domingo, 31 de octubre de 2021

De chimpancés y bonobos

La base cromosómica de la diferenciación sexual da que pensar. En efecto, el cromosoma X contiene una información genética muy superior a la del Y, cuya función primordial parece ser meramente reproductiva. El caso extremo se da en un pequeño pez pescador abisal, el Neoceratias spinifer, del orden Lophiiformes al que pertenece el rape. El macho pigmeo de este rape de aguas profundas, mucho menor que la hembra, tiene un aparato digestivo rudimentario que degenera al madurar. Para alimentarse busca una hembra, le muerde y se fusiona con ella, convirtiéndose en un parásito que apenas conserva más órganos que las gónadas.

La gran ventaja de la reproducción sexual es la combinatoria de cromosomas que produce inmediatamente individuos únicos y prácticamente irrepetibles, con un efecto de continua remezcla en cada generación que facilita la evolución selectiva. El par XY define al macho, y el cromosoma distintivo suele ser atrófico, hasta el punto de que en algunas especies ni existe: al par XY lo sustituye el "par X0", es decir, el macho posee un solo cromosoma X.

Sobre esta base genética, las especies animales han conformado sociedades muy diferentes. En algunas los adultos son solitarios, y solo existen en ellas la efímera relación del apareamiento y la algo más persistente de la madre con su descendencia. Mientras los machos solo tienen una función reproductiva, unida a una rivalidad selectiva, las hembras cuidan la progenie. Sociedades más complejas diversifican las funciones, pero con frecuencia permanece un sustrato que mantiene la agresividad como cualidad masculina y la protección y conservación como rasgos femeninos.

Pero las sociedades complejas evolucionan también, y producen diferentes culturas, que tienen sus propias vías de transmisión y evolución. Este comentario en el blog de Jorge Riechmann analiza los modelos de organización social de las dos especies animales más cercanas a la nuestra. La preponderancia de rasgos masculinos en el comportamiento social que nos ha  traído hasta aquí nos está llevando ahora a un callejón sin salida. La propuesta es una feminización de las sociedades humanas.

Volvamos la vista a la Pachamama, frente al Dios masculinizado de las religiones del libro.

un comportamiento esclarecedor

Melvin Konner y la «bonobización» de la especie humana

El neurocientífico Melvin Konner, inspirándose en uno de los trabajos de antropología más populares de la historia, La superioridad natural de las mujeres de Ashley Montagu (Libros Básicos, Buenos Aires 1962), ha escrito Mujeres ante todo (Almuzara, Córdoba 2021). Muestra que las mujeres viven más tiempo que los hombres, con una mortalidad más baja en todas las edades, pueden crear una nueva vida en sus cuerpos y, debido a que disponen de dos cromosomas X, tienen tasas mucho más bajas de problemas genéticos como la hemofilia, el daltonismo y el síndrome del cromosoma X frágil (los varones son más frágiles: tienen una X desprotegida que, a veces, lleva genes “malos”). A estos hechos biológicos fundamentales se añaden ciertos aspectos conductuales básicos: en todos los países y culturas los hombres cometen el 90% de la violencia y el 95% de las agresiones sexuales.

“Les pido a mis alumnos que piensen, brevemente, en la masculinidad como una deficiencia cromosómica. Nuestro cromosoma Y se ve bastante insignificante junto al X (…). [Ellas] están más protegidas frente a las enfermedades ligadas al cromosoma X. El gen Y nos priva de la capacidad de desarrollar nueva vida dentro de nuestros cuerpos; y al darnos andrógenos, también promueve los malos rasgos, de los que tenemos mucho más. A veces llevo la broma, que no es sólo una broma, aún más lejos, y les pregunto a los estudiantes: ¿es un hombre como un virus? Respuesta: ninguno de los dos puede hacer nueva vida sin tomar prestada la maquinaria reproductiva de otro organismo…” En la misma entrevista aboga por la bonobización de la especie humana:

“Creo que el mundo será un lugar más seguro [también para los varones] si las mujeres ganan más influencia. Puede haber menos guerras. Esto no podría suceder bajo una sola reina Isabel o Catalina. Pero si imaginamos un mundo en el que las mujeres estén bastante representadas en posiciones altas, creo que será menos probable que un choque de egos conduzca a la violencia (…). [El papel de los varones será el de] socios. Colaboradores. A veces líderes, a veces seguidores. Aportarán ideas y soluciones que son diferentes de las que las mujeres pueden encontrar, no porque tengan mejores mentes, sino porque hombres y mujeres, por muchas razones, piensan de manera algo diferente. Mi fuerte perspectiva evolutiva me lleva a mencionar dos especies que están estrechamente relacionadas con nosotros: los chimpancés y los bonobos. Si no se siente cómodo con la evolución, tómelo como una parábola basada en la historia natural. Los machos de chimpancé son fuertemente dominantes sobre las hembras, tienen relaciones sexuales rápidas y superficiales y son muy violentos entre sí. Los bonobos, exactamente igual de relacionados con nosotros, tienen coaliciones femeninas que prácticamente controlan sus comunidades. Éstas se basan, en parte, en el sexo entre las hembras. Las coaliciones mantienen el control sobre la conflictividad masculina. ¿Y los machos? Tienen una gran vida. Disfrutan de mucho sexo lento y pausado con las hembras, a veces cara a cara. Tienen poco que temer de otros machos, porque el nivel de violencia es muy bajo. Hacen lo posible para llevarse bien. Tenemos ambas especies en nosotros, pero durante demasiado tiempo hemos expresado principalmente el lado de los chimpancés de nuestra naturaleza. Creo que podríamos avanzar hacia una bonobización de la especie humana, un mundo en el que todos estarían más seguros porque las clásicas ‘virtudes’ masculinas del pasado, basadas en tener que enfrentarse a otros hombres, serían menos necesarias y tendrían menos sentido. Hubo un superventas llamado Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus. Mi respuesta a eso fue: los hombres son de Marte y las mujeres son de la Tierra. Las mujeres serán mejores protectoras de la Tierra, pero también creo que mejores guardianas de la humanidad. Y sí, sin desplazarnos ni dominarnos, pueden ayudarnos a crear colaboraciones de hombres y mujeres que incluso podrían, al final, protegernos a los hombres de los peores aspectos de nosotros mismos”.[1]


[1] Melvin Konner, “Estamos al comienzo del fin de la supremacía masculina” (entrevista), El País, 17 de octubre de 2021;
https://elpais.com/ciencia/2021-10-17/melvin-konner-neurocientifico-ha-comenzado-el-final-de-la-supremacia-masculina.html

Una cama elástica en el salón

La cama elástica es un bonito ejercicio, pero no se te ocurra instalarla bajo techo, salvo que el techo sea muy, muy alto.

Esta pandemia ha causado un parón económico a escala mundial. El consumo global bajó y se resintió "la economía". Ahora que se recupera con fuerza la actividad hay graves desajustes. Faltan microchips, lo que paraliza a muchas industrias. Sube el precio de la energía y eso repercute en el precio de todo: para todo hace falta. La inflación está servida, porque podrá ponerse en circulación más dinero, pero comprará menos bienes.

La inmediata es decir que el exceso de demanda tiene la culpa. Es un modo de presentar la situación que lanza un mensaje a la gente: "conformaos con menos, porque no hay para todos" (aunque haya, y mucho, para algunos).

Pero no habría exceso de demanda si hubiera oferta suficiente, y ahí radica el problema. ¡Qué más quisiera el capital que aumentar indefinidamente la demanda si pudiera aumentar igualmente la oferta, y con ella la escala de sus beneficios!

De manera que cuando se inicia la recuperación económica nos encontramos con que la oferta de muchos bienes no puede subir, porque faltan energía y materias primas imprescindibles en muchos sectores productivos.

Los cuellos de botella aparecen por doquier. Faltan profesionales en el transporte, faltan contenedores de mercancías. O se agolpan en los puertos de llegada. O en los de salida, porque también faltan barcos.

Las crisis de este tipo han sido consustanciales al desarrollo capitalista desde sus orígenes. Siempre se ha recuperado dando un salto hacia arriba. "Citius, altius, fortius", como en la parábola olímpica. Ahora es cuando ya no hay duda de que los próximos saltos chocarán con un techo cada vez más bajo

Sabemos, sabíamos desde hace mucho tiempo, que el crecimiento sin fin llegaría a sus límites. Lo que no teníamos claro era cuándo ocurriría.

Me temo que la solución que cocinan en el G20 se parece a la del cura Malthus. Que se vayan muriendo "por abajo", que yo estoy "más arriba" (¿hasta cuándo?, depende de quien sea "yo").

Mientras tanto, la población está anestesiada. Como nadie sabe muy bien encarar la situación, preferimos huir del problema cambiando de tema. El mundo del espectáculo ofrece una falsa salida, la diversión. En las epidemias medievales, mientras unos hacían rogativas, en otros cundía el desenfreno: "mi libertad ante todo".

Este decálogo publicado en The Oil Crash es un buen recordatorio del problema. Tengamos presente que para resolver un problema lo primero es entender correctamente el enunciado. Dejo aquí escuetamente las diez tesis, que razona en detalle la página de Turiel.

Me preocupa lo sugerido en la última: quienes logren superar la situación probablemente habrán perdido la memoria, porque no habiendo un camino de vuelta al mundo anterior, nuestra civilización será un pulso energético en el pasado que quizás ni figure en los registros de la historia.


¿Quo vadis homo sapiens?

Voy a intentar presentar lo que percibo y no se ve fácilmente. Trata sobre la reciente trayectoria de nuestro mundo. En esta breve reflexión quiero cuestionar... ¿Qué deberíamos hacer para continuar nuestra existencia con lo que debería llamarse “actuar correctamente”? Tengo aún la suerte de poder acceder a foros como en el que ahora escribo y tomando provecho de ello, os envío un decálogo para la reflexión.

Probablemente estemos en el momento de la historia de la humanidad que deberíamos llamar su cénit aunque no lo percibamos, ya que “los árboles no nos dejan ver el bosque” y esperamos y exigimos la “continuidad de la súper abundancia”. Sólo el recuento de los seres humanos que poblamos el planeta, nos muestra que hemos sobrepasado superlativamente todos los registros históricos de población, además con crecimientos que siguen patrones exponenciales y en tiempos ultra cortos, somos víctimas de nuestro éxito. No obstante, tímidamente, estamos perdiendo el recato a lo políticamente correcto y empezamos abiertamente a plantearnos que hay una superpoblación (humana). Además, lo que antes era deseable por todos los países y comunidades, es decir, el crecimiento demográfico de los pueblos, ahora se torna como un gravísimo problema que no sabemos reconducir sin beneficio para unos y perjuicio para otros. Esto se debe a que los bienes básicos que hasta ahora nos permiten nuestra forma de vida empiezan a no estar disponibles para todos. Estos bienes básicos son todos proporcionados por la puesta en juego de inmensas y continuas cantidades de energía de origen fósil: carbón, petróleo y gas natural, cuyos suministros no podemos ya incrementar. Además el balance neto de la energía disponible que nos resulta útil (TRE) a los humanos decrece sin cesar.

Para poder lidiar este problema deberíamos primero conocerlo y además tenemos que verlo con perspectiva y ser conscientes de que en conocer el problema, estará la solución.

El decálogo de premisas que observo que generan la situación son:

  1. Es un problema, por alcanzar límites físicos, de escasez.
  2. Aunque los poderes económicos pretenden conducirlo, está fuera de su control.
  3. Al ser una situación histórica sin precedentes, no existen soluciones probadas.
  4. La falta de información y la dificultad de anticipación, por ser un sistema dinámico extremadamente complejo.
  5. La emocionalidad extrema y falta de objetivos reales por las limitaciones propias de los humanos, producen respuestas parciales y erráticas.
  6. La pérdida de cultura popular y capacidad de supervivencia autónoma.
  7. El acopio brutal de riqueza de unos grupos minoritarios.
  8. La presencia de un guion elitista trazado como una hoja de ruta improvisada y alegal.
  9. La fragilidad y vulnerabilidad extrema del sistema en el momento actual.
  10. El desconocimiento de la población de la transcendencia de la situación actual.

Evidentemente existen claras interrelaciones que se realimentan entre ellas, pero cada una es un clavo del ataúd del proceso de caída del sistema actual.

(...)

Por desgracia creo que con el estado actual de anestesia y pérdida de percepción de la realidad, fruto de la desconexión del mundo real, de la existencia de Fé en los milagros tecnológicos y del autoengaño, en complicidad con la manipulación masiva por los medios de propaganda del sistema, harán que caminemos hacia el colapso en la más absoluta ignorancia de dónde nos dirigimos y por qué. Además el camino de vuelta a nuestro mundo anterior probablemente no existirá. Nuestra civilización será un pulso energético en el pasado que quizás ni figure en los registros de la historia.

A este decálogo, por su propio contenido, es difícil buscarle soluciones tal y como desearíamos. El problema es que aparecen tres partes en discordia: una los que gobiernan, otros los gobernados y otra nuestro hábitat, el planeta Tierra, con sus recursos finitos. Todas las salidas tienen la fácil tentación de pasar por ser contrarias al principio jurídico de que: “No se puede obtener beneficio de unos, en perjuicio de otros”. ¿Cómo conciliar los intereses de todos?

La justicia y la ley, por desgracia, no siempre son la misma cosa. La justicia está en nuestra percepción innata de todos los seres del bien y del mal, y lo que supone percibir que alguien te produce ‘perjuicio injusto’ plantea una respuesta de legítima defensa, y en las disputas, el mejor aliado es la razón. Decía en un párrafo anterior que no existían precedentes históricos de una situación como ésta, pero si han existido multitud de luchas críticas en las que al final se enfrentan “el bien y el mal”, en todas las literaturas mundiales, reales y ficticias, a través de la historia, en todas las culturas y en todas las religiones aparecen estas dos fuerzas, desde la Biblia a la “Guerra de las galaxias” aparecen los malvados todopoderosos y los buenos, armados con las fuerzas del bien, la razón y la justicia. Por suerte y aunque no sin pagar un caro tributo, el bien, suele prevalecer ante el mal, y no es eso lo que todos deseamos…

Es por lo anterior que creo que todavía estamos a tiempo de luchar por amortiguar las restricciones que podrán producirse en este ‘cambio de era’ que viene y si es así cada uno tiene que asumir la responsabilidad de su acción, correcta o incorrecta, o de su inacción, ya que en este mundo reaccionario todo tendrá consecuencias.

¿Quo vadis homo sapiens?

Rafael Iñiguez Sánchez

Octubre 2021.

sábado, 23 de octubre de 2021

Lo que cambia y lo que no

En la anterior entrada Cuánto mide la Luna intentaba mostrar el carácter relativo de las categorías de mediato e inmediato. Nada es absolutamente inmediato, mediado como está por nuestra percepción y nuestra experiencia. La primera suele engañarnos, la segunda es necesariamente parcial e incompleta.

La única forma de aproximarse a la realidad es dinámica, cambiante, y se basa en mediaciones, conocimientos aprendidos de fuentes diversas, sintetizadas en una concepción del mundo, una ideología. Nadie carece de ella, pero los errores conceptuales que pueda contener deben depurarse a partir de los procedimientos críticos propios de las ciencias, en un proceso sin fin.

La realidad se manifiesta siempre en casos particulares, pero su conocimiento siempre se apoya en conceptos universales, abstracciones que solo existen encarnadas en aquellos. A esta dialéctica de lo particular y lo universal me he referido recientemente, comentando dos publicaciones de Francisco Umpiérrez que recogí en las anteriores entradas del blog, Atrapados en la particularidad inmediata y La expresión de lo particular mediante lo universal.

La indagación sobre las relaciones entre el saber vulgar y el conocimiento científico, nunca absolutamente separados, me ha llevado hasta una entrevista publicada en Rebelión en febrero del año pasado, en la que este autor se extiende sobre el tema, tratando de puntualizar qué permanece y qué cambia en la ideología y la ciencia del marxismo.

Πάντα ῥεῖ: "todo fluye, no nos bañamos dos veces en el mismo río". Pero en él hay un cauce que permanece. Es importante deslindar eso que permanece de lo que cambia, afinando continuamente nuestra concepción del mundo, conscientes de que cualquier conquista en la ciencia o desarrollo en las fuerzas productivas influirá en ella.

La continua revisión ideológica no debe llevarnos al frívolo relativismo moral de los posmodernos, porque "no todo vale". La propia conducta de los que esto afirman lo contradice: nadie es indiferente a lo que ve a su alrededor si le afecta.

Por eso mismo, cuando hablamos de relativizar no queremos dar por buena cualquier interpretación de la realidad. Si "todo es relativo" es solo porque hay que concebir las cosas como relaciones. Los conceptos universales expresan relaciones entre los objetos particulares que los comparten.

Volviendo al propósito expresado antes, hay que conceder su parte de razón a quienes, desconociendo los fundamentos mismos del pensamiento de Marx, dan "por superado" el marxismo. Tienen razón en la literalidad de lo que dicen, aunque no la tengan en lo que "quieren" decir.

La Historia es un continuo hacer y deshacer, pero en todo momento acumula de algún modo lo anterior. Ningún filósofo, científico o artista parte de la nada, sino que se apoya en lo aprendido de otros. Por eso, nunca podemos dar por "superado" a Platón, Ptolomeo o Newton, aunque avancemos apoyándonos en ellos y "superemos" lo que ya no es válido para nosotros.

¿Cómo juzgaremos la actualidad del marxismo?

La propia dinámica de esta filosofía de la praxis, con las sucesivas transformaciones sociales a las que ha contribuido, o que directamente provocó, ha alterado la situación existente en el tiempo en que se formulara por primera vez. Hoy todas las economías del mundo son economías mixtas. En ellas hay tensiones y luchas entre la economía estatal y la privada, que sin embargo se ven obligadas a colaborar en muchos campos. Como también hay lucha y colaboración entre sectores y empresas en el seno del capitalismo. Y esta compleja y contradictoria situación se da en su más alto grado grado en las relaciones interestatales, inextricablemente enredadas en las anteriores.

Seguramente, lo más controvertido de la teoría económica marxista es el concepto de valor. Dos expresiones del mismo se relacionan con la capacidad de los bienes y servicios para satisfacer necesidades ("valor de uso") o para el intercambio ("valor de cambio"). En ambos casos hay que rastrear la relación de esos valores con los precios que alcanzan en los mercados. Y no es tarea fácil.

En el primer caso (satisfacción de necesidades), es difícil deslindar las auténticas de las imaginarias. Las necesidades cambian con la estructura social. Hoy el automóvil o el teléfono móvil son imprescindibles para la actividad de mucha gente. Para ellos su posesión no es cuestión de status o capricho. Claro que también la publicidad, la cultura de la imagen y la sobrevaloración del prestigio basado en la posesión de lo "exclusivo" se ocupan de "crear" necesidades de clase mucho menos objetivas...

En el caso del valor cambiario, la expectativa de beneficios basados en la pura especulación es determinante. Aunque siempre los inversionistas pusieron sus esperanzas en resultados aún por llegar, el capital financiero hoy hegemónico especula con el futuro para crear nuevas formas de valor, más imaginadas que probadas, pero con efectos económicos peligrosamente performativos. Precisamente cuando el porvenir es más incierto surgen los derivados financieros y los mercados de futuros, como un asidero al que recurrir para aplazar así los problemas del presente.

Pero estas nuevas formas pueden ser analizadas con las herramientas conceptuales que Marx consignó en El Capital, porque las principales formas del valor siguen siendo las mismas: capital constante, variablefijo, circulante... y salario, plusvalor, interésrenta del sueloacciones... Nadie como Marx las analizó ni las conceptualizó.

La relación entre el trabajo necesario y el plustrabajo, entre el salario y el plusvalor, y la propiedad sobre este último la expresa la cuota de explotación. Pero no es lo único a tener en cuenta, porque, especialmente en este tiempo de grandes empresas trasnacionales y oligopolios, la situación es muy diferente en las pequeñas empresas y en las grandes corporaciones. Estas últimas, con una cuota de explotación relativamente baja, se apropian de una gran masa de plusvalor, mientras las pequeñas empresas, con una cuota de explotación más altase apropian de una masa de plusvalor muy baja. Hay evidentes contradicciones entre la gran empresa y la pequeña, dependiendo del número de empleados y el volumen de ventas.

Aunque también en otros tiempos la explotación se daba no solo en el proceso de la producción sino también a través del consumo, en los actuales la universalización de las ventas a crédito delata la hegemonía absoluta del capital financiero. Otra muestra de explotación mediante el consumo es la capacidad de las corporaciones para imponer precios de monopolio. Pensemos en los bancos y en las eléctricas.

Con todas esas matizaciones y actualizaciones, las principales afirmaciones contenidas en El Capital están vigentes:

La contradicción entre trabajo necesario y plustrabajo:

¿Es necesario que el trabajador produzca más de lo estrictamente necesario para su propio sustento? Parece que sí, porque sus necesidades no se reducen a las inmediatas que satisface directamente. Son muchas las que se canalizan a través de la sociedad. El problema es la apropiación privada del plusvalor. Priva a la sociedad de su disfrute y hurta lo que debió ser producido para todos.

Habrá que intervenir el mercado si se busca
poner límites a la apropiación privada de trabajo ajeno
reducir las diferencias entre valores y precios

Aunque el liberalismo ve en el Estado el principal interventor en el mercado y lo presenta como desnaturalizador de sus leyes inmanentes, lo cierto es que son las grandes corporaciones, y el mercado global está en sus manos, las que más desnaturalizan las leyes de un mercado libre.

La contradicción entre el carácter cada vez más social de todas las actividades económicas y el carácter privado de la apropiación de sus beneficios: 

Deportistas de élite, grandes figuras del cine y de la comunicación son expresión clara de esa contradicción.

El problema de la enajenación:  

Falla el control consciente sobre las relaciones sociales. La mayoría piensa que no se pueden cambiar. Aunque no lo expliciten tan claramente como Pangloss, creen que vivimos en el mejor de los mundos posibles, sencillamente porque cualquier otro es una utopía, y utópico es sinónimo de imposible.

Pero lo ciertamente imposible es el futuro a que nos lleva la deriva capitalista. El marxismo, como filosofía de la praxis, sigue siendo la herramienta más poderosa para interpretar la realidad, sobre todo porque esa interpretación conduce a la necesidad de cambiarla.




El marxismo y la actualidad

Francisco Umpiérrez Sánchez

-Me gustaría, señor Umpiérrez, que respondiera a algunas de mis preguntas. No creo que vaya a superar todas mis dudas, pero espero al final de esta entrevista tener más ideas claras que de las que ahora dispongo. Ruego que me disculpe si le interrumpo y si no soy ordenado. Me llamo Eduardo. Así que ahí va mi primera pregunta: ¿Qué es el marxismo?

-Umpiérrez: El marxismo es un sistema teórico que incluye una filosofía y una crítica a la economía política.

-Eduardo: Sabe que todas estas respuestas tan concisas me generan dudas. ¿Cuando habla de filosofía es lo mismo que ideología?

-Umpiérrez: No es exactamente lo mismo. La ideología es más que la filosofía o desempeña una función distinta. Una de ellas es la identidad, sea de género, de nacionalidad, de cultura o de clase. También es un rasgo esencial de la ideología contener una concepción del mundo, tanto del pasado, como del presente como del futuro. Solo le adelanto que la ideología dominante en el feudalismo era la religión; y en el capitalismo, la economía política; mientras que en el socialismo debería ser la crítica y superación de la economía política. Esto no quita que en el capitalismo la religión siga siendo un componente importante de la ideología. La ciencia y el arte también forma parte de la ideología. Sé que puede resultarle un poco complejo. Pero le doy otra idea: cualquier conquista en la ciencia o desarrollo en las fuerzas productivas modifica la concepción que tenemos del mundo. Así que la ideología es más que la filosofía. Sabemos que la tecnología 5 G y el internet de las cosas cambiarán nuestra vida en muchos sentidos y esto afectará también a nuestra concepción del mundo. Los marxistas deberían estar más cerca de los cambios que se producen en el desarrollo de las fuerzas productivas porque modifican de manera sustancial las relaciones de producción.

-Eduardo: ¿Cómo participa la economía en la ideología?

-Umpiérrez: Siempre es conveniente partir de lo existente. Hay ideólogos –y  todos los teóricos hacen una labor ideológica– que cuando exponen sus ideas no separan con claridad los hechos de sus concepciones. Todas las economías del mundo son economías mixtas. Así que en el seno de todas las economías del mundo hay lucha y colaboración entre la economía estatal y la economía privada. Recientemente el gobierno chino ha dado más facilidades a la economía privada en materia de financiación, en materia de importaciones y exportaciones, y en sectores claves como el energético. Esto fortalecerá y desarrollará aún más el sector privado en la economía china. No obstante, sabemos que la economía estatal china es muy fuerte y realiza una labor hegemónica en muchos ámbitos. Aquí también, tanto en la colaboración como en la lucha, la lucha ideológica será muy importante. De momento las autoridades chinas hacen más hincapié en la colaboración que en la lucha. Pero cada país o nación tiene que seguir su propia senda. La economía global, por una parte, hace que el desarrollo de las fuerzas productivas se acelere aún más, y por otra parte, hace que nuestro mundo se vuelva más complejo e interdependiente. La economía global provoca que los problemas de siempre se manifiesten de modo distinto.

-Eduardo: ¿Qué papel desempeña el marxismo en todo esto?

-Umpiérrez: El marxismo en la economía global sigue desempeñando un papel marginal.

-Eduardo: Pero algunos teóricos marxistas dicen que el marxismo tiene mucha actualidad en el mundo de hoy.

-Umpiérrez: Yo creo que es más un deseo que una realidad.

-Eduardo: ¿Me podría ampliar esta idea? 

-Umpiérrez: Dígame usted en qué sentido quiere que lo haga.

-Eduardo: ¿Es usted marxista?

-Umpiérrez: Creo que los partidos comunistas de todos los tiempos, todos aquellos que se inspiraron en la ideología marxista, entendieron el marxismo como una ideología absoluta que lo cubre todo. Y esto es un error. Si usted lee los textos de Marx, podrá apreciar que en el pensamiento de Marx están presentes Adam Smith, David Ricardo, Proudhon, Aristóteles, Hegel, Lutero, Goethe e incluso el propio Cervantes. Pero no solo estos pensadores, en el pensamiento de Marx están presentes muchos pequeños pensadores y un sinfín de conquistas científicas y culturales. Luego, si le respondo a su pregunta, le diré que yo además de marxista soy espiritualmente todo lo que a lo largo de mi vida he estudiado y experimentado. Soy un lector y estudioso de clásicos. Así que también en mi pensamiento rector están presentes el pensamiento de Husserl, Pavlov, Einstein, Gottlob Frege,  Vygotsky, Wölfflin, Cervantes,  Walt Whitman, Borges, Goethe, Pushkin, y un sinfín de teóricos del arte, de la ciencia y de la cultura en general.

-Eduardo: Me llena usted de confusión.

-Umpiérrez: Le corrijo: Le muestro que la realidad y el pensamiento son complejos y que el pensamiento de Marx es uno en el gran río de la cultura y de la ciencia, y no una ideología que lo tiñe todo de su propio color. Creo que Marx es uno de  los grandes pensadores de todos los tiempos y aprecio con más rigor su grandeza cuando leo al resto de los grandes en todos los campos del saber y del arte. Cuando leo a Homero o a Tito Livio, aprecio mejor la grandeza de Marx. Creo que muchos de los llamados marxistas descuidan el conocimiento del resto de las grandes figuras del pensamiento y del arte. Y la universalidad en el saber en el mundo global es decisiva en la lucha ideológica.

-Eduardo: ¿Dónde está entonces el lugar de Marx?

-Umpiérrez: En la cultura europea. He dicho en varias ocasiones que Marx se entendería mejor y se apreciaría mucho más su grandeza si el pensamiento de Hegel desempeñara en la filosofía europea un papel estelar. También se entendería mejor si los clásicos de la economía política estuvieran más presentes en la ideología económica del capitalismo actual, como son Adam Smith y David Ricardo. Pero el empirismo en todas sus modalidades, con Jevons a la cabeza, ha enterrado y marginado a los grandes pensadores que buscan encontrar las conexiones internas entre los hechos económicos. Le añado otra idea: No debemos esperar de la experiencia socialista en China ni de los movimientos sociales de Latinoamérica la recuperación del pensamiento de Marx.

-Eduardo: ¿Entonces, me está diciendo que un teórico marxista latinoamericano no puede entender ni engrandecer el pensamiento de Marx?

-Umpiérrez: No le estoy diciendo eso. Desde que se creó el mercado mundial, que se inició con el descubrimiento de América, todos podemos llevar una vida muy universal. Mi formación teórica se la debo a muchos pensadores y literatos que no son españoles. Luego cualquier intelectual latinoamericano puede tener una formación ideológica más universal que cualquier intelectual europeo. No se trata de dónde has nacido, sino cuál es el grado de la universalidad de tu pensamiento.

-Eduardo: Lo complejiza y lo relativiza todo. Conforme avanza la entrevista aumentan mis dudas.

-Umpiérrez: Las dudas no son malas, siempre que afecten al modo en que conocemos el mundo y no al objeto del conocimiento. Desde Descartes, la duda metódica es uno de los grandes inventos para el pensamiento. Con respecto a lo de relativizar le aclaro que “relativo” no significa que nada es seguro y que cada cual puede pensar lo que quiere, sino que hay que concebir las cosas como relaciones. Así lo hizo Einstein en su concepción sobre el espacio y el tiempo. Así también lo hicieron Hegel con el ser y el pensamiento y Marx con el valor de uso y el valor.

-Eduardo: Aprovecho la ocasión. Los conceptos de valor de uso y de valor son los conceptos por antonomasia de El Capital de Karl Marx. ¿Han quedado obsoletos esos conceptos o siguen teniendo actualidad?

-Umpiérrez: Todos los conceptos expresan esencias y tienen cierto carácter intemporal. Pero no hay que perder nunca de vista la particularidad histórica nacional de los cuales esos conceptos son la expresión general. El Capital siempre lo he entendido como el estudio de las formas del valor. Si comparamos la época de Marx, 1860, con la época actual, 2020, las principales formas del valor siguen siendo las mismas: capital constante, capital variable, capital fijo, capital circulante, salario, plusvalor, interés, renta del suelo, acciones y algunas más. No obstante, han surgido algunas nuevas formas del valor como los derivados y futuros que no existían en tiempos de Marx. Pero estas nuevas formas de valor pueden ser analizadas con las propias herramientas conceptuales que nos legó Marx en El Capital. Si bajo el punto de vista de las formas del valor y atendiendo a la particularidad no aprecio cambios importantes, bajo el punto de vista del valor de uso los cambios si son colosales.

-Eduardo: Pero no se quede ahí. Ahonde más o detalle esto último que dice.

-Umpiérrez: Dado que El Capital es en lo fundamental el análisis de las formas del valor mercantil y capitalista, los seguidores de Marx han descuidado la importancia de los valores de uso en la economía. Le recuerdo que Marx en El Capital afirmó dos cosas muy importantes: una, los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, y dos, los valores de uso proporcionan el material de una disciplina propia, la mercología. Creo que en la asignatura de mercología la mayoría de los teóricos marxistas tienen de nota un cero. Pero sigo: atendiendo al valor de uso en tanto contenido material de la riqueza, la diferencia de vida material entre un trabajador de 1860 y uno actual es abismal. Piense o imagine la vida material de un trabajador francés de 1860, piense en su vivienda, en los valores de uso que hacían posible la vida de su hogar, en sus medios de transporte, en su ocio, en la seguridad social de la que disfrutaban, en las coberturas sociales proporcionadas por el Estado, en el sistema de pensiones, en el sistema educativo, en su vestimenta y calzado. Y piense ahora en la vida de un trabajador francés de 2020 y en relación con todos esos aspectos que le he mencionado. La diferencia es abrumadora. Le doy un dato que siempre me impresionó: una señora pensionista residente en un barrio de Las Palmas me dijo una vez que había estado como turista en EEUU cuatro veces; pero es que además había estado bajo la misma condición en las principales capitales europeas. Sorprendente.

-Eduardo: si me atengo a sus palabras pareciera que las trabajadoras de hoy día viven en el paraíso y que ya no existe la explotación.

-Umpiérrez: no desfigure mis palabras. Hablo en términos absolutos. Comparo la vida material de las trabajadoras y trabajadores de hace 160 años con la de hoy día. Y es una evidencia que la diferencia es abismal. ¿Esto implica que en términos relativos la cuota de explotación de hoy día sea inferior a la de hace 160 años? Pues no. De todos modos la explotación de la fuerza de trabajo en tanto concepto de Marx ha sido tradicionalmente interpretada por la derecha como un concepto moral. También hace una interpretación equivalente una buena parte de la izquierda radical. La cuota de explotación expresa la relación entre el trabajo necesario y el plustrabajo, entre el salario y el plusvalor, y la propiedad sobre este último. A este respecto hay que tener en cuenta varias cosas. Hay empresas que con una cuota de explotación relativamente baja, esto sucede con las grandes corporaciones, se apropian de una gran masa de plusvalor; y hay empresas que con una cuota de explotación más alta, esto sucede con las pequeñas empresas, se apropian de una masa de plusvalor muy baja. La masa de plusvalor de las que se apropian las empresas, dada una determinada cuota de explotación, depende del número de empleados que tenga y del volumen de sus ventas. Así que no solo hay que fijarse en la cuota de explotación.

También hay que tener en cuenta que en todos los regímenes económicos es necesario que los trabajadores produzcan más valor de lo que cuestan. Una parte del plusvalor creado por los trabajadores va a parar a manos del Estado para que este pueda cubrir todos los gastos sociales y obras de infraestructura. Y puede suceder, como así ocurría en el régimen económico soviético, que en un régimen socialista la cuota de explotación sea más alta que en un régimen capitalista. Aquí, como en todo, hay que indagar más.

Eduardo: Aclárame ahora desde la filosofía o teoría del conocimiento toda esta reflexión suya sobre el concepto de valor de uso.

-Umpiérrez: El concepto de valor de uso queda definido en El Capital de dos modos: cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas y cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos. El concepto de valor de uso puedo aplicarlo a una máquina quitanieves moderna como a un zapato, un vestido o un teléfono móvil. El concepto de valor de uso borra las diferencias entre esos objetos. Pero no solo es eso, sino que puedo aplicarlo a todos los medios de consumo que empleaba una trabajadora de hace un siglo como a una trabajadora del año 2020. De manera que el concepto de valor de uso también borra las diferencias históricas. Como dije antes, los conceptos expresan esencias y tienen cierto carácter intemporal.  Pero los conceptos deben estar unidos y alimentarse de percepciones y representaciones, esto es, la universalidad del concepto necesita de la particularidad. Es más: el punto de partida en el conocimiento debe ser la particularidad. Y hay un problema ideológico relacionado con esta contradicción: la existente entre la particularidad y la universalidad del concepto.

-Eduardo: Eso me interesa. Explíquese.

-Umpiérrez: Cuando muchos teóricos marxistas hablan de las trabajadoras y los trabajadores lo hacen solo desde la universalidad de los conceptos y se hacen con una representación errónea de sus vidas. Por eso les resulta tan difícil llegar a sus conciencias. Como señalé antes, hay muchos marxistas que hablan de la explotación de los trabajadores en términos morales y presentan la contradicción entre capital y trabajo como si viviéramos en el siglo XIX. Ese es el problema ideológico del que le hablo: La universalidad del concepto borra por completo la particularidad, que es tanto como decir que el concepto, bajo el predominio absoluto de su universalidad, rompe sus lazos con la particularidad. Creo que sobre estos aspectos deberían reflexionar más los líderes teóricos marxistas. Y por el contrario, lo que observo en el desarrollo ideológico de los marxistas chinos es que la particularidad de su desarrollo económico, el llamado socialismo con características chinas, hace que la universalidad de los conceptos de El Capital no desempeñe un papel decisivo en sus conciencias. Por eso insisto tanto en que la recuperación del pensamiento de Marx en toda su envergadura solo puede producirse en el marco de la cultura de Europa occidental. Todo esto por supuesto necesita más desarrollo teórico y más indagación analítica.

-Eduardo: Hablemos ahora del valor. Recientemente un teórico marxista decía que el capitalismo actual se acomodaba más a los conceptos expuestos por Marx.

-Umpiérrez: No creo que eso sea así. Lo que expresaba Marx es que los conceptos deben ser expuestos en su pureza sin que los aspectos accidentales afecten a la representación científica.

-Eduardo: De acuerdo. Pues siga con su exposición.

-Umpiérrez: en lo que afecta al valor debemos plantear varias cuestiones: una, cómo se genera el valor; dos, las diferencias cualitativas y cuantitativas entre valor y precio; y tres, la división de la jornada laboral en trabajo necesario y plustrabajo. Todos estos aspectos han experimentado grandes modificaciones respecto a la situación económica en el siglo XIX. Lenin tenía razón cuando decía que el capitalismo sobrevenido a principios del siglo XX tenía carácter monopolista. Por monopolio entiendo el predominio en el mercado de grandes empresas que les permite hacer dos cosas: una, apropiarse de una parte del valor de las  pequeñas empresas debido a su enorme poder de compra, y dos, establecer precios muy alejados del valor. La era monopolista del capital, y repito que todas las empresas que dominan el mercado global son monopolistas, significa la infracción continua de la ley del valor.

También tenía razón Lenin cuando hablaba del poder gigantesco de los bancos o del poder financiero en general. El poder financiero se ha hecho dueño de todo. Se ha hecho dueño del consumo. Una gran parte de las compras realizadas por los trabajadores y trabajadoras está mediada por los créditos. Esto implica que el interés pagado por los trabajadores y trabajadoras no es una parte del plusvalor obtenido por los capitalistas en funciones, sino que es una parte de los salarios. Otro cambio importante es el predominio de los grandes fondos de inversión que permiten que los dueños del capital monetario compren empresas y enormes parques de vivienda, de manera que en el corto plazo pueden ganar en concepto de interés cifras colosales.

-Eduardo: Ilustre esto último que dice.

-Umpiérrez: Durante el boom inmobiliario muchas personas compraron viviendas; y después de haber pagado el 20 o el 30 por ciento de su valor, por dificultades de pago los bancos se quedaron con ellas. Sucedió después que estas viviendas bajaron de precio y los bancos entraron en crisis por la disminución del valor de sus activos, y el Estado tuvo que ir en su socorro. Después llegaron los fondos de inversión y compraron estas viviendas a bajos precios apropiándose así de decenas de miles de viviendas. Dicho en forma resumida: los fondos de inversión se apropiaron con la compra de viviendas de dos cosas: de la parte del salario pagado por los trabajadores y trabajadoras en la compra de sus viviendas y de la pérdida del valor de los activos bancarios que asumió el Estado. Después vuelve a subir el precio de las viviendas y los fondos de inversión sin apenas actividad industrial se apropian de enormes cantidades de plusvalor.

-Eduardo: espero que haya más cosas que comentar. Le ruego que siga.

-Umpiérrez: En tiempos de Marx el sector industrial era el centro sobre el que gravitaba la economía. Hoy día no es así. El sector comercial y el consumo de masas se han vuelto muy poderosos. Los medios de comunicación con la televisión e internet a la cabeza han ganado un enorme poderío, donde hay que incluir el comercio electrónico. Las actividades deportivas se han transformado en un inmenso negocio desempeñando un papel ideológico de primera línea en la conformación de la conciencia de las grandes masas sociales, y con ellas la publicidad que nos invade por todas partes. No hay que olvidarse tampoco del sector cinematográfico y del sector musical. Y, por último, el papel tan nocivo que desempeña la publicidad en el reparto de la riqueza. De manera que la apropiación de trabajo ajeno se produce por todos los medios, incluso por medio de los precios y en el mercado donde aparentemente debería predominar “la igualdad”. Solo hay que observar el enriquecimiento desproporcionado de “las estrellas” del deporte, del cine y de la música comercial. Si bien Marx decía que los precios gravitaban en torno al valor, hoy día la distancia que hay entre los valores y los precios ha llegado a niveles de manifiesta irracionalidad.

-Eduardo: Parece entonces que Marx ha quedado ya desfasado, que los hechos lo contradicen.

-Umpiérrez: Se equivoca. La contradicción entre trabajo necesario y plustrabajo sigue en pie. La clave consiste en intervenir el mercado para ponerle límites a la apropiación de trabajo ajeno. También se trata de intervenir el mercado para reducir las diferencias entre los valores y los precios. Piense que todavía el liberalismo ve en el Estado el principal interventor en el mercado y lo presenta como desnaturalizador de sus leyes inmanentes, pero lo cierto es que todas las grandes corporaciones, y el mercado global está en manos de ellas, son las que más desnaturalizan  las leyes de un mercado libre. También sigue en pie la contradicción entre el carácter cada vez más social de todas las actividades económicas y el carácter privado de la apropiación de sus beneficios. Los deportistas de élite, las grandes figuras del cine y de la comunicación es una expresión clara de esa contradicción. También queda en pie el problema de la enajenación: la falta de control consciente sobre las relaciones sociales que contraen las personas. Y, como dije antes, siguen en pie las formas del valor que como Marx nadie las analizó ni las conceptualizó.

-Eduardo: Creo que podemos dar por terminada la entrevista. Ha sido un placer. Hasta la próxima y gracias.

-Umpiérrez: Hasta la próxima.

(Eduardo: Solo quería decirle, ahora que nadie nos escucha, que no sé si se ha dado cuenta que yo soy usted. Umpiérrez: Lo sé. Pero como nadie me entrevista y en las sedes universitarias no me dejan entrar, no me ha quedado más remedio que desdoblarme. Le ruego que quede entre nosotros).

miércoles, 13 de octubre de 2021

¿Cuánto mide la Luna?

La distancia de la Tierra a la Luna es unas treinta veces el diámetro de nuestro planeta. Situaos en esta foto, mirando hacia nuestro satélite. Sois un punto insignificante. ¿Verdad que está muy lejos y es muy grande? Habitualmente somos incapaces de percibir el gran espacio vacío que nos separa de ella.

Pero ahora mirad esta noche, en su cuarto creciente, esa luminaria familiar. Os parecerá un bello pedrusco, relativamente manejable, a una distancia comparable a la que nos separa del horizonte.

De la percepción inmediata (aunque mediada por los sentidos y la experiencia cotidiana) al conocimiento mediado (y casi siempre mediatizado) por otras experiencias, que nos parecerán fiables si las consideramos suficientemente contrastadas, hay un largo trecho. Trecho que las ciencias tratan arduamente de superar mediante la utilización de diferentes puntos de vista que confirman, modulan o desmienten a nuestros sentidos.

Luna y Tierra desde la sonda espacial automática Juno. NASA










El conocimiento vulgar y el científico más depurado pueden sin embargo coexistir, y deben hacerlo necesariamente, porque las respuestas rápidas a muchas situaciones dependen más del primero que del segundo. De un choque me librarán mis reflejos, no el conocimiento de la ley de conservación de la energía (que en un plisplás pasaría de cinética a destructiva).

Luna, Sol, planetas, estrellas... Incapaces de apreciar directamente distancias mayores, a todos los percibimos a aquella que por experiencia directa conocemos como máxima: la del horizonte.



Azimut y altura son las únicas referencias apreciables para ubicar objetos en el cielo. Perceptivamente, ninguna distancia supera a la que nos separa del horizonte, esa línea en la que "coinciden" cielo y tierra y, de modo mucho más "evidente", cielo y mar.

Sol y Luna "tienen" el mismo tamaño aparente, y en su orto y su ocaso los puedo comparar con aquel barco que asoma a la entrada de la ría. Cuando están más altos, ni eso siquiera: "son" mucho más pequeños, tanto que un niño puede pedirme que le baje la Luna.

Si nuestra estrella y nuestro satélite tienen un tamaño aparente, los demás cuerpos celestes ni siquiera nos dan esa información. La sensación de cúpula uniforme es absolutamente convincente. Recordaba mi madre la imagen que usaba un campesino, en las sierras que separan Málaga y Granada, para referirse a algo muy lejano:  "allá, donde está el cielo sujeto con 'jorcones'".

La bóveda celeste es esa cúpula de media naranja que astrónomos, incluso el mismo Copérnico, creyeron que era el "cielo de las estrellas fijas", más allá del cual comenzaba el Paraíso.

Bóveda celeste






(Prometido y dedicado a mi querido primo Federico Fernández Porredón, agradeciendo sus maravillas astronómicas, en particular las puestas de sol). 

lunes, 11 de octubre de 2021

¡Se acabó el carbón!

s’ha acabat el bròquil como dicen los catalanes. Claro que todavía queda mucho carbón y bastante brécol, pero ambas expresiones pueden traducirse al castizo "se acabó lo que se daba".

El feroz lobo ya asoma las gigantescas orejas tras un horizonte montañoso cada vez más próximo.

Antonio Turiel no puede ser más claro cuando en un párrafo de este artículo dice rotundamente que "las monsergas sobre descarbonización y emergencia climática son palabras vacías, porque aquí nunca importó el medio ambiente sino el negocio".



La crisis del carbón

Prácticamente de manera simultánea con la crisis del gas que se ha desatado sobre todo en Europa, durante los últimos días hemos visto cómo se desarrollaba una crisis paralela, la del carbón, aunque ésta ha afectado sobre todo a China y a la India. En China, la escasez de carbón está provocando apagones en 20 provincias y está afectando ya a la capacidad manufacturera de la fábrica del mundo. En la India, se ha llegado a anunciar varias veces que quedaba carbón para pocos días, y ya se han producido apagones y restricciones parciales de acceso a la electricidad. Recordemos que son los dos países más poblados del mundo, con unos 2.800 de los 7.900 millones de habitantes del planeta, es decir, más de la tercera parte de toda la Humanidad.

(...)

Pero la prueba más palpable de que los compromisos de Europa en la lucha contra el Cambio Climático no valen nada es la petición desesperada que Europa le hace a Rusia para que aumente sus exportaciones de carbón hacia el Viejo Continente. Petición que Rusia (segundo país del mundo por reservas totales de carbón) no podrá atender, porque ya está comprometido con sus voraces vecinos asiáticos. Sin embargo, que, en medio de una situación de crisis energética como la actual, Europa se vuelva sin miramientos hacia el consumo de carbón (en España, Endesa ha planteado reabrir la central térmica de As Pontes) demuestra que no importa, ni nunca ha importado, el Cambio Climático. Toda la monserga que estamos escuchando actualmente acerca de la necesaria descarbonización y las declaraciones institucionales de Emergencia Climática son solo palabras vacías cuando empiezan los problemas económicos. Toda la Transición Energética, a veces etiquetada de "Ecológica", no ha estado nunca dirigida a solventar la cuestión climática, sino la crisis energética desencadenada por el cenit del petróleo, acompañado por el cenit del gas y el cenit del carbón. Quizá muchas personas que de buena fe creen en el modelo de transición energética imposible que se pretende imponer, deberían abrir los ojos al hecho de que aquí nunca importó la defensa del medio ambiente, sino del negocio para unos pocos, aunque eso nos lleve a todos a un peligroso callejón sin salida como sociedad y como civilización.

(...)

El gas y el carbón están en crisis, y ponen de rodillas a Europa y a Asia. Ya solo falta el petróleo para culminar la crisis energética definitiva, la que abocará a nuestra civilización a su colapso o a su transformación definitiva. Que pase una u otra cosa depende de todos nosotros. Ya no es momento de dudar, sino de actuar.

Fidel hablaba, hace mucho tiempo...

Pronto hará treinta años desde que, el 12 de Junio de 1992, Fidel Castro pronunciara en Rio de Janeiro este trascendental discurso, durante aquella Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, más conocida como Cumbre de la Tierra.

Era un tiempo muy duro para su país. La liquidación de la Unión Soviética había dejado a Cuba sin ningún soporte exterior. Comenzaba el periodo especial. Sin duda, fue el primer país realmente soberano que se enfrentaba al futuro de escasez que ahora vemos todos mucho más cerca.

Lo que demostró este pequeño y asediado país es que se podía sobrevivir en condiciones límite. Podemos interpretar el caso cubano como la experiencia localizada de una situación que vemos acercarse a escala global.

Muchas buenas cosas se dejaron atrás, tanto en lo material como en la conducta de mucha gente. Pensemos en que, si Cuba contó de todos modos con la doble economía y el turismo, porque a fin de cuentas había fuera de ella todo un mundo, ahora fuera de ese mundo no podemos contar con nada.

Este fue el primer discurso en que un Jefe de Estado exponía claramente estas crudas verdades:

Sr. Presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello;

Sr. Secretario General de Naciones Unidas, Butros Ghali;

Excelencias:

Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.

Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo.

Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con solo el 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.

Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.

La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.

Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.

Cuando las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?

Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.

Gracias.

(Ovación)

Sigue el vídeo del discurso. En esta dirección dejo otro, ilustrado con dramáticas imágenes.

domingo, 10 de octubre de 2021

La expresión de lo particular mediante lo universal

Doy por sentado que existe un mundo exterior; tengo la evidencia de él porque a través de los sentidos entra en mi mundo interior en forma de conocimientos. A través de unos sentidos que las experiencias particulares han ido educando, creando códigos de empleo universal.

Sobre los primarios, visual, táctil o auditivo, se construyen los aprendidos (oral, escrito...), ambas categorías basadas en la memorización de situaciones repetidas y el criterio práctico de una relación invertida con el mundo: conocimientos puestos a prueba con la acción.

Los códigos lingüísticos que apoyan el pensamiento y la comunicación emplean conceptos universales que aplican a lo particular. Mi percepción del mundo y la comunicación con otros se basa en dos modos de conocimiento que de modo esquemático podemos llamar inmediato y mediato. Ejemplos de lo primero, mi visión directa, un paseo por la ciudad, un concierto. De lo segundo, un relato escrito o lo que me cuenta alguien que "estuvo allí".

Esto no deja de ser un esquema para entendernos, porque todos están mediados por los sentidos, y en todos los casos empleo categorías universales que aplico a entidades particulares.

En todo caso, entre una supuesta inmediatez y la lejana referencia hay una gradación, porque ningún conocimiento se libra de mediaciones, mediaciones en las que lo particular solo puede ser aprehendido y transmitido mediante esas abstracciones lingüísticas, los universales.

Francisco Umpiérrez aclara estas relaciones mediante un ejemplo. (Hay que ver lo que da de sí un sofá...).

¿Cómo puede lo universal expresar lo particular?

Algunos lectores de mi trabajo anterior titulado Atrapados en la particularidad inmediata, me dicen que no entienden mi afirmación de que lo universal expresa lo particular, cuando anteriormente he afirmado que el lenguaje solo puedo expresar lo universal.

Estoy en el salón de mi casa y le digo a mi amigo allí presente: ¿Te gusta mi sofá? Él mira el sofá y me responde: sí, me gusta. Yo percibo el sofá y mi amigo percibe el sofá. Ambos tenemos conocimiento del sofá de un modo particular. ¿Por qué tenemos un conocimiento particular del sofá? Porque es objeto de nuestra percepción visual. Pero aquí yo introduzco un matiz: Hablo de particularidad dada al conocimiento de forma inmediata. Puesto que podemos tener conocimientos de hechos particulares mediante fotografías, y en este caso hablo de tener conocimientos de hechos u objetos particulares de forma mediataPero ¿es absolutamente inmediata mi percepción visual del sofá y la de mi amigo? Pues no. Esa percepción está mediada por la categorización: desde que hablo, desde que empleo una categoría para nombrar un objeto, la percepción de ese objeto está mediada por la nominación. Pero el hecho de que el nombre medie la percepción no le resta a la percepción su esencia: darnos objetos que están presentes. La mediatez y la inmediatez están presentes en todo, según he aprendido de Hegel, y en la percepción también. Lo que sucede es que en la percepción la inmediatez es el lado dominante.

Sigamos. Yo estoy en mi casa y mi amigo en la suya. Hablo con él por teléfono y le digo: acabo de comprar un sofá muy bonito y cómodo, le hablo de su tamaño, de la calidad de su asiento y respaldo, de su color y de su precio. Yo le hablo a mi amigo de un hecho particular, pero a mi amigo solo le doy palabras y no imágenes. Como solo le doy palabras, solo expreso algo universal. Así que en principio parece que mi amigo solo tiene un conocimiento universal de mi sofá. Pero ¿su conocimiento del sofá es absolutamente universal? Pues no. Él tiene también un sofá y ha visto a lo largo de su vida muchos sofás. Podríamos afirmar que su cabeza está llena de muchos sofás particulares que están guardados en su memoria. Hay otra cosa: las palabras no desenvuelven su significado plenamente apoyadas solo en sus significantes, las palabras necesitan de quien las escuchas actos de representación que ponen los objetos o situaciones objetivas a las que apuntan las palabras. Pero las representaciones como las percepciones dan objetos existiendo en su particularidad. Del mismo modo que yo, partiendo de la percepción de mi sofá que me viene dado en su particularidad, le doy expresión mediante el lenguaje, que es el reino de lo universal; mi amigo responde a mi intención significativa mediante actos de representación, conectando de ese modo mi intención significativa con sus representaciones, entrando así en el reino de la particularidad.

Pero como hoy los dispositivos móviles nos permiten superar el reino de la universalidad del lenguaje, mi amigo me propone lo siguiente: mándame algunas fotografías del sofá. Yo le hago algunas fotografías y se las envío a mi amigo. Ahora mi amigo tiene una percepción visual de fotografías de mi sofá. Ha accedido a tener un conocimiento particular de mi sofá, pero de forma mediata, por medio de imágenes fotográficas. Por eso he hablado en el trabajo anterior de tener conocimientos mediatos sensibles de particularidades. Así que resuelto el asunto: aunque el lenguaje solo expresa lo universal, yo puedo por medio del lenguaje darle expresión a un hecho u objeto particular: mi sofá. Y quien me escucha al otro lado del teléfono puede representarse el sofá que he comprado, y de ese modo superar el reino universal en el que quedan atrapados los hechos y los objetos mediante el lenguaje. Y sí además le mando fotografías de mi sofá, la superación de esa universalidad queda alcanzada de modo totalmente satisfactorio.