sábado, 29 de octubre de 2016

Cuando el horizonte encoge...

Varias lecturas me sugiere esta viñeta, genial como tantas otras, del (casi) único referente que me obliga a explorar un periódico como El País.

La primera, la pretendida por el autor, es la sarcástica. En su línea de denuncia constante del Gran Poder que nos manipula "como si fuéramos hechos de alfeñique".
 

Es casi literalmente lo que llegó a decir el ínclito Díaz Ferrán, en su momento máximo representante de la CEOE: "Hay que trabajar más y ganar menos (vosotros) para salir (nosotros) de la crisis (de la suya, claro está)".

Lo que hay tras esta histórica formulación es el hecho real de que "el horizonte encoge". Y no oculta la intención empresarial de trasladar a toda costa la contra(di)cción fuera de sus cuentas de resultados.

Esta contracción bien real de la economía, pareja a la escasez progresiva de recursos de todo tipo, nos lleva a la segunda interpretación, la preocupante. Pero a diferencia de lo que desea el capital, no se combate defendiendo las tasas de beneficio hasta secar por completo lo que hay fuera de ellas, sino de planificar esta inexorable tendencia para repartir mejor y sustituir a tiempo el imposible crecimiento material por verdadero desarrollo humano, que es otra cosa.

Pero hay (¡ay!) una tercera lectura, la melancólica. Personal, pero no intransferible. 

Quien esto escribe "tiene ya una edad", y percibe cómo encoge el tiempo que querría dedicar a hacer tantas cosas que no pudo hacer antes... mientras se resiste a "estrechar las miras". ¡Tantos proyectos quedarán inacabados!

Por eso no entiendo a esos jubilados que se aburren "porque no saben qué hacer". Sólo habían vivido para trabajar en labores enajenadas.

Suscribo el epitafio de aquel poeta ultraísta (y también ultra) que fue César González Ruano:
Vino, venció. Fue vencido  
 en lo que quiso vencer.   
 Escribió, y en el tintero   
 dejó lo que quiso hacer  
 por hacer lo que quisieron.   
 Y se fue.
 

2 comentarios:

  1. Yo, que al igual que tú también tengo "una edad", sin ser en absoluto optimista, el único horizonte que estoy dispuesto a contraer es el de la cuerda del arco que impulse la flecha tan lejos como sea posible.

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  2. Tienes razón. Esa es mi intención, más vale hacer algo que no hacer nada

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