domingo, 29 de noviembre de 2020

Solo hubo una ruptura

Aunque eufemísticamente se quiso ver en la reforma política de Adolfo Suárez una "ruptura pactada", la única ruptura se había producido cuarenta años atrás: la brutal ruptura de la legalidad republicana.

El manto de impunidad que fue la ley de amnistía "perdonó" a los juzgados y condenados de una de las partes, para los que además nunca hubo reparación, pero sirvió sobre todo para que los nunca juzgados, y menos condenados, de la otra parte no tuvieran que responder de sus crímenes. Ni de sus robos. ¡Cuántas fortunas no tuvieron su origen en ellos! Pero nada de eso se puede siquiera investigar. Y los expropiados por el régimen, expropiados quedaron.

Hubo continuidad absoluta en los aparatos del Estado, y un sistema electoral que consolidó la situación anterior. Recuerdo oír a Fraga Iribarne diciendo que "los comunistas, en las democracias consolidadas, solo deben obtener un cinco por ciento del voto popular". Todo estaba atado y bien atado.

No se removió a ningún juez, a ningún policía. Ni aún ahora se podría juzgar a torturadores, aunque luego se les aplicase la amnistía. Porque el perdón de los delitos no debe impedir que se investiguen, aunque luego se perdonen.

El caso del rey emérito es un claro ejemplo de lo mismo. Según se interpreta interesadamente, es inimputable. Pero lo que dice la Constitución es que "los actos del Rey serán refrendados por el Jefe del Gobierno". Lógicamente, eso hace responsable de ellos a quien los refrenda, porque sin este requisito no tendrían efectos. Los actos no refrendados están fuera del manto de impunidad. No es responsable en su actividad como Jefe de Estado, pero nada de eso es aplicable a su vida privada, que no refrenda nadie.

El Poder es mucho más fuerte que el Gobierno, y este no es más que una parte menor del Estado.




España sin eufemismos: la verdadera historia

A muchos les parece extraño "el cambio" de Felipe González y Alfonso Guerra cuyo gobierno en 1982, dio el giro definitivo a la historia. ¿Y si no hubiera tal cambio? ¿Y si la modélica Transición es otro eufemismo?

Rosa María Artal

"… y he visto que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos".

León Felipe (Zamora 1884–Ciudad de México 1968)

Se diría que la historia de España que oficialmente prevalece está plagada de eufemismos para esconder y dulcificar la realidad. Y, sin duda, es mucho más descarnada. Las trampas, hasta los timos de trileros, afloran en un retrato insoportable para la decencia, para la conciencia democrática e incluso la madurez como pueblo. Una historia que se llena también de mitos que a menudo recaen en quienes menos lo merecen. Francia juzga al expresidente de la República, Nicolás Sarkozy, por corrupción y tráfico de influencias. Le pillaron con las manos en la masa pidiendo trato de favor a un juez para otro chanchullo. Habrá que ver a colegas españoles de altas instancias, muertos de risa: España sí que lo ha sabido hacer. Magistralmente. Y con la complacencia y colaboración de una buena parte de la sociedad. Y, desde luego, de medios de comunicación y periodistas concretos.

A Juan Carlos de Borbón, ex jefe del Estado español, le salen pufos de envergadura de continuo. Hasta casi perder la cuenta. Se ha revelado como una especie de yonqui del dinero (y el sexo) que utilizó su cargo para hacerse con una inmensa fortuna y sin siquiera pagar al país que tanto ama los impuestos reglamentarios. Dicho sin eufemismos, ahora salpiquen el texto de "presuntos" y "presuntamente". Desde que supimos, a comienzos de marzo –por la investigación de la justicia suiza–, de los 100 millones de dólares ingresados en una cuenta de ese país "por cortesía del rey de Arabia Saudí", los hallazgos similares se han multiplicado. Regalos multimillonarios a sus amantes, en particular a su favorita, Corinna Larsen, que se transforma para la crónica cortesana de princesa a pelandusca en cuanto empezó a contar. Y más cuentas y cuentas. Lo de hoy es que Juan Carlos, rey, escondió en Suiza durante dos décadas millones de euros en acciones de compañías del Ibex. Lo más florido: Iberdrola, BBVA, Santander, ACS, Acciona, entre otros. Algunos de ellos también tienen cuentas en paraísos fiscales que nos sangran.

La historia de Juan Carlos I sigue con la huida al paraíso de la autocracia de Abu Dabi en Emiratos Árabes Unidos. O con las cartas y movimientos estratégicos de la Casa Real –o sea, de su hijo y heredero Felipe VI– que renuncia a la herencia (no de la Corona) el mismo día de marzo que entra en vigor el Estado de Alarma por la pandemia. O que comunica en un texto de un folio la fuga del emérito un lunes de agosto.

El funcionamiento de España, casi como un reino medieval, quedó bien patente con las firmas y adhesiones a las tropelías de Juan Carlos por los grandes servicios a España que había prestado de más de 70 exministros y altos cargos. Muestra de una laxitud ética con la que un país no puede funcionar correctamente. Porque corrobora, una y otra vez, que quienes mueven los hilos en España comparten con Juan Carlos de Borbón una moral plagada de excepciones, atajos y privilegios, donde el fin que buscan justifica los medios.

Y que va mucho más allá en la práctica. Fernando González, Gonzo, en Salvados, entrevistó el domingo a José Bono, ex presidente del Congreso por el PSOE y a García Margallo, ministro de exteriores con el PP. Ese teléfono en la misma mesa de la sede de la soberanía popular que suena –¡durante la sesión!– para que el rey u otros opinen y hasta agradezcan que no se investiguen sus cuentas, sonroja a niveles insoportables. Y la comprensión de estas actitudes. Un ministro de exteriores que se reúne con la amante del jefe del Estado, para hablar "de asuntos privados" cuyo contenido, dice, no recuerda. Esta es la verdadera historia de España.

¿Y de dónde parte? A muchos les parece extraño "el cambio" de Felipe González y Alfonso Guerra, presidente y vicepresidente del gobierno del PSOE que, con su triunfo en 1982, dio el giro definitivo a la historia. ¿Y si no hubiera tal cambio? Aquel gobierno histórico aportó una hasta entonces impensable alternancia bipartidista en el poder y consolidó lo que había de ser el régimen del 78. Verán, un insobornable Nicolás Sartorius declaró esta semana: "No sé si hay pacto con Bildu, pero en la Transición pactamos con quien nos fusilaba". Comunista y aristócrata, intelectual y comprometido, pasó seis años en la cárcel condenado en el Proceso 1001 por pertenecer al sindicato CCOO. Con toda autoridad moral señala esa clave. Se firmó un contrato con los asesinos, con los tiranos, con los que destrozaron la ética de un país por varias generaciones. Porque nunca hubo dos partes: hubo un golpe, una guerra y una larga y terrible dictadura, hubo agresores y víctimas. ¿Y si la modélica Transición es otro eufemismo, y hay que hablar de un pacto en altura para maquillar y no cambiar?

En Felipe González tenemos a otra figura a la que hay que agradecer un sinfín de cosas que son normales en los países democráticos. Incluso más, sí. Entrar en la Comunidad Europea, sanidad y educación universal y aquella modernidad que el presidente vestía con una brillantez intelectual extraordinaria, mientras su segundo mordía "a la derecha" como el poli malo de la función. Dos personajes tan magistralmente elegidos para sus papeles que asusta constatarlo. Algo ayudaría a saber, a ver la certeza o falsedad de los supuestos dosieres, si España acabara con la anormalidad democrática de la Ley de Secretos oficiales. Pero eso no va a ocurrir en modo alguno.

Capa de modernidad, sin duda. Logros, importantes. Pero el bipartidismo dejó en sus puestos a quienes habían sustentado el franquismo en todos los estamentos esenciales para que fuera posible. Y ahí siguen muchos, y por supuesto sus herederos. Eso era el "atado y bien atado". Nadie pagó, nadie fue relevado siquiera por su complicidad con la dictadura. De aquel manto de impunidad, resurgen florecientes los franquistas y fascistas, los aprovechados, cosechando dinero y medios para su labor. La corrupción del franquismo sigue en la columna vertebral de España. Y reparte y atesora sus beneficios.

Cada vez es más evidente, que las batallitas políticas y mediáticas con las que los medios entretienen al personal son el señuelo que distrae de lo que realmente se cuece. Los "zascas" y "repasos" enardecen a la afición pero terminan siendo diabólicos. Podría admitir que, en algunos casos, sea solo seguidismo de una corriente de frivolidad que no profundiza en las causas. Pero el daño es igual de devastador. Y Twitter, Facebook y WhatsApp les vinieron a ver para ayudar en la tarea, como mero vehículo por supuesto. Con este panorama que, a diario los Trending Topic marquen lo que quiere destacar y molesta a la derecha, no lo hubieran imaginado ni en sus mejores sueños.

En definitiva, nos encontramos con un ex Jefe del Estado, rey, huido de su país y pringado a niveles de república bananera. No hemos despejado ni la X de los GAL, ni las historias fantásticas de hechos durísimos que hemos vivido. Ni siquiera saben los jueces quién es M.Rajoy en los papeles de Bárcenas. Hubo un presidente de igual nombre que, si nos dejamos de eufemismo, ha sido el mejor gerente, el más discreto y eficaz, que ha tenido la organización. Metió mano en la forma de elegir el Poder Judicial, aupó a jueces estratégicos y reformó los Códigos penales con la inclusión de la Ley mordaza. Implantó, solo con votos del PP que le daban mayoría, una Ley de Educación, la de Wert, cercana al creacionismo religioso, favoreció a las confesiones católicas en un país aconfesional, según la Constitución. Rajoy se propuso y consumó el mayor destrozo del Estado del bienestar de la historia, con durísimos recortes en sanidad, educación o investigación, ciencia y cultura. Mermó derechos laborales y el subsidio del paro. Hasta el IVA que había presuntamente combatido, lo aumentó del 18% al 21%. Con particular ensañamiento en la cultura. El IVA cultural español pasó a ser el mayor de la zona euro, con diferencias abismales. Lamentablemente muchos de los estragos de Rajoy continúan vigentes.

Pablo Casado sigue la misma senda, con las medidas que anuncia contra la ley de educación o el veto (consentido) a la renovación del Poder Judicial. Con esos eufemismos como el de buscar "la libertad de las familias". De no ser por lo que hizo y hace el Partido Popular parecería que solo quiere imponer su programa sin haber ganado las elecciones. "Solo". Pero el componente tramposo está bien a las claras. Igual es que la sociedad no es consciente de todo esto, no lo sabe o lo ha olvidado. Algunos medios y periodistas hacen una labor espectacular en ese sentido: en el de vender la moto, dicho sin eufemismos.

¿Qué es eso de "la pluralidad"? Supuestamente el intercambio de ideas, la confrontación de voces distintas en busca de clarificar los temas. En la práctica es un continuo uso de la zancadilla para el pensamiento, una distracción premeditada, una exaltación de las vísceras que no apela a la razón. Sería enormemente constructivo tener en España una derecha democrática y unos periodistas conservadores que expusieran con limpieza sus argumentos. Lo que cambiaría todo. Pero es que todo viene del mismo origen. El que tiende a expulsar a una parte del gobierno de coalición de decisiones importantes como el reparto de los fondos de reconstrucción europeos para contentar al bipartidismo clásico, que luego obliga a rectificar tras haber hecho el feo.

Es con lo que cargamos. La pluralidad habría ser en clave de honestidad y no lo es. Una democracia admite desde luego voces turbias, es la condición humana, pero los propios ciudadanos deben exigir limpieza, si son limpios. No sabemos en qué medida ha contaminado a la sociedad la porquería incrustada en su esqueleto.

En pocas palabras y sin eufemismos: la verdadera historia de la España actual, hija de sus trampas, nos aboca a deducir que nos han timado y nos siguen timando. Déjense de viejas guardias, guardias viejas, de privilegios y males menores que no han hecho otra cosa siempre que tapar inmensos daños. Somos ciudadanos de un país del siglo XXI, en un mundo atribulado, que quiere salir adelante afrontando sus problemas. Es lo que la mayoría vota. Se puede. Seguro. Para mí es esencial prescindir del ruido. Y huir de los cuentos que paralizan.

sábado, 28 de noviembre de 2020

El Gitano de Pekín

Prejuicios y estereotipos nos condicionan más de lo que queremos creer. Chiquito de la Calzada era un cantaor bueno, pero no daba la imagen de serio. Al final, su falta de éxito fue una suerte para él y para el humor.

Ahora, un chino, ingeniero por más señas, toca muy bien la guitarra. Estoy seguro de que algunos dirán que le falta el sentimiento. Para mí, su vocación demuestra que le sobra. Pero resulta que su imagen choca. No sé por cuanto tiempo. Ya estamos acostumbrados a músicos orientales interpretando a Beethoven. No parece que para hacerlo bien haya que ser alemán.

En Oriente ha penetrado muy bien la cultura occidental. Por aquí no podemos decir lo mismo. Todavía. Aunque ya podemos admitir que en ciencia y tecnología no solamente "nos copian".

Palo: Rondeñas
Guitarra: Can Wuan "El Gitano de Pekín"
Cajón: Paco

 'El gitano de Pekín', el chino que cambió la ingeniería por la guitarra flamenca

Que el flamenco cruza fronteras no es ninguna sorpresa, y Can Wang es el vivo ejemplo de ello. Nacido en Pekín, estudió ingeniería medioambiental, pero su amor y afición por el flamenco le trajo a España para estudiar guitarra flamenca. Hoy es todo un virtuoso de las seis cuerdas.

Can Wang es el primer chino guitarrista flamenco, que ahora graba su primer disco en Sevilla. Pero, ¿cómo descubrió el flamenco a tantos kilómetros de distancia? Nuestro invitado nos explica que su interés por el flamenco surge en la Universidad, donde estudiaba ingeniería medioambiental. Allí buscaba distintos tipos de música para escuchar mientras estudiaba y, por casualidad, encontró un disco de Paco de Lucía: 'Cositas Buenas'.

Cuando terminó la carrera decidió viajar a España, concretamente a Sevilla, para estudiar guitarra flamenca. Un género musical que para él "es una forma de vivir, de sentir y de comunicarse con el mundo, algo mágico".

Así, su primer maestro fue Alberto Cuéllar, un guitarrista de Granada que vivía en Pekín. Él le enseñó el compás y las técnicas de la mano derecha. Una vez en nuestro país, empezó a estudiar con maestros como Eduardo Rebollar, Rafael Riqueni y David Cerreduela, y ahora ha pasado a ser alumno de Manolo Sanlúcar.

Tras muchos años de estudio del flamenco y tras haber pasado por muchos escenarios, ahora Can Wang graba su primer disco. Sobre este primer trabajo, su vida en España y su amor por el flamenco hablamos en Por fin no es lunes.

Aquí puedes escuchar muchos de sus temas.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

¿Unir o desunir?

 

Piden 4,5 años de cárcel por difundir fotos de un desahucio de una familia con un bebé










Ante los apoyos que ha recibido el gobierno para aprobar los presupuestos, cuando ya resultan insoportables los heredados de Cristóbal Montoro, han sonado las alarmas. Una parte de la sociedad ha puesto a todo volumen sus altavoces mediáticos. Porque entre esos apoyos aparecen dos formaciones nacionalistas de izquierdas, ERC y EH Bildu.

No son las formaciones nacionalistas tradicionales, el PNV de siempre y la travestida CiU. Con ellas pactaron todos los gobiernos anteriores cuando no tenían mayoría absoluta, para este y para otros muchos asuntos. Ni al patriótico Partido Popular le importó un ápice el solapado rechazo a su ideal de España ni al ex obrero PSOE la defensa a ultranza de los privilegios patronales.

Sin la menor duda lo hicieron para esquivar a quien estaba a su izquierda, porque se debían a sus patrocinadores, los que constituían su soporte económico y mediático.

La retórica empleada en esta ocasión pulsa las emociones que provoca el grito ¡España se rompe, la Patria está en peligro!

¿Acaso no se puede estar de acuerdo en otras cosas, como los compromisos en materia económica y social, con las izquierdas nacionalistas? ¿Cuántas veces se pusieron de acuerdo los separatistas declarados de Cataluña y los súper patriotas de Madrid? Casualmente, los gobiernos de ambas comunidades proponen ahora exactamente lo mismo para la celebración de las próximas fiestas: reuniones de hasta diez personas y media hora más de retraso del toque de queda en los días señalados.

Porque para ambas hay objetivos comunes. Tumbar al gobierno, desde luego, pero también, en el falso dilema entre salud y economía, poner la economía por encima de la vida de mucha gente.

En cambio, cuando temen que esté en riesgo esa economía al servicio de los privilegiados, lo más importante es la Patria.

Ah, claro, y me olvidaba, osan demonizar cualquier pacto con Bildu (con propuestas tan humanitarias como parar los desahucios, por ejemplo) los mismos que bendijeron negociaciones con ETA. Ahora que el PNV parece bascular, negociando con el gobierno su apoyo, lo denunciarán también, olvidando los muchos toma y daca que negociaron en el pasado…

Pero no es eso lo que más me importa destacar. Quiero dar la vuelta al argumento de que no se puede pactar con quienes quieren “romper España”.

Cuando dos comunidades tan conflictivas como la vasca y la catalana están divididas, profundizar en esa división imponiéndose a una de las partes por la fuerza es la mejor manera de propiciar la ruptura; o de perpetuar el problema. Porque les conviene que siga en primer plano a estos patriotas que aman tanto a su patria que la prefieren sometida.



“Mía o de nadie”, ese grito machista. En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer me parece oportuno recordar a los que dicen amar tanto a España que el sometimiento no es la mejor forma de provocar el amor.

Es mejor el acercamiento en temas concretos en los que ponerse de acuerdo.

Entonces puede descubrirse que la unidad abstracta de las patrias no es el tema realmente importante, sino que lo decisivo es la división concreta de las clases.

martes, 24 de noviembre de 2020

Verde, que té quiero verde...

El químico alemán sigue haciendo de las suyas (recordemos: macarrones con las piedras...). La intermitencia e inestabilidad de las energías renovables obliga a seguir dependiendo de las fósiles:



La Fiebre del Hidrógeno 2.0 (II)

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(...)

Una cuarta razón es más propagandista. El concepto este permite justificar ante el público que se está avanzando en la ‘transición energética’ a la vez que esconden que en realidad se ha llegado a un límite de penetración de las renovables que no permite continuar introduciéndolas si no es empezando a parchear la situación. Precisamente esta fiebre por el hidrógeno es un parche.

Un parche que sirve para tapar varios hechos importantes que públicamente no se reconocerán, incluso se negarán:

  • Que se ha llegado un punto en que el aumento de la potencia renovable no se puede aumentar sin acometer cambios muy sustanciales en la red eléctrica, algunos de los cuales son muy difíciles de justificar.
  • Que la intermitencia y la inestabilidad que producen las renovables se ha convertido en un problema de facto de muy difícil solución.
  • Que tenemos cada vez más dependencia energética de los combustibles fósiles  y sus proveedores (el cuento del hidrógeno es está usando como presunta vía para la independencia energética, o, más concretamente, gasista).
  • Que no tenemos maneras viables de soslayar el problema de la intermitencia que no pasen por una prolongación del uso de combustibles fósiles.
  • Que la electrificación es mucho más costosa que lo públicamente aceptado.
  • Que la electrificación es mucho más difícil de lo públicamente aceptado, y que por tanto hay procesos que no queda otro remedio que adaptar. Concretamente ciertos usos industriales del calor de muy altas temperaturas, como el reciclado del vidrio. No se puede electrificar.
  • Que la electrificación del transporte no lleva el ritmo esperado y que será más complicado de lo previsto, especialmente del transporte de mercancías a largas distancias. Vamos, los camiones (ojo, que en Alemania el Deustche Bahn - DB transporta una gran cantidad de mercancías por tren electrificado, pero esto tampoco está dentro del ‘menú verde’ que se nos ha servido, a pesar de cuadrar con muchas cosas). Por eso lo del transporte alimentado por hidrógeno.
  • Que las baterías tienen ciertos límites que a medio plazo hacen inviable su uso para ciertas cosas como almacenar energía en cantidades suficientes como para aguantar la intermitencia diaria, menos aún la eólica estacional, así como su uso para camiones de gran tonelaje y largas distancias.
  • En suma, que la transición energética es un fracaso incluso ahora que aporta menos del 10% de la energía mundial… si contamos la hidroeléctrica (que apenas es intermitente, amén de ser muy controlable), porque si nos ceñimos a la eólica y la fotovoltaica, estamos hablando del orden del 2%... y sin embargo ya están en los límites máximos de penetración en estos países del norte.
  • Que Europa, que ya perdió la batalla industrial de la fotovoltaica (apenas quedan fabricantes de fotovoltaica fuera de China), ahora no piensa perder el de las renovables (eólica, léase Siemens, Gamesa y compañía, ninguna de ellas hermanitas de la caridad) eólicas, ni de las turbinas de Gas (otra vez Siemens, con los ‘peakers’) ni de la industria del hidrógeno (que, en realidad, poco futuro tiene).
  • Que todo esto va de negocios de grandes empresas. Por mucho que digan, las renovables no tienen nada de democráticas. Los mayores aportadores son la hidroeléctrica y la eólica, todas en manos de grandes empresas, al igual que la gran producción fotovoltaica, donde el ocasional panelillo privado en el tejado es meramente anecdótico en cuando a contribución energética. Y en todo caso, el que más contribuye de forma privada, no es el obrero de barrio, sino el ricachón con un chalé enorme donde poner los panelillos visibles junto al Tesla, para que luzcan y demuestren su virtud divina, su superioridad moral (y status).

Sin embargo, la pintura está lejos de ser completa.

Ampliaremos el panorama en la próxima entrega.

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jueves, 19 de noviembre de 2020

Economía circular

Un químico alemán en Torres Vedras
hacía macarrones con las piedras;
luego, invirtiendo la operaciones
extraía piedras de los macarrones.
De este modo, el químico alemán
deja las cosas como están.
Esto prueba que, el niño y el anciano,
deberán acostarse muy temprano.

(Del blog de José Fariña, pasando por Victor d'Ors y Sinesio Delgado)





La Fiebre del Hidrógeno 2.0 (I)

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Resumiendo:

  • Un vehículo a celda de combustible no elimina la batería, sólo la reduce.
  • Con ello, acorta la vida útil de dicha batería, aunque se puede utilizar una de LiFePO que dura más, con mayor peso, precio por KWh, volumen, y menor rendimiento al necesitar un 20% más de litio que las utilizadas comúnmente, y que no tienen margen de mejora apenas pues están ya a un 98% del rendimiento teórico máximo.
  • El peso y volumen del depósito de hidrógeno apenas compensa la diferencia de peso.
  • Las soluciones actuales utilizan materiales escasos y caros, y tienen sus inconvenientes para este tipo de aplicación.
  • El bajo rendimiento implica que hace falta mucha más generación eléctrica. Y más capacidad debido a que no puede regenerar energía en tantos casos como las baterías.
  • La infraestructura de recarga, aunque en apariencia sencilla de transformar, no lo es tanto, y la logística de reparto es otro problema añadido que implica utilizar muchísima más energía que se pierde en comparación con otras opciones.
  • El precio está por ver, pero todo apunta a que no será más competitivo que las caras baterías.
  • Con estos datos, no parece para nada viable esta opción, especialmente para vehículos ligeros y coches. Y quién lo dice esta vez, es alguien con interés en el tema de vender vehículos: VW.

martes, 17 de noviembre de 2020

Día Internacional del Flamenco

Ayer fue el Día Internacional del Flamenco. El 16 de noviembre de 2011, la UNESCO reconoció a la cultura andaluza como Patrimonio de la Humanidad. Significativamente, también coinciden en esta fecha el Día Internacional para la Tolerancia  y el mismísimo Día Internacional del Patrimonio Mundial.

Con tal motivo quiero dejar aquí algunas muestras de este arte, a un tiempo singular y plural.

Alegría y tristeza, dulzura, dolor o amargura, están presentes de forma muy diversa en sus muchos estilos. Lo que nunca falta es el sentimiento. En el folklore de todos los países y de todos los tiempos se expresa lo humano de muchas formas, pero aquí es difícil de encontrar lo bufo.

De los palos del flamenco elijo hoy los tientos. Si en la seguiriya hay un grito desesperado, aquí el sentir es mucho más contenido. 

Las letras de estos cantes, en particular las más tradicionales, están llenas de lirismo:

¿Qué pájaro será aquel
que canta en la verde oliva?
Corre y dile que se calle
que su canto me lastima.

De pasión, muchas veces posesiva y destructiva:

Te viá mete en un convento
que tenga rejas de bronce,
pa que tú pases fatigas
y de mi cuerpo no goces.

De evocación y desengaño:

La casita donde yo habitaba
como era de polvito y arena
el vientecito se la llevaba.

Juan Martín, El Cabogatero, fue un cantaor almeriense del siglo XIX. Aquí evoca su cante Rafael Romero, El Gallina:

Un cantaor algo olvidado, Roque Montoya, Jarrito, por tientos:

Y otros del mismo cantaor:


lunes, 16 de noviembre de 2020

La última lección del maestro

Han pasado seis meses desde la desaparición física de Julio Anguita. Tan solo doce días antes había sido entrevistado en la Cadena SER. Esta fue seguramente su última intervención pública; mostraba en ella la energía, el poder de convicción y la capacidad de análisis que siempre tuvo. Quienes luchan toda la vida son los imprescindibles a los que se refería el nunca prescindible Bertolt Brecht. Ni Marx ha muerto, ni Manuel Sacristán. No prescindiremos del imprescindible Anguita.

Por eso, aunque haya desaparecido físicamente, sus ideas seguirán vivas en las mentes que aprendieron de su verbo, más aún cuando otros querrán cubrirlas con un velo de silencio. En las ciencias naturales nadie pone en duda la necesidad de ampliar el conocimiento apoyándose en quienes nos precedieron: “vemos más lejos porque nos elevamos a hombros de gigantes”. También por eso progresan las ciencias sociales, pero si en las primeras hay un afán compartido de saber, en estas existe un afán dividido de dominar. Para eso es muy conveniente borrar la memoria de los enemigos.

Se accede al audio de la entrevista en estos enlaces:





¿Algo de lo que dijo no está ahora tan vigente como entonces?

Dos semanas después de ella se publicaba el obituario que sigue a continuación:




José Sarrión Andaluz
Rebelión
La sensación de orfandad colectiva hoy es inmensa.

Se nos va el maestro calmado, el revolucionario, el líder en el sentido pleno de la palabra.

Practicó la política como una labor educativa. Nunca entendió la arena política como una pugna por privilegios o fama, sino como una tribuna desde donde poder ofrecer una voz distinta a la que machaconamente nos imponen todos los días. Alguna vez definió sus mítines como clases encendidas. Se diría que nunca dejó de ser un maestro, la profesión de la que vino y a la que volvió después de la política, dejándonos esa eterna lección de dignidad, renunciando a su pensión vitalicia y jubilándose conforme a su oficio.

No soportaba la admiración acrítica. Cuando le pedían una foto, respondía: ¿se ha creído usted que soy un futbolista? Su hacer político fue siempre un hacer intelectual y moral. Predicaba con su ejemplo personal, con su propia coherencia en la austeridad. Hilaba ideas complejas con palabras sencillas, y le entendía tanto el agricultor como el erudito.

Sufrió el momento histórico más difícil para ser comunista. Tomó el liderazgo de un PCE al borde de la desaparición, en pleno auge del neoliberalismo más duro y el PSOE más derechista y corrupto, y dejó a Izquierda Unida en sus mejores resultados históricos. Mientras la izquierda mundial se hundía durante la caída del bloque socialista, en España la izquierda anguitista se fortalecía.

Fue un radical, siempre. Un buen radical, en el sentido hondo del término. Su inteligencia política le permitía comunicar desde el sentido común, contra el sentido común imperante. Hilvanó con cuidado el feminismo y la ecología junto al movimiento obrero. Supo plantar cara a los grandes poderes financieros y políticos. Combatió Maastricht casi en solitario. En el momento de mayor histeria europeísta advirtió que un país sin soberanía económica estaba desprotegido ante las crisis. Recuperó el republicanismo como eje central de la izquierda. No tuvo ningún miedo a denunciar la corrupción de Felipe González, y advirtió contra la «casa común» con su teoría de las dos orillas. La izquierda no es una palabra hueca, sino un programa, decía. Denunció un capitalismo insostenible social y ecológicamente, aprendiendo las mejores lecciones de Berlinguer sobre la Austeridad. Advirtió que el único modo de que todos tuviéramos un empleo digno era trabajando menos, porque aumentar la productividad es un absurdo que el planeta no puede soportar, y encabezó un movimiento por la reducción de la jornada laboral a las 35 horasEn 2020 vemos estas lecciones con mucha más claridad que cuando las formuló hace 30 años, y aún así seguimos sin aprenderlas. Julio nos enseñaba a pensar con sus palabras. De sus discursos salíamos mejores personas, más capaces, con más sabiduría.

Pero, por encima de todo, fue un hombre valiente. No temía a nada. Por eso, por su honestidad y por su brillantez, le admirábamos hasta el exceso, a veces hasta la adulación que él odiaba. Quería militantes críticos y cultos (que no tiene nada que ver con licenciados, como apostilló más de una vez).

Su temprana muerte tiene que ver con la dureza que vivió en sus años de política. Su corazón quedó tocado desde aquellos años en que le atacaron desde todas las trincheras. Su cuerpo era más frágil que su voluntad invencible. “Loco”, le decían, “Quijote”, porque no podían encontrar ni un solo clavo al que aferrarse para poder llamarle mentiroso o corrupto. Fue tan recto que al final los poderes solo podían tacharle de utópico. Bendito insulto.

Para mí, como para toda mi generación, ha sido la figura de referencia. Muchos entramos en su proyecto político en buena medida cautivados por él. Los españoles, como nuestros hermanos latinoamericanos, tenemos algo de caudillistas: no nos sirven las palabras, queremos seguir a mujeres y hombres honestos, por los que merezca la pena sacrificarse. Esto puede parecer irracional, pero en el país de la mentira no lo es tanto. “Las palabras dan igual” decía un spot del PCE de los 80. “Por sus hechos los conoceréis”, dice el evangelio. De nada sirven los discursos si no se acompañan de prácticas honestas y coherentes. Esto también nos lo enseñó Julio.

Muchos le seguimos más allá de Izquierda Unida: Unidad Cívica por la República, el Frente Cívico “Somos Mayoría”, la Disyuntiva, los diferentes manifiestos que fue lanzando en los últimos años… En el último de ellos, titulado “El hoy y el mañana: razones para nuestro compromiso” tuve el honor de figurar entre los primeros firmantes. Cuando Juan Rivera me explicó la idea, le respondí: no necesito leerlo, si lo va a escribir Julio, contad con mi firma. Ni que decir tiene que esto no lo he hecho absolutamente con nadie más. Muchos esperábamos cada día una nueva reflexión, un manifiesto, unas declaraciones que nos ayudaran a comprender nuestro presente.

Su muerte nos ha golpeado con terrible dureza. Guardaba la esperanza de que se recuperara, de que volviera a la lucha, de que algún día, dentro de muchos meses, recibiría una llamada de Juan Rivera diciéndome que Julio nos convocaba a una reunión en Córdoba en su departamento de su instituto, junto a los compañeros del Colectivo Prometeo, para lanzar una nueva acción colectiva.

Siento la terrible sensación de fin de etapa. Nadie como él era capaz de formular un proyecto alternativo al dominante. Manuel Sacristán en una ocasión dijo que «el asunto real que anda por detrás de tanta lectura es la cuestión política de si la naturaleza del socialismo es hacer lo mismo que el capitalismo, aunque mejor, o consiste en vivir otra cosa”. Julio Anguita supo ponerle palabras y hechos a esa «otra cosa».

Se ha ido el mejor de los nuestros.

Gracias por todo, Julio.

Trataremos de seguir tu ejemplo.

No será fácil.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Descifrar a China (III) Proyectos en disputa

Tercer artículo de Claudio Katz. El primero lo comenté en este enlace, el segundo quedó desglosado en en este otro. El de ahora, último de la serie, lo presento también como una sucesión de tesis, enfatizadas con mis subrayados habituales.

Espero que ayude a desmontar la estereotipada imagen de un país monolíticamente gobernado, en el que no cabe forma alguna de discrepancia y donde, por añadidura, el gobierno está ahora en manos de la clase capitalista. Muy al contrario, las empresas privadas no ejercen el control de la economía, lo que evita la dinámica que en otros lugares convierte automáticamente el crecimiento de la desigualdad en incremento de la miseria.

No es una democracia en el sentido de las occidentales. Gobierna allí un partido con más de noventa millones de miembros, en que para ingresar no se han exigido nunca títulos de propiedad ni la declaración de la renta. Sería muy raro que no reprodujese en su interior las discrepancias existentes en toda la sociedad. Es una sociedad muy dinámica. Los gobiernos a los distintos niveles se tientan la ropa antes de desoír las demandas de los asalariados, y las mejoras que estos consiguen reflejan que la lucha de clases sigue viva.

Desde luego, dentro y fuera del partido hay diferentes corrientes políticas en pugna, que un análisis citado al final resume en seis.

No podía ser de otro modo: la quinta parte de la humanidad no es muy diferente del resto. El escaso cine que nos va llegando enseña una sociedad con desigualdades y conflictos, ambiciones y protestas, en continua evolución. Las situaciones no son muy diferentes de las que las que vemos aquí todos los días.

Pero hay una cuestión muy importante: aquella sociedad está más preparada que la nuestra para enfrentar el neoliberalismo. Porque allí el avance desbocado del capital puede ser refrenado. La propiedad privada de los medios de producción no hegemoniza el control de la administración. Por eso es inadecuado hablar de que allí existe un capitalismo de estado.

Siguen los principales puntos del artículo:

¿SOCIALISMO DE MERCADO?

  • China atravesó períodos de transición al socialismo y ahora de restauración al capitalismo, sin madurar ninguna de esas opciones.
  • No afronta todas las contradicciones de capitalismo, pero ha incorporado muchas tensiones de este sistema y comienza a exportarlas al resto del mundo. 
  • No es una economía financiarizada, ni neoliberal, pero debe lidiar con la sobre-inversión, la superproducción y la búsqueda de mercados, para los excedentes generados en su actividad industrial.
  • La identificación actual de China con el socialismo de mercado observa continuidades donde hubo rupturas.
  • Se concibe a la expansión mercantil de los 80 y a las privatizaciones de los 90 como dos momentos de un mismo curso pos-capitalista. En esa presentación se omite la diferencia cualitativa que separa la ampliación del mercado dentro de la planificación con la preeminencia del beneficio, la competencia y la explotación.
  • La denominación “socialismo de mercado” podría quizás aplicarse al primer momento de esa secuencia, pero no al segundo. En este último período se forjó una clase propietaria de grandes empresas, que choca abiertamente con las metas igualitarias del socialismo.
  • No es lo mismo la existencia de múltiples formas de propiedad (pública, provincial, comunal, cooperativa, privada) que la vigencia de normas de privatización. Los millonarios chinos ubicados en el ranking de Fortune no son partícipes de ningún conglomerado socialista.
  • El desconocimiento de esos datos impide evaluar el sentido de las luchas políticas que se libran en el país.
  • Esas tensiones no expresan sólo las habituales disputas entre fracciones por el manejo poder, que describe la prensa occidental. Tampoco responden a meras oleadas de limpieza de corruptos. En esos conflictos subyace la confrontación por acelerar o contener la restauración capitalista. Con la óptica del “socialismo de mercado” resulta difícil comprender el sentido de esos choques.
  • No hay un sólo camino para el desarrollo. Tasas elevadas de crecimiento pueden lograrse expandiendo el mercado interno o la Ruta de la Seda, apuntalando o restringiendo la tasa de ganancia, favoreciendo o contrarrestando la desigualdad social.
  • Algunos pensadores suponen con cierta crudeza o ingenuidad que cierto desarrollo capitalista permitirá retomar luego la vía al socialismo, como si esos giros pudieran implementarse con la sencillez de una disposición ministerial. La historia brinda abrumadoras pruebas de la feroz defensa que despliegan los capitalistas para defender sus privilegios. Si afianzan estructuralmente sus beneficios de clase, no renunciarán a esas conveniencias cuando el timbre del socialismo suene en sus portones.

¿CAPITALISMO CONSUMADO?

  • El principal argumento económico para evaluar esa consolidación es la vigencia de todos los mecanismos del capitalismo.
  • En China prevalecen las normas de la explotación, la ganancia y la concurrencia.
  • Impera el mercado de trabajo, la propiedad privada de los medios de producción y la competencia entre las empresas.
  • Pero la ausencia de financiarización y neoliberalismo obstruye el funcionamiento pleno de esas normas.
  • La alta regulación estatal, las restricciones al movimiento de capitales, la propiedad pública de la tierra, el control oficial de los bancos y las empresas estratégicas influyen sobre el curso de la acumulación.
  • En otro tiempo y otros lugares, la privatización, la desregulación financiera, la apertura comercial y la flexibilización laboral fueron introducidas para oxigenar al capitalismo de los obstáculos al beneficio que interponía el modelo keynesiano previo. En China no se concretó ese giro.
  • Quienes rechazan en forma indiscriminada todas las políticas económicas de últimas décadas, implícitamente objetan la reintroducción del mercado. Esa gestión fue compatible con la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin en los años 20 y resulta insoslayable para cualquier proyecto postcapitalista en los países subdesarrollados.
  • ¿Era mejor el esquema opuesto de planificación compulsiva y centralizada de la URSS en 1950-60?

BURGUESÍA Y FUNCIONARIOS SIN FUSIÓN

  • La nueva clase burguesa y la burocracia que controla el estado permanecen como dos sectores diferenciados. El primero no capturó el poder y el segundo no se transformó en un mero grupo de propietarios enriquecidos.
  • La continuidad de esta distinción no invalida que varios millonarios ocupen altos cargos oficiales o que las familias de muchos jerarcas exhiban un nivel de vida ultra-acomodado. Lo que interesa conceptualmente no ese cómputo de riquezas, sino el papel objetivo que cumple cada sector en una formación económico-social.
  • Lo que distingue a China de Rusia o Europa de Este es la continuada diferencia entre la estructura de la sociedad y el estado, que mantiene a la clase capitalista alejada del control del poder político. Esa brecha podría disiparse con el tiempo, pero aún no se ha disuelto.
  • No es muy lógico remarcar la asfixia objetiva que afronta el capitalismo occidental y describir sin ningún asombro, cómo ese mismo sistema florece en la principal nación asiática.
  • La presentación del crecimiento chino como un resultado del empalme funcional con el capitalismo global ilustra tan sólo una cara de la moneda.
  • El país logró su extraordinario desarrollo como un efecto combinado de pilares socialistas, regulaciones estatales y restricciones a la financiarización.
  • La creciente afluencia del capitalismo no frenó esa expansión, pero introdujo grandes desequilibrios de sobreinversión, sobreproducción y desigualdad.
  • No parece muy sensato considerar que los textos de Marx, Lenin o Mao sean utilizados para implantar el sistema que esos escritos repudian. Más lógico es lo ocurrido en Rusia y Europa del Este, dónde se alaba al capitalismo incinerando esos libros.
  • La permanencia del marxismo como literatura oficial en China ilustra lo obvio: la restauración no ha concluido y afronta resistencias.

LUCHA, REPRESIÓN Y LEGADO

  • La tesis del capitalismo completado atribuye ese resultado a una derrota histórica de la clase obrera. Considera que esa regresión se afianzó a fines de los 80 con Tiananmén, se consolidó con los grandes despidos en empresas estatales durante los 90 y se reforzó definitivamente con un sistema político dictatorial.
  • Esa visión es coherente con el presupuesto que el capitalismo avanza con tasas crecientes de explotación y pérdidas de conquistas sociales.
  • Ese diagnóstico choca con incontables evidencias de mejora del salario, reducción de la pobreza y expansión del consumo. El enorme crecimiento económico ha sido acompañado de un incremento mayúsculo de la desigualdad, pero sin la tragedia social imperante en los países bajo gestión neoliberal. Las condiciones generales de vida en el país han seguido un rumbo muy contrapuesto, por ejemplo, al observado en América Latina.
  • Estos avances no retratan los méritos del retorno capitalista. Ilustran la fuerza social de los trabajadores y el impacto de sus demandas efectivas o potenciales.
  • En las últimas dos décadas emergió un nuevo proletariado, con expresiones de resistencia y alta capacidad para hacer valer sus exigencias.
  • Los propios teóricos de la restauración culminada describen esas protestas como la “peor pesadilla” de la burocracia. Recogen registros de la significativa capacidad exhibida por los operarios para imponer sus derechos.
  • Esos informes indican que los gerentes de las empresas y los altos funcionarios actúan con cautela, frente al revulsivo potencial de la clase obrera. Esa conducta añade otro argumento a favor de la tesis de un modelo capitalista no concluido.
  • La misma evaluación se extiende a la caracterización del régimen político. Es evidente que en China no rige una democracia socialista. Esa meta se encuentra muy lejos de su implantación y son numerosas las evidencias de inadmisibles restricciones a los derechos democráticos.
  • Pero los teóricos de la restauración plena no se limitan a constatar o criticar este hecho. Postulan la vigencia de una descarnada dictadura que funciona con normas cuartelarias y consecuencias sanguinarias. Estiman que ese sistema es análogo a la tiranía derrotada por la revolución socialista (el Kuomintang) o a la terrorífica junta militar coreana de 1961-1987.
  • China no sólo padecería un retorno del capitalismo, sino también una regresión a la tragedia política de la primera mitad del siglo XX. El país estaría bajo el control de una clase dominante despiadada, que sojuzgaría a los desposeídos mediante un sistema político análogo a las formas pre-modernas que utilizaban los emperadores y mandarines.
  • Resulta muy difícil congeniar estas descripciones con la modernización que ha protagonizado el país y la consiguiente complejidad de su estructura político-social.
  • Si la imagen de un capitalismo meramente destructor contrasta con los avances en el nivel de vida, la presentación de un tirano al comando de 1500 millones de personas, no condice con la variedad de tendencias políticas actuantes en China. Ese contexto es imperceptible con miradas atadas a un razonamiento convencional de contraposición de totalitarismos con democracias.
  • La presentación de China como una simple dictadura capitalista también presupone que el legado socialista ha sido completamente demolido. Se estima que esa tradición ha quedado profundamente desacreditada, en un marco de viraje nacionalista de la intelectualidad y apatía política de la juventud.
  • Pero ese retrato no coincide con la aparición de nuevas vertientes de izquierda, ni con la continuada gravitación del marxismo. Esa corriente de pensamiento mantiene actualmente mayor vivacidad en China que en sus tradicionales centros de Europa. Ese dato no es irrelevante e indica un escenario mucho más promisorio que el expuesto por los diagnósticos pesimistas.

¿UN TRANSITORIO CAPITALISMO DE ESTADO?

  • La actual formación intermedia china con sus clases adineradas, su regulación estatal y su retórica oficial marxista redefinirá su perfil en el escenario que se avecina.
  • El status transitorio de esa formación económico-social es destacado por muchos pensadores. A falta de una denominación más adecuada, algunos utilizan el término de “capitalismo de estado” para tipificar el status transitorio de esa formación económico-social. Resaltan el papel del estado como un gran timonel de la economía, en la fijación de todos los parámetros y las restricciones de la acumulación.
  • Justamente por ese motivo el término es inadecuado. El capitalismo de estado obviamente presupone que el capitalismo ya impera con plenitud en la sociedad y en el aparato estatal. Opera a través de ese organismo para forzar el cumplimiento de las metas de inversión, acumulación o desarrollo que ambiciona la clase dominante. Fue la dinámica que imperó por ejemplo en Japón.
  • Lo que distingue a China de ese antecedente ha sido la preexistencia de una revolución socialista, que cortó una trayectoria inicial del capitalismo. Ese componente socialista estuvo ausente en todas las versiones que adoptó el capitalismo de estado a lo largo del siglo XX.
  • Esa singularidad es registrada por otro enfoque, que utiliza el mismo concepto para destacar que China retomará un desemboque en el socialismo. Sugiere que el capitalismo de estado constituye un eslabón hacia ese objetivo.
  • Da a entender que formas de capitalismo regulado son indispensables para la paulatina gestación de una sociedad igualitaria.
  • Resulta muy difícil imaginar cómo el socialismo emergería de una secuencia de capitalismos de distinto molde. La tesis de un status intermedio evita estos inconvenientes.

CONFRONTACIÓN DE INTERESES Y PROGRAMAS

  • China no es una sociedad uniforme, acallada y sometida. En el propio Partido Comunista coexisten millones de personas, que confrontan propuestas y posturas a través de distintos canales.
  • Las discrepancias que salieron a la superficie durante la pandemia constituyen un indicador de esos contrapuntos. En esa emergencia actuaron junto al oficialismo distintas asociaciones que no pertenecen al partido hegemónico. Es importante conocer esas actividades para superar los estereotipos que difunden los medios de comunicación, en su presentación de una sociedad simplemente esclavizada a los mandatos de una autocracia.
  • Esa imagen no evalúa a Estados Unidos con la misma vara. Omite que en ese país impera en los hechos una dictadura bipartidista de la misma elite, que intercambian periódicamente el timón presidencial entre exponentes Demócratas y Republicanos. Esa manipulación no impide la existencia de un escenario multifacético de tendencias políticas de variado tipo. La misma (o mayor) diversidad impera en China.
  • La tesis del monolitismo asiático choca con el simple registro de las corrientes políticas del país. Una analista distingue seis vertientes significativas:

Los neoliberales proponen expandir las privatizaciones, reducir el estado de bienestar y anular las leyes de salario mínimo
Los socialistas democráticos propician una economía mixta gestionada con formas políticas multipartidarias
La Nueva Izquierda defiende las empresas públicas, cuestiona la inserción en la globalización y rechaza desigualdad. 
Los milenaristas retoman los ideales de Confucio, para postular una reorganización del país con parámetros éticos. 
Los marxistas singulares exigen combinar normas de eficiencia con ideales altruistas. 
Sus colegas tradicionalistas retoman ideas de Mao, para priorizar la defensa del país y la continuidad de las empresas estatales.

 




Proyectos en disputa

LO QUE DISTINGUE A CHINA ES LA PREEXISTENCIA DE UNA REVOLUCIÓN SOCIALISTA

Claudio Katz



Existen sólidos fundamentos para caracterizar que en China no impera un régimen capitalista, ni tampoco socialista. Al cabo de varias décadas prevalece una formación intermedia con signo indefinido y desenlaces pendientes. La nueva clase capitalista no ha logrado el control del estado, que permanece en manos de una capa política autónoma de la burguesía.

Ese status singular de una formación burocrática puede desembocar en varios resultados. Un curso futuro estaría signado por la consolidación definitiva del capitalismo y otro contrapuesto por una recreación de la transición socialista. Ambos caminos dependerán de circunstancias externas, luchas políticas y acciones del movimiento popular. Esta mirada es compartida por varios enfoques, inspirados en evaluaciones convergentes.

Una tesis afín a nuestra visión destaca que la economía china no está sujeta al regulador pleno de la ganancia, mantiene sectores estratégicos en manos del estado, garantiza el control de los capitales y procesa una irresuelta disputa entre sectores pro- capitalistas y críticos de ese devenir. Remarca el continuado predominio del Partido Comunista sobre los centros neurálgicos de la economía y explica las altas tasas de crecimiento por la preeminencia de activos del sector público (...).

Este retrato resalta los distintos rasgos de un régimen no capitalista, sin proveer una denominación específica para ese sistema. Las categorías actuales no ofrecen un término satisfactorio para dar cuenta del modelo chino. Algunos estudiosos utilizan el término de “managerialismo” para destacar la primacía del funcionariado en la gestión de la economía. Ilustran cómo los administradores comandan ese desenvolvimiento, mediante supervisiones y asociaciones con el segmento capitalista (...).

Otros pensadores proponen combinar los componentes capitalistas y socialistas del esquema chino en la sintética noción de “social-capitalismo” (...). La dificultad para encontrar un nombre adecuado deriva del carácter inédito del contexto actual. Las categorías utilizadas por los marxistas entre 1917 y 1989 -socialismo, comunismo, estado obrero burocratizado, colectivismo burocrático- se contrastaron con el capitalismo liberal o keynesiano de la época, con la mira puesta en el objetivo pos-capitalista. Ese contrapunto ya no presenta la nitidez del pasado.

Pero lo importante no es la denominación, sino la caracterización del régimen chino. Allí prevalece una sociedad con clases capitalistas ya constituidas que no ejercen el poder del estado. Como destacan otros analistas esa combinación retrata una restauración no concluida (...). Ese escenario sitúa al país en un área de tránsito variable entre el capitalismo y el socialismo. Prescindiendo de estos dos conceptos básicos, la localización histórica de China carece de guías para evaluar su devenir.

Los enfoques que adoptan estas brújulas ubican el debate en coordenadas reconocibles. Habitualmente se discute si la reintroducción del capitalismo en China altera, cancela o facilita el avance hacia el socialismo. Las miradas intermedias no avalan, ni justifican esa regresión y destacan tanto los límites como la potencial reversión de ese proceso.


RESUMEN

El status capitalista o socialista de China quedará definido por luchas políticas y batallas populares. Esa disyuntiva se procesa en una formación intermedia, con clases dominantes que no controlan el poder del estado. Los virajes económicos del país han expresado intereses contrapuestos y no continuidades socialistas. La coexistencia inicial con el mercado difirió del proceso posterior de restauración.

Los intérpretes de una regresión capitalista concluida omiten que la fusión entre burguesía y funcionarios no se ha consumado. El legado socialista es un gran escollo a esa integración, en un régimen muy distinto a cualquier variedad de capitalismo de estado.

Hay varias corrientes en pugna y despunta la renovación socialista que propicia la Nueva Izquierda.