miércoles, 30 de mayo de 2012

Decrecimiento y sostenibilidad. Un relato esperanzador

Para el artículo que Máximo Luffiego García y Julio Soto López hacen público en Rebelión, facilito este enlace.

Lo que quiero destacar son las medidas que se proponen "para contribuir a la apertura de un debate de ideas en la ciudadanía con el fin de desarrollar un relato para la esperanza".

blog.cmbinfo.com

Las recojo aquí:

Primera, introducir impuestos más progresivos y combatir el fraude fiscal para poder autofinanciar las siguientes medidas sin tener que acudir al endeudamiento exterior

Segunda, incrementar la diversidad productiva, puesto que así se potencia la fortaleza del sistema económico frente a las perturbaciones. Para ello debiera crearse una banca pública, alejada de cualquier veleidad financiera, que favorezca la diversidad de empresas y que dé créditos, tanto a las empresas como a los particulares, a un interés muy bajo

Tercera, preparar la economía para la relocalización sostenible, es decir, para ser relativamente autosuficiente respetando los límites de los ecosistemas. Ello implicaría una dependencia energética cada vez menor del exterior potenciando el desarrollo de las energías renovables, el transporte público y aumentando la eficiencia energética. También preparar una transición hacia una agricultura y ganadería sostenibles ecológicamente, menos dependientes del petróleo y que doten a nuestro país, en gran medida, de una autosuficiencia alimentaria

Cuarta, fomentar la creación de “ecosistemas industriales”, recintos industriales donde los desechos de una industria sirven de materia prima para otra, simulando así los procesos ecológicos de reciclado

Quinta, realizar un plan de reforestación del país con especies autóctonas para prevenir los riesgos del cambio climático, favorecer el empleo y aumentar los recursos hidrológicos y la riqueza forestal

Sexta, repartir el trabajo; los trabajadores tendrían un sueldo menor pero a cambio trabajarían menos horas. Estas dos últimas medidas fomentarían la cohesión social


Séptima, potenciar una economía del conocimiento basada en una investigación guiada por el principio de biomímesis (este principio sostiene que nos ahorraríamos muchos riesgos si nuestra ciencia y tecnología se desarrollaran siguiendo soluciones procedentes de la naturaleza). Estas tecnologías biomiméticas se aplicarían en los diferentes campos: agricultura y ganadería, energías renovables, eficiencia energética, medicina, ecosistemas industriales, política forestal, etc

Octava, potenciar la investigación en humanidades como guía esencial para proponer objetivos, conocimientos, valores y leyes que mejoren la educación, la capacidad crítica de la ciudadanía, la convivencia y la cohesión social

Novena, mantener, a toda costa, los sistemas públicos de educación, sanidad, servicios sociales y pensiones, como garantías de igualdad de oportunidades, cohesión y justicia social

Décima, desarrollar una democracia participativa, donde los ciudadanos puedan no solo votar cada cierto número de años, sino participar en las decisiones discutiendo y votando en refrendos.

lunes, 28 de mayo de 2012

El consenso de Washington

En "La década de los cambios en América Latina", Luciano Wexell Severo señala cuatro medidas que explican el origen de la situación actual:


Según el Consenso, el problema de los países periféricos y dependientes sería solucionado a través de la realización de por lo menos cuatro medidas, resumidas por el economista canadiense Michel Chossudovsky, crítico de ese modelo, así:

1) apertura económica, con significativa reducción de las barreras arancelarias;

2) desestatización de industrias y empresas de servicios públicos;

3) desreglamentación y reducción de los controles del movimiento de capital;

4) flexibilización de las relaciones de trabajo y reducción de los derechos sindicales y de seguridad social.

Dichos planteamientos estaban fundados en dos consideraciones acerca de la “globalización”, a saber:
  • que se trataba de un fenómeno natural e irremediable; 

  • y que se caracterizaría por un proceso de homogenización de la riqueza. 
Es decir, se rescataron las ideas del liberalismo estricto, que habían sido desmitificadas por la carrera imperialista y la dominación del capital monopolista financiero a partir de 1850. En el campo teórico, dichas tesis fueron superadas antes de la crisis de los años 1930. Por eso, se afirma que en los años 1990 el pensamiento económico latinoamericano alcanzó el fondo del pozo, con un retroceso tremendo.

Perplejo, el historiador Eric Hobsbawm afirmó: “para los que vivimos la Gran Depresión, todavía nos parece imposible comprender como las ortodoxias del libre mercado, en aquel entonces tan plenamente desacreditadas, una vez más llegaron a presidir un periodo global de depresión a fines de la década de 1980 y 1990, una vez más sin entenderla ni poder solucionarla”. Se trataba exactamente de una agresiva restauración liberal-conservadora.

sábado, 26 de mayo de 2012

Noam Chomsky opina sobre WikiLeaks

De una entrevista realizada por Amy Goodman en Democracy Now!, traducida en Rebelión:


Creo que nada de lo que WikiLeaks publicó constituía un verdadero secreto. Es decir, WikiLeaks es un servicio a la población. Assange debería recibir un premio, una medalla presidencial de honor. Toda la operación de WikiLeaks ayudó a informar a la gente sobre qué hacen los representantes electos.

(...)
 
...si al gobierno de Bush no le gustaba alguien, lo secuestraban y lo enviaban a un centro de tortura; si al gobierno de Obama no le gusta alguien, lo matan para no tenga que haber centros de tortura en todas partes.

En realidad, eso nos revela otra cosa. Basta con pensar en el primer detenido de Guantánamo que fue a juicio durante el gobierno Obama. “Juicio” entendido como una comisión militar, que quién sabe qué son. El primer caso fue muy interesante y revela muchas cosas. El detenido se llamaba Omar Khadr. ¿Y qué delito había cometido? Su delito fue que, cuando tenía 15 años, había intentado defender su aldea frente al ataque del ejército estadounidense en Afganistán. Ése es su delito y por lo tanto es terrorista. Lo enviaron a Bagram y más tarde a Guantánamo; en total estuvo ocho años en esos centros de tortura. Finalmente, lo llevaron a juicio durante el mandato de Obama y le dieron a elegir entre declararse inocente y quedarse en Guantánamo el resto de tu vida o declararse culpable y pasar allí ocho años más. De modo que sus abogados le recomendaron que se declarara culpable. Ésa es la justicia que se administra bajo el gobierno de nuestro presidente constitucional, para un chico de 15 años que defendió su aldea contra el ataque de un ejército. Y lo peor es que no se dijo nada sobre este caso.

Noam Chomsky

viernes, 25 de mayo de 2012

¿Por qué se ha creado la crisis?

Es la mejor imagen sobre lo que están haciendo. Desangrarnos casi hasta la muerte, pero inyectándonos de vez en cuando algo de sangre para que fabriquemos más. 

Antes de la donación altruista de sangre existía la institución del vampiro. Los necesitados (o estudiantes apurados de dinero) la vendían. Pero aquello era más o menos voluntario.

foto-natura-huesca.blogspot.com



Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University


Todos los datos, muestran que las políticas de austeridad, que promueven recortes del gasto público (incluyendo el gasto público social) y la reducción de los salarios –la llamada devaluación doméstica- han sido un fracaso, y han creado un enorme daño a la mayoría de las clases populares. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué, entonces, si la evidencia de su fracaso es tan robusta, continúan imponiéndose a las poblaciones de los países de la Eurozona? Una respuesta podría ser que los diseñadores de tales políticas son gente incompetente. Es cierto que hay gran número de expertos que asesoran a las autoridades que toman las decisiones conducentes a la aplicación de aquellas políticas de austeridad que son claramente incompetentes. Las predicciones de recuperación de las economías de la Eurozona son un ejemplo de ello. Mark Weisbrot, del Center for Economic and Policy Research (CEPR), ha documentado el cálculo erróneo de tales predicciones por parte del FMI, del BCE y de la Comisión Europea, alcanzando, en el caso de Grecia, predicciones irrisorias, que harían reír si no fuera por las trágicas consecuencias que conlleva su aplicación (los suicidios en Grecia crecieron un 40% en un año, según The Lancet).

Ahora bien, el problema es mucho mayor que la incompetencia. Es un problema de fe en un dogma, el dogma neoliberal, que imbuye tales instituciones y que se reproduce debido a que sirve intereses muy específicos, intereses de clase (sí, de clase social), tanto financiera como empresarial, que han diseñado un sistema de gobernanza de la Eurozona que lleva inevitablemente a estos resultados, resultados que coinciden con sus objetivos, que no son otros que cambiar Europa, convirtiendo la Europa social en la Europa liberal. Y para conseguirlo y vencer las resistencias populares, han creado una gran recesión, imponiendo tales políticas (imponiendo porque no hay ningún gobierno que las aplique que tuviera tales políticas en su programa electoral) con el argumento de que no hay alternativas. En realidad, tal objetivo aparece claramente en las declaraciones del Sr. Draghi al Wall Street Journal (24.02.12), donde afirma que la Europa social está desapareciendo, refiriéndose a España como un ejemplo de ello. Indica en su entrevista que en España, con una tasa de desempleo juvenil superior al 50%, ya no existe protección social universal (el gobierno PP ha anulado la universalidad del sistema nacional de salud, de manera que las personas de más de 26 años no tienen garantizada la cobertura sanitaria a no ser que hayan cotizado a la Seguridad Social). Esto es lo que intentan, y lo están consiguiendo. Es lo que Noam Chomsky ha llamado la guerra de clases unidireccional.

Los instrumentos para conseguirlo son dos. Uno es el Pacto de Estabilidad (al cual se añadió el término “Crecimiento”, a propuesta del gobierno socialista francés del Sr. Jospin, sin que se le dotara de instrumentos para facilitar tal crecimiento) que fuerza a los Estados a tener un déficit público por debajo de un 3% del PIB y que dificulta enormemente la recuperación económica en momentos de recesión, como está ocurriendo ahora. De ahí que cuando hay una recesión, el Estado recorta los gastos públicos, incluido el gasto público social, a fin de reducir el déficit público originado por la bajada de ingresos al Estado como consecuencia de la recesión. La recesión es, pues, una manera de forzar el desmantelamiento de la Europa social (a través de una reducción de la protección social y de los salarios). En realidad, la entrada de España al euro (que requería una reducción del déficit del Estado) se consiguió a base de aumentar el enorme déficit de gasto público social que España tiene en relación con el resto de países de la UE-15. Este Pacto de Estabilidad se quiere ahora sustituir por un Pacto fiscal incluso más restringido, en el que en lugar de un 3% del PIB, el déficit tendrá que ser prácticamente cero (sí, ha leído bien, cero). Esto es un ataque frontal a la Europa Social y a la posibilidad de salir de la recesión.

El otro instrumento que se creó para eliminar la Europa social es el Banco Central Europeo que, en realidad, no es un banco central. Esta afirmación sorprenderá a mucha gente, pero los hechos así lo muestran. Un banco central imprime dinero, y con este dinero ayuda al Estado comprándole deuda pública, manteniendo los intereses de sus bonos relativamente bajos. Protege así a los Estados frente a la especulación de los mercados financieros sobre su deuda pública. En ausencia de tal protección, los mercados financieros (sobre todo los bancos y las compañías de seguros) especulan con la deuda pública, creando la percepción de que los Estados tienen problemas para pagar su deuda, forzándole así a tener intereses altos en sus bonos. Si hubiera un banco central en cada país, este banco central imprimiría dinero y compraría deuda pública del Estado bajando así los intereses de los bonos e impidiendo la especulación por parte de la banca privada (los llamados mercados financieros).

Pues bien, el Banco Central Europeo no hace esto. Sí que imprime dinero, pero se lo da (a un interés bajísimo, de un 1%) a los bancos privados para que compren bonos públicos (a unos intereses mucho más elevados, un 6% en el caso de los bonos públicos españoles). Es un enorme negocio para la banca a costa de los Estados. Y ahí está el problema. Sin un Banco Central que les proteja, los Estados están totalmente expuestos a la especulación. No son los mercados financieros el problema, sino la ausencia de un Banco Central, hecho que está diseñado de esta manera para debilitar a los Estados a fin de que tengan que reducir su gasto público y su protección social y facilitar la disminución de los salarios.

Se dice que el Banco Central Europeo no puede comprar deuda pública. Ello responde a la lógica que acabo de explicar. Pero hay que saber que el BCE lo hace en bases excepcionales cuando el Estado está a punto de quebrar y no puede pagar su deuda pública, como consecuencia de no estar protegido frente a los mercados financieros. Cuando está a punto de colapsar, interviene entonces, comprando deuda pública para que baje los intereses de la misma. Con ello evita que el Estado se colapse y los bancos pudieran estar colgados con gran cantidad de deuda pública que no pueden recuperar debido al colapso del Estado. Es como si hubiera una sanguijuela que chupa la sangre del cuerpo y que, como resultado de ello, la persona estuviera a punto de morir y le inyectaran sangre para que pudiera continuar viviendo y así la sanguijuela pudiera continuar chupándole la sangre.

Ahora bien, cuando el BCE compra deuda pública al Estado, le exige como condición que desmantele su Estado social, es decir, que recorte la protección social y baje los salarios. Ésta es la realidad que se oculta a la ciudadanía en los medios. El problema no son los mercados financieros, como constantemente acentúa gran parte de las izquierdas, sino el edificio construido para sostener el euro, que deja a los Estados totalmente vulnerables, lo cual era el objetivo de la avalancha neoliberal.

Discurso, neolengua y crisis

Más de lo mismo. Hoy estoy reiterativo ¿por qué será?

Sumergidos en la charca, para respirar necesitamos un tubo que nos conecte con la superficie. Habrá que mantener el tubo en buen estado, y alargarlo en lo posible.

Cuidemos nuestras neuronas. Pueden servirnos mejor y peor.





Muchos autores han tratado el tema del papel capital del lenguaje para con la disposición de los entornos de control social. La literatura científica sobre el tema es profusa y compleja. Pero vamos a centrarnos esta vez simplemente en un par de ideas de Michel Foucault y de George Orwell respectivamente, y a tratar de conjugarlas al objeto de fundamentar mínimamente una óptica alternativa al discurso “oficial” sobre la crisis, sus causas y sus alternativas. Decía Foucault que no se puede pensar en la producción del saber como algo independiente a las relaciones de poder. Dichas relaciones de poder funcionan a través del discurso. Un discurso que opera de manera continua, incesante y diariamente desde los medios de comunicación masivos, desde las instituciones establecidas y desde sus representantes. El conocimiento subjetivo generado en la ciudadanía mediante el discurso es primordial en las relaciones de fuerza. El lenguaje de ese discurso, por tanto, termina por ser un instrumento fundamental en la construcción de subjetividades.

Orwell por su parte, en su libro 1984, introdujo el concepto de neolengua, en referencia al proceso de manipulación, simplificación, reducción y alteración consciente del lenguaje, que había puesto en marcha el feroz régimen totalitario de la novela, para tratar de controlar y definir el pensamiento de la ciudadanía en función de sus intereses políticos. Este concepto de ficción, ha sido posteriormente recurrente en el análisis del lenguaje político, la propaganda y la manipulación de la comunicación.

La idea de que un buen hablante de neolengua es aquel que necesita menos palabras para expresar una idea, podría ser extendida para considerar que un buen discurso será aquel que se baste de un reducido número de neopalabras para influenciar el pensamiento subjetivo de su público.

Aquí de momento no ha hecho falta inventar palabras nuevas, pero sí que se da un proceso parecido cuando observamos que de un tiempo a esta parte aparecen constantemente en los medios expresiones, que hasta ahora habían sido poco frecuentes en estos ámbitos y cuyo significado ha sido parcialmente instrumentalizado en favor de la construcción de un determinado discurso.
Partiendo de estas premisas y combinando las ideas aquí expuestas les propongo el siguiente ejercicio. Ensayemos un esbozo de discurso “oficial” tomando algunas de esas palabras o expresiones tan en boga:

El Mercado” un ente etéreo y difuso dedicado a actividades de compra, venta y especulación financiera con plena capacidad autorregulatoria, se erige ahora como referente único para el análisis y la toma de decisiones. La novedad asociada al concepto es que la autoridad política se declara insolvente ante sus designios, se autoanula y delega toda responsabilidad en él. La trampa radica precisamente en hacer creer que toda posibilidad de acción política queda diluida en la nueva definición del término.

Una de las conclusiones a las que ha llegado el tal Mercado, y que por descontado el discurso político y mediático hace suya, es que todos nosotros “Hemos Vivido por Encima de Nuestras Posibilidades”. Cosa un tanto engañosa ya que dicha sentencia es imposible en sí misma. No se puede vivir por encima de las posibilidades de uno. Por poner un ejemplo, si alguien compró un coche muy caro con un sueldo modesto fue porque dicha posibilidad existía, alguien o algo se la planteó, se la ofreció, la puso a su disposición y el sujeto en cuestión optó por ella. Cuando menos podríamos hablar de una responsabilidad compartida entre quien plantea una posibilidad con mal futuro y quien se decide por ella, pero no parece desprenderse eso de la frase que comentamos.

A resultas de asumir que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades hace su aparición otra palabra mágica, “Austeridad” que se presenta como la receta natural ante tal despropósito. La R.A.E la define como la cualidad de austero. El término aplicado en este contexto invoca a la sobriedad, a la sencillez y a la ausencia de alardes. La particularidad es que en el caso al que nos referimos parece apuntar única y exclusivamente a los servicios públicos. Vamos lo que viene siendo conocido en las últimas fechas como “Hacer los Deberes”. Por si fuera poco con el eufemismo y con su aplicación parcial, redoble de tambor.

Pero no se preocupe si con usted no va eso de la austeridad siempre puede convertirse en “Emprendedor”. Otrora conocido como empresario. Se ve que han querido rebautizar el concepto dándole una connotación más, digamos, vital. El mensaje implícito es que como la austeridad sólo se aplica a los servicios públicos y a sus empleados, usted podrá sortearla emprendiendo.

El análisis de este discurso arroja evidentes conclusiones a cerca del modelo ideológico que lo sustenta. ¿Por qué se ve entonces en la necesidad de presentarse envuelto en esta especie de papel de celofán que suponen esos malabarismos con el lenguaje? Probablemente porque de no ser así el discurso no conseguiría hacer conformar la inherente construcción de subjetividades con los intereses subyacentes a ese modelo.

Política del lenguaje

Lo deja bien claro James Petras en este artículo que acabo de encontrar traducido en Rebelión: ni siquiera el uso irónico o el entrecomillado bastan para evitar que conceptos ajenos conformen nuestro pensamiento, cuando esos conceptos ya estaban en él con otro valor. 

Va a resultarnos muy difícil, dado el caracter no consciente ni reflexivo de la mayoría de los procesos mentales en tiempo real, separar adecuadamente lo que subyace en lo que dicen...

Hablemos claro.





(Los subrayados son míos. En negrita, las cursivas de Petras)

«Demandas del mercado».- Esta expresión eufemística está pensada para antropomorfizar una categoría económica, para difuminar las críticas de quienes detentan el poder y son de carne y hueso, sus intereses de clase y sus garra despótica sobre la mano de obra. En lugar de «demandas del mercado», la expresión debería decir: «la clase capitalista ordena a los trabajadores que sacrifiquen sus salarios y su salud para garantizar más beneficios a las corporaciones multinacionales», un concepto claro que tiene más probabilidades de despertar la ira de quienes se ven afectados negativamente

«Libre empresa».- Eufemismo ensamblado a partir de dos conceptos reales: la empresa privada que busca el lucro y la libre competencia. Al suprimir la imagen subyacente del beneficio privado de la minoría en perjuicio de los intereses de la mayoría, los apologistas del capital han inventado un concepto que subraya las virtudes individuales de la «empresa» y la «libertad», en contraposición a los vicios económicos auténticos de la codicia y la explotación

«Libre mercado».- Eufemismo que presupone la competitividad libre, justa e igualitaria en mercados no regulados, restando importancia a la realidad del dominio del mercado por parte de monopolios y oligopolios dependientes de los rescates estatales masivos en tiempos de crisis capitalista. «Libre» alude específicamente a la ausencia de normativas públicas e intervención del Estado que defiendan la seguridad laboral, así como la protección de los consumidores y el medio ambiente. En otras palabras, «libertad» enmascara la desvergonzada destrucción del orden ciudadano por parte de los capitalistas privados a través del ejercicio desbocado del poder político y económico. «Libre mercado» es el eufemismo para aludir al gobierno absoluto de los capitalistas sobre los derechos y los medios de vida de millones de ciudadanos; en esencia, la auténtica negación de la libertad

«Recuperación económica».- Esta expresión eufemística significa recuperación de los beneficios por parte de las principales corporaciones. Disfraza la ausencia total de recuperación de los niveles de vida de las clases media y trabajadora, la inversión de los beneficios sociales y las pérdidas económicas de los titulares de hipotecas, los deudores, los desempleados de larga duración y los propietarios de pequeñas empresas en quiebra. Lo que se pasa por alto con la expresión «recuperación económica» es que el empobrecimiento masivo acabó convirtiéndose en un requisito esencial para la recuperación de los beneficios empresariales

«Privatización».- Este concepto describe la transferencia de empresas públicas (por lo general, las que arrojan beneficios) a grandes capitalistas bien relacionados a precios muy inferiores al de su valor real, lo que conduce a la pérdida de servicios públicos, de empleo público estable y al aumento de los costes para los consumidores cuando los nuevos propietarios privados elevan los precios y despiden a trabajadores... todo en nombre de otro eufemismo, la «eficiencia» 

«Eficiencia».- Aquí la eficiencia no se refiere más que a las cuentas de resultados de una empresa; no refleja los elevados costes de la «privatización» soportados por los sectores correspondientes de la economía. Por ejemplo, la «privatización» del transporte añade costes a las empresas volviéndolas menos competitivas en relación con sus competidores de otros países; la «privatización» elimina servicios en regiones menos lucrativas, lo que desemboca en el colapso económico local y el aislamiento con respecto a mercados nacionales. A menudo, las autoridades, que sintonizan con los capitalistas privados, retirarán deliberadamente inversiones de empresas públicas y nombrarán a compinches políticos incompetentes en el marco de una política de paternalismo con el fin de degradar servicios y fomentar el descontento público. Esto genera una opinión pública favorable a la «privatización» de la empresa. Dicho de otro modo: la «privatización» no es una consecuencia de las ineficiencias intrínsecas de las empresas públicas, como les gusta argumentar a los ideólogos del capitalismo, sino un acto político deliberado concebido para reforzar los beneficios del capital privado a costa del bienestar público

Conclusión

El lenguaje, los conceptos y los eufemismos son armas importantes de la lucha de clases «desde arriba», concebidos por periodistas y economistas capitalistas para maximizar la riqueza y el poder del capital. En la medida en que los críticos progresistas e izquierdistas adoptan estos eufemismos y su marco de referencia, sus críticas y las alternativas que proponen se ven limitadas por la retórica del capital. Poner «comillas» entre los eufemismos puede ser una señal de desaprobación, pero no sirve para promover un marco analítico distinto, necesario para el éxito de la lucha de clases «desde abajo». Y lo que es igual de importante, elude la necesidad de una ruptura fundamental con el sistema capitalista, incluido su lenguaje corrupto y sus conceptos engañosos. Los capitalistas han derribado las conquistas más esenciales de la clase trabajadora y nosotros no podemos contraatacar el dominio absoluto del capital. Esto debe volver a plantear la cuestión de la transformación socialista del Estado, la economía y la estructura de clases. Una parte intrínseca de este proceso debe ser el rechazo absoluto de los eufemismos utilizados por los ideólogos capitalistas y su sustitución sistemática por expresiones y conceptos que reflejen fielmente la cruda realidad, que identifiquen claramente a los responsables de esta decadencia y que definan a los agentes políticos de la transformación social.

domingo, 13 de mayo de 2012

Soliloqui solipsista


Soliloquio solipsista

para voz sola y solista
y acompañamiento sutil 
 




Hablaba conmigo mismo y me decía:
si dices que tan sólo puedes ser libre
si no notan que existes.
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.

Hablaba conmigo mismo y me decía:
si dices que hay quien resistió la tortura
y no resistió la adulación
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.

Hablaba conmigo mismo y me decía:
si dices que el amor es siempre una inmensa
pregunta que los amantes alimentan amando.
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.

Hablaba conmigo mismo y me decía:
si dices que no tienes envidia de su seguridad
y que no estás a gusto con tus dudas.
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.

Hablaba conmigo mismo y me decía:
si dices que no eres Folquet de Marsella
y que cantando te viene a la memoria
lo que cantando pretendes olvidar.
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.

Hablaba conmigo mismo y me decía:
si dices que no eres adulador, ni depredador,
ni competitivo, ni deportivo
y que no sabes cómo vivir
en la ciudad hispanocatalana en la que vives.
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.

Hablando conmigo mismo llegué a un acuerdo
provisional y me dije:
mejor no ser entendido
que permanecer callado.
¿Te entenderán? ¿No te entenderán?
No te entenderán.
Raimon

viernes, 11 de mayo de 2012

Grecia: el fin de Europa

¿Hay alguien?

Cuando las barbas de Sócrates veas pelar...

España no está mucho mejor, y la cosa se ve venir. A día de hoy, sigue habiendo más paro que en Grecia. 

La espiral siniestra es que cada vez necesitamos dedicar más tiempo y esfuerzo a nuestro "sálvese quien pueda" particular y por lo tanto disponemos de menos tiempo y capacidad para una acción colectiva, que es la única que puede salvarnos. A casi todos. Seguramente, a medio plazo, a todos.

Encima, conservar la salud mental requiere
recuperarse de las amarguras, Para ello, distracción, "que no me cuenten penas". Hay que entenderlo. De ahí el disfrute de las Glorias Balompédicas.

Este tiempo de recuperación de energías reduce todavía más el que dedicamos a tareas de respuesta. Es un cortarse las venas en un baño de agua tibia, y esperar.

Hay que reaccionar, porque cada vez tenemos menos tiempo. Los hambrientos, contra lo que se dice, carecen de fuerza hasta para rebelarse. Parados y jubilados tienen pocas armas a su alcance.

Repito mi pregunta: ¿Hay alguien ahí?

Bostjan Videmsek, desde Atenas para periodismohumano:

Atenas, 2012

(...)

Un tercio de los jóvenes sin empleo son titulados universitarios. En Grecia sólo aquellos que tienen cobertura médica pueden acceder a la asistencia social y ya que la mayoría de jóvenes sólo han tenido empleos temporales sin prestaciones, los cheques de asistencia no son más que un sueño. No es de extrañar que muchos estén dejando el país en masa, de forma muy similar a lo que ocurrió durante los años sesenta y setenta bajo la dictadura militar. No hace falta ser un genio para ver el futuro que aguarda a la cuna de la democracia: el 85% de los jóvenes que estudian fuera no planean volver a su país de origen. En Grecia, la fuga de cerebros es una realidad cotidiana, y sólo va a ir a peor.

Incluso las oficinas de empleo están cerrando una a una. Esto no se debe tanto a que, como las instituciones gubernamentales, se hayan quedado sin dinero. Es porque simplemente no tienen nada que ofrecer a los que buscan trabajo, ni siquiera buenos consejos.

(...)

jueves, 10 de mayo de 2012

Elogio del pensamiento crítico

Artículo de Renán Vega Cantor. He aquí las citas con que comienza:

“ Quien quiera hoy día combatir la mentira y la ignorancia y escribir la verdad, tiene que vencer, por lo menos, cinco obstáculos. Deberá tener el valor de escribir la verdad, aun cuando sea reprimida por doquier; la perspicacia de reconocerla, aun cuando sea solapada por doquier; el arte de hacerla manejable como un arma; criterio para escoger a aquellos en cuyas manos se haga eficaz; astucia para propagarla entre éstos. Estos obstáculos son grandes para aquellos que escriben bajo la férula del fascismo, pero existen también para aquellos que fueron expulsados o han huido, e incluso para aquellos que escriben en los países de la libertad burguesa”.
Bertolt Brecht , “Cinco obstáculos para escribir la verdad”, en El arte y la política, Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1985, pp. 222-223. (Énfasis en el original).

“ ¿No tienes enemigos? ¿Cómo que no? ¿Es que jamás dijiste la verdad, ni jamás amaste la justicia?”.
Santiago Ramón y Cajal, citado en Eduardo Galeano, Los hijos de los días, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2012, p. 386.

Gustav Klimt