viernes, 3 de marzo de 2023

¡Mujeres afganas! ¿Por qué pedís a Occidente "hacer algo" si ya lo ha hecho?

Cuando el olvido y la ignorancia programada logran envolver la Historia en la niebla, habrá que recordar una y otra vez cosas que ni se mencionan, no sea nos pique la curiosidad, tratemos de averiguar por nuestra cuenta y encontremos en el pasado posibilidades de futuro más allá del habitual "esto es lo que hay".

Sobre este país que comenzaba a levantarse y fue hundido otra vez en la Edad Media podéis volver a ver Afganistan como nunca te lo han contado,  I II    y III .

Ahora un nuevo artículo desvela que la "vergonzosa retirada" de las tropas de la OTAN no ha sido tal, sino un nuevo pacto con los talibanes. Primero los promociono, luego los bombardeo y al final llegamos a un pacto de amiguetes, pues lo importante es otra cosa.

Me entero con cierta estupefacción de que los EEUU mantienen, al menos, cinco bases militares, y decenas de miles de mercenarios-contratistas, en Afganistán, porque es el único acceso terrestre de sus militares al territorio chino.

¿Cómo nos lo van a contar?

¡Mujeres afganas! ¿Por qué pedís a Occidente "hacer algo" si ya lo ha hecho?

Nazanín Armanian

Mujeres en Afganistán. Foto: ANTONIN BURAT / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO 

Las mujeres recién llegadas a Europa con los aviones fletados por la OTAN, sin aun encontrar respuestas a la pregunta que ronda sus cabezas --eso de "¿Por qué Occidente nos abandonó?"--, y mientras agitan las conciencias anestesiadas, demandan acciones contundentes de los gobiernos europeos para liberarse del grupo terrorista Talibán que ha convertido en un infierno la vida de la población afgana en general y la de las mujeres en particular.

¿Están pidiendo otra agresión militar al estilo del 2001? Pues, de los nueve objetivos de la ocupación de Afganistán ninguno era salvar a sus mujeres, a pesar de la propaganda. Es más, en el Acuerdo de Bonn, celebrado para "promocionar la democracia" en Afganistán, y "liberar a las mujeres del burka", no solo decidieron instalar una República Islámica en el país, sino que incluso en el propio encuentro, de entre 24 representantes de los grupos afganos solo había dos mujeres: una yihadista llamada Amina Afzali, representante de Jamiat-e-Islami (Sociedad islámica), y otra Sima Wali, una burguesa instalada en EEUU.

Es probable que las mujeres de Afganistán que no están en el exilio desconozcan que los grupos "yihadistas" sunnitas y chiitas, fueron creadas en los oscuros sótanos del Pentágono, de la CIA y del MI6, en el suelo pakistaní, y con el dinero saudí. O bien pocas sabrán que fue el propio EEUU quien en 2019 conversó con los talibanes en Qatar para comunicarles que les iba a devolver al poder, y lo publicamos. Por lo que no hubo ninguna sorpresa. Y, a pesar de que ahora, las pocas mujeres que -desconocen la historia del feminismo afgano- pintan de rosa los 20 años de cohabitación de la OTAN con el Talibán. Éstos fueron la época más oscura en la vida de toda la población (y sus mujeres) incluso aquellos que sobrevivieron a los intensos bombardeos de la Alianza durante meses sobre el país y las atrocidades cometidas durante la ocupación.

Golpearles con el látigo, la culata de sus rifles, decapitarles

Nan, Kar, Azadi (Pan, Trabajo, Libertad) es la demanda de las mujeres afganas, por encima del derecho a estudiar. 25 millones de afganos pasan hambre, la mayoría son mujeres y niñas, sentadas en las calles nevadas del país; miles de afganas y sus bebés se encuentran mendigando en las calles. Según Unicef, el número de niños que pierden la vida en el duro invierno del país, además sin alimentos ni ropa de calor, se ha disparado.

Mullah Hebatullah, el líder talibán, ha ordenado reanudar los castigos propuestos por la Sharia, que incluye flagelación, amputación, lapidación, decapitación y disparos en público.

Karima, de 35 años, fue apedreada en diciembre de 2021 en Badakhshan, acusada de adulterio. A otras 26 chicas les azotaron en un estadio deportivo, por tener contactos con chicos, y otras decenas en el resto del país. A Arezú y Mohammad Eisa, pareja que había ido de Kabul a Bamian para divertirse, les "pillaron", convirtiéndoles a ellos en el objeto de diversión de unos 1000 hombres, reunidos en el parque, para ver, oler y oír la tortura de dos seres humanos, mientras les asestaban a interminables latigazos.

Con su (no retirada) en agosto del 2020 (pues mantienen, al menos, cinco bases militares, y decenas de miles de mercenarios-contratistas): Afganistán es el único acceso terrestre de los militares de EEUU al territorio chino.

El valiente activismo de las mujeres afganas en la diáspora ha colocado a los estados europeos en una situación embarazosa en la que planteaban reconocer el régimen de los talibanes, para llevar, con tranquilidad, su agenda en la estratégica Asia Central: "Si nos has aislado entre los muros de nuestras casas, te aislaremos a nivel mundial", han pensado, sin conseguirlo. Además de China y Rusia (que ni de propaganda utilizan la bandera de los derechos humanos), Qatar, Irán, que mantienen buenas relaciones con el Emirato Islámico.

También hay mujeres talibanas, que cooperan con estos monstruos gozando de unos míseros privilegios, como participar en el tráfico de opio. Sin embargo, miles han huido de sus hogares ante la violencia talibán que secuestra a sus hijas, roba su ganado y sus bienes. Pero sobre todo, encontrar mecanismos para que los derechos conseguidos se vuelvan irreversibles.

La extrema derecha los prohíbe, consciente de que la conciencia de las masas a sus derechos sólo les puede llegar a través de partidos y organizaciones sociales.

Una memoria borrada

Las nuevas generaciones afganas desconocen su historia, silenciada, tergiversada y censurada por las fuerzas reaccionarias internas y también por los medios de comunicación europeos de derecha.

Los logros de la Organización Democrática de la Mujer de Afganistán (ODMA), fundada en 1965, que en 1982 llegó a tener 165.000 miembros, deben ser reconocidas y reivindicadas: cuando en 1968, un grupo de miembros de la Cámara Baja presentó un proyecto de ley para prohibir la educación de las niñas en el extranjero, la ODMA organizó una gran manifestación contra los islamistas, alegando que la Constitución afgana garantizaba la igualdad de los derechos entre los sexos.

O cuando en 1970, los miembros de la "Juventud Musulmana", que atacaba a las mujeres que llevaban faldas con ácido, la agrupación feminista reunió a miles de mujeres y niñas en Kabul, exigiendo castigar a los autores. Varios fueron encarcelados.

La República Democrática de Afganistán (1978-1992), entre las medidas que lanzó en favor de la igualdad entre hombre y mujer, incluyó:
  • La enseñanza obligatoria y gratuita, además de otorgar becas especiales para las mujeres, e imponer cuota del 50% para ellas en los centros académicos. 
  • Limitar el uso del velo, paralelo a proteger la indumentaria tradicional y colorida de diferentes grupos étnicos del país.
  • Abolió la poliginia, e impuso multas para los hombres que infringían la ley, como impedir su ingreso en puestos de la administración pública. 
  • El permiso de maternidad aumentó de 40 días a seis meses, y se establecieron jardines de infancia en los lugares de trabajo. 
  • Ingresó en el gabinete a cuatro mujeres. 
  • Entrenó a mujeres para defender, también con armas, sus derechos conquistados: la pilota de aviones militares Khatool Mohammadzai (1967) consiguió alcanzar el grado de general.
Tras 14 años del estado socialista, la mayoría de los maestros, la mitad de los funcionarios, y el 40% de los médicos del país fueron mujeres. Sin embargo, estos progresos eran saboteados en las aldeas, donde la dura estructura tribal y sus jefes de mente medieval, ya organizados con miles de "yihadistas made in USA" llegados de Pakistán, asesinaban a las profesoras destinadas a alfabetización de la población, envenenaban el agua de los colegios y secuestraban a las niñas.

Las mujeres yihadistas de la "Asociación Islámica de Mujeres de Afganistán" o la organización "Umm al-Muslimeh" (Madres musulmanas), los miércoles de cada semana pintaban con henna su dedo índice como ofrenda ante Alá para que sus hombres consiguieran derrocar a los "infieles".

Al final, el presidente Mohammad Nayibullah, para salvar el estado, al menos en las grandes ciudades, pensó que era buena idea invitar a los islamistas a participar en el poder. Y se equivocó. Aunque al final fue el imperialismo quien escuchó los ruegos de aquellas mujeres retrógradas, sepultando incluso a ellas mismas bajo sus toneladas de bombas.

Ahora, los talibanes han puesto en arresto domiciliario con trabajo forzado a 15 millones de personas ante la total indiferencia del mundo "civilizado".

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