lunes, 11 de octubre de 2021

Fidel hablaba, hace mucho tiempo...

Pronto hará treinta años desde que, el 12 de Junio de 1992, Fidel Castro pronunciara en Rio de Janeiro este trascendental discurso, durante aquella Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, más conocida como Cumbre de la Tierra.

Era un tiempo muy duro para su país. La liquidación de la Unión Soviética había dejado a Cuba sin ningún soporte exterior. Comenzaba el periodo especial. Sin duda, fue el primer país realmente soberano que se enfrentaba al futuro de escasez que ahora vemos todos mucho más cerca.

Lo que demostró este pequeño y asediado país es que se podía sobrevivir en condiciones límite. Podemos interpretar el caso cubano como la experiencia localizada de una situación que vemos acercarse a escala global.

Muchas buenas cosas se dejaron atrás, tanto en lo material como en la conducta de mucha gente. Pensemos en que, si Cuba contó de todos modos con la doble economía y el turismo, porque a fin de cuentas había fuera de ella todo un mundo, ahora fuera de ese mundo no podemos contar con nada.

Este fue el primer discurso en que un Jefe de Estado exponía claramente estas crudas verdades:

Sr. Presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello;

Sr. Secretario General de Naciones Unidas, Butros Ghali;

Excelencias:

Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.

Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo.

Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con solo el 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.

Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.

La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.

Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.

Cuando las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?

Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.

Gracias.

(Ovación)

Sigue el vídeo del discurso. En esta dirección dejo otro, ilustrado con dramáticas imágenes.

1 comentario:

  1. 30 años han pasado desde que Fidel lanzó esta tremenda advertencia, lamentablemente más vigente que nunca.

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