sábado, 3 de enero de 2015

Lo que Podemos y lo que no podemos


Podemos entra en la política española en el momento justo y por la vía mediática exacta que puede darle el éxito.

Pero el éxito electoral no es necesariamente el éxito político, salvo que creamos que llegar al gobierno es llegar al poder. El poder es de clase, y sólo el empoderamiento de toda una clase (otra clase) puede hacerlo cambiar de manos.

El lenguaje poco definido de Podemos puede darle los votos del cabreo. Saludemos su éxito si sacude de raíz el bipartidismo tradicional. Si logra superar la previsible Gran Coalición, último reducto del consenso actual. Es difícil que lo logre en solitario. Tampoco sería la mejor solución una mayoría Podemos-PSOE, propiciando otra coalición con plomo en las alas, lastrada como lo han estado los gobiernos PSOE-IU.

Para cosechar votos, ahora se dirigen al centro político, pero de ahí no se saca fuerza para transformaciones de fondo y puede perderse la de la izquierda.

Como recordaba mi querido maestro Puig Adam, "no vayamos, tratando de convencer a los ofendidos, a ofender a los convencidos". 

La piedra de toque de Podemos no será lo que diga, ni siquiera cómo lo diga, sino lo que haga.

Si deciden avanzar en solitario, porque piensan que su confluencia con otras fuerzas (de izquierda, se entiende) los lastra, y pretenden que sean otros los que confluyan con su impreciso programa, es muy probable que se estrellen: no lograran la mayoría aplastante que se necesita para hacer otra política, a la contra de los poderes dominantes. En ese caso, ir en solitario sería pura ceguera. Pero los dioses ciegan a quienes quieren perder...

No creo que sean unos vulgares oportunistas. Aunque entre la grey congregada puede colarse más de uno, sobre todo al rebufo de su éxito inicial. Pero con su estrategia actual lo que ganen en camino mirando a su derecha pueden perderlo en fuerza por su izquierda.

Convengamos en la oportunidad política de no proponer lo que no podremos cumplir, sobre todo de no proponerlo como algo a realizar inmediatamente. Pero ocultar nuestro horizonte en una niebla oportunista no es de recibo. 

Algo de eso hace Podemos. Busca pescar votantes en caladeros muy diversos, y practica una ambigüedad calculada. Lo malo es que después será difícil abandonarla, en medio de las dificultades de la política condicionada. Lo fácil es que la prolongue en los hechos. Al fin y al cabo no traicionaría promesas que en realidad no hace.

Los significantes vacíos no comprometen. Su sentido impreciso hace posible que los convencidos los llenen de los significados que desean entender. "El cambio" ya fue exitosamente usado (y tirado) por el PSOE, y hasta por el PP.

Reúno aquí tres textos que pueden ayudar a precisar conceptos:
Populismo y significantes vacíos
Definir objetivamente "populismo" en su sentido técnico, sin carga peyorativa
Significados alterados
 En este caso se habla más bien del lenguaje orwelliano
Significantes precisos
 Programa máximo, programa de mínimos: deslindarlos


Sobre significantes vacíos:

Rebelión
(...)

“Podemos” y sus slogans tienen vocación de “significantes vacíos”, para usar la expresión de Ernesto Laclau, el teórico del peronismo y autor de “La razón populista” (fallecido lamentablemente en abril de 2014). “Populismo” se usa aquí en el buen sentido de la palabra, como una forma política realmente existente, más democrática que los regímenes oligárquicos o caciquiles, o que los golpes militares que han sido realmente las alternativas en Argentina, como también en Ecuador o Bolivia u otros países que hoy gozan de gobiernos del tipo peronista.

(...)

Al fin y al cabo también el Socialismo se convirtió en España en un “significante vacío”. Se puede ser social-demócrata en Europa y al mismo tiempo apoyar políticas de austericidio. Zapatero en España cambió en una noche un artículo de la Constitución junto con el PP, para asegurar que la primera prioridad del presupuesto fuera pagar la Deuda.

(...)

Simplifiquen, no hagan promesas que después no saben si van a cumplir o no, ambigüedad bien meditada. Podemos es algo distinto a Syriza en Grecia, que tiene un vocabulario de antigua izquierda. Podemos se nutre de votos del PSOE (la Pasokización del PSOE), votos de los post-comunistas de Izquierda Unida (de donde procede Pablo Iglesias) y de los abstencionistas y de otros partidos, los que sean. Las encuestas le dan ya un 25 por ciento de los votos en España.

(...)


Sobre el lenguaje:
Página 12

Gracias a Dios por Noam Chomsky. No por su vida de denunciar ataques sobre nuestra hipocresía política, sino por su lingüística. Mucho antes de que yo lo conociera, el Fisk estudiante trabajaba en su curso de lingüística de la universidad, donde el trabajo de Chomsky fue el que primero me alertó sobre el peligroso uso del idioma. Condenó la semántica vil del Pentágono y de la CIA. No sólo la obscena frase “daños colaterales”, sino el lenguaje de la tortura.

O, como los muchachos que torturan en nuestro nombre lo llaman, “técnicas de interrogatorio mejoradas”. Echemos un vistazo más de cerca a eso. “Mejorado” es una palabra que sugiere algo mejor, más culto, incluso menos costoso. Por ejemplo, “medicina mejorada” presumiblemente implica una forma más racional de mejorar tu salud. Al igual que “la escolarización mejorada” podría sugerir una educación más valiosa para un niño. “Interrogatorio” por lo menos insinúa que se trata todo esto. Hacer preguntas y obtener, o no, una respuesta. Pero “técnicas” les gana a todas. Una técnica es una habilidad técnica, ¿no es así? Por lo general, me dice mi diccionario, en la obra artística.

(...)


Sobre la imprecisión calculada:


Rebelión

En el Cekam nos hemos propuesto estudiar durante el año 2015 la obra de Aristóteles que lleva por nombre Política. La causa inmediata de esta decisión ha sido la aparición de Podemos en el panorama político español, y la causa general ha sido que en el Cekam siempre buscamos medios para combatir la influencia perniciosa de la economía y sociología vulgares. La decepción que me ha provocado Podemos ha estado en que presentándose originariamente como un partido radical de izquierda, hace uso de una ideología intencionadamente ambigua y superficial. En el terreno de la filosofía de la religión los marxistas han denominado materialistas vergonzantes a los agnósticos. Mientras que los marxistas declaran abiertamente que no creen en dios puesto que no existe, los agnósticos afirman que no saben si dios existe o no existe. Donde en los marxistas hay firme determinación, en los agnósticos hay duda y ambigüedad. Lo mismo sucede en el terreno de la ideología política con Podemos: no hay firme determinación sino ambigüedad. De ahí que a Podemos se le deba catalogar como un partido de izquierda radical vergonzante.

Tenía grandes esperanzas en el programa económico de Podemos, pero el documento presentado por Vicenc Navarro y Juan Torres me ha decepcionado por completo. La cita de Franklin D. Roosevelt que encabeza la sección titulada  “Líneas de actuación y medidas concretas” atestigua la ideología de esos dos líderes teóricos. El final de esa cita, “Nuestro mayor y primordial empeño es poner a la gente a trabajar”, me parece tan burgués, tan capitalista, que me indigna hasta lo más hondo. El mayor y primordial empeño de una izquierda radical estaría en demostrar que el enriquecimiento de los ricos se debe a la apropiación de trabajo ajeno sin entregar equivalente alguno a cambio. Y en consecuencia defender el principio de que la propiedad sobre la riqueza debe basarse en la apropiación de trabajo propio y no en la apropiación de trabajo ajeno sin entregar un equivalente a cambio. Por lo demás, ese documento titulado “Un proyecto económico para la gente y presentado como una propuesta de debate para solucionar los problemas de la economía española, carece de precisión y parece más un documento de ideología económica que de economía propiamente dicho. Creo que uno de los errores de Podemos, y en el que también puede incurrir IU, estriba en no separar un programa de máximos de un programa de mínimos, un programa de largo plazo con un programa de corto plazo. Al no establecer esta distinción los dirigentes de Podemos se han visto obligados a renunciar a propuestas que constituían al menos en las elecciones europeas señas de su identidad. Me apena que muchos pobres crean que con la llegada de Podemos al poder político su situación económico social va a cambiar. Se llevarán un fuerte chasco. Lo ha advertido Caya Lara: “al día siguiente de ganar las elecciones hay que gobernar”. Y ahí las ideas y las promesas no valen nada, ahí debes atenerte a un presupuesto, y los pobres estarán con las manos abiertas esperando el pan y el trabajo que Podemos ha prometido. Y como todas las personas con cordura deben saber: se irán con las manos vacías. No puede haber socialismo con los pobres en el marco de las relaciones capitalistas. Pero los dirigentes de Podemos inflados con las ansias del poder político no quieren ser claros y explotan con demagogia las necesidades y sufrimientos de la gente.

Adam Smith y David Ricardo, a juicio de Marx, eran economistas que buscaban las conexiones profundas e internas entre las distintas partes de la economía. Karl Marx heredó este método y El Capital se presenta como una de las cumbres teóricas del mismo. Pero después de la hegemonía de la economía clásica llegó la economía vulgar, esto es, la economía que solo se preocupa por las conexiones externas entre las distintas partes de la producción y distribución de la riqueza, y que ha dominado el panorama de la teoría económica desde Jevons hasta nuestros días. Yo esperaba de Podemos, dada su aparente radicalidad, que apostara por una teoría económica que busca las conexiones internas entre las categorías, pero me he quedado con las ganas. Vicenc Navarro y Juan Torres, al igual que su inspirador Paul Krugman, deben ser catalogados como economistas de la izquierda burguesa, pero nunca como economistas marxistas, como economistas que buscan transformar en profundidad la economía capitalista en economía socialista. Y no puede haber profundidad en un documento de ideología económica cuando no se señala como cuestión clave la propiedad sobre los medios para la producción de la riqueza. El carácter específico de los economistas burgueses de izquierda se muestra en que hacen de la política fiscal la pieza clave de su concepción económica. Este abandono de la radicalidad –entiendo por radical cuando las cosas se toman por la raíz–, lo percibí en una de las múltiples apariciones televisivas de Pablo Iglesias, cuando casi con perdón pedía a los muy ricos que tendrían que apretarse un poquito el cinturón para mejorar la vida de los pobres. Esta es la concepción de la justicia distributiva de la izquierda burguesa: una parte de la riqueza de los ricos debe ser redistribuida entre los pobres. Aquí se presentan las cosas como si los ricos tuvieran que sacrificar una parte de su riqueza en beneficio de los pobres. Pero los marxistas no piensan así. Saben que la mayor parte de la riqueza que está en manos de los ricos es trabajo ajeno creado por la clase trabajadora y apropiado por aquellos gracias al sistema de propiedad imperante en el capitalismo. De manera que la parte de los impuestos que pagan los ricos y va a parar a los pobres no es más que una parte del trabajo creado por la clase trabajadora y apropiada por aquellos. Así que por medio de los impuestos recaudados a los ricos se devuelve una parte de la riqueza a sus legítimos propietarios. Esta concepción de la justicia distributiva pertenece a la izquierda radical, mientras que la que hace de la política fiscal la pieza clave de su concepción económica pertenece a la izquierda burguesa.

El estudio de la obra teórica de Aristóteles nos permitirá estudiar la economía y la política con radicalidad. La propiedad es presentada por Aristóteles como una pieza clave en el sistema democrático. Tiene ideas que hoy día pueden ser enmarcadas en la ideología de la izquierda radical. No obstante, era un miembro destacado de la clase dominante de la Grecia clásica y defendía como hecho natural la esclavitud. Pero la visión profunda y radical del mundo no tiene nada que ver con los intereses de clases, sino con la filosofía que se defienda. Por eso algunos confunden los intereses de clase de Podemos, que en apariencia son los de las clases más desfavorecidas, con su concepción vulgar de la economía y de la sociología. Hay que aplaudir los intereses de clase aparentes que defiende, pero hay que criticar, al menos así lo deben hacer los marxistas, su concepción económica, política y social del mundo. La ilusión de los dirigentes de Podemos, su apego a las apariencias y a las conexiones externas, no debe cegarnos e impedir que seamos profundamente serios con el destino histórico de las capas más pobres de la población.

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