lunes, 2 de noviembre de 2020

Indignación es nombre de mujer

El museo del Prado ha organizado la exposición Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideologías y artes plásticas 1833-1931, para explicar y "compensar en parte" casi doscientos años de marginación y desprecio a las mujeres en el mundo del arte. ¡Ay, si fuera solamente un paréntesis de doscientos años!

Figura en ella esta pintora, a la que un padre feroz (como tantos) encerró en un convento ("casualmente" el de las adoratrices de Córdoba), donde solo pudo hacer retratos de monjas importantes, como la Superiora General de la Orden...

"Te via meté en un convento
que tenga rejas de bronce
pa que la gente no vea
la ropita que tú te pones"

                                                  (tientos)

Aurelia Navarro, la pintora granadina que acabó en un convento por pintar un desnudo

Aurelia Navarro es una de las muchas pintoras invisibles que habitan el olimpo de las olvidadas. Otro triste ejemplo de injusticia poética.




Aunque desde este martes una de sus obras y una cartela con una breve biografía cuelgan en las paredes de el Prado, ya que es una de las Invitadas de la nueva y combativa exposición temporal sobre el menosprecio hacia la mujer creadora que se fomentó desde el sistema artístico español en el siglo XIX de la famosa pinacoteca.

A través de la exposición Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideologías y artes plásticas 1833-1931, el museo de la capital propone “un viaje crítico al epicentro de la misoginia” del Estado y de la propia institución durante el siglo XIX y los primeros decenios del XX. Una muestra “necesaria y ambiciosa” –dice su director, Miguel Falomir– con la que, entre este martes y el 14 de marzo, la pinacoteca trata de explicar y compensar en parte casi doscientos años de marginación y desprecio a las mujeres en el mundo del arte.

Aurelia Navarro Moreno abrió los ojos al mundo en 1882 en Granada y fue una pintora de formación decimonónica cuya infancia transcurrió en su casa natal de la Plaza Nueva, a la entrada del Generalife, en donde la belleza del paisaje y de la Alhambra, despertarían sus inquietudes pictóricas y serían un permanente estímulo plástico.

Allí tomaba apuntes desde bien pequeña, practicando con óleo, utilizando después estos radiantes jardines como fondos de muchas de sus obras de madurez.

Fue en Madrid cuando se soltó definitivamente la melena. Quiso hacer su obra más visible y se presentó a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. Una acción que fue incitada por Rodríguez Acosta y López Mezquita -que mencionaremos más tarde-. Desde ahí, obtiene la Tercera Medalla del Jurado, presidido por Francisco Pradilla, mientras que en la Exposición Nacional de 1908 obtuvo otra Tercera Medalla.

“Los éxitos de la joven pintora en Madrid fueron negativos hasta el extremo de cortar su brillante y prometedora carrera artística, pues su padre al ver la popularidad que iba tomando y el acoso de la prensa, se la llevó a Granada”, cuenta Matilde Torres López, en su tesis doctoral sobre las artistas andaluzas del XIX.




Y es que, Aurelia Navarro provenía de una familia adinerada. El éxito sobre una mujer en esa época y los persistentes pretendientes que tenía, como Tomás Muñoz Lucena –así lo cuenta Marino Antequera en su libro Pintores granadinosprecipitaron la intrusión de la joven en la orden religiosa de las Adoratrices en 1923. Pasó por Málaga o Roma, hasta que acabó muriendo en Granada, convertida en religiosa. “Esto es completamente un ejemplo de caso patriarcal”, dice Segura.

“Este ejemplo de nuevo nos muestra cómo una mujer y su creatividad se ven doblegadas por las imposiciones sociales y peor aún por las familiares, que no vieron en su obra una expresión auténtica de ella misma, y una experiencia en la técnica avalada por sus maestros, sino el miedo a que se la reconociera y afectara a su moral, cerrando para ello todos los vínculos que tenía la artista con su entorno, el mundo artístico”, asegura Torres López en su estudio para la Universidad de Málaga.




3 comentarios:

  1. Una atroz mutilación que lleva siglos gangrenando la sociedad.

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  2. Hoy lo vemos (no todo el mundo). Entonces la mayoría lo encontraba "natural".

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