Picasso lo expresó en imágenes que permanecen; el lenguaje lo lanza al viento con palabras fugaces. Por eso hay que repetirlas una y otra vez, a sabiendas de que el uso, el abuso y la artera manipulación las deprecian y convierten en humo.
La desgracia del "Guernica" es que siga siendo actual. Qué bueno sería que el cuadro perdiera vigencia y fuera parte de un pasado muerto. No es así: los habitantes actuales de la población masacrada se reconocieron un día en Gaza y mostraron así su solidaridad con la ciudad martirizada de ahora.
Gernika, diciembre, 2023. |
Escombros con hoguera nos lo recordaba nuevamente el pasado sábado 13 de septiembre con estos insistentes (ojalá que tan persistentes como sea necesario), obsesivos versos:
POEMA CONSTRUIDO A PARTIR DE ESTOS VERSOS DE ESCRITURA AUTOMÁTICA QUE PABLO PICASSO ABOCETÓ EN SU SERIE DE AGUAFUERTES “SUEÑOS Y MENTIRAS DE FRANCO”
gritos del toro, de su brutalidad y oscuridad, de la de un bombardeo
gritos en el bombardeo, en Gernika, en Palestina, en Euskadi, en Palestina, en el mundo
gritos de la Madre con hijo muerto, el cielo gritando en ademán de dolor, el dolor también gritando, el pueblo vasco gritando, el pueblo palestino gritando
los gritos en un bombardeo, los gritos del bombardeo, los gritos de las madres y su pueblo gritando
la lengua afilada gritando como un estilete
los gritos de los ojos, los gritos de las lágrimas gritando, las lágrimas gritando
los gritos de los hijos muertos por el bombardeo, en Guernika, los ecos en Palestina del grito
sostiene en sus brazos a su hijo ya muerto, gritando, la madre, la mujer con quinqué, y la mujer arrodillada gritando, pidiendo respuestas a basta de guerras, madres también, madres palestinas, madres vascas, mujeres vascas, mujeres palestinas
el basta de guerras gritando en las calles, el grito arrodillado gritando al cielo
gritos de quinqués gritos de mujeres gritos de alamedas gritos de árboles gritos de maderas y de piedras gritos de adoquines gritos de muebles de camas de sillas de cazuelas de jilgueros y de papeles gritos de colores que se arañan gritos de fuego gritos de humareda
ojos del niño gritando, los gritos de la pupila del niño muerto, el niño muerto palestino sin pupila, el niño muerto vasco sin pupila muerto
ya no puede gritar, grita su madre, todas las madres
los gritos de la paloma, de la paz rota de basta de guerras, los gritos de las guitarras
gritos de mujeres gritos de pájaros gritos de flores gritos de maderas y de piedras gritos de ladrillos
la cabeza, antebrazo derecho y antebrazo izquierdo del guerrero muerto mudos
los gritos de la mano extendida del guerrero muerto, los gritos del otro brazo de la espada de la flor,
los gritos del Caballo
los gritos de la mujer arrodillada, madre también, palestina también
los gritos de la mujer del quinqué, madre también, palestina también, de Guernika, de Euskadi de la tierra avasallada por el fascismo
los gritos de la casa, de la casa en llamas
el alma del caído gritando, la desdichada madre gritando
se implora un «basta de guerras» más y otro más y otro grito y otro grito
la mujer con los brazos al cielo gritando, los brazos en alto gritando
su hijo muerto ya no puede gritar, enmudece, sin embargo,
gritos de niños gritos de mujeres gritos de pájaros gritos de flores gritos de maderas y de piedras gritos de ladrillos gritos de muebles de camas de sillas de cazuelas de gatos de papeles gritos de olores que se arañan gritos de humo
su hijo muerto ya no puede gritar, enmudece, sin embargo.
Eddie (J. Bermúdez). En Poesía y Paraíso. Voces del Extremo 2025. VV. AA. ACSAL Ediciones, 2025.
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