sábado, 30 de abril de 2022

¿Cuándo y cómo empezó lo de Ucrania?

Harto de repetir que la guerra en Ucrania no empezó en febrero, dejo aquí unos enlaces a entradas de este mismo blog, de los años 2014 y 2015, en las que se abordaba ya la cuestión.

La memoria es corta, sobre todo cuando se la sobrecarga y fatiga con estímulos continuos e incesantes. De ahí que convenga refrescarla de vez en cuando.

Para eso están las hemerotecas, pero, ¿quién tiene tiempo de acudir a ellas?

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/02/ucrania-como-ejemplo.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/03/ucrania-patria-querida.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/03/analisis-expres-sobre-ucrania.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/04/usar-ucrania-para-calentar-el-planeta.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/05/el-juego-es-cosa-de-obama.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/05/geopolitica-y-geoestrategia.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2014/05/rusia-el-ogro-ideal.html

https://esencialomenos.blogspot.com/2015/07/geopolitica.html

Ucrania, claves para entender el conflicto

Contra la anemia, tiritas y analgésicos

La chacha, Rodríguez y su padre fue una revista musical de los "felices años 50". De ella era una pegadiza y alegre canción, El Sabio Salomón, que sonaba mucho en la radio para animar al personal. Trataba de convencernos de que "las cosas se arreglan solas".

Este parece ser el estribillo adoptado por los gobiernos y sus anestesistas oficiales, esos que recomiendan "bajar la calefacción" para hacer frente a los problemas de suministro de gas.

Os dejo con Antonio Turiel:

Escasez del diésel si no hay alternativas al fracking ni al petróleo ruso

Impacto inminente

Queridos lectores:

Hace unos días, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) anunció una lista de 10 medidas de emergencia para reducir rápidamente el consumo de petróleo del mundo en aproximadamente 2,7 millones de barriles diarios (Mb/d), cantidad a comparar con los alrededor de 100 Mb/d que se consumen hoy en día en el mundo. (...)

La realidad a la que nos enfrentamos es mucho peor de lo que la AIE quiere reconocer, aunque sin duda en esa venerable institución deben comprender muy bien su verdadera naturaleza. La primera cuestión a resaltar es que la caída de la disponibilidad de petróleo no viene principalmente de las posibles sanciones a Rusia. Rusia ya se ha buscado compradores alternativos a los que vender su petróleo, con cierto descuento respecto al barril de Brent pero, como éste está muy caro, en realidad el precio es muy ventajoso. Lo hemos comentado muchas veces: el petróleo es muy fungible y si dejas de comprar a un proveedor éste se busca nuevos compradores y tú acabas comprándole el petróleo a los antiguos proveedores de éstos, y en la práctica nada cambia; como mucho, importar petróleo se vuelve más caro, si viene de más lejos. Sancionar a Rusia con no comprarle petróleo es por tanto un gesto bastante inútil si lo que se quiere es estrangular la economía rusa, aunque esta vez sí que ha tenido consecuencias negativas, pero para los sancionadores:  la India se está planteando pagar el petróleo ruso en yuans chinos, lo que pondría en jaque la hegemonía del petrodólar, la cual es básica para que el resto del mundo financiemos el déficit comercial de los EE.UU. y que así la primera potencia mundial pueda mantener su insostenible tren de vida. 

En cualquier caso, la razón por la que va a faltar petróleo no es por las sanciones a Rusia, sino, simplemente, porque la producción de petróleo está en caída libre. El pico de todos los líquidos del petróleo fue en diciembre de 2018,debido al fuerte clima de desinversión de las compañías petroleras, lo que hasta la propia AIE prevé es diversos picos de precio del petróleo hasta 2025. Acabamos el año pasado con un déficit de oferta de petróleo con respecto a demanda del 3%, y todo indica que al final de este año el déficit podría ampliarse hasta el 10%. Éste, y no otro, es el motivo de las actuales prisas.

(...) Echemos un vistazo a las medidas y analicemos por qué en general no son positivas:

  1.  Reducir los límites de velocidad en las carreteras en al menos 10 km/h...
  2.  Teletrabajar desde casa 3 días a la semana...
  3.  Domingos sin coches...
  4.  Transporte público más barato y micromovilidad...
  5.  Acceso alternativo a las grandes ciudades...
  6.  Aumentar el uso del coche compartido...
  7.  Conducción eficiente de mercancías...
  8.  Uso de trenes nocturnos y de alta velocidad en vez de aviones...
  9.  Evite los viajes aéreos de negocios... 
  10.  Adopción de la electricidad y vehículos más eficientes...

(...) Limitadas y parcheantes como son, lo peor de estas medidas es que de momento ningún gobierno ha mostrado ninguna intención de adoptar como mínimo alguna de estas recomendaciones. Todos están a la expectativa, a ver si el problema se resuelve solo, a ver si bajan los carburantes, a ver si la grave crisis alimentaria ya en ciernes acaba por desaparecer ella solita.

Mientras tanto, la crisis del diésel es inminente. Los medios económicos empiezan a hablar de ello con insistencia. Ya viene. Y ésta no es una crisis de encarecimiento (que ya está siendo problemático para múltiples sectores, desde la agricultura hasta la pesca, pasando por el transporte): ésta es una crisis de escasez. De desabastecimiento. De no tener suficiente. Algunos países ya lo están sufriendo. Falta diésel en Paquistán. En Sudáfrica se habla de racionamiento. En Francia, como en España, el precio del diésel supera ya al de la gasolina. En Alemania, BP y Shell ya no venden diésel al contado. En un extraño movimiento, Arabia Saudita (país productor de petróleo) coloca una orden masiva de compra de diésel. Mientras tanto, China suspende las exportaciones de combustible de las refinerías estatales a partir del 1 de abril. Esta próxima crisis no es como las anteriores: no es un shock de precios, es un shock de suministro. Una crisis que anticipamos aquí, producida por la escasez de petróleo de calidad. Cuando llegue, las medidas de la AIE serán insuficientes y tendremos que pasar al siguiente nivel. No estamos preparados psicológicamente ni para una crisis más suave que la que se nos tira encima. Impacto inminente.

Salu2.
AMT

viernes, 29 de abril de 2022

Papel mojado

Un artículo de Pepe Escobar en el Observatorio de la crisis da una pista sobre la futilidad de las políticas monetaristas para "estimular la economía". Si el dinero en manos de quien puede gastarlo o invertir no encuentra contrapartidas reales en bienes a su disposición, las limitaciones de la oferta dispararán los precios. Habrá más dinero, pero para comprar lo mismo. Será inevitable la inflación.























(...)

El Santo Grial en las discusiones sobre un mundo multipolar siempre ha sido «el cómo eludir la hegemonía del dólar» (desde la primera década del 2000 en las cumbres BRICS con PutinHu Jintao y Lula). Ahora tenemos a todo el Sur Global, que aparece con la despabilada sonrisa del gato de Cheshire: un rublo dorado, o un rublo y otras monedas respaldadas por exportaciones de petróleo, gas, minerales y materias primas.

El Banco Central Ruso, a diferencia de la FED, no practica la “flexibilización cuantitativa” y no exportará inflación tóxica al resto del planeta.

(...)

REUTERS













¿Y qué es la flexibilización cuantitativa? pues una herramienta de política monetaria utilizada por algunos bancos centrales para aumentar la oferta de dinero. Es un programa de estímulo económico consistente en dotar al sistema de liquidez, aumentando la cantidad de dinero en circulación en el mercado. Para ello, el Banco Central compra obligaciones, por lo general bonos, para que empresas, bancos e instituciones dispongan de dinero con el que impulsar la economía.

Los bonos son valores de deuda utilizados tanto por entidades privadas como por los gobiernos. El bono es una forma de materializar los títulos de deuda, de renta fija o variable. Pueden ser emitidos por una institución pública o privada, estatal o supranacional, y  suelen ser negociados en un mercado o bolsa de valores. El emisor se compromete a devolver el capital principal junto con los intereses.

En cualquier caso, este aumento de liquidez se basa en la esperanza de un futuro con más riqueza que el presente. Recordaremos que el dinero es deuda: no es más que una promesa de pago en bienes tangibles. No hace tanto, los billetes de banco que algunos llegamos a conocer lucían la leyenda "El Banco de España pagará al portador...", promesa de pago, ya entonces falsa, que "garantizaba" hacerlo con bienes de valor estabilizado, como el oro y la plata.

¿Y qué ocurre cuando el "estímulo económico" no es capaz de aumentar la producción, porque se carece de algún elemento esencial? A esto contesta la Ley del Mínimo:

La Ley del Mínimo de Liebig, a menudo llamada simplemente Ley de Liebig o Ley del Mínimo, es un principio desarrollado en la ciencia agrícola por Carl Sprengel (1828) y más tarde popularizado por Justus von Liebig. Afirma que el crecimiento no es controlado por el monto total de los recursos disponibles, sino por el recurso más escaso. De esto se deduce que hasta el elemento más insignificante para la vida es en realidad imprescindible para ésta.

La escasez de un solo elemento clave paraliza toda la producción: es un factor limitante:

Un factor limitante, también conocido como Límite de Tolerancia, es un recurso, variable, elemento o condición de un sistema que por su carácter escaso respecto al resto de factores determina y limita el desarrollo y evolución de un proceso determinado.

Cuando se desvinculó el dinero de la existencia real de elementos valiosos, sustituyéndolo por la "esperanza de pago", se dio el primer paso hacia una economía imaginaria, pero cuando su emisión no estuvo limitada por el respaldo del oro, y se estableció el dólar como moneda de referencia, sin ninguna garantía de respaldo en bienes tangibles, se dio paso a lo insostenible. Solo podrán escapar, y no por mucho tiempo, las monedas respaldadas por exportaciones de petróleo, gas, minerales y materias primas.

miércoles, 13 de abril de 2022

El imperialismo y las grandes regiones económicas

¡Demasiados cuerpos en presencia! Así terminaba mi reflexión de hace un par de semanas sobre la complejidad de la situación actual de este mundo. El complicado encaje de identidades económicas, culturales y no sé decir cuántas más conduce a situaciones caóticas, que se resuelven una y otra vez reacomodándolas de forma inestable.

Como hace notar ese Beamspot que suele iluminarnos desde el blog de Antonio Turiel, los beneficios de la complejidad tienen también su límite, un pico a partir del que crea más problemas de los que resuelve. Entonces se impone un principio de simplificación (como el que en el ámbito de la geometría descriptiva he procurado divulgar aquí, hasta ahora con escasa repercusión).

En el ámbito geopolítico, y sobre todo geoestratégico, los cuerpos presentes (no os engañe la expresión, porque de momento están bien vivos) son regiones económicas, que cuando su compleja relación entra en crisis acaban simplificándose en dos campos enfrentados.

Históricamente los cuerpos en colisión eran grandes imperios. A partir de los descubrimientos geográficos de la Edad Moderna se trataba de imperios coloniales que se expansionaban hasta chocar unos con otros. Seguimos hablando de imperialismo, pero ahora, aunque algunas de estas grandes regiones son como entonces entidades estatales, otras son conglomerados regionales, con diverso grado de cohesión. Y sobrevuelan sobre ellas las grandes corporaciones.

Por estas razones, aunque podamos seguir aplicando el concepto de "imperialismo", no tiene las mismas características de los imperios anteriores. Sus fronteras son mucho más difusas y no coinciden de forma tan definida.

Aunque en momentos críticos como el actual, la voz de mando unifica los campos y pretende alinear a todos los dependientes. No lo consigue con todas las regiones ni para todas las relaciones, dado el carácter heterogéneo y múltiple de las fronteras económicas, cuando los imperios políticos no coinciden totalmente con los múltiples "imperios" económicos e ideológicos.

Siguen unas reflexiones de Francisco Umpiérrez:

Regiones tradicionales del mundo: 1. Norteamérica, 2. Centroamérica, 3. Antillas. 4. Sudamérica, 5. Europa Occidental, 6. Europa Oriental, 7. Siberia, 8. Cáucaso, 9. Asia Central, 10. Asia Oriental, 11. África del Norte, 12. África subsahariana, 13. Cercano/Medio Oriente, 14. Indostán, 15. Indochina, 16. Insulindia, 17. Islas del Pacífico (Melanesia, Micronesia y Polinesia), 18. Australia.


La guerra entre Rusia y Ucrania

La globalización

Vivimos en un mundo global, esto es, en mundo altamente interdependiente. El mercado mundial, iniciado con el descubrimiento de América, está viviendo un imparable desarrollo. Mercado y división del trabajo son dos conceptos que se presuponen. Todos dependemos de todos. De manera que cualquier acontecimiento que se produzca en cualquier parte del mundo, mucho más con las dimensiones de este conflicto, se refleja en todas las naciones de la Tierra. Pero la UE y EEUU actúan como si ellos fueran los representantes del mundo global y quieren que todas las naciones del mundo se alineen con sus posiciones y sus concepciones. China e India, con su neutralidad, han impedido su egoísta pretensión. Lo que sucede es que la voz de China e India no se oye en Occidente, como tantas otras voces de un sinfín de naciones. Entre los países que votaron en contra de la resolución de la ONU de condenar la invasión rusa de Ucrania y los que se abstuvieron suman dieciséis. Pero como dije antes: en la UE y en EEUU las voces de esos dieciséis países no se oyen. Y un mundo global también debería suponer que en cada nación se oyeran las voces del resto del mundo. Pero sabemos que el mundo global está gobernado, en parte, por el poder financiero mundial, y en parte, por un puñado de empresas punteras, donde una buena parte de ellas reside en EEUU. El mundo global debe ser creado en todos sus ámbitos por todas las naciones de la Tierra y no solo por un grupo de ellas.

El mundo multipolar

El mundo bipolar, que dominó el mundo desde el final de la segunda guerra mundial hasta aproximadamente 1980, significó que cualquier conflicto que se producía en cualquier parte del mundo se reflejaba como pugna entre EEUU y la URSS. Pero desde ese entonces el mundo se hizo multipolar, aunque las inercias mentales hacen que una buena parte de los líderes mundiales sigan concibiendo el mundo de forma bipolar. La invasión rusa de Ucrania es un ejemplo de que vivimos en un mundo multipolar, no es un conflicto, como quiere plantear EEUU y la UE, entre el Occidente civilizado y la barbarie rusa. Un mundo multipolar significa presentar más atención a las diferencias particulares de las dos naciones en guerra y menos a la contradicción entre EEUU y Rusia. No me parece adecuado utilizar el concepto de imperialismo como tampoco el concepto de derecho a la autodeterminación para explicar lo que está sucediendo. La constitución arquetípica de los estados nacionales pertenece al siglo XIX, pero hubo muchas naciones que se constituyeron en estados soberanos en el siglo XX. Las fronteras nacionales en general tienen un carácter contingente y han sufrido a lo largo de la historia muchas modificaciones. Ucrania como estado independiente y soberano solo existe desde 1990. Es fruto de la disolución de la URSS. Y la posición de Ucrania con la pretensión de ser avanzadilla de la OTAN y rompiendo los lazos históricos que le han unido a la URSS han sido dos de los desencadenantes de la guerra. Ucrania, como la mayoría de las naciones que vivían bajo la influencia soviética, no se convirtió en un punto de encuentro y cooperación en los ámbitos económico, político y cultural entre Rusia y la UE, sino todo lo contrario, en una nación que arrinconaba y aislaba a Rusia. Según Pueblo en Línea, “la ex congresista estadounidense Tulsi Gabbard indicó que la guerra entre Rusia y Ucrania podría haberse evitado si Estados Unidos hubiera prometido no permitir que Ucrania se uniera a la OTAN”.

Naciones y regiones económicas

Como dije antes, no nos encontramos en la época de las revoluciones democrático burguesas y la constitución de Estados nacionales, sino en la época de la regionalización de la economía. En todas las partes del mundo, con mayor alcance en el sudeste asiático, distintas naciones han llegado a acuerdos para crear espacios económicos comunes. No todas las regionalizaciones económicas tienen que adoptar la forma acabada de la UE, pero esa es la tendencia dominante. De ahí que cuando los países del Este europeo se integran en la Unión Europea y en la OTAN, en la práctica las fronteras regionales económicas, política y militares de la UE se han extendido. Podríamos hablar en este caso en vez de estados nacionales de regiones nacionales. Y el nacionalismo hoy imperante es el de las grandes regiones económicas. Hablamos de soberanía de los Estados nacionales, pero una gran parte de la soberanía existe como soberanía de las regiones económicas. Esta es la razón por lo que no me parece adecuado hablar de imperialismo o de derecho de autodeterminación de las naciones para explicar la invasión de Rusia de Ucrania ni las tendencias dominantes en el mundo de hoy. Si consideramos que EEUU, Rusia, China y la India, tanto por su extensión territorial como por su valor económico, pueden ser consideradas como regiones económico nacionales, el mundo de hoy está determinado por la rivalidad de la regiones económico nacionales. Y la fuente del nacionalismo hoy día tiene ese carácter regional. Y ese nacionalismo regional es el que en la actualidad domina la política de guerra de la UE y EEUU con Rusia.

Hegemonía

Desde que se desencadenó la guerra entre Rusia y Ucrania algunos analistas e ideólogos capitalistas se han congratulado del fortalecimiento de la alianza entre EEUU y la UE en el ámbito militar. Pero esto es un mal enfoque. Hasta el propio Zelenski hablaba de que Occidente estaba interesada en debilitar a Rusia, aunque Ucrania desapareciera. EEUU busca fortalecer la hegemonía en la Unión Europea, pero los intereses regional nacionales de la UE pasan por tener autonomía e independencia frente a EEUU. La Unión Europea no puede seguir dominada por la herencia de la segunda guerra mundial y por el mundo bipolar que vino después. El hecho de que Alemania quiera aumentar su gasto militar es buena noticia si con ello se pretende fortalecer la independencia de la UE respecto de EEUU. Pero EEUU busca, y lo hace desde hace décadas, debilitar a Rusia, debilitar su alianza con China y acabar con un futuro de relaciones de cooperación económica y ayuda mutua de la UE y Rusia. Yo soy más partidario de hablar de luchas por las hegemonías que hablar de imperialismo, incluso en el caso de EEUU. No nos encontramos en la época donde un puñado de naciones ricas se repartían el planeta.

El terror y el horror de la guerra

La invasión de Rusia de Ucrania nos está mostrando unas imágenes de terror y horror extremadamente duras. Pero esto sucede con todas las guerras. Este terror y horror que genera toda guerra fue notablemente mayor en la guerra contra Irak y en la guerra de Afganistán. También este horror y terror lo encontramos en la guerra en Siria, en la guerra contra el Estado Islámico, y en el conflicto entre Israel y Palestina. La única diferencia está en cómo se informa en la UE de estos conflictos. Los medios de comunicación de la UE emplean una enorme carga informativa sobre la guerra en Ucrania y ponen muchos ejemplos particulares del horror y del terror de la guerra, mientras que de la guerra en Irak la carga informativa era notablemente menor y la información tenía un carácter muy general en lo que afectaba al sufrimiento de civiles. Bajo el punto de vista puramente humano el régimen de Putin debe ser señalado como el mayor mal del mundo, pero es que EEUU y la UE deberían ser igualmente señalados como el mayor mal del mundo si solo consideramos su responsabilidad en la guerra de Irak. No hay nación del mundo que no tenga las manos manchadas de sangre en su constitución histórica. Pero si consideramos los últimos 100 años de historia, EEUU y la UE están a la cabeza en esta materia. Resulta también del todo un sinsentido que EEUU se presente como el principal garante de la paz y de la defensa de los derechos humanos, cuando representa el 40 por ciento del gasto militar mundial y dispone de 250 bases militares fuera de su país.

Estado y mercado

Desde que se inició la guerra, la UE y EEUU, también Japón y algunas naciones más, han tomado medidas económico estatales: exclusión de Rusia de la red internacional de pagos, conocida como SWIFT, e inmovilización de los activos del Banco Central ruso. No han dudado en emplear la economía estatal para castigar a Rusia por su política de guerra, y no hemos oído voz alguna de políticos liberales argumentando que esas medidas van contra la libertad de mercado. Pero si les pidiéramos a la UE y EEUU que empleen la economía estatal para intervenir el mercado de la vivienda, el mercado energético, el mercado farmacéutico, el mercado de la alimentación, el mercado de los medios de comunicación de masas, y otros mercados más, con el fin de mejorar la vida de las grandes mayorías sociales, los políticos liberales, de derecha y de izquierda, nos dirán que no, puesto que atentan contra la libertad de mercado. De manera que aquí se demuestra que lo que manda son los intereses y valores del sistema capitalista y no el bienestar de las personas. Y hay una enorme hipocresía ideológica y política a la hora de decidir qué valores económicos y sociales son los importantes para las “democracias” y cuándo deben emplearse y cuándo no.

La libertad de expresión

La libertad de expresión, si fuera verdadera, debería ser plena y reflejar distintos pareceres y concepciones. Pero la UE y EEUU han cortado las emisiones de las cadenas informativas de Rusia: Rusia Today y Sputnik. La causa: que servían para hacer propaganda de los intereses militaristas del régimen de Putin y porque eran medios para emitir noticias falsas. Pero no hay un solo día en que la UE y EEUU no hagan propaganda de sus propios valores y concepción del mundo a través de sus infinitos medios de comunicación e información. Y en lo que afecta a noticias falsas, todos sabemos que la invasión de Irak se basó en información falsa. Y todos los que vivimos en España, y es solo un ejemplo de los países “democráticos”, sabemos que los políticos y medios de comunicación propagan un sinfín de informaciones e ideas falsas todos los días. Luego la prohibición de suspender las emisiones de las cadenas informativas de Rusia nada tienen que ver con la libertad de expresión. Sencillamente es un terreno más donde la UE y EEUU mantienen la lucha por la hegemonía contra Rusia. Este hecho pone de manifiesto que la libertad de expresión es la libertad de expresión de una minoría de pueblos del mundo y un mecanismo ideológico puesto al servicio de los intereses geoestratégicos de la UE y EEUU.

La economía

Todos sabemos que detrás de todas las guerras están los intereses económicos. Y también sabemos que los grandes capitalistas, con todas sus ramificaciones e instrumentos, aprovechan cualquier crisis para enriquecerse. Y esta guerra está siendo aprovechadas para que, como siempre, unos pocos puedan enriquecerse aún más de lo que están. Y todas las medidas que han tomado la UE y EEUU contra Rusia, la han hecho sin tener en cuenta los enormes perjuicios económicos ocasionados a todas las naciones que mantienen relaciones económicas con la URSS y que no son la UE ni EEUU. Estas dos regiones económicas no son el centro del mundo ni deben dictar al mundo cuando una guerra es justa y cuando no lo es. Todos estamos a favor de que la guerra acabe y que Rusia no aumente sus fronteras nacionales, pero para ello la UE y EEUU deben tomar medidas que mejoren las relaciones económicas, políticas y militares con Rusia. Todas las naciones tienen su dignidad, y en el caso de las grandes naciones, y Rusia lo es, su dignidad es aún mayor.  Pero la UE y EEUU no la respetan, sino la denigran. La guerra puede acabar, pero para ello EEUU y la UE tienen que crean puntos de encuentro y cooperación con Rusia, y no arrinconarla, asfixiarla y socavar su dignidad nacional.  La UE necesita de Rusia y Rusia necesita de la UE. Es impensable que ambas regiones económicas lleguen a tener un exitoso futuro económico y cultural sin cooperación y respeto mutuo.

sábado, 2 de abril de 2022

La Geopolítica de la Guerra en Ucrania

El pasado 30 de marzo el Ateneo de Pontevedra organizó una mesa redonda, seguida de un breve coloquio, sobre la guerra de Ucrania, en la que tuve el honor de participar (¡en la mesa, no en la guerra!). Pocos pudieron asistir a la primera, por razones de aforo en la Casa das Campás, pero todos estamos dentro de la segunda, querámoslo o no.

Para huir de las pasiones que suscita el tema quise centrar mi intervención en aspectos poco cuestionables, porque en casos tan dramáticos el sentimiento suele eclipsar a la razón y muchas veces se confunden los verbos explicar y justificar. Pero nada es justificable o injustificable sin una previa explicación.

No pudo ser muy larga la mía, en parte por el tiempo disponible y también por la dinámica "televisiva" del debate. Balbín en La Clave animaba a los contertulios a interrumpirse, y lo hacían con mesura, pero habréis notado que hoy estas interrupciones son constantes y entorpecen el discurso.

Algunos amigos me han pedido que desarrolle con mayor detalle lo que allí se expuso. Comentaré los mapas utilizados. Todos están en internet, y ni mucho menos agotan el tema.

La geopolítica y las geoestrategias consiguientes pueden ayudarnos a entender mejor el origen y el desarrollo de estos conflictos, de los cuales este es el más preocupante en la actualidad, y en él se pone el foco de las noticias. Pero no es el único, ni siquiera, por ahora, el más sangriento.

En este mapa podemos ver los principales conflictos bélicos actuales, sin que en él figuren otros más o menos latentes, como los de Palestina o el Sahara Occidental.



Se distinguen fácilmente dos tipos de conflictos.

Los más numerosos, de los que apenas llegan confusas noticias de vez en cuando, se sitúan sobre todo, aunque no únicamente, en África. Son guerras cuyo motor es la apropiación de recursos naturales. Se dan además en países que fueron colonias, todavía sometidos a las intervenciones eufemísticamente calificadas como "humanitarias" de sus antiguas metrópolis.

Pero hay guerras que obedecen a otra causa, también evidente, que es el control de zonas fronterizas entre grandes potencias. Cada una puede decir, e incluso pensar y sentir, que se trata de contener el avance de otras, pero el resultado en estos casos suele ser una guerra entablada en países que tienen la desgracia de estar situados entre ellas.

Desde que han existido imperios, las guerras se han desatado sobre todo para apoderarse de recursos ajenos. Al estar en otros territorios, era y es imperativo el control de las vías que conducen hasta ellos. De modo que indisolublementeguerras por los recursos se entremezclan sin solución de continuidad con guerras por el control de las rutas de acceso.

El comercio es inseparable del transporte de las mercancías, y aún hoy, pese a que exista un importante comercio aéreo, la mayor cantidad de todo lo que circula por el planeta lo hace por mar o por tierra.

Los imperios de la antigüedad eran necesariamente terrestres, aunque ya el Imperio Romano se creó en torno a un mar. Es con el desarrollo, no por casualidad paralelo, del capitalismo y la navegación cuando portugueses y castellanos comienzan a utilizar los océanos como medio para construir sus imperios ultramarinos. La sed nunca saciada de recursos, consustancial al capital que muere si no crece, llevó la colonización a una escala nunca antes vista.

Pronto aparecieron nuevas potencias marítimas, como Inglaterra y Holanda, que eclipsaron a los imperios en decadencia. No es casual que los motores de su actividad fueran empresas capitalistas privadas, las "Compañías de Indias".

Un imperio insular capaz de dominar los mares puede sentirse inexpugnable. Ese fue el caso de Inglaterra, aunque se halla demasiado cerca del continente eurasiático. Mucho mejor situados están los Estados Unidos, gran isla estratégica a efectos prácticos, sin enemigos a que temer por norte y sur y separados del resto del mundo por vastos océanos a este y oeste.

Aunque los mares sean también espacios a explotar, la mayor parte de los recursos se extraen de las tierras emergidas, por lo que las rutas marítimas son útiles cuando se controlan las costas. El acceso a las costas determina la hegemonía de las potencias de ambos tipos.

Las potencias continentales intentarán dominar todas las rutas terrestres que puedan. Las marítimas los mares. La costa es el espacio de encuentro, y con ello de fricción.

Una ojeada al mapa permite analizar la localización de los nudos estratégicos, potenciales cuellos de botella que estrangulen las rutas y por ello lugares eventualmente conflictivos. En tierra, son los istmos, en el mar, los estrechos.

Un territorio con límites bien definidos, si alcanza una estabilidad interna, está de entrada mejor protegido que otro de fronteras inciertas, Nuestra península o la escandinava, si no hay conflictos internos, tienen límites mucho más estables que el resto de Europa. No ocurre lo mismo más allá de los Pirineos.



Aunque existan otras cadenas montañosas que definen fronteras, hay un espacio continuo desde Francia hasta el Pacífico. La división entre Europa y Asia en los Urales es más simbólica que real, porque no son una barrera significativa sino una cordillera sin grandes cumbres y sin una continuidad que dificulte el acceso. Lo demostraron primero las sucesivas oleadas conquistadoras de pueblos asiáticos, y luego la expansión del Imperio Ruso.

Aunque puede pasar inadvertido si no nos fijamos bien, hay un Gran Istmo en este continente único, y se sitúa entre el mar Báltico y el Negro. No hay en él Himalaya o Pirineos, ni siquiera Urales, y por eso ha sido una frontera incierta entre imperios. Las dos guerras mundiales tuvieron en él un trágico escenario.

Dos ciencias son las bases de la visión geopolítica del mundo, la Geografía, su soporte espacial, y la Historia, cimiento temporalCiencias en el sentido más amplio, que engloban variables muy complejas que no hay que perder de vista.

Las especialidades de la Geografía definen en cada momento los equilibrios y desequilibrios en campos de fuerzas contrapuestas. Geografía física, humana, política, económica... definen el valor potencial de los territorios. El relieve, el clima, la población, y sobre todos ellos los recursos; minerales, agrícolas, ganaderos, forestales, incluso turísticos a día de hoy.

Si en cada momento es la Geografía la que calibra estos aspectos, a lo largo de todo el tiempo la Historia describe su evolución, y sus variables, que no se ciñen tan estrictamente a la base material. Incluyen la experiencia (¡y la memoria!) de conflictos pasados nunca resueltos para siempre; y la forma en que se crean las identidades étnicas y nacionales que cohesionan los Estados: estructuras sociales, lenguas, religiones, ideologías y todo aquello que las culturas en general añaden a sus bases materiales.

Todo esto sigue presente en la guerra actual. Los recursos y el control de las rutas de acceso a ellos están en el fondo, pero las identidades más o menos electivas sirven de apoyatura moral en la contienda. Y además del pasado real que gravita en las naciones, los mitos fundacionales, más o menos reales, son importantes para construirlas.

La Rusia imperial, potencia continental en disputa con los imperios centroeuropeos, abrió por el oeste las ventanas al mar Báltico en tiempos de Pedro el Grande, se extendió por Siberia hasta el extremo oriente, incluso saltó a América por algún tiempo. Por el sur, en disputa bélico-religiosa con el imperio turco, acabó dominando el mar Negro. Era el Imperio Continental buscando sus salidas al mar, nunca perfectas por el oeste y el sur, porque más allá los estrechos estaban fuera de su control.

La Unión Soviética heredó aquel imperio. Tras vencer los revolucionarios la resistencia de los zaristas y expulsar a los ejércitos de las potencias extranjeras que los apoyaban se encontraron con un conjunto de pueblos cuyo único lazo era el zar. 

Esto era común a las monarquías anteriores a la Revolución Francesa. Francia era un conjunto de provincias diversas, unidas por el poder real. Su consolidación surgió de la lucha contra el cerco de las monarquías europeas, como la de España, otro conjunto de reinos nada homogéneos, con un patriotismo que se apoya en la guerra contra los franceses. ¿Podría nacer ahora un fuerte patriotismo ucraniano? No olvidemos que dentro de las "patrias" del presente siguen latentes las del pasado.

El poder soviético se encontró con aquel conjunto de pueblos y construyó una unión de repúblicas basada en el derecho de autodeterminación. Nunca se ejerció porque en la cúspide estaba, como antes los reyes, un Partido Comunista de vocación unitaria. El "socialismo en un solo país" mantuvo la Unión Soviética hasta la demolición del PCUS, momento en que, encabezados por los dirigentes ex-comunistas de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, todas las repúblicas acabaron por separarse.

Este fue el mapa de las repúblicas soviéticas, luego de las pérdidas por el oeste de territorios del imperio, precio pagado por la paz en Brest-Litovsk. 




La Segunda Guerra Mundial modificó las fronteras occidentales de la URSS. Recuperó algunos territorios perdidos en aquel tratado, pero no incorporó a nuevas repúblicas a la Unión. Cuando esta se disolvió se conservaron las repúblicas en su extensión última, que incluía zonas que entre guerras habían pertenecido a Alemania (la Prusia Oriental), Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Rumanía. La Ucrania por primera vez independiente había incorporado ya territorios de varios de estos estados.




La OTAN se creó en 1949. Todavía tardó seis años en constituirse su contraparte, el Pacto de Varsovia. La zona de fricción directa entre ambas organizaciones militares se limitaba sobre todo a la Alemania dividida y Checoslovaquia, a una extraña pareja de aliados, Grecia y Turquía, y a una minúscula frontera entre Rusia y Noruega, único punto que se enfrentaban directamente la URSS y la OTAN.



Contrariamente a lo prometido a Gorbachov cuando se disolvió el pacto del este, el del oeste, que no se disolvía, pero sí se comprometía verbalmente a no ampliarse, comenzó a aproximarse continuamente a las fronteras de Rusia.




En el mapa anterior faltaban todavía las últimas incorporaciones, Montenegro y Macedonia, que dejan, a falta de la posible de Bosnia-Herzegovina, aislada a la rusófila Serbia.



He aquí las fechas de incorporación al Tratado del Atlántico Norte de sus actuales miembros. Procuremos recordar las fechas, el modo y las condiciones de la entrada "sí" o "no" de España. Pero sobre todo entendamos el carácter geoestratégico de la actual configuración, mapa en mano.


Volvamos a la "teoría de los imperios", marítimo y continental. La metrópoli estadounidense, corazón de la OTAN, está muy alejada de las guerras que mantiene en su periferia, en otros continentes. Rusia, y en menor medida también China, están rodeadas por sus potenciales enemigos.

El mapa que sigue tiene una lectura doble, según se quiera interpretar. Por una parte se considera la "amenaza rusa sobre Europa", pero también de la búsqueda por parte de Rusia de un "espacio de seguridad".

La eventual entrada de Ucrania en una alianza fundamentalmente creada contra Rusia la dejaría, a voluntad de sus enemigos, sin acceso, ya limitado por el control de los estrechos, al Mediterráneo y al Canal de Suez, esto es, al comercio marítimo con el sur de Asia. Además, el corazón político y administrativo ruso, que ya tiene muy cerca los misiles norteamericanos, quedaría a muy poca distancia desde Ucrania. En cambio, el Pentágono queda muy, muy  lejos.



Veamos otra vez el mapa de la OTAN.









Y especialmente el de las principales bases militares que el Imperio Marítimo mantiene por todo el globo, protegiendo sus dominios económicos y bien cerca, en todos los continentes de sus enemigos reales o potenciales.

¿Dónde y por qué se han producido las intervenciones en tantos países? ¿Por qué son aliados de "Occidente" Israel, Egipto, Marruecos, las democracias del Golfo, Colombia? Lo dicho: control de los recursos mundiales, de las rutas, y especialmente de las costas y los estrechos, por parte del autoproclamado gendarme mundial.



Volvamos a Ucrania y su historia. Si nos vamos a un pasado más remoto, fue una invasión a lo largo del Gran Istmo, la de los varegos, pueblos del Báltico que llegaron al mar Negro y que se cristianizaron en contacto con la Iglesia de Oriente del Imperio Bizantino (otra religión geopolítica, porque la separación entre iglesias se correspondió con la del imperio romano). El Rus de Kiev está en el origen de todas las Rusias: la Gran Rusia, la Pequeña Rusia (Ucrania), la Rusia Blanca (Bielorrusia) nunca tuvieron una existencia separada, mas allá de las estructuras feudales. De Kiev gravitó el poder hacia Moscovia, proceso que culmina con Iván el Terrible. El reconocimiento de Ucrania como república nace con los bolcheviques, y paradójicamente la Ucrania que gravita hacia Occidente transforma la estatua de Lenin en la de Darth Vader.

Cuatro mapas de Ucrania hablan por sí solos. Si en España es un problema latente el choque entre el nacionalismo central y los periféricos, especialmente en Euskadi y Catalunya, aunque también en Galicia, y cuando convino a quien todos sabemos lo fue el canario (algo tuvieron que ver con la estrategia norteamericana la cesión del Sahara y la entrada en la OTAN, como ahora el giro de Pedro Sánchez en el tema marroquí), en Ucrania el problema es mucho mayor. La etnolingüística como arma de guerra, en poblaciones muy mezcladas pueden ser una bomba que explote cuando alguien tenga suficiente interés en accionar la espoleta.



Ha sido una constante el comportamiento electoral de los territorios, en función de su mayor o menor afinidad y aproximación a Rusia. En la de 2010 fue elegido por estrecho margen un presidente más cercano a Rusia. Tres años después se produce una revolución naranja, seguida de un golpe de Estado. Victoria Nuland tuvo algo que ver.



Siempre que una sociedad es bilingüe es difícil decir categóricamente cual es la lengua materna, cual la más usada en la práctica y cual la que se querría usar más. Por eso hay que coger con pinzas las encuestas sobre el tema, cambiantes además por diversas circunstancias del momento.



Lo que es innegable es que Crimea, que era rusa hasta que Kruschev la incorporó a Ucrania en un momento en que eso poco cambiaba, no quiso seguir perteneciendo a la Ucrania posterior al  Maidán. Que una fuerte represión se extendió contra lo ruso, incluida la lengua, que hubo matanzas de comunistas como la de Odesa, y que el Donbass se proclamó independiente y fue invadido. La guerra no empieza ahora. ¡Ojalá ahora termine!

Este mapa de las dos repúblicas populares muestra lo que quedaba de ellas antes de la intervención rusa. De la guerra que dura ya ocho años y de sus víctimas nada se dice. Tampoco se cuenta que, siendo "repúblicas populares", el anticomunista Putin no las ha reconocido hasta ahora. Y parece "normal" que batallones que se reconocen a sí mismos como nazis formen parte del ejército ucraniano. ¿Qué estarán haciendo con quienes consideran enemigos de la Patria?



Añadí en mi intervención un último mapa, tan inseguro y poco actualizado como los anteriores, dado el carácter cambiante de la guerra y de quien se puede considerar "ruso" o "ucraniano". En estas situaciones bélicas, se mezclan, como he dicho en otro lugar, atractores diferentes entre identidades en conflicto.

Como recordatorio de la importancia de los recursos en las guerras que en definitiva se hacen por ellos, este mapa de las principales fuentes de gas natural de Rusia que tanto la condicionan. Pero eso escapaba ya al propósito de mi intervención.



Los defensores del giro de Pedro Sánchez en relación con Marruecos dicen que ya son demasiados años inoperantes frente a la actitud del reino alauita. Se me ocurre replicar, si hemos podido esperar tanto tiempo para hacerlo ¿por qué se hace precisamente ahora?

Toda esta guerra de Rusia y la OTAN obedece a bloqueo de rutas y control de recursos, que viene a ser lo mismo.

La única diferencia es formal: Rusia interviene con armamento propio, algunos combatientes irregulares y tropas regulares en una guerra civil para impedir que le cierren el Mediterráneo y el Canal de Suez. La Alianza lo hace con armas propias y tantos contratistas modelo Blackwater como le sean precisos. Nosotros estamos metidos en este lío sin comerlo ni beberlo.

Europa tiene mucho que perder; en cambio, Estados Unidos gana, porque está lejos, y además vende su energía y su armamento a una UE que tendría más que ganar con una alianza euroasiática estable que con la trasatlántica.

De la carta de Pedro Prieto que con su permiso publiqué en la guerra está aquí, dejo otra vez estos párrafos, para terminar:

Sabemos que hay cada vez más oposición interna, que es ferozmente reprimida. Miles de especialistas occidentales comparan a Putin con Hitler y dudan de su estabilidad mental. 
Todo eso y más sabemos por nuestros medios. Por parte de los medios rusos no sabemos nada, pero como sabemos que mienten en todo, no nos hacen falta, para hacernos una idea de la situación.