Tariq Ali entrevista a Allyson Pollock, y en la conversación se denuncia largamente la pauperización de lo público, la nueva acumulación por desposesión, sea en África o en Europa, de la que cada vez somos más conscientes, aunque aún reaccionamos lenta y débilmente.
Allyson Pollock es profesora de Política e Investigación de la Salud Pública en la Universidad Queen Mary de Londres. Tariq Ali, escritor y director de cine pakistaní, escribe habitualmente para The Guardian, Counterpunch, London Review of Books, Monthly Review, Z Magazine. Ali es, además, editor y asiduo colaborador de la revista New Left Review y de Sin Permiso, y es asesor del canal de televisión sudamericano Telesur. Su último libro, publicado por Verso, es The Obama Syndrome: Surrender at Home, War Abroad’.
El marco natural de la epidemia es, como en casi todas, la miseria. Ahí estuvo el origen de las grandes pestes. No hay que olvidar que las mejoras sanitarias y urbanísticas en nuestros países vinieron dadas por el peligro de contagio, que no respetaba a las clases privilegiadas. Algo así parece que va a ocurrir ahora, pero las soluciones apuntadas pueden volver a ser "oportunidades de negocio".
El artículo desborda lo que rodea a este terrible virus, para hacer una crítica de como la sanidad pública se halla en proceso acelerado de privatización en todo el mundo. Y más allá, de cómo estamos asistiendo al secuestro (¿imparable?) de todo lo común.
Para ayudar a la toma de conciencia, por aquello de "ojos que no ven...", publico esta imagen de los daños ocasionados por el Ébola. No es de las más horripilantes, que no me he atrevido a elegir. Basta recordar que, como ya se ha divulgado, en las fases finales provoca la licuefacción de los órganos...
-Tariq Ali (TA): Vamos a hablar hoy de medicina y de lo que está
sucediendo en África, pero no sólo allí, también en otras partes del
planeta, y de cómo la medicina privatizada está ya subyugando todo ese
ámbito excepto en unos cuantos oasis que todavía quedan: Cuba,
Venezuela, etc. Está conmigo la Profesora Allyson Pollock, una de las
científicas y expertas de la sanidad pública más reconocidas en su campo
por todo el mundo. Ébola: ¿cuáles son sus orígenes y cómo se extendió
tan rápidamente por tres países africanos, Sierra Leona, Liberia y
Guinea, aunque ahora el pánico se está extendiendo por todas partes?
-Allyson Pollock (AP):
Bien, el Ébola es un virus, nadie sabe muy bien cuáles son sus
orígenes, algunos piensan que podría proceder del murciélago y que se
extiende a través de los fluidos del cuerpo, ese es por tanto un
mecanismo importante de trasmisión. En la mayoría de la situaciones
normales debería ser fácilmente controlado con una cuarentena y aislando
a los enfermos, pero el gran problema en los países donde es más
prevalente, los que has citado, Sierra Leona, Liberia y Guinea, son
países muy, muy pobres, donde la infraestructura está cada vez más
destrozada, especialmente en lo que se refiere a los sistemas
sanitarios, y el virus está presente ya en zonas urbanas donde se da un
estrecho contacto entre humanos, por eso es muy difícil de contener y
controlar, sobre todo cuando aparece en zonas superpobladas y muy pobres
y con muy escaso saneamiento.
-TA: La comunidad sanitaria
internacional, por decirlo de alguna manera, la OMS, ¿no reaccionó muy
lentamente respecto a lo podría haber hecho en las primeras fases de la
enfermedad?
-AP: Bien, supongo que la OMS confiaba
en que iba a contenerla con bastante facilidad, al igual que en el
anterior gran brote en la década de 1970. ¿Sucedió quizá que no pensaron
en el hecho de que esos países en los que está brotando se hallan
realmente entre los países más pobres de entre los pobres? Liberia y
Sierra Leona han pasado cada uno por largos períodos de guerra civil,
han tenido conflictos con refugiados desplazados, el PIB y la economía
han quedado muy desangrados y lo que hemos visto en todos esos países es
un vaciamiento de todo tipo de servicios públicos y especialmente de
sistemas sanitarios. Por todo ello es muy, muy difícil contenerlo, pero a
lo que tenemos que enfrentarnos sobre todo es a problemas muy reales de
pobreza. Supongo que confiaban en contener fácilmente la enfermedad
pero se trata de un virus que tiene una tasa de mortalidad muy alta, se
dice que hay un 55% de probabilidades de morir si se contrae. Esto es
muy grave pero uno de los grandes problemas es que el mundo occidental,
sobre todo el gobierno de EEUU, está respondiendo con soluciones de
armas y balas mágicas muy vistas ya: el anuncio de Obama de que va a
enviar 3.000 soldados y el anuncio paralelo de que van a centrarse en la
producción rápida de la vacuna. Y esto supone la total eliminación del
importante factor estructural y social de la sanidad pública, y los
principios de toda la salud pública se hallan en soluciones muy
sencillas y básicas. Se trata de disponer de agua potable, saneamiento,
buena nutrición, es decir, que hay que luchar contra los males de la
pobreza. Y, por encima de todo, se necesitan sistemas sanitarios
competentes que dispongan de doctores y enfermeras bien formados e
instalaciones donde puedas aislar a la gente y puedas también hacer lo
que se denomina “rastreo de contactos”: volver a la comunidad para
averiguar con quien han estado en contacto las personas afectadas para
que puedas entonces ponerlas en cuarentena y aislarlas hasta estar
seguros de que realmente no se han contagiado de la enfermedad ni no la
han trasmitido durante el período de incubación. Y todas esas
posibilidades han desaparecido.
Eso es lo que esos países están
viviendo al haber sufrido una erosión y colapso totales de sus sistemas
de atención sanitaria y esa es la tragedia. Por tanto, la población
cuenta con poquísimos doctores y enfermeras. Sencillamente, no dan
abasto, y desde luego las instalaciones públicas que hay están
atestadas, están en una situación horrible, carecen completa y
totalmente de personal. Por tanto, el problema de una epidemia va a
machacarlos, es el Ébola, pero podría haber sido cólera o cualquier otra
enfermedad. Y va a golpearlos con toda fuerza. Esto era completamente
previsible y lleva siendo previsible desde hace más de veinte años y es
de lo que han venido hablando el lobby a favor de la sanidad pública y
los defensores de lo público. La solución a esta epidemia no son balas
mágicas de vacunas y no está en enviar tropas. Es un problema
estructural, social, económico, medioambiental y se resuelve poniendo en
marcha medidas de salud pública en todos los sectores.
-TA:
Pero, según vemos, todo el sistema capitalista mundial está en contra
de los servicios públicos de salud, está a favor de soluciones
privatizadas, de instalaciones privatizadas, lo que significa que en la
mayoría de los países, y cada vez más, se dispone de dos o tres sistemas
de niveles: tienes buenos hospitales de calidad para los ricos y la
gente que puede permitírselos, tienes un segundo nivel para la mayor
parte de la clase media, que también tienen que pagar pero no demasiado y
sus instalaciones no son tan buenas, y después tienes los hospitales
públicos, no sólo en África sino en países como la India y Pakistán y
Sri Lanka, que son una desgracia total pero no se hace nada al respecto a
nivel global porque no se considera una prioridad. Es un escándalo.
Teniendo en cuenta que así es como funciona el sistema sanitario del que
hablabas, la solución obvia a medio y largo plazo es crear una fuerte
infraestructura social en esos países, pero es ahí precisamente donde el
Fondo Monetario Internacional les lleva exigiendo que no inviertan
dinero desde hace cuatro décadas, así pues, ¿qué crees que pueden hacer?
-AP: Bien, creo que estás planteando dos temas
importantes: cuál es el papel del FMI, del Banco Mundial, del Banco
Africano de Desarrollo, porque si miramos de nuevo a Liberia, Sierra
Leona y Guinea, que en realidad tienen muchísimos recursos naturales, lo
que está sucediendo con estos países respecto a su economía, es que las
tierras se están privatizando cada vez más y están siendo ocupadas por
inversores extranjeros que están entrando y saqueando sus recursos y
activos. Liberia tiene un PIB de un par de miles de millones de dólares y
una población de cinco o seis millones, por tanto, cómo van a
reconstruir el país cuando en realidad sólo cuentas con altos ejecutivos
extranjeros, compañías público-privadas y grandes flujos de dinero que
se van fuera y no tienes ningún mecanismo de redistribución porque la
redistribución implica intentar construir un sociedad más justa y tratar
de recuperar los recursos.
Por tanto, eso empieza por la
economía, empieza con lo que está sucediendo con la tierra, empieza con
el hecho de que el aceite de palma, el coco y el caucho son cultivos
comerciales importantes y hay tierra, pero su propiedad se ha
transferido; y esto lo han documentado muy bien organizaciones
importantes como Global Witness, pero también la Fundación Oakland en
EEUU, que han levantado acta de lo que está sucediendo con la tierra y
recuerdan que muchos de los campesinos, por ejemplo en Liberia,
constituyen el 70% de la población y viven en zonas rurales. Van a ser
agricultores de subsistencia, ese es un gran problema, y cuando tienes a
la población gastando el 80% del dinero en comida y vas y pones todos
esos cercos a su alrededor, desde luego que tienen un problema muy real,
porque la pobreza va realmente a acelerarse aún más en esos países a
causa del virus del Ébola, porque se están cerrando las fronteras y
porque ya no cuentas con flujos económicos. Por eso pienso que
necesitamos empezar por la economía porque esa es la causa de los
problemas estructurales. Luego tenemos el papel que juega la
Organización Mundial de la Salud, que es la autoridad internacional
mundial en materia sanitaria. Tiene poderes para elaborar leyes pero
desde hace más de veinte años se la viene privando sistemáticamente de
fondos y esa financiación está vinculada a todo tipo de condiciones, y
esas condiciones las están fijando las grandes ONG mundiales, como la
Fundación de Bill & Melinda Gates, que no tienen base democrática,
no rinden cuentas y además están haciendo un daño incalculable a través
de sus programas verticales de atención a las enfermedades, porque no
están enraizados en la sanidad pública y en los sistemas de sanidad
pública. Y un buen ejemplo de programa vertical de atención a las
enfermedades es cuando coges el Ébola y montas tu operación para hacerle
frente ignorando todas las otras causas de la enfermedad, como también
sucede en el caso de la malaria, que son la pobreza y malnutrición y, al
mismo tiempo, centras todos los esfuerzos en la industria del
desarrollo de vacunas.
De verdad que lo que esos países
necesitan no son vacunas, sino medidas adecuadas de redistribución y
sanidad pública. No aprendemos nada de la historia, eso es lo realmente
desesperante. Todas las grandes reformas, todo el gran colapso de
epidemias de enfermedades infecciosas no se redujeron con medicinas y
vacunas, sino con medidas redistributivas, que incluyen saneamiento,
nutrición, vivienda digna y, sobre todo, una verdadera democratización. Y
con eso llega la educación y todo el resto de medidas que necesitamos.
Ahora bien, no estoy diciendo que no necesitemos vacunas pero uno de los
grandes problemas es que esos desarrollos de vacunas están ahora en
manos de grandes fundaciones muy poderosas, de ONG, como GAVI (siglas en
inglés de Alianza Global para la Iniciativas de Vacunas), que junto con
grandes firmas como GSK y Merck, están dispuestas a imponer patentes y
la razón por la que les gustan las vacunas… es porque las vacunas
significan inmunización masiva, lo que implica grandes cifras y esos
cifras entrañan dinero. Y sí, el dinero lo están poniendo los gobiernos
occidentales y occidente, pero ese dinero podría fluir mucho más
fácilmente hacia los mismos gobiernos africanos para que reconstruyeran
sus sistemas sanitarios, porque se trata de reconstruir la
infraestructura de la sanidad pública y eso incluye introducir atención
sanitaria primaria en la comunidad, sistemas comunitarios de sanidad,
unidades de control de las infecciones a nivel comunitario, construir
hospitales y formar a enfermeras y doctores. Y el otro gran problema en
todos estos países es el de la fuga de cerebros, porque hay allí pocos
doctores y enfermeras y muchos de los que hay quieren marcharse, y eso
es lo que está sucediendo también en Nigeria, que quieren trabajar en el
sector privado o que quieren trabajar para esas ONG porque ganan mucho
más dinero, y así es como va vaciándose completamente todo el sistema de
la sanidad pública.
Esta situación representa un gran problema
porque la Fundación Gates, Bill & Melinda Gates, no creen en el
sector público, no creen en un sistema democrático, de propiedad pública
al que se le puedan exigir cuentas públicamente.
-TA: ¿Ha
dejado la OMS de hacer realmente lo que debía debido a las políticas
gubernamentales y a las prioridades del consenso de Washington, i.e.,
neoliberalismo, privatización de la medicina, incapacidad para controlar
a las grandes firmas farmacéuticas, en el sentido de que no puede hacer
lo que hay que hacer, como apuntalar, fortalecer, construir si fuera
necesario en algunos de esos países sistemas de salud pública?
-AP: Bien, hay un informe muy importante publicado recientemente en el British Medical Journal,
creo que de David Legg, que establece realmente qué es lo que pasó en
la OMS durante las dos décadas en que EEUU se negó a financiar lo que le
correspondía, y te encuentras con que cuando los gobiernos occidentales
y EEUU entran en acción, imponen sus condiciones, que giran
habitualmente alrededor de las prioridades de Bill & Melinda Gates y
no alrededor de las prioridades esenciales de la sanidad pública, y la
OMS se encuentra con las manos atadas. Y es realmente la OMS la que
tiene poder para hacer leyes, y sin embargo nunca ha ejercido esas
funciones de las que hablamos respecto a los déficits democráticos que
se producen en el momento en que las grandes financiaciones globales,
como el Fondo Gates o el Fondo Buffet, determinan de hecho cuáles son
las prioridades mundiales, desvinculándolas de la sanidad pública porque
las vinculan a lo económico, necesitan industrializar, necesitan
medicalizar y necesitan farmaceutizar. Pero hay en ciernes un gran
contragolpe, una gran reacción en el mundo occidental; hay ahora mucho
más pensamiento crítico respecto a la ética y la seguridad e idoneidad
de los medicamentos y las vacunas, y este grupo está empezando a estar
cada vez más articulado y cada vez más y más implicado. Pero uno de los
grandes problemas es que debido a la enorme cantidad de dinero que tiene
el Fondo de Bill & Melinda Gates, el personal técnico, como yo
misma, las tribus de la sanidad pública, se sienten atrapados porque sus
posibilidades de conseguir trabajo o de investigar están vinculadas a
los intereses del Fondo Global. Y así sucede que el pensamiento crítico
se va vaciando, pero al mismo tiempo tenemos las funciones esenciales
que cubre la sanidad pública porque la sanidad pública está ahí, como
diría Ibsen en Un enemigo del pueblo; tenemos que ser realmente críticos
para poder evaluar y pensar de forma racional y para recordarle a todo
el mundo cuáles son las determinaciones sociales de la salud, no es tan
complicado. No se necesitan pociones mágicas ni gastar millones de
dólares en genética y laboratorios, se necesitan cosas muy, muy básicas,
pero que son esenciales porque son de las que dependen las
infraestructuras de la salud pública.
-TA: Contrasta con lo
que está pasando en la mayor parte del mundo, la situación de un país
diminuto como Cuba, que ha conseguido levantar un sistema de salud
pública a partir de muchos de los factores que estás defendiendo. Está
muy centrado en la medicina preventiva, que impide que una enfermedad se
propague, y tiene uno de los mejores historiales de salud pública para
los ciudadanos cubanos, y también ha ayudado a Venezuela, a los
ciudadanos venezolanos y a otros ciudadanos sudamericanos, que están
ahora en mejores condiciones que muchos pueblos, por ejemplo, de la
Europa del Este, donde se ha llevado a cabo una gran privatización; y no
digamos ya en África y grandes zonas de Asia. ¿Has estudiado ese
sistema?
-AP: Sí, pienso que el sistema cubano es
muy alentador y cualquiera que haya estado en Cuba no ha podido sino
sentir los beneficios de la sanidad pública. Quiero decir que es un país
que realmente conoce el significado de la austeridad y su PIB es
equivalente al de muchos de estos países pobres, pero no tienen esas
desigualdades extraordinarias porque su visión de la medicina y las
campañas que han llevado a cabo han incentivado la sanidad pública y la
sanidad para todos. Por tanto, lo han hecho extraordinariamente bien,
muy, muy bien. El problema real se produce ahora como consecuencia de
las políticas neoliberales y de la necesidad de conseguir los productos,
las medicinas, en el mercado; es un momento muy importante para que
Cuba piense en ello. Tienen que recordar continuamente cuál es su PIB y
en lo que han conseguido con él si se comparan con algunos de los países
más pobres del mundo, como Sierra Leona y Liberia, especialmente
Liberia.
-TA: El otro aspecto, desde luego, es que los
cubanos han enviado un buen número de sus doctores a zonas de África,
Sudamérica, a cualquier lugar donde se hubiera producido un desastre.
Recuerdo en las terribles inundaciones en Pakistán, realmente horribles,
a todo un equipo de doctores cubanos que llegaron y les llevaron hasta
las zonas más remotas del país donde los hombres no permitían que a sus
mujeres las vieran doctores porque la mayoría eran hombres. Y cuando
vieron el equipo cubano, en el que había un 60% de doctoras y un 40% de
doctores, los hombres de esas comunidades dijeron: “Ah, tenéis doctoras,
¿sois doctoras?”, y ellas contestaron “sí, sí”, entonces les dijeron
“OK, podéis ver a las mujeres allá donde vayáis”. Fue algo sorprendente y
las mujeres estaban encantadas y lo mismo sus niños, y una doctora
cubana me contó que les dijeron: “¿De dónde venís?”, y ella contestó
“Venimos de Cuba”. “¿Dónde está eso?”, “Es una isla diminuta del
Caribe”. Y le preguntaron, “¿quién es vuestro líder, qué gobierno
tenéis?”. Fueron muy cuidadosas porque estaban en una misión médica,
pero les dijeron: “¿Queréis ver una foto de Fidel Castro, que es nuestro
líder?”, y le dijeron que sí. Y les mostró una foto de Castro y las
mujeres dijeron: “Dios mío, tiene barba, como los que hay a veinte
kilómetros de aquí, ¿quieres ir a ver a esos barbudos?”. [Risas]. Pero
estaban muy impresionadas y todos los medios de Pakistán se referían a
lo que habían hecho, los cubanos dijeron “no queremos ayuda del
gobierno, hemos venido con nuestras tiendas, nuestro equipamiento, todo
lo que queremos son recipientes para hervir el agua y del resto ya nos
ocupamos nosotros; traemos medicinas con nosotros”.
Y la
otra cuestión es que, a diferencia de los servicios sanitarios
construidos en Europa Occidental tras la II Guerra Mundial, incluido el
Servicio Nacional de Salud [Reino Unido], los gobiernos de esos países
nunca establecieron industrias farmacéuticas para complementar esos
servicios sanitarios. Ni siquiera consideraron seriamente la posibilidad
de nacionalizarlos, porque eso habría hecho bajar los precios de las
medicinas y no poder cobrar por las recetas. Vamos un momento a abordar
un tema que conoces muy bien: el servicio de salud en Gran Bretaña y los
países de la Unión Europea, Allyson, ¿qué está sucediendo? Una cosa es
hablar de África, pero, ¿qué está sucediendo con los servicios
sanitarios en Europa?
-AP: Lo que está sucediendo
ahora en Europa, por lo que muchos estamos preocupados, es que se están
importando las políticas neoliberales que vienen de EEUU, todo lo
referente a la industria de la atención sanitaria en EEUU, que ha
agotado los fondos del país porque la sanidad alcanza el 18% del PIB,
comparada con el 9% o 10% de la media en Europa, por lo que los
inversores de la sanidad necesitan encontrar nuevos mercados y están muy
ocupados tratando de penetrar y abrir los sistemas de atención
sanitaria en Europa. Y desde luego, para ellos, el mayor trofeo es el
Servicio Nacional de Sanidad (NHS, por sus siglas en inglés) del Reino
Unido porque durante mucho tiempo fue el más socializado de todos los
sistemas de atención sanitaria. Ha habido descentralización; Escocia,
Gales e Inglaterra tienen sus propios servicios y Escocia y Gales, que
son territorios muy pequeños, no cubren más que a 8 ó 9 millones de
personas, han conservado un servicio nacional de sanidad, pero
Inglaterra –y mucha gente no es consciente de ello- abolió sus servicio
nacional de sanidad en 2012 con el Acta de Atención Sanitaria y Social.
Lo que queda del NHS es un flujo de fondos, se ha visto reducido a un
logo y lo que el gobierno está haciendo ahora es acelerar la
desaparición de lo que queda del servicio nacional bajo propiedad
pública, y para ello está cerrando hospitales, cerrando servicios y
privatizando o subcontratándolo todo. Por tanto, del mismo modo que
estamos viendo que en Liberia y Guinea las tierras públicas, los
recintos, están transfiriéndose a propietarios privados extranjeros, lo
mismo está sucediendo con nuestros servicios públicos, con nuestros
hospitales públicos, con nuestras instalaciones públicas. Se están
cerrando y entregando a inversores privados que sólo buscan el lucro y
todo esto está sucediendo a una extraordinaria velocidad en Inglaterra.
Mucho más rápidamente que en cualquier otro lugar de Europa,
respondiendo a un gran proyecto neoliberal global.
-TA: Para privatizar la sanidad.
-AP:
Sí, para privatizar no sólo el sistema sanitario sino también, en
última instancia, la financiación. Ahora, en EEUU, alrededor de esa
mitad del 18% del PIB la está pagando el gobierno, el gobierno es en
efecto un contribuyente y después canaliza el dinero hacia las
corporaciones privadas con ánimo de lucro. El gobierno en Inglaterra
abolió el acta de sanidad y asistencia social porque quería abrir nuevos
flujos de financiación. Pero eso reduce el nivel de los servicios
públicos disponibles, creando un clima de descontento respecto al NHS,
obligando a la gente de las clases medias, como tú y como yo, Ali, a ir
por lo privado y pagar de nuestro bolsillo, o hacerte un seguro
sanitario, y así es como vamos desertando, abandonando lo que queda y,
al mismo tiempo, el gobierno está reduciendo todos nuestros derechos
porque ya no tienen la obligación de proporcionar una sanidad universal.
Ese deber estuvo en vigor desde 1948 y se abolió en 2012. Es decir, el
gobierno reduce todos nuestros derechos, reduce todo de lo que
disponíamos y cada vez más tendremos que acudir, como te comentaba, a
pagar por nuestra cuenta o a hacernos un seguro privado. Y la industria
de los seguros sanitarios privados con ánimo de lucro está aquí, está en
EEUU y está impulsando las nuevas estructuras que el gobierno ha puesto
en marcha para dejarnos en sus manos manos de los seguros sanitarios
privados; eso es lo que estamos viendo.
Ese nuevo sistema que
está poniendo en marcha el gobierno sigue el modelo de EEUU y va a
suponernos una pérdida inmensa y será también una catástrofe para la
sanidad pública porque va a implicar que muchos, muchos millones de
personas se irán quedando sin atención; por supuesto que los mercados
hacen que la gente se vuelva invisible, que no se la vea. El doctor que
está frente a ti sólo ve el paciente que le llega; no ve las muchas
decenas de miles a los que se niega el acceso a la sanidad, y esa es la
razón de que en EEUU los doctores no estén en la calle haciendo campaña.
Pero en el Reino Unido, los doctores sí están en la calle protestando,
están ahora a favor del Partido de la Alianza por la Sanidad Nacional,
están poniendo a sus candidatos frente a los partidos convencionales. Y
puedes ver que los doctores están listos para luchar por la sanidad
pública universal; una vez que nuestro NHS ha desaparecido
completamente, que ha sido abolido, que todo lo que quedaba se ha
liquidado, tienes que utilizar el paralelo del roble, que parece estar
brotando y floreciendo pero que le han cortado las raíces y le puede
llevar muchos meses o años hasta entrar en decadencia total. Pero una
vez desaparecido, los doctores ya no estarán ahí. Serán como los médicos
de EEUU, que sólo están interesados en ellos mismos, interesados en sus
propios bolsillos y ajenos al acceso universal a la sanidad. Y este es
el crimen del siglo, la forma en que la coalición inglesa, tanto
conservadores como demócratas liberales, ha abolido realmente nuestro
NHS, pero en el camino han contado con la enorme ayuda del gobierno
laborista que estuvo antes que ellos.
-TA: ¿Sentó las bases el laborismo de toda esa situación cuando estaba en el poder?
-AP:
Absolutamente. Alan Milburn, el Secretario de Sanidad llevó a cabo la
operación en el 2000. En 1997, el gobierno laborista tuvo ocasión para
revertir las políticas de privatización y mercantilización, de librarse
de la iniciativa de financiación privada y tuvieron un muy buen
Secretario de Estado que estaba decidido a llevarlo a cabo…
-TA: ¿Frank Dobson?
-AP:
Frank Dobson. Pero se deshicieron de él a toda prisa y en su lugar nos
colocaron a Alan Milburn y su plan de diez años; ahora ha entrado a
trabajar en las mismas compañías que ayudó a crear. Pienso que es una
tragedia, como cuando se aprobó el proyecto de ley en el parlamento para
abolir el NHS, muchos de los pares y muchos de los parlamentarios
tenían conflictos de intereses porque realmente tenían intereses en las
empresas sanitarias que estaban estableciéndose.
-TA: Es realmente indignante. Y Milburn es uno de ellos.
-AP:
Sí, es una parodia de democracia, lo es realmente, y como doctora de la
sanidad pública sostengo que es una catástrofe absoluta porque en estos
momentos sabemos que personas de todas las edades, con enfermedades
mentales graves, no pueden acceder a la atención sanitaria, personas con
derrames cerebrales, con enfermedades crónicas, se les niega el acceso a
la sanidad y son voces que claman en el desierto, a las que nadie
escucha, nadie las escucha porque no hay mecanismos colectivos para que
se les pueda ya escuchar. Y los médicos y enfermeras están totalmente
desesperados. Pero tenemos la solución; mis colegas han elaborado un
proyecto de ley para restaurar el NHS y esperamos que lo restaure
cualquiera que sea el partido que llegue al poder; por tanto, la
solución está ahí, está ya redactada y preparada, para restaurar y
restablecer el NHS.
-TA: ¿Es legítimo conseguir beneficios inmensos a costa de las necesidades básicas de la gente común y corriente?
-AP:
Eso es lo que está ocurriendo, se consiguen beneficios a costa de las
enfermedades de las personas. La historia empezó con la industria
farmacéutica y con la producción de vacunas, era perfectamente aceptable
conseguir beneficios de ahí, por lo tanto pensaron ¿por qué no seguimos
adelante y conseguimos beneficios de las enfermedades y la atención
sanitaria? Por supuesto que el NHS se estableció en Inglaterra para ser
redistributivo. Se financiaba con los impuestos, era progresista, lo que
significaba que el dinero fluía de acuerdo con las necesidades. Pero lo
que estamos viendo ahora es que el dinero fluye de acuerdo con las
necesidades de los accionistas y no de los pacientes, y eso es como para
preocuparse muchísimo. Desde luego. Todo depende de la voluntad
política. Todo puede revertirse pero depende de la política, de la
democracia y de que el pueblo haga que su voz se escuche.
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