Fernando Martínez Heredia fue entrevistado por Eric Toussaint en
Santiago de Cuba y en La Habana en Julio de 1998. Aquella conversación ha sido
publicada ahora en francés, el 24 diciembre, en http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article33911. En castellano aparece en Rebelion, bajo el título Cuba de 1959 a 1999 desde una perspectiva histórica.
Los países europeos del "socialismo real" fueron conducidos por sus propios dirigentes al capitalismo (ahora ya no hace falta añadir el adjetivo "salvaje"), Las poblaciones no movieron un dedo para evitarlo. Ni siquiera cuando afectó a conquistas sociales y los arrojó a la incertidumbre. Algo había separado al pueblo trabajador de esos dirigentes, y con ello del ideal socialista. Las manipuladas revoluciones de colorines los llevaron, de una situación que sentían como mala, a otra objetivamente peor. Pero no han reaccionado, porque por el camino perdieron la fe en la posibilidad de otra sociedad más justa.
Nos presentan a Cuba como un sistema dictatorial y opresivo, que aterroriza a la población, incapaz de alzarse contra sus gobernantes tiranos. Esto no se sostiene. Estados que reprimen con sangre la menor protesta no pueden evitar rebeliones, a veces triunfantes. Nada de eso ocurre en Cuba. Si se diera el caso, la invasión norteamericana estaría servida. Los "disidentes" son absolutamente minoritarios, y en muchos casos sospechosos, cuando no convictos, de estar financiados desde el exterior.
Seguramente la ola revolucionaria de Cuba puede romper contra las rocas del sistema-mundo. Alguna degradación de la moral colectiva puede producirse. Mucho se habría perdido si el nivel económico llegara a traducirse en consideración social.
Pero la experiencia está sembrada. las grandes aspiraciones a una sociedad mucho mejor, con una sólida ética social, dejan su poso. Y la situación global, con una crisis que no puede dejar de crecer, llevará a situaciones en que los ejemplos de la revolución cubana deben perdurar. No perdamos (no pierdan) la memoria.
El diálogo es demasiado largo para traerlo aquí completo, pero no me puedo resistir a una importante selección de párrafos. Como toda selección, con seguridad omite cuestiones importantes
(...)
Para nosotros, los que éramos muy jóvenes entonces o jovencitos,
pero para todo el pueblo de Cuba, la vida cambió, se produjo en vez de
una insurrección nacional que motivó el cambio de régimen, una
profundísima revolución social, se rompieron además los lazos
neocoloniales que ataban al país con los Estados Unidos.
Dos impactos formidables, y los impactos vinieron juntos, en mi opinión no podían venir separados:
Una revolución capitalista antiimperialista en Cuba me parece absurdaSólo triunfó el antiimperialismo en Cuba de la mano del anticapitalismo
Sólo fue posible realizar la justicia social al interior de Cuba
independizando al país de la relación con Estados Unidos, eso ha marcado
el proceso de inicio. ¿Cómo se vive por la gente, cómo lo vivimos? La
revolución que triunfa parece ser una fiesta interminable. En realidad
desató potencialidades insospechadas en las personas. Sostengo que toda
revolución es un triunfo sobre los límites de lo posible —no me voy a
meter aquí en cuestiones de teoría política—, pero, la idea de qué era
posible hacer en Cuba hasta el 59, con Cuba, con las cosas de los
cubanos, con las relaciones de Cuba, fue trastornada a fondo. Los
límites del posible estallaron.
Es muy difícil narrar algo de ese tamaño, solamente aludirlo:
1) La idea de que un político es una persona habilidosa y ladrona fue sustituida por la idea de que un político es una persona honesta que representa los intereses del pueblo.2) Es sustituida masivamente, la idea de que Cuba no puede vivir como país civilizado si no es atado a sus relaciones con Estados Unidos, que mucha gente culta y destacada incluso lo pensó así durante un siglo, desapareció brutalmente, a tal punto que se le atribuyeron a los Estados Unidos además, y esto no nació ahí, pero tiene importancia para bien y a veces para mal, y quiero también insistir en lo segundo, se le atribuyeron a Estados Unidos todos los males del mundo, entonces se compone un nuevo cuadro que sólo se puede explicar después, no se explica cuando uno lo está viviendo, y que, el país se siente liberado.3) Hay un gran impacto libertario en las gentes, en la mayoría de la gente, que es una característica de toda revolución profunda.4) Otra característica es la existencia de un poder revolucionario. Claro, tiene que organizarse como un poder, entonces, en Cuba marcharon juntos durante mucho tiempo, un tiempo muy prolongado, el impacto libertario y el impacto del poder revolucionario.
“Si bien es cierto que el poder revolucionario terminó
absorbiendo lo libertario, residuos de él, marcan incluso formas de
expresión de pensamiento, de sentimiento y de la vida de muchos cubanos
hasta hoy”
En muchos procesos estos dos impactos pueden ser
el libertario menor, mayor, pero, el del poder revolucionario se hace
fuerte muy rápidamente, recorta los aspectos libertarios más o menos
brutalmente o no y después se queda con los símbolos de la revolución,
simplemente exhibe los símbolos de la revolución como legitimación del
nuevo poder, el caso cubano, el proceso fue, repito, una prolongada coexistencia de ambos
y yo creo que esto marcó a la revolución en cuanto a la política, a la
ideología, e incluso a una palabra clave tan mal entendida como la
democracia y, si bien es cierto que el poder revolucionario terminó
absorbiendo lo libertario, residuos de él, marcan incluso formas de
expresión de pensamiento, de sentimiento y de la vida de muchos cubanos
hasta hoy. Las formas políticas precedentes desaparecieron, no sólo
la dictadura, el sistema democrático burgués precedente desapareció
también, a esto hay que darle importancia.
E. T.— Que forma de democracia revolucionaria hubo después de la revolución?
El problema es que yo no puedo concebir que alguien entienda a Cuba sin saber que Cuba no se inventó la duma ni el sacramento en ningún momento, como en Rusia. Desgraciadamente el eurocentrismo lleva a creer que entonces si el país es socialista entonces hay que ver lo que pasó en la URSS, por allí andarán o no andarán, si el país deja de ser socialista hay que ver cómo fue que Gorbachov y sus amigos y los que vinieron después hicieron las cosas, o sea, los soviéticos descubrieron el parlamento hace pocos años, los cubanos descubrieron el parlamento en el siglo pasado y la república cubana fue parlamentaria, y además, la televisión cubana se dedicó a mostrar esto cuando en Inglaterra todavía había menos televisores que en Cuba, poco después de la segunda guerra mundial, entonces yo tengo que decirlo porque para mí es importante que se entienda que los cubanos teníamos experiencias democrático burguesas y fueron abominadas también, y no lo digo ni para bien ni para mal, lo digo casi como historiador.
E. T.—¿Entonces fue reemplazado con qué?
Fue reemplazado con un proceso, no con un objeto sino con un proceso,
en ese proceso se trató de crear un poder que fuera absolutamente nuevo
y naturalmente no fue así. Pero yo creo que fue una ruptura y por eso
lo llamo así, porque no se imitó al sistema democrático burgués
anterior. Tampoco se imitó al sistema soviético, aunque era la única
fórmula que empezó a aparecer en el horizonte sobre todo a partir de
1961. Sin embargo el primer choque interno político cubano dentro de la
revolución después que esta se logró fortalecer a un grado que ya era
irreversible, quiero decir después que ya no fue la evolución
democrática burguesa de un país que tuvo una dictadura sino, la
revolución, es el choque con los que querían reducir el proceso cubano a
una democracia popular de tipo europeo oriental. Es lo que en Cuba se
llamó el “sectarismo” del proceso político entre fines del 60 y el año
1962 y que se caracteriza a través de incluso mencionar a una persona
como el “Anibalismo” se decía...
Ahora, la
profundización del régimen revolucionario motivó que se creara un nuevo
Estado, que tuvo incluso en alguna medida nuevos ministerios en la
práctica. El INRA, Instituto Nacional de la Reforma Agraria es la madre
de una parte de los ministerios, el ministerio de la industria
azucarera, el ministerio del comercio interior por ejemplo, y de otros. A
su vez, la madre del INRA, en una buena medida fue el Ejército Rebelde
del 59, del 60, o sea de la institución básica de la revolución. Ahora
viene un asunto que es verdaderamente importante incluso para entender
algo de las primeras respuestas que es la pos historia, o sea, la
revolución como insurrección fue un vivero de cuadros y de futuras
estructuras organizativas. De ahí salió en gran parte el modo de ser
real de la institución INRA y del INRA una parte del nuevo Estado. Los
líderes del nuevo Estado -o sea Fidel Castro, el Che Guevara y otros-
tenían en una buena medida, muy decisiva en muchos casos, su ideología
rebelde, y las formas organizativas y la idea, los ideales. Pero la
ideología de la organización ha estado muy relacionada con esas
vivencias, con las experiencias y ahora también con el proyecto. Esta es
una etapa en que el presente se convierte en cambios. Están cambiando
cosas una y otra vez y el futuro se organiza como proyecto. Entonces ya
se piensa ”tenemos que ser” incluso en la calle la gente dice “¿qué
somos? Socialistas, ¿qué seremos? Comunistas”. Empieza la idea de que el
régimen político se tiene que corresponder con los proyectos del país.
En esta primera etapa los logros —y voy a usar un término que ya en la
época ya se usaba mucho—, los logros de la revolución son el teatro de
las transformaciones más profundas de la gente, de las relaciones
sociales y las instituciones. No se pueden detallar ahora, pero
significaron cambios muy profundos en la vida material.
E. T.—Como influyeron las bases sobre las decisiones, las orientaciones?
Cuando lo quiero caracterizar digo que las inmensas transformaciones de
la sociedad que beneficiaron a las mayorías, tuvieron una participación
masiva y sistemática de las mayorías en la ejecución de ellas y en la
defensa del nuevo régimen. Me queda claro y puedo hacer claro a todo el
que me oiga que yo digo que tuvieron una participación masiva y
sistemática en la ejecución de ellas, no en la elaboración, no en la
decisión misma. Así además se trató de romper los viejos esquemas. Por
eso es que hablé de la democracia anterior representativa, en la cual
las elecciones y toda una serie de consultas eran lo habitual en el
sistema democrático representativo. Se trató de romper esto e incluso
aparecieron las concentraciones de masas en donde se pregunta y se corre
el pequeño riesgo de que le digan a uno que no, con una masa
enfebrecida que dice que sí. Yo creo que no hay que desdeñar el papel de
producir autoconfianza, de producir seguridad en que el poder es
nuestro, de que es nuestro poder, no son oraciones de unos burócratas,
sino creencias de cientos de miles de personas, eso no es desdeñable.
E. T.—¿Las masas incidieron, por ejemplo al nivel de la reforma agraria?
Si, en realidad el orden en el campo, en Cuba antes de la revolución,
era absolutamente rígido, con un sistema de guardias rurales del
Estado, de guardias privados de los dueños. Pero también con una
legalidad que incluso distinguía entre el hurto de cosas muebles, que
era penado con la cárcel o la ley cubana y, el robarle tierra o derechos
sobre la tierra a personas que no era penado como con la cárcel con la
ley cubana sino que quedaba prácticamente dentro del derecho civil. Con
esto quiero decir que desde la represión hasta la estructura legal
favorecían una dominación en el campo que se rompió. La ideología de la
revolución triunfante decía “La tierra al que la trabaja” como política,
y decía “Volver el país hacia el campo”, como restitución de justicia a
quienes todo lo han dado con su trabajo a la riqueza del país. “La
Habana debe sacrificarse, la gente de La Habana ir a trabajar y hacer
las inversiones económicas en el campo”, pero también como justicia a
quienes durante generaciones lucharon por la independencia del país.
Aquí aparece otra vez la figura del “mambí” insurrecto que está en el
campo y que es del campo, con lo cual se empata un poco con la ideología
nacionalista campesina de la segunda república burguesa neocolonial,
pero ahora mirada de otro modo. De la misma manera que el gobierno
revolucionario produce leyes febrilmente, y se empata con la tradición
de la república burguesa en cuanto a producción o a discusión acerca de
la producción de leyes. En los primeros años de la revolución se
produjeron mil leyes, incontables reglamentos y miles de resoluciones.
El INRA gobernaba con resoluciones que hacían los líderes regionales.
Ahora bien, la gente, le dio su impronta, a través no sólo del
cumplimento de la ley, sino del incumplimiento de ella. La gente unas
veces esperó pero por lo general presionó y a veces incluso actuó
simplemente, por ejemplo, al final del año 59 y en las primeras dos
semanas del año 60 se produjo la verdadera gran ocupación de las tierras
y transformación de la gestión en el campo, en nombre de la ley de
reforma agraria por contingentes de soldados y civiles. Lo que pasa es
que la forma organizada de conducir los procesos es fundamental en la
revolución cubana, eso ha sido así, esto evitó desde los primeros días
que hubiera baños de sangre por parte de multitudes enfurecidas. Eso no
existió, sino que fuera a través de tribunales que se deseó la justicia,
y acostumbró a que algo que venía de antes de la revolución, se
volviera ahora general que era: “Toda cuestión que hagamos debe ser
legalizada”. No quiere decir con esto que las actuaciones fueran digamos
sólo dependientes de que una ley dice esto. Digo que las actuaciones
fueran legalizadas, que así, lo que se llamaba nacionalizar, esto es,
apropiarse de la propiedad privada de los burgueses, más o menos
grandes, muy grandes o hasta a veces nada grandes, se convirtió en algo
natural. Pero la ley lo refrendaba, entonces la expresión por ejemplo
“por la libre” desapareció. “Por la libre” era lo que se hacía sin
orden, o sea sin un orden, sin una organización, y la idea de que los
revolucionarios deben organizarse adquirió una fuerza enorme. La
organización de masas más importante en la primera época de la
revolución en mi opinión, son las milicias nacionales revolucionarias.
Lo viví y lo he estudiado después: a través de esta organización se
produce un proceso de proletarización sin industrialización, o sea, un
país con una desocupación masiva vista en una perspectiva de lo que en
los libros puede aparecer de una rapidísima industrialización, para que
entonces los que sólo leen manuales se puedan sentir más tranquilos
porque dicen “¡Ah, con un proletariado mayoritario se produjo una
revolución socialista!”, o sea, dado que no se puede tener esa
satisfacción teórica, sin embargo, en la práctica sucede que las gentes
organizadas tienen actitudes anticapitalistas de tipo muy estructurado,
en la formación del armamento general del pueblo -como hubiera dicho
Carlos Marx-, acá desempeñó un papel básico creo yo. Por otra parte la
democratización de los sindicatos, que fue un proceso iniciado a fines
de la guerra pero sobre todo durante el año 59, significó la promoción
de un nuevo cuadro de dirigentes de base, intermedios e incluso altos
sindicales, que procedían de la actividad y del entusiasmo de los
trabajadores...
E. T.—Entonces hubo una democratización muy importante.
Importantísima.
En los grandes procesos de cambio social las cosas pasan en poco
tiempo. Yo pienso que los sindicatos tuvieron un momento de esplendor
importante en la expansión de la ideología revolucionaria e incluso de
las instituciones revolucionarias, y después declinaron ante todo porque
su cultura venía de la lucha por reformas y demandas inmediatas. El
hecho de las transformaciones revolucionarias superó completamente a lo
que los sindicatos pensaban. Una demanda del 59 era pasar a cuatro
turnos de seis horas en los centros azucareros, de manera que aumentara
un tercio el número de trabajadores frente a la desocupación. Eso no
sucedió. Sin embargo, en sólo cuatro años, en 1963, ya no había
desocupación en Cuba sino empezaba a haber falta de brazos, falta de
fuerza de trabajo. La transformación en cuanto al incumplimiento de la
legislación laboral, a los pagos por debajo de los salarios mínimos, a
la masa enorme de injusticias en el terreno de estas demandas
inmediatas, fue sustituida por un triunfo en toda la línea de las
demandas por un auge del ingreso de los trabajadores, pero también fue
sustituida por una participación del Estado revolucionario que se volvió
decisiva en lograr que estas cosas fueran reales. Desde la justicia
laboral, que fue reformada y convertida en un procedimiento velocísimo,
que le daba la razón siempre a los trabajadores. Incluso era casi una
broma decir “El Ministerio del Trabajo juzga, pero el patrono que es el
Estado no gana nunca. Sólo gana el trabajador”. Incluso, para producir
un despido no había prácticamente ninguna forma. El Estado patrón no
podía despedir prácticamente a ningún trabajador a través de nada de la
justicia laboral hasta que se creó la ley 32, diez o once años después
del triunfo de la revolución o más. Ahora, los sindicatos son rebasados
entonces por unas estructuras que están dando más que lo que ellos
soñaron en su sistema de sueños y de luchas. Por otra parte, el
contenido de la política social del país se ha configurado a través de
un enorme pacto social entre la población y el gobierno. O sea, el
gobierno es el garante, por eso te decía yo la expresión “el poder es
nuestro” es el garante de los cambios que están sucediendo y de que los
cambios permanezcan. Es el garante de que la reforma agraria no sea
seguida por una capitalización del campo, como en otros países donde ha
habido una reforma agraria más o menos profunda. Sino que la reforma
agraria sea un vehículo para un nuevo orden de cosas. Por eso en qué se
convierta una revolución en el campo, entonces son las mismas fuerzas
organizadas de la revolución, su Estado, su ejército, sus milicias,
después la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños para este grupo
nuevo que se ha creado de propietarios.
(...)
El sindicato no encontró
rápidamente una nueva manera de comportarse porque se estructuró a
partir de cómo existía antes que era una sola confederación nacional y
entonces empezó a tener su liderazgo ya ahora más cercano al poder
revolucionario. Hubiera sido algo absurdo pensar que el secretario
general de la CTC tuviera una confrontación con este Estado que
expresaba la revolución, pero de ahí a convertirse en un funcionario del
Estado no había más que un paso: la participación.
El nuevo
Estado que tuvo que multiplicar sus funciones, también comenzó a
burocratizarse rápidamente y, yo no creo que los sindicatos tuvieran
culpa en esto, lo que pasa es que, los líderes máximos de la
confederación no desempeñaron un papel en contra de esto. Eso es lo que
tiene que ver con las expresiones del Che Guevara en un momento dado.
Cuando el Che Guevara está en una lucha diferente, como ministro de
Industrias pero sobre todo como líder político del país, donde él está
tratando de producir un experimento de masas con 400 mil trabajadores
organizados del Ministerio de Industrias, en la cual la participación
del trabajador vaya siendo cada vez mayor. En un sistema que
forzosamente ha tenido que ser autoritario, y un sistema que por demás,
tiene el autoritarismo de la producción industrial. Entonces, en ese
sentido se está refiriendo él, más bien a que los líderes del movimiento
sindical pueden convertirse en un adorno del régimen.
(...) El 12 Congreso de la CTC en septiembre de 1966 fue el intento por la propia dirección revolucionaria de revivificar el movimiento sindical, pero para que sirviera a una reorganización general del poder que estaba abatiendo las formas del propio Estado revolucionario del 59-60-61, burocratizado, y tenía una actividad en conjunto que marcó la segunda mitad de los años 60, que pretendió profundizar el sistema de transición socialista cubana, con una óptica y unos objetivos comunistas, que involucrados a la vez en el proceso de la revolución mundial, en este caso como el esfuerzo internacionalista en América Latina sobre todo, no sólo en América Latina pero sobre todo. El poder revolucionario pretendía a la vez que la revolución cubana iba a ser sólo la primera revolución socialista de América: el surgimiento de otros poderes permitiría la expansión. Las posibilidades, aquí otra vez el problema de la posibilidad, de la revolución cubana del 59 estuvo dada por el esfuerzo de los cubanos. La posibilidad de la profundización de la revolución cubana a la segunda mitad de los 60, estaba fiado a que ese esfuerzo fuera prolongado por los triunfos de los revolucionarios argentinos, o brasileños, venezolanos o de otros países que permitiera una nueva unión internacional que hiciera viable a la economía y al régimen político-ideológico cubano que resultaba independiente de la corriente llamada socialista de la Unión Soviética, y también se había independizado de la corriente maoísta y entonces... En esa situación, tanto el movimiento sindical como el Estado, como el conjunto de instituciones cubanas, estuvieron en una tensión tremenda. El movimiento sindical no sobrevivió a ella, en la segunda mitad de los 60, fue sustituido por otras formas organizativas. En las unidades de producción sobre todo y en los niveles altos prácticamente perdió toda su importancia, y sólo la recuperó en los primeros años 70, ya de otra manera muy diferente.
(...)
Ahora, el Partido Unido de la Revolución Socialista, tuvo como otro
rasgo y yo creo que es muy importante el intentar, que a diferencia de
otros países, el partido no gobernara los asuntos de la administración.
Sino que trató de controlarlos con fuerza política y moral. Esa ha sido
una de las líneas en las cuales, no sólo la retórica sino la práctica
política cubana, estructural, interna del partido ha insistido durante
más de 30 años. Cuando se formó el Partido Comunista de Cuba, en octubre
del 65, se trató de que esto se convirtiera en ley. En el año 71, en
los primeros años 70, cuando hubo una reestructuración fuerte, de la
cual yo tengo muchas críticas que hacer, se trató de que esto
permaneciera y yo creo que en líneas generales permaneció. El planteo de
crítica a que el partido estuviera dirigiendo a las administraciones en
la práctica, es un planteo de Fidel Castro, del Che Guevara, de otros
desde los inicios. Esto que si ya fue de verdad un partido producido en
Cuba de tipo comunista. Ahora, las influencias sobre este partido, de
las formas organizativas soviéticas durante los años 60, fueron mínimas.
Fidel Castro sobre el partido
“Cuál es la función
del partido? Orientar. Orienta en todos los niveles, no gobierna en
todos los niveles. Crea la conciencia revolucionaria de las masas, educa
a las masas, es el engranaje con las masas, educa a las masas en las
ideas del socialismo y en las ideas del comunismo, exhorta a las masas
al trabajo, al esfuerzo, a defender la revolución. Divulga las ideas de
la revolución, supervisa, controla, vigila, informa, discute lo que
tenga que discutir, pero no tiene las atribuciones de quitar y poner
administradores, de quitar y poner funcionarios. (…)
Es bueno recordar ciertos hechos, como el hecho de que nosotros hicimos
una guerra, la dirigimos, la ganamos y sobre los hombros de ninguno de
nosotros hay estrellas de general, ni sobre nuestros pechos cuelgan
condecoraciones. Y como gobernantes, la primera ley que propusimos fue
prohibir que se levantaran estatuas. Entonces no se discutían tanto como
ahora estos problemitas del culto de la personalidad, pero nosotros,
por convicción profunda, propusimos que se prohibiera por ley hacer
estatuas a personas vivas, que se pusiese a calles, o ciudades, u obras
el nombre de personas vivas. Y más todavía: que por ley se prohibiera
que los retratos nuestros estuviesen en los despachos oficiales. ¿Por
demagogia? No. Por profunda convicción revolucionaria hemos actuado
así”. (Extracto de “Versión completa del discurso de
Fidel Castro del 26 de Marzo 1962”, in Obra Revolucionaria, n°10, La
Habana, 1962).
(...)
Te decía que el Partido Unido y el Partido Comunista tienen una
solidísima pretensión de diferenciarse de los partidos de Europa
Oriental en cuanto a la separación partido-Estado, que se expresa en que
en la cúpula si, en la máxima dirección hay una opinión, quiero decir
en Fidel y de ahí para abajo, según la cual tiene que haber una
separación desde el buró político al comité central. Además, recuerda
que el Partido Cubano tuvo su primer congreso sólo 17 años después del
triunfo de la revolución y 10 años después de la formación del comité
central. Esto da una idea de que su vocación no era dar congresos a cada
rato ni apurarse en dar congresos, no tenía ninguna vocación en ese
tema.
E. T.—Parece evidente, sí.
Es obvio.
Entonces, la idea de que el partido tenía que ser un instrumento
fundamental, pero un instrumento de la revolución, que es una idea
importante, la idea de que era un avance entre otros de Cuba con
relación a la experiencia de Europa Oriental.
(...)
En los años 70, que tienen a mi juicio una segunda etapa de la
revolución, se produce una reorganización de todas las instituciones, el
Estado volvió a reorganizarse, porque el Estado primero yo te decía que
entre 65 y 67 sufrió unos embates absolutos y trató de ser reorganizado
de una manera que se suponía que era una profundización comunista del
socialismo. Entonces en el 70 se produjo un proceso de críticas masivas y
con asambleas públicas que se pasaban por televisión que comenzaron en
el Ministerio de Industria Ligera. Comenzaron también con el grito de
Fidel en el discurso del 26 de Julio de 1970 que decía: “El poder del
pueblo, ese sí es poder” y su expresión días después en las primeras
asambleas: “El socialismo no puede escoger. El socialismo tiene que ser
de masas. Simplemente el socialismo que no es democrático y de masas se
burocratiza y deja de ser socialismo”. O su expresión el 7 de diciembre
del propio año, cuando se constituyó el nuevo sindicato del ministerio
de la industria ligera, un sindicato que venía de las asambleas de base,
y para tratar de hacer un sindicato verdaderamente democrático, fuerte
otra vez, porque habían desaparecido, te decía que Fidel dice en voz muy
fuerte: “Ahora el ministro si tiene con quien discutir”. Pero ese
proyecto no triunfó. Decir, pensar que su existencia no tuvo ningún
efecto sería un error grave, sería un grave error para entender el
proceso cubano. Por eso yo le he llamado a la segunda etapa en escritos
míos una etapa muy contradictoria, en la que predomina la ideología
procedente de la adaptación cubana de los soviéticos a puntos, en
algunos casos verdaderamente muy lamentables, muy, muy lamentables, y a
la vez las características del proceso cubano que decía, autoritario,
pero también popular a su manera, pero también con vocación y ansias
participativas a su manera.
Una de las cosas que mantuvieron
su prestigio moral en la segunda etapa fue el carácter autónomo de las
organizaciones de base del partido. Cuando vino la rectificación del 85
era habitual entre los militantes y las organizaciones de base del
partido decir: “¡Ah, nosotros por lo menos hemos salvado nuestro honor,
porque nosotros nos hemos opuesto, hemos criticado (inútilmente si tu
quieres) a los efectos graves de la burocratización, pero no
participamos en ella”, e incluso hubo la expresión aquella: “No queremos
que el partido sea un conjunto de monjes que exhiba su pureza frente a
la situación”.
E. T.—Entonces Fernando, qué ocurrió entre 1970-71 y 1985?
En esta etapa, que a mi juicio es la segunda etapa de la revolución
en el poder, el partido fue afectado por los rasgos generales de la
etapa, que a mi juicio es también, y de una manera demasiado
simplificada, un proceso de inserción de la economía cubana al sistema
internacional CAME o COMECON. Se abandonó la pretensión del
autoabastecimiento alimentario, se produjo la complementación de las dos
economías, soviética con alguna participación interesante alemana,
búlgara. Una complementación en la cual Cuba obtuvo por negociaciones en
los primeros 70 algunos logros importantes en cuanto a los términos de
intercambio y a los créditos, pero no obtuvo nada que sustancialmente
sirviera para asegurarle un desarrollo económico autónomo. Sino más bien
la permanencia de su carácter de exportador de productos básicos que
llegó a ser de 4 millones 300 mil toneladas de azúcar, casi todo crudo, a
este mercado en los primeros años 80 a precios mayores pero con
arreglos en canal de precios que era complementado por exportaciones
sustanciales de níquel a la URSS y alguna ayuda en cuanto al proceso de
industrialización cubano que, sin embargo, no pudo ser ni de un máximo o
siquiera grande aprovechamiento de sus reservas naturales de hierro y
níquel, porque nunca le vendieron a Cuba una siderúrgica. O sea para
pasar a tener producciones de un valor agregado notable y estar en una
producción mecánica, correspondiente incluso con la formación, la
preparación de trabajadores calificados en Cuba que es enorme. No pudo
tampoco —decía yo primero el autoabastecimiento alimentario— no pudo
tampoco desarrollar su electrónica como un elemento competitivo
internacional del tercer mundo, por razones de la oposición activa y
sistemática norteamericana, que ha sido a través del bloqueo, un factor
determinante en algunos de los límites principales de la economía cubana
en su evolución. El plan de desarrollo de la electrónica es un plan
viejo en Cuba de los años 60. Entonces la industrialización cubana de
los años 70 es muy limitada, es no aprovechadora suficientemente de los
recursos naturales, es con no acceso a los mercados que pudiera haber
tenido naturalmente por la oposición norteamericana pero tampoco acceso a
créditos por la misma oposición norteamericana que le hubieran sido
favorables y, sujetada a una relación con el CAME que no estaba
interesado —como dije primero—, en favorecer un desarrollo económico
autónomo de Cuba. Entonces, en esos términos yo pienso que eso es muy
decisivo en esta segunda etapa. Sin embargo, se consiguieron unos niveles
de consumo de la población mucho más altos que en la etapa anterior y,
como el sistema era de redistribución sistemática de la riqueza social,
pues también entonces, la diferenciación del consumo no fue muy grande.
Lo que se consideraba en Cuba diferencias sociales es una broma,
comparado con las diferencias sociales de otros países y, las
expectativas de la población todavía estuvieron muy marcadas por la
renuncia de la mayoría a tener modelos consumistas de comportamiento.
Ahí aunque sea también todo esto tan simple, los contrapondría con
Polonia por ejemplo, sería hasta el motín por problemas de consumo, en
Cuba que es un país por lo menos tan occidental como Polonia y quizás
más. Polonia es muy occidental, por eso es que yo la puse como referente
y no a Bulgaria que es un país campesino. En Cuba la idea del papel del
consumo pudo ser educada en gran medida por la acumulación cultural de
la revolución, mantenida dentro de unos cauces en los cuales la
población sintió que tenía un fuerte bienestar económico en esta etapa,
sobre todo después de la mitad de los 70 en adelante, hasta fines de los
80. Entonces a la vez la universalización de la educación comenzó a dar
frutos muy notables. En el curso de solo una generación, el peso
mayoritario de la enseñanza primaria se cambió para el peso mayoritario
de la enseñanza media, en números, y la calidad por tanto de preparación
de la población se transformó radicalmente. Es difícil encontrar en un
país un cambio tan grande de los niveles de escolaridad y técnico en el
curso de una sola generación.
Es también una cobertura de
salud verdadera, una cobertura universal, y ambas gratuitas, el sistema
de seguridad social, —según un especialista de la universidad de
Harvard, tal vez el nombre sea largo— era con mucho, el mejor de América
Latina. Había superado al argentino hacía rato que era el mejor y su
cobertura también universal. Entonces, en este marco de bienestar por
usar el término, el Estado se burocratizó profundamente, el modo
correspondiente entonces de resolver los problemas que tenían que ver
con él también se burocratizó. La influencia sobre la política en
general de esa burocratización fue muy grande. Yo decía, las estructuras
de base del partido permanecen bastante separadas de esto, pero esto no
quiere decir que no se fuera afectado, claro que si. Ahora, la
burocratización estatal, que no se mide sólo en números de burócratas,
según la cifra del 86 se había multiplicado en 12 años por 2,5 el número
de funcionarios en todas partes.
(...)
Entonces, de 1985 en adelante se puso en movimiento una nueva fase al
parecer de la revolución del proceso cubano y, en realidad lo que
sucedió primero fue el fin de la fase anterior y comenzó otra que en mi
opinión nadie esperaba, por lo menos en sus elementos más esenciales. El
proceso de rectificación ocupó la segunda mitad de la década de los 80,
obtuvo algunos éxitos principales y tuvo algunos fracasos. En los
primeros, en mi opinión, el más importante fue el rechazo tan precoz al
rumbo soviético. El rumbo soviético todavía se insinuaba cuando ya la
crítica cubana al modo de adecuación que había tenido el país a aquel
modelo estaba a todo vapor. Esto fue muy importante para resistir el
impacto interno que hubiera tenido una Perestroika triunfante en un país
de ideología pro soviética.
En esos años se reafirmó el
liderazgo de Fidel Castro, se retornó a algunos de los elementos
principales del proyecto original de la revolución, pero obviamente las
circunstancias ya eran muy diferentes. Sin embargo, la población en su
mayoría respondió con bastante entusiasmo, a la vez se produjo el final
victorioso de la guerra en Angola, el cual fue una satisfacción moral
para la gente en el país. No sólo el triunfo en Angola sino el
establecimiento de Namibia y el fin del Apartheid. El propio Mandela lo
ha hablado después. Ahora, en un terreno interno se trataba de un
movimiento político que aspiraba a producir cambios muy profundos sin
arriesgar demasiado. La participación popular fue requerida pero no fue
desatada. La participación controlada rindió algunos triunfos muy
importantes pero, los aparatos mismos ya existentes, la existencia de
grupos de presión, de grupos de poder, de ideologías cristalizadas,
operaron en mi opinión muy desfavorablemente sobre el proceso. En
definitiva fue muy exitosa la resistencia a los intentos del tipo
soviético, "perestroiko", pero había otra condicionante que resultó
también en su resultado muy negativa: la economía cubana debía cambiar
de rumbo en un plazo relativamente breve y resultó el plazo real de
brevísimo. En cinco años comenzaron a desaparecer y en un año más
desaparecieron del todo las relaciones con la URSS y el CAME, pero lo
esencial, o sea se desplomaron las relaciones internacionales económicas
de Cuba después de una crisis de los últimos años 80 en sólo 18 meses
del inicio de los 90. No hubo manera de evitar ese desplome. En realidad
se mantuvo el orden económico y político, se desprestigió bastante el
socialismo a los ojos de la mayoría de la gente, porque se había dicho
que el socialismo por excelencia era el soviético. Y sin embargo, a la
vez, se produjo en mi opinión un hecho social fundamental, la mayoría de
la población cubana se aferró al modo de vida que había vivido durante
tres décadas y al régimen político que la representaba. En esos dos años
que van de la caída del Muro de Berlín al fin de la Unión Soviética,
que significan para Cuba que se desata también la crisis económica que
hace bajar el producto económico y los intercambios internacionales, en
cifras que a mi no me gusta darlas por exactas pero que son aterradoras y
que marcan el fondo de la crisis económica 1993-1994. Además de la baja
del producto y del comercio internacional, un dislocamiento real de las
condiciones de reproducción económica. Una caída de las condiciones
materiales de vida para la mayor parte de la población, la parte
demasiado numerosa de la población. Fue resistido por la mayoría de una
manera ejemplar. Yo creo que ahí viene un hecho social que es el
principal hecho político de la primera mitad de los 90, el principal
hecho político no es político, es social, es que con una extrema
cohesión la población resistió la erosión económica, la erosión del
prestigio del socialismo, la erosión del régimen mismo cubano, que
estaba desgastándose desde unos pocos años.
(...)
Al mismo tiempo había una convicción política que no puede volver el
estado de cosas anterior porque, en ese estado de cosas perderemos,
piensa la mayoría, el modo de vida espiritual y material. Saldremos
perdiendo, porque no hay espacio para nosotros en la economía mundial
como es.
Lo que llamábamos la justicia social
antiguamente, y después el socialismo, y que ahora es lo que ha sido
incluso hábito de vida en los años 70-80, y tiene su legitimidad en la
revolución no en otra parte, no es en un movimiento social-demócrata, no
es el régimen democrático burgués, es en la revolución y no en otra
parte.
Un tercer elemento es, si los Estados Unidos se
encuentran en capacidad de hacerlo, aplastarían el modo de vida de los
cubanos y la soberanía nacional de Cuba. Los Estados Unidos son, en
cuanto régimen político imperialista, un enemigo que está ansioso de
cobrar venganza, de eliminar el ejemplo latinoamericano, el ejemplo
tercermundista, el ejemplo a las puertas mismas de Estados Unidos y el
régimen cubano es obviamente, sigue siendo antiimperialista.
Yo
creo que de estas convicciones se nutrió la cohesión social, la
disciplina, el acatamiento de un proceso en el cual se pasó por las
tormentas del años 89, se pasó por las profundas críticas y autocríticas
de ese propio año, que culminan en el documento autocríticamente más
importante del Partido Cubano que es el llamamiento al Cuarto Congreso
en marzo de 1990, en el cual se pasa revista de una manera feroz a las
debilidades y errores, a las insuficiencias del país y se plantea que lo
discutan todos los cubanos. Se orienta incluso que las discusiones no
sean en el seno del partido y que los militantes sean libres de decir lo
que quieran y que todo el mundo hable en asambleas en todo el país, y
que sólo se recojan en actas las críticas no los errores. Se recogen un
millón de criticas en 70 mil asambleas: un proceso político democrático
extraordinario que sucedió después de la caída del Muro de Berlín, en el
momento en que se desplomaba todo en Europa oriental en el año 90.
A
Cuba, ese proceso político le dio mucho aire también, y sin embargo
después no fue continuado, se retrasó el Cuarto Congreso, finalmente se
dio en Santiago de Cuba, más bien, aunque hubo debates ideológicos muy
interesantes, en él lo que se acordaron fue qué medidas tomar en el
sentido de hacer más fuerte a la dirección, medidas digamos como el
tiempo de guerra que decía Eduardo Galeano, o sea, están obligando al
régimen cubano a endurecerse, ojalá que no nos tenga que suceder de ahí
consecuencias negativas, lo cierto es que, en la política cubana
sobrevino una etapa en la cual, aunque se acordó que los diputados
fueran elegidos directamente, aunque se mantuvo el poder popular
municipal y se trató de fortalecer, lo cierto es que, la política, y
hasta el día de hoy hemos tenido un congreso del partido incluso
después, es un territorio tranquilo, es un territorio sin mayores
emociones, la sociedad no, la sociedad en cada uno de los años 90 ha
registrado turbulencias extraordinarias. Por esto decía y repito: la
capacidad de la población de asumir esa situación y trabajar en ella es
muy notable, porque Cuba ha logrado salir poco a poco, de la situación
más aguda de crisis económica, incluso de manera un tanto diversificada.
En
las regiones, en las localidades, en muchas zonas del país, el país se
volvió sobre si mismo, perdida la capacidad de recursos y la capacidad
de decisión de los ministerios centrales en muchos lugares y de sus
delegados, fueron los grupos regionales y locales los que asumieron el
mando de la distribución y redistribución de la vida económica para la
sobrevivencia de la gente. En algunos casos se han obtenido resultados
muy notables, en cierto número de regiones y ciudades se vive mejor que
en La Habana materialmente hablando. El país naturalmente se escindió un
poco así, pero sólo un poco, porque culturalmente es un país muy
unificado, en el terreno ideológico político siguió funcionando igual.
En el terreno económico-social estas actividades han sido un factor
muy positivo y han contribuido a que haya menos malestar.
De
todos modos las grandes ciudades, las mayores, Santiago de Cuba y La
Habana, sobre todo La Habana, han sentido el impacto de la pérdida de
sus maneras habituales de consumir. En La Habana que es un teatro
fundamental en este sentido, como toda capital, se ha sentido más la
aparición de nuevos factores internacionales en juego en el país, o sea
el turismo, en un efecto de demostración dirían los sociólogos terrible,
es el mundo de la peor manera, gente de clase media y media baja del
primer mundo que gasta sus ahorros en un país que debe estar más o menos
barato pero, aparecen acá mostrándose como supuestamente serían todo el
año, lo cual es una broma de mal gusto, son sus días de vacaciones. El
país en el cual ser prostituta parece algo del pasado y se vuelve de
pronto algo del presente. El país en el cual tener un familiar en los
Estados Unidos no se consideraba un timbre de orgullo, y de pronto
resulta un factor por el cual se puede tener un ingreso, porque se hacen
remesas de los inmigrantes a sus familiares que son una de las entradas
de divisas importantes del país. Esto significa que personas que no se
caracterizan necesariamente por la complejidad del trabajo que realicen
pueden tener una vida muchísimo más holgada que otros.
Esto
sucede de manera menos inocente con personas que han realizado en el
mercado negro durante los primeros años 90, actividades que les han
reportado enormes ingresos en pesos o en dólares. Es interesante en Cuba
incluso cómo una parte inmensa de esta ganancia de pesos, se ha puesto
en los bancos. Es como decir “yo soy el mercado negro pero tengo una
enorme confianza en el banco del Estado”. Hace cuatro años en un
municipio, yo comprobé con los abogados de ahí que había 38 cuentas
corrientes en la ciudad de más de un millón de pesos. Estas personas
individuales habían puesto ahí sus ganancias, en el banco del Estado. Se
va creando de este modo en el país una diferenciación por el ingreso
que va resultando muy notable. Quizá para cualquier otro país de América
o de otros lugares del mundo esto no sería nada notable. Para Cuba es
extraordinariamente notable porque la dispersión con relación al ingreso
en el per cápita cubano era al revés que en el resto de América Latina.
Esta diferenciación por el ingreso no significa todavía una
diferenciación general de clase. En mi opinión, en lo que es la clase
social se necesitan otros elementos más. O sea, los que tienen una mejor
posición material no tienen ninguna legitimidad delegada a ella, no son
considerados legítimos a nivel social. La propiedad privada no ha
recuperado su prestigio después de la pérdida total de prestigio que
tuvo en Cuba a principios de los 60’s, pero no cabe duda que el dinero
sí. El dinero ha avanzado en sus capacidades respecto a las personas en
estos años 90 enormemente.
Entonces una sociedad que acepta en la práctica cotidiana o mercantil,
ideológicamente se reclama socialista, una sociedad que todavía no
aprecia el valor de la propiedad privada entiende que es imprescindible
—porque lo es además— que exista una economía que llamamos mixta o que
el pueblo corrientemente ha llamado con nombres alusivos como las firmas
por ejemplo, o las empresas mixtas, los gerentes, etcétera, entonces
significa que Cuba se reinserta en una economía mundial, que claro está
dominada por el capitalismo, pero con un régimen que nace y tiene su
legitimidad en el anticapitalismo, que sostiene la política social que a
la vez es un sostenedor del modo de vida anterior y un vehículo de
transición para las formas nuevas de relaciones sociales, que mantienen
no sólo el orden, en el sentido pedestre de la palabra, que en muchos
países simplemente significa la represión, sino que mantiene la paz
social, una paz en el sentido de que la represión no es un elemento
importante en la sociedad y que la esperanza de muchos todavía es un
elemento muy importante… es una situación complicadísima, que yo no
soy capaz de profetizar nada con relación a ella, yo veo que la altísima
cultura de la población, la cultura política, no sólo la general
sino sobre todo la política, es un factor sumamente positivo al cual he
tratado de referirme. Yo veo que las relaciones mercantil dinerarias, la
representación es tan negativa que esto tiene para grandes partes de la
población, son factores en contra de la permanencia del socialismo en
Cuba, de la transición socialista que es como le llamo yo en Cuba.
(...)
E. T.—...Entonces, cuando te refieres al rechazo en la
sociedad cubana a la propiedad privada, yo me pregunto si no habría que
añadir o completar la idea con el hecho que si se abre la puerta a
transformar un enriquecimiento personal, la propiedad privada, en
relación social capitalista. Me explico: por ejemplo con un millón de
pesos en una cuenta de ahorros seria posible, si hay un cambio legal –o
de forma ilegal- con esta suma de dinero de alquilar la fuerza de
trabajo y entonces de transformar ese dinero en capital. Es decir en una
relación social que permite a su dueño alquilar la fuerza de trabajo de
sus compatriotas que ahora, en esa ocasión empiezan a ser sus
subordinados explotados por él. Sería un regreso a una relación
capitalista entre las personas. Entonces yo me pregunto si hay ese
peligro si se abre la puerta y quizás podrías, en segundo lugar, decirme
si hay un rechazo a esa forma de contractar el trabajo asalariado por
parte de compatriotas.
Si, yo pienso que estoy absolutamente de acuerdo con el sentido de lo
que estás diciendo y, me parece muy bueno que lo hayas dicho porque
efectivamente no hay en Cuba espacios. No hay espacios en Cuba para
esto: esa relación fundamental y social del capitalismo. O sea no se le
ocurre como posible a los que tienen esas enormes cuentas, por esto es
que yo decía la diferenciación por el ingreso, incluso en algunos ha
producido una alta distinción porque tienen un alto ingreso, pero no han
subido socialmente mucho, son digamos los aventureros, otros tienen
mayor ingreso y tienen un lugar social bastante importante,
relativamente importante.
E. T.—Me imagino también que hay gente que de manera ilegal contrata a otros, pero es todavía ilegal.
Si y además hay muchos miles, decenas de miles, muchos, incluso
quizás cientos de miles, cuyo nivel económico ha bajado pero su nivel
social no. Por ejemplo los médicos, los maestros, muchos trabajadores
técnicos, su nivel económico ha bajado y su nivel social no, su
prestigio social no. 60 mil médicos, 40 mil ingenieros, 300 mil maestros
y profesores en un país pequeño, con montones de trabajadores de áreas
no beneficiadas por otro tipo de remuneraciones. Entonces es una
situación en la cual los que tienen una posición mejor, por esto yo
decía no están legitimados, pero además la idea de una relación social
de producción como la contratación de personas resulta todavía
inconcebible, yo pienso que eso indica la fuerza todavía de los valores
de la sociedad anticapitalista, creo que es imprescindible conservar esa
fuerza.
E. T.— ¡Ojalá que tenga razón!
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