Un libro jesuítico de Historia atribuía esta frase a Voltaire. Hasta a Lenin se la han atribuido. Lo cierto es que "cuanto más grande es la mentira es más fácil de creer". Podéis rastrear aquí el remoto origen de la frase y sus variantes históricas.
La sistematización de la idea alcanza su más alto nivel con Joseph Goebbels, sin que eso signifique que después se haya reducido su vigencia "ni tantico así".
ALTAVEU, el diari digital d'Andorra, publicó el 25 de diciembre de 2015 Los 11 principios de la propaganda nazi creados por Goebbels. Algo lejana suena la defensa andorrana de los Pujol en el caso Banca Privada de Andorra (¿Quién se acuerda ahora de todo aquello? ¿Las SICAV ya no existen?). El partido del capital catalán se enfrentaba al que antes fuera su gran amigo, el PP. La historia posterior ha demostrado la eficacia activadora para ambos bandos nacionalistas de esta "batalla de patriotas" (algo corruptos, eso sí); batalla que no ha dejado de erosionar al gobierno "sanchista" pese a una labor apaciguadora que ha mostrado su eficacia para desactivar el problema catalán.
Mas vamos a lo importante, que son esos principios. Dejo antes el artículo, tanto en su primera parte goebbelsiana como en la segunda: por su defensa de la Memoria Histórica, porque, ¿puede haber Historia sin Memoria?
Joseph Goebbels, el “enano cojo y diabólico” tal y como como lo definía Goering, desarrolló durante su infancia un “enorme complejo de inferioridad” debido a su escasa estatura y a una malformación en el pie que le condenaría a una cojera permanente. Este es el primer gran vector que va forjando su carácter. Ya en su juventud su naturaleza sensible le encaminó hacia las letras. Si a ello añadimos la precariedad económica de su familia que le obligó a depender de la caridad de profesores, asociaciones católicas, valedores e, incluso, de novias de posición acomodada que le costearon en parte sus estudios y un fracaso amoroso, podemos llegar a entender que él mismo se definiera como un “pobre diablo”, encontramos el segundo vector que sigue formando su carácter. Y el tercer gran vector está en la religión que le insufla su ferviente padre. Por si no fuera suficiente con todo lo anterior, hay que añadir que como toda su generación creció con la amargura de la humillación alemana, reforzada por la sensación de ser siempre un ciudadano de “segunda” en relación a sus compañeros de colegio y universidad, hijos de familias acomodadas.
Hasta ahora tenemos a un enano místico, resentido, cojo, con un gran complejo de inferioridad, con estudios de letras y que, encima, cuando acaba sus estudios encuentra un mísero trabajo en el Dresdner Bank, lo que le frustra todavía más llevándole a odiar a todo el que se le pone por delante, incluyendo sus propios compatriotas, las mujeres, los comunistas, los judíos y los burgueses. (Vaya cuadro).
A éste enano místico, resentido, cojo, con un gran complejo de inferioridad sólo le faltaba para convertirse en diabólico, encontrarse con otro que estuviera peor que él, y lo encuentra en el Congreso del Partido Nazi del 12 de julio de 1.925. Su fascinación por el otro resentido, le lleva a escribir: “¿Quién es este hombre? Mitad plebeyo, mitad Dios. ¿El Cristo verdadero o sólo San Juan?”. Este hombre lo tiene todo para ser Rey. El Tribuno de la plebe nato. El futuro Dictador”. Cuando Alemania invade Polonia en 1.939, Adolf Hitler era una figura mesiánica, un mito que dirigía el país envuelto en una aureola de divinidad. Y si Hitler era el Mesías, Goebbels era su profeta.
Joseph Goebbels fue el padre de la propaganda nazi y responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había sido el director de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto del ascenso al poder. Una vez en el Gobierno y con las manos libres para monopolizar el aparato mediático estatal, Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control, y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder centralizado del, cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa. Era también el encargado de promocionar o hacer públicos los avisos del gobierno.
Olvidar la Historia es un castigo
“Historia magistra vitae est. Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis”. (De Oratore, Marco Tulio Cicerón).
La Historia es maestra de la vida. La Historia es genuina testigo del tiempo, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida y mensajera de la antigüedad.
Miguel de Cervantes define la Historia en el capítulo IX de su Don Quijote como “camino de la verdad, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir”.
No, no se froten los ojos. Está volviendo a pasar delante de nuestras propias narices y se lo estamos consintiendo, porque hemos olvidado la historia más reciente. Es terrorífico observar lo vigente que siguen hoy en día esos principios de la propaganda nazi. En tres días han salido hasta cuatro autoridades a pedir prudencia al personal mientras, a la vez, se le culpaba de lo ocurrido con el mal llamado “caso BPA”. Que hay nervios, y muchos, ya no lo pueden ocultar ni ellos mismos. El 20D ha cambiado, y muchísimo, el panorama. ¿Y si finamente gobierna Pedro Sánchez? ¿Consentirá que toda la cúpula de Banco Madrid, que el Banco de España obligó a colocar como condición sine qua non a la compraventa por parte de BPA, siga pasando por el calvario que les está haciendo pasar el PP? ¿Acaso no eran grandes profesionales, fuesen del partido que fuesen? ¿Qué pasará si finalmente invisten a Artur Mas como President de la Generalitat? ¿Se seguirá persiguiendo a los Pujol? ¿Dejarán de hacerlo? ¿Cuántos días más puede tardar el juez de EEUU en obligar al FinCEN a desclasificar “TODOS LOS DOCUMENTOS” del mal llamado “caso BPA”? ¿Si es así, hará falta seguir manteniendo su trofeo en La Comella? ¿De qué le acusarán entonces?
Es atroz ver como los políticos recortan nuestros derechos, por los que tanto lucharon nuestros antepasados, mientras sus correveidiles se lo agradecen con efusivos aplausos. Como decía la Reina Amidala: “Así muere la democracia, con un estruendoso aplauso”. Hoy es Navidad para unos más que para otros. Un buen hombre sigue en La Comella y su familia, estigmatizada de por vida, sigue sufriendo su ausencia.
Feliz Navidad a todos los que hoy tienen poco, o nada, que celebrar!!
Destacaré dos cosas al margen del olvidado "caso BPA": que todo pasa y vuelve a pasar ante nuestras narices, y que lo consentimos porque olvidamos la Historia.
Y sobre todo que la lección que sistematizó este "enano cojo y diabólico" se perfecciona día tras día:
Los 11 principios de la propaganda nazi creados por Goebbels:
1.- Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización.
“Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuánto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación.
“La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación.
Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión.
Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
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