La primera idea es que nada cambiará realmente sin el avance hacia "un hombre y una mujer de nuevo tipo".
El himno de los trabajadores suena con una sola música, pero tiene muchas letras, y no solo por las diferentes lenguas en que se entona. En una de ellas se dice:
soplemos la potente fragua
que al hombre nuevo ha de forjar
Es vieja la idea del "hombre nuevo". San Pablo, en sus epístolas, habló de la necesidad de "abandonar la piel del hombre viejo". Veía la salvación en la transformación humana producida por intervención divina. La esperanza cristiana se basa en creer en tal intervención. Sin embargo, la transformación no se produciría sin la voluntad del sujeto.
Pero la aspiración racional a otra sociedad no puede basarse en ninguna redención sobrenatural: es necesaria la voluntad basada en el conocimiento.Todo movimiento emancipatorio necesita creer y querer. "El comunismo es una meta de la humanidad que se alza conscientemente". En palabras del Che Guevara:
"Marx pensaba en la liberación del hombre y veía el comunismo como la solución de las contradicciones que produjeron su enajenación, pero como un acto consciente (...). El hombre es el actor consciente de la historia. Sin esta conciencia como parte de este proceso; no puede haber comunismo."Si bien Marx trató de expresar la idea del comunismo incluyendo a la consciencia como elemento dentro de su explicación; no llegó a ser lo suficientemente preciso, por lo que se puede legar a considerar que Guevara realiza una de las contribuciones más ricas y significativas al desarrollo del humanismo marxista.
La Revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de las instituciones del régimen; es además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales.
Una Revolución sólo es auténtica cuando es capaz de crear un "Hombre Nuevo", porque los procesos sociales son inseparables de los cambios en los individuos.
(Nota marginal: hoy día parece que el término "hombre" excluya a la mujer; salvaría las suspicacias hablar de "humanidad nueva", pero este término colectivo expresa mal la importancia de la conducta de cada individuo y se contrapone mal a "sociedad nueva" porque viene a expresar lo mismo; para evitar el repetitivo "hombre y mujer" ¿valdría "persona nueva"? para mí, la idea pierde fuerza expresiva...).
Vuelvo al tema. Sobre la memoria histórica americana, tres fechas marcan puntos de apoyo para centrar el sentido de la lucha secular contra la colonización, pero también por décadas por la autonomía e independencia, entendiendo que ambas se dan en el marco del desarrollo capitalista.
Pensar en términos de transición supone recuperar ambas dimensiones históricas, la lucha contra el colonialismo (de 1492 en adelante) y la desplegada por la independencia (de 1804 en adelante), para resumirla en una historia común por la transición, en contra y más allá del capitalismo (desde 1959 para acá).
Aprendizajes y lecciones para seguir pensando
Parte del aprendizaje que van dejando las experiencias consideradas es la importancia de lograr una comprensión acabada de las categorías de transición y emancipación; imperialismo, capitalismo y poder hegemónico; tanto como Estado «capitalista» y aparato institucional preexistente a los procesos de cambio. Categorías estas que acompañan y envuelven a los procesos de cambio, más aún si se presentan con perspectiva de pensarse en la transición del capitalismo al socialismo en Nuestramérica.
Del estudio de estos casos particulares hay varios aspectos que, nos parece, se deberían revisar y profundizar, entre otros, para encontrar maneras articuladas para avanzar en la limitación de la mercantilización de la vida social y comprender el grado de conflictividad que implica movilizar prácticas en dirección a otro modo de organización económica y social, por fuera y más allá de la lógica del capital.
Queremos resaltar en ese sentido las especificidades de las políticas de transición. Estamos convencidos que las diferentes experiencias de época en época pueden tener rasgos comunes, pero la especificidad de cada proceso y su momento histórico son aspectos relevantes para su comprensión.
Eso nos lleva a destacar la importancia de construir una teoría desde la crítica de la economía política, que contenga los problemas de la transición, su complejidad, los limites y avances. Es un asunto que sigue estando pendiente.
No es solo una cuestión económica, sino cultural, política y social. Ahora bien, esta teoría debe contener y comprender el aprendizaje de las experiencias de los diferentes procesos con pretensión de transición, los que requieren ser estudiados a fondo, considerando que sus logros y deficiencias son producto de la práctica revolucionaria.
La severidad y criminalidad de la clase dominante nos debe llevar a comprender que hay mucho por aprender, ya que muchos de los déficits deben anotarse a la cuenta del accionar de las clases dominantes. En ese marco, ir a fondo en el estudio de las prácticas de los procesos que se asumen por el rumbo de la transición antisistémica.
Resulta indispensable identificar esas prácticas para nutrirnos de todo lo que pasó y pasa en cada una de las experiencias, incluso los errores o fallos para analizar el proceso en dinámica histórica.
Es necesario interpretar el fenómeno de manera integral y articulada, pensando a cada experiencia en su dinámica de integración regional, recuperando la vieja tradición de unidad separada por los proyectos de «naciones burguesas» constituidas en el proceso de lucha por la independencia contra la colonia española o portuguesa.
Unir las prácticas de los distintos procesos de cambio político y las experiencias a nombre de la transición del capitalismo al socialismo, apunta a comprender el proceso histórico en la lucha por la emancipación. Es también rescatar los múltiples liderazgos que la historia dejó en el anonimato, al tiempo de habilitar interpelarnos y saber responder, qué es lo que falta, qué hay que superar, qué hacer.
Es una convocatoria a sistematizar los estudios de esos procesos, lo que consideramos aun una asignatura pendiente.
Son todos temas complejos, que pueden aparecer tratados con imprecisión, sin embargo, estamos convencidos que es la manera de intentar superar lecturas dogmáticas o simplistas.
El tema no se resuelve en la simplicidad de enemigo-amigo, sino en la capacidad de indagar a fondo en una trama compleja que define la organización social capitalista.
Imprescindible resulta avanzar en el conocimiento de las regularidades inherentes a los avances y retrocesos de estas experiencias. Se trata de incorporarlas como parte de la crisis de las alternativas, más aún luego de impugnado el socialismo desde la caída del este europeo.
Así como Marx y Engels tuvieron que redefinir la nominación de la alternativa bajo el título del «comunismo», con crítica detallada de los variados socialismos en su tiempo, tal como hicieron en la redacción del Manifiesto, ahora se requiere volver a designar el propósito para la transición en contra y más allá del capitalismo.
Las regularidades tienen que ver con identificar cuáles han sido o son las acciones y reacciones, entre las partes antagónicas en cada caso, frente a las prácticas políticas implementadas. Podría ponerse en estos términos: al momento de querer cambiar/alterar el curso capitalista, el ritmo y/o la dirección del desarrollo capitalista, ¿qué regularidades generales y específicas se pueden identificar?
El tema se asocia a comprender y entender al desarrollo de la sociedad en forma dialéctica, tanto en el orden local, como regional y global. También respetar y tener en cuenta de aquellas regularidades de ayer que fueron parte del fracaso o de no haber podido avanzar en la dirección propuesta.
Por ello, los logros y fracasos como parte del legado de cada proceso son producto de una lucha por la resistencia a la dominación imperialista y al régimen del capital.
Nuestramérica en su historia nos enseña que sus protagonistas son y han sido miles de personas que han trabajado y siguen haciéndolo con gran esfuerzo, con una extraordinaria dignidad por encontrar y hacer posibles los caminos de las alternativas contra el poder hegemónico.
Esto nos debe invitar a saber aprender de los logros, aun siendo pequeños y también de los fracasos. Tener presente y saberlos en detalle contribuye a comprender la complejidad de la crisis de las alternativas.
Se trata de pensar una conciencia colectiva que acompañe y se comprometa con las alternativas. La construcción y el desarrollo de una conciencia colectiva para transformar la actual sociedad capitalista en un desarrollo alternativo al vigente, es parte esencial en los procesos de transición.
Es en el mediano y largo plazo que se mide la división entre el éxito o fracaso del cambio propuesto, más allá que la historia muestra que hay experiencias en que la superioridad militar hegemónica no permite avanzar en los cambios. Del estudio realizado de los procesos de transición, en parte se ha subestimado la importancia y urgencia en ser incorporado este tema en la cotidianidad del proceso de cambio. Esto hace a la esencia en la formación de cuadros políticos para actuar en la transición.
Estamos pensando en la necesaria lectura de largo plazo en la región, que a grandes trazos supone la lucha por siglos contra la colonización, pero también por décadas en función de afirmar un proceso de autonomía e independencia en el marco del desarrollo capitalista.
Pensar en términos de transición supone recuperar ambas dimensiones históricas, la lucha contra el colonialismo (de 1492 en adelante) y la desplegada por la independencia (de 1804 en adelante), para resumirla en una historia común por la transición, en contra y más allá del capitalismo (desde 1959 para acá).
Es una dimensión histórica que trasciende a las experiencias de los últimos años, pero en las que debe apoyarse para dimensionar un proyecto estratégico de emancipación social.
Apuntamos a pensar el interés y el accionar del poder hegemónico del capitalismo. El poder en sus diferentes facetas ha logrado penetrar en el sentido común de la población en muchas direcciones, y hasta ahora, con mucho éxito. Las formas y los momentos de su instrumentación son permanentes.
El objetivo de ese poder es mostrar a cada proceso de cambio como una derrota para la sociedad. De allí que la categoría de resistencia y acción es parte de la respuesta para enfrentar el poder establecido. Este no se retira ni abandona sus objetivos, es parte de la vitalidad capitalista. En las alternativas de los procesos de transición hay que avanzar en consolidar una vitalidad superior. Ahí tiene que estar nuestro destino.
Se trata de salir del encapsulamiento de prácticas políticas funcionales al capitalismo. Es preciso repensar cómo salir del «encapsulamiento» en sus posturas primogénitas y partidarias de la política tradicional. Es un gran desafío por resolver: cómo hacer para que el pensamiento crítico y prácticas populares articulen acciones que permitan una salida de «la cápsula» de las posturas partidarias o de movimientos sociales que, en muchos casos, no permiten abrirse a la construcción de puentes con lo nuevo que va surgiendo de cada uno de estos procesos y momentos y, de esa manera, poner en discusión al capitalismo, más allá de las limitaciones.
Un ejemplo interesante es cómo Venezuela, a partir del año 1998, rompió con el sistema tradicional denominado de punto fijo. [12] Es el punto de partida para entender la experiencia bolivariana, su presencia en resistencia pese a la agresión imperialista y de las clases dominantes locales, pese a las inmensas dificultades del presente.
En rigor, no hay proceso de transición y emancipación que trascienda sin la práctica del «hombre y la mujer de nuevo tipo».
Todas las acciones y prácticas en la búsqueda de salir del actual sistema serán insuficientes, si en las prácticas políticas de los procesos de transición no se vuelve a incorporar la concepción del hombre y la mujer de nuevo tipo a la par del desarrollo material de la sociedad.
Desde la Revolución cubana hasta el presente la categoría de «hombre y mujer de nuevo tipo», tuvo diferentes mutaciones entre quienes han sido protagonistas en procesos de transición.
En varios de los procesos analizados, donde han existidos pequeños intersticios en los cuales han estado presentes valores inherentes a esta categoría, los logros por pequeños son ejemplificadores.
Creer en la viabilidad de limitar o cambiar la mercantilización de la vida social sin tener en cuenta la construcción de un hombre y mujer nueva, es desconocer entre otros aspectos al capitalismo y su hegemonía cultural.
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Nota:
[12] En 1958, tras el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, los dirigentes de Acción Democrática y Unión Republicana Democrática, firman un acuerdo de gobernabilidad. Surge la IV República, que inicia su quebrantamiento con el Caracazo en 1988, que lleva al advenimiento de Chávez. A partir del año 2000, luego de haber aprobado por referéndum la nueva constitución, surge la V República.
Muy bueno. Hay que infundir pasión ("creer y querer") a la razón transformadora y al propio proceso revolucionario. Ha sido esa disciplinada pasión la que históricamente ha demostrado su solida coherencia y superioridad frente a la banal y epidérmica mitología capitalista.
ResponderEliminarun hombre hecho a si mismo forjando su espiritu revolucionario en sus viajes por america latina, el destino le unio a fidel con el que conseguiria derrotar al ejercito de batista. sus ansias por liberar a todos los pueblos oprimidos le llevo a bolivia donde perderia la vida asesinado por orden de la Cia, una gran perdida para la humanidad.
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