O s’ha acabat el bròquil como dicen los catalanes. Claro que todavía queda mucho carbón y bastante brécol, pero ambas expresiones pueden traducirse al castizo "se acabó lo que se daba".
El feroz lobo ya asoma las gigantescas orejas tras un horizonte montañoso cada vez más próximo.
Antonio Turiel no puede ser más claro cuando en un párrafo de este artículo dice rotundamente que "las monsergas sobre descarbonización y emergencia climática son palabras vacías, porque aquí nunca importó el medio ambiente sino el negocio".
Prácticamente de manera simultánea con la crisis del gas que se ha desatado sobre todo en Europa, durante los últimos días hemos visto cómo se desarrollaba una crisis paralela, la del carbón, aunque ésta ha afectado sobre todo a China y a la India. En China, la escasez de carbón está provocando apagones en 20 provincias y está afectando ya a la capacidad manufacturera de la fábrica del mundo. En la India, se ha llegado a anunciar varias veces que quedaba carbón para pocos días, y ya se han producido apagones y restricciones parciales de acceso a la electricidad. Recordemos que son los dos países más poblados del mundo, con unos 2.800 de los 7.900 millones de habitantes del planeta, es decir, más de la tercera parte de toda la Humanidad.
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Pero la prueba más palpable de que los compromisos de Europa en la lucha contra el Cambio Climático no valen nada es la petición desesperada que Europa le hace a Rusia para que aumente sus exportaciones de carbón hacia el Viejo Continente. Petición que Rusia (segundo país del mundo por reservas totales de carbón) no podrá atender, porque ya está comprometido con sus voraces vecinos asiáticos. Sin embargo, que, en medio de una situación de crisis energética como la actual, Europa se vuelva sin miramientos hacia el consumo de carbón (en España, Endesa ha planteado reabrir la central térmica de As Pontes) demuestra que no importa, ni nunca ha importado, el Cambio Climático. Toda la monserga que estamos escuchando actualmente acerca de la necesaria descarbonización y las declaraciones institucionales de Emergencia Climática son solo palabras vacías cuando empiezan los problemas económicos. Toda la Transición Energética, a veces etiquetada de "Ecológica", no ha estado nunca dirigida a solventar la cuestión climática, sino la crisis energética desencadenada por el cenit del petróleo, acompañado por el cenit del gas y el cenit del carbón. Quizá muchas personas que de buena fe creen en el modelo de transición energética imposible que se pretende imponer, deberían abrir los ojos al hecho de que aquí nunca importó la defensa del medio ambiente, sino del negocio para unos pocos, aunque eso nos lleve a todos a un peligroso callejón sin salida como sociedad y como civilización.
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El gas y el carbón están en crisis, y ponen de rodillas a Europa y a Asia. Ya solo falta el petróleo para culminar la crisis energética definitiva, la que abocará a nuestra civilización a su colapso o a su transformación definitiva. Que pase una u otra cosa depende de todos nosotros. Ya no es momento de dudar, sino de actuar.
El capitalismo está clara y definitivamente muerto. Sólo queda elegir entre deshacernos de su pesado cadáver o dejar que nos arrastre al abismo, como en el post anterior, en este mismo blog, advirtió Fidel Castro.
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