Sin duda en un momento de lucidez rabiosa escribió Jacinto Benavente el poema En el "meeting" de la humanidad, que incluyó Bergua en su famosa antología Las Mil Mejores Poesías De La Lengua Castellana. El "yo" solamente existe porque hay "algo" o "alguien" externo con quien necesariamente he de mantener relaciones de todo tipo. Lo hace de distintas maneras cada uno de "nosotros", entre los que se incluye el "tú" al que me estoy dirigiendo.
Entre dos extremos se gradúa nuestra identificación con la infinitud que nos rodea, desde el autismo absoluto del idiota hasta un imposible universalismo total.
Aunque la mayoría no llamemos "autista" al conductor de un automóvil, hemos trasladado el término original al campo de la patología, porque el autista patológico es muy pobre en sus relaciones externas. También entendemos por idiota al que padece una grave deficiencia mental. Pero hay un autista emocional, el psicópata carente de empatía que es en ese sentido un idiota encerrado emocionalmente en sí mismo.
Partiendo de la idiocia natal, la inteligencia, como indica su nombre, va creciendo con la capacidad de entender el mundo, y por eso mismo de extender el "yo" hacia el otro, más adelante a otros "otros", personas o seres vivos en general, porque de su equilibrio y armonía depende la propia estabilidad. Y así hasta abarcar la comprensión del ancho mundo como un ser total con el que mantenemos relaciones de absoluta dependencia y al que hay que cuidar.
La expresión emocional que nos hace cuidadosos es el amor en su más amplio sentido.
Contra el autismo absoluto del idiota lanzó su mordaz lengua nuestro dramaturgo, también poeta:
Alberto Cortez puso música a este ácido poema, añadiendo estos versos:
de los perros vagabundos,
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