trabajadora… lo que se diseñó allí fue, en términos marxistas, una crisis del capitalismo que recreaba un ejército de reserva del trabajo y que ha permitido a los capitalistas generar grandes beneficios desde entonces”. La diferencia en remuneración entre un trabajador promedio y un alto directivo estaba alrededor de 30/1 en 1970. Hoy en día se halla fácilmente sobre los 300/1 y en el caso de McDonald’s, sobre los 1.200/1.
(...)
Que pena que en economia no exista el segundo principio de la termodinamica, asi la concentracion de riqueza (desigualdad termica), seria cada vez menor :-)
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