El capital financiero especulativo ha transformado las relaciones económicas a escala planetaria, pero eso no significa que sus intereses sean homogéneos y compartidos por todas sus fracciones. El agravamiento de la crisis hace más grande y cruenta la pugna global entre sectores del capital. Tres tendencias que se disputan la hegemonía capitalista global son analizadas en un interesante artículo publicado por Andrés Piqueras y que recoge también el blog arrezafe. Lo reproduzco, tras un breve comentario por mi parte.
Nos engañan los que hablan de reducir el papel del Estado en la economía, porque sin Estado que asegure su funcionamiento es imposible para el capital garantizar el cumplimiento de sus propias reglas. La diferencia fundamental entre las tres tendencias aludidas sería el alcance de ese Estado. Para unos sería deseable un Estado global sin barreras al flujo financiero; pero para el imperialismo norteamericano ese papel le corresponde (por designio divino) a los Estados Unidos, y en consecuencia han de ser ellos ellos los que impongan y controlen las barreras que consideren necesarias.
Pero dentro de esta tendencia se produce una bifurcación, porque para unos lo importante es fortalecer el poderío de su país y de su dólar, potenciando el complejo industrial-militar-petrolero-farmacéutico. Este grupo guerrerista busca una mayor implicación en todos los conflictos, manteniendo lo multinacional bajo su dominio.
Y en contraposición, otros consideran prioritaria la reindustrialización de EE.UU. y un mayor centramiento del país en sí mismo para poder salir de su aguda crisis, aunque está claro que su repliegue continental abarca como propio todo el continente americano.
Si la primera estrategia es defendida por la mayor parte del partido demócrata, las otras dos se reparten sobre todo en el partido republicano. La última, bien representada por Donald Trump, es la opción más minoritaria entre las élites, pero la más exitosa de cara al particular proceso electoral estadounidense.
No he de insistir demasiado en que empequeñecer el Estado se refiere a su papel asistencial y planificador, pero nunca a su estructura represiva.
No hay más que ver, sin salir de nuestro país, como cuatro ministerios clave quedan siempre fuera del alcance de la Izquierda: Interior, Defensa, Justicia y Exteriores están férreamente controlados. Los tres primeros son esenciales para el mantenimiento del orden interno, y el cuarto para el sometimiento al orden externo.
Este sometimiento no es privativo de nuestro país, porque toda Europa está contaminada de ese guerrerismo subalterno. El casi defenestrado Macron es un ejemplo de seguidismo otánico, renunciando a la 'singularidad patriótica' que mantuvo el gaullismo. La extrema derecha lo sabe, y al menos en apariencia pretende reavivar el 'espíritu nacional'.
De todo esto habla aquí José Antonio Zorrilla, diplomático español retirado y antiguo embajador en Moscú:
Sigue a continuación el artículo de Piqueras:
La crisis del capital se expresa crecientemente en la sobredimensión de su forma monetaria: cada vez más dinero circulando fuera de la inversión productiva, preferentemente en su forma ficticia.
Cuanto mayor es la crisis, más grande y cruenta es la pugna global entre sectores del capital, donde el capital a interés especulativo parasitario (CIEP) parece haber tomado la delantera, con redes globales de control que persiguen la definitiva abolición de la soberanía de los Estados, así como el desleimiento de las sociedades para su conversión en dirigidas masas amorfas (recordemos que a diferencia del CIEP, el capital productivo sí necesita de ciertas formas de sociedad, a las que contribuye a su manera a sostener).
Así por ejemplo, en el caso de la principal potencia que comanda el capitalismo global, tenemos tres tendencias pronunciadas, con claras extensiones a escala global. La globalista, la continentalista unipolar imperial, y la continentalista de repliegue.
1. El globalismo financiero busca, posiblemente, un Estado global sin barreras al flujo financiero; plataformas de servicios financieros conectadas con empresas transnacionales (ETNs); control de los Bancos Centrales independientes de gobiernos estatales; pérdida de entidad de lo estatal-nacional; posibilidad de una fuerza armada global, como la OTAN; una moneda independiente de cualquier país; adueñarse del complejo financiero-militar-industrial USA y de su Reserva Federal. En esa Red financiera global tenemos a Wall Street – City London – Bolsa de HongKong – S & Poors – los Rotschild – Cargill – Monsanto – Citigroup – Barclays – HSBC – Lloyd’s – ING Barings – Santander – CH… y la mayor parte del Partido Demócrata.
2. El continentalismo financiero imperial, por su parte, persigue fortalecer el poderío de USA y de su dólar, potenciando el complejo industrial-militar-petrolero-farmacéutico (aquí se asientan los “halcones”). Es la base del unipolarismo estadounidense continuador de la Trilateral para “un nuevo siglo americano” y se expresa a través del desarrollo de lo multinacional bajo el dominio de Estados-continentes liderados por EE.UU. Aquí se encuentran actores como Moody’s – Rockefeller – Goldman Sachs – Warren Buffet – Esso J.P. Morgan – The Washington Post – Halliburton (Dick Cheney) – Bank of America – Kraft Food, más el capital estadounidense de Clarín, El País y otros periódicos globales… Está opción está sostenida por una parte del Partido Republicano y también, más minoritaria, del Demócrata.
3. El continentalismo nacional productivo (“America First”), la opción más minoritaria pero la más exitosa de cara al particular proceso electoral estadounidense, busca la reindustrialización de EE.UU. y un mayor centramiento del país en sí mismo para poder salir de su aguda crisis, y especialmente la conectada a su mundo financiero-especulativo de capital ficticio y dinero inventado sin valor, lo que se traduce en una reubicación de las ETNs, un repliegue militar a cambio de la venta de tecnología armamentística. También en la contención migratoria. Su continentalismo pretende un repliegue que abarca como propio todo el continente americano, por lo que es profundamente hostil a cualquier proceso de autonomía en NuestraAmérica. Bajo este epígrafe se encuentran parte del Partido Republicano – Tea Party – Trump – la gran industria, en clara minoría frente a los otros dos.
Como quiera que esta última fracción no está interesada en la guerra directa contra Rusia ni en el mantenimiento de una muy cara OTAN, ni en la exacerbación ficticia-financiera ni en la expansión militar de USA, las otras dos facciones han conseguido hasta ahora desplazar del gobierno a su candidato Trump mediante un “golpe blando”, hostigándole mediática y políticamente sin cesar. Proceso en el que los demócratas especialmente se han servido de algunas de las claves ideológicas destacadas de la Agenda 2030 (exhibiendo el “feminismo postmoderno”, el “verdismo”, el “antirracismo postural”, la supuesta preocupación por la inmigración, etc.).
Pero Trump vuelve a la escena política con una agenda ultrarreaccionaria, salvaje en lo social (aún más que la de Biden), aunque con prédicas de reindustrialización y empleo que atraen al trabajador medio estadounidense (e incluso a cada vez más parte de las golpeadas “clases medias”), empobrecido y desalentado de la para él inservible pantomima electoral que se repite cada cuatro años. La prioridad del trumpismo, por ello, es enfrentar a China como principal rival económico, aunque para eso tenga que convertirla en enemigo militar. En ese proyecto resulta importante para esta fracción de la elite gringa desactivar la agresión a Rusia e intentar deshacer el nudo de mutuo apoyo y solidaridad que se ha establecido entre ella y China.
Es por esto que Trump ha propuesto un plan de paz que ve como posible finalizador de la guerra por intermediarios que sobre todo el sector globalista del Eje Anglosajón y sus subordinados de la OTAN llevan a cabo en Ucrania contra Rusia. Estas son sus principales propuestas:
- POSPOSICIÓN INDEFINIDA DE LA ENTRADA DE UCRANIA A LA OTAN
- CESE AL FUEGO CON BASE EN LAS LÍNEAS DEL FRENTE
- PRESIONAR A KIEV PARA NEGOCIAR BAJO LA AMENAZA DE CESAR LA AYUDA MILITAR
Propuestas que difieren sutilmente de la que hace muy poco presentó Putin:
- RETIRADA DE LAS TROPAS UCRANIANAS DE LOS NUEVOS TERRITORIOS RUSOS
- ESTATUS NEUTRO DE UCRANIA, NO NUCLEAR, NO ALINEADO A BLOQUES
- ALTO AL FUEGO INMEDIATO Y NEGOCIACIONES
Mas está claro que aquí podría haber un entendimiento. Por eso, precisamente, las otras facciones del capital estadounidense, y especialmente la globalista-demócrata, están incrementando y acelerando la escalada de agresión contra Rusia, para que no haya posible retorno aun cuando asuma Trump de nuevo la presidencia.
EE.UU. juega así una terrible baza de muerte, una vez más a costa de toda Europa, pues atacar a Rusia en su propio territorio mediante una escalada de agresiones terroristas de distintas banderas, a costa de población civil indefensa, no hace sino provocar a la que es quizás primera potencia en calidad (que no en cantidad) de armas nucleares, capaces de barrer Europa en horas y de golpear a EE.UU. en su propio corazón.
Sólo la exquisita paciencia estratégica de Rusia, que se sabe ganadora en el terreno militar, económico e incluso político-diplomático frente al Imperio Occidental, ha permitido que la desesperación de éste no haya llevado ya a un conflicto nuclear (¿nos podemos imaginar qué hubiera hecho EE.UU. si un misil ruso hubiera explotado sobre una playa de Florida llena de bañistas, por ejemplo?).
La pregunta, no obstante, sigue estando en el aire: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el Imperio Occidental para intentar paliar su decadencia económica mediante la salida militar?
No deja de sorprender la enorme preocupación mundial que suscitó la “crisis de los misiles” en los años 60, entre USA y la URSS. Y hoy que el riesgo es mucho mayor, nuestras sociedades parecen flotar en un limbo abúlico, ajenas al peligro que corren. No cabe duda de que esto forma parte del proceso de analfabetismo político y despolitización estupidizante que el Sistema ha llevado a cabo contra las sociedades desde su ofensiva neoliberal allá por los años 80 del siglo pasado.
Es por eso imprescindible y urgente levantar un Gran Movimiento por la PAZ en toda Europa. Llamar la atención en cualquier lugar de trabajo y en cualquier ámbito social sobre la necesidad de la PAZ, “que no nos arrastren a la guerra”, como el inefable rey de España ha ido a exhibir a los países bálticos hace poco, y como los Borrell, Von der Leyen, Michel y demás agentes del capital guerrerista llevan incitando desde hace años.
Tan imprescindible y urgente como que nos jugamos la vida en ello.
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Dejo aquí unos enlaces que creo pueden aportar más reflexión e indicadores al extraordinario momento crítico, bélico, que vivimos:
LA PREGUNTA NO ES SI HABRÁ GUERRA, SINO QUÉ GUERRA HABRÁ
De nuestra página del Observatorio Internacional de la Crisis:
RUSIA LE DICE A LA EMBAJADORA DE EEUU: “YA NO ESTAMOS EN PAZ”
ESTADOS UNIDOS CRUZA LA LÍNEA ROJA Y RUSIA AHORA ESTÁ LISTA PARA RESPONDER CON FUERZA
LA “GUERRA” DE PUTIN PARA REMODELAR EL ZEITGEIST ESTADOUNIDENSE
Una llamada a la juventud que, a pesar de mis diferencias con el texto, ojalá se leyera por esa juventud:
Carta abierta a los jóvenes sobre la Tercera Guerra Mundial
Para terminar, entrevista a José Antonio Zorrilla, diplomático español retirado y antiguo embajador en Moscú:
«Macron y Europa son los culpables de seguir a EEUU en una guerra que nos está matando»
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