De los vídeos publicados por el Aula Castelao con las conferencias de la XXXIV Semana de Filosofía, en este se trata de responder a la pregunta más general: ¿qué entendemos por salud?
Tras una muy breve presentación, José Luis Pardo comienza su discurso estableciendo la diferencia entre el hecho de la salud y la idea de salud. De igual modo que la "idea de flauta" no suena, y la "flauta" lo es precisamente porque suena (y esta es la razón por la que la pipa de Magritte no es una pipa), la salud lo es porque se tiene, no porque se especule con la idea.
Se ha relacionado la salud con el bienestar, y se habla de bienestar físico, mental y social. Este último supone la extensión a la comunidad de los dos primeros, que se dan (o no) en cada individuo. Si se concede al bienestar un carácter absoluto, entonces no se puede considerar la salud como un hecho (consumado) general, sino como una aspiración, y en ese sentido es una idea.
En algún momento, hace años, esa aspiración a un cierto bienestar pareció alcanzable, y se habló, tal vez con un optimismo no del todo real, del "estado de bienestar". Pronto surgieron resistencias a su generalización, nacidas sobre todo desde el "estado de negocios". Se culpó a la política de ignorar la economía, y se fue derivando hacia una "economía sin política" (lo que no era en absoluto cierto, a no ser que se confunda la política con "lo público" y se propugne en realidad una política al servicio de "lo privado").
Se consideró que un bienestar generalizado amparaba a "gorrones" que no lo merecían, porque no aportaban a la sociedad lo que recibían, y al tiempo que el crecimiento se iba frenando, poco menos que se llegó, si no a un "estado de malestar", por lo menos a un malestar generalizado.
De este malestar social se ha pasado al malestar político. Los que desde distintas posiciones se van sintiendo perjudicados, siguen buscando a esos "gorrones" a los que culpar de sus males. Poco importa a estos efectos si es justo considerar que los parásitos son los inmigrantes o los banqueros, los artistas, los filósofos o los "emprendedores" (suena mejor que "empresarios"). El hecho es que de aquel ideal de una política "centrada", con partidos de centro-derecha y centro-ízquierda turnándose para pilotar el Estado se ha pasado a posiciones más radicales a derecha e izquierda.
Son medicinas diferentes y poco compatibles, recetas para recuperar la salud social. Aquí es pertinente, para evitar malentendidos, recordar que si lo contrario de lo verdadero es lo falso, lo contrario de lo falsificado es lo auténtico. Si el primer par dialéctico se da en el mundo de las ideas (y entre ellas está la idea de salud) el segundo se da en el de los hechos. Por eso es importante un diagnóstico acertado sobre las causas reales y las soluciones auténticas. El conferenciante no se pronuncia sobre ellas, y deja el diagnóstico y las recetas en manos de sus oyentes.
Pero sin pronunciarse sobre los remedios, subraya la necesidad de mantener el sueño irrenunciable de una sociedad sin medicinas y sin enfermedad.
Me permito destacar y sugerir la lectura de un par de libros de este extraordinario pensador que es José Luis Pardo: "Sobre los espacios pintar, escribir, pensar", y "Las formas de la exteriodidad".
ResponderEliminarDel primero extraigo esta cita:
"Cuando meditamos lo visto, cuando comprendemos que esas imágenes no son signos o iconos de las cosas en sí mismas, sino sólo 'de nuestro modo de ser afectados' por ellas, aprendemos mucho sobre nosotros mismos y sobre nuestra circunstancia."