viernes, 8 de octubre de 2021

Atrapados en la particularidad inmediata

Una moza muy guasona, cuando los dos éramos adolescentes y un tanto 'mentalotes', me lanzaba un desafío intelectual, y con una desfachatez que no superaría el obispo Berkeley decía tajantemente: "¡tú no existes, solo existo yo: yo y la farsa!". Podía haberle devuelto la pelota y decirle que la inexistente era ella, pero entonces ¿para qué discutir con quien no existía?

Tampoco existía la sociedad para Margaret Thatcher ("¡no hay tal cosa: sólo individuos!"), tal decía, pese a estar al frente, con gran pericia práctica, de una de las mayores sociedades del planeta. Y el obispo de marras desayunaba cada día viandas que solo existían en su mente, además de asumir la contradicción de propagar sus ideas entre sus fantasmas interiores.

El criterio de la práctica es el mejor argumento contra el idealismo filosófico. La realidad exterior existe con independencia de quien la conoce. Sin necesidad de fundamentar su existencia en aquel argumento teológico que más o menos venía a decir: "aunque tú dejes de ver algo, sigue existiendo, porque lo contempla la vista omnipresente de Dios".

Pero si hay algo fuera de mí, ¿cómo conocerlo a través de unos sentidos que me engañan tantas veces, para los que es evidente que el Sol gira alrededor de la Tierra? ¿O por los testimonios, tantas veces falsos o simplemente errados, de esos otros humanos "supuestamente existentes", más hipotéticos que mi seguro Yo, el que "piensa, luego existe"? Dudas razonables, porque mi experiencia sensorial directa, la indirecta a través de imágenes y la información que me llega a través de otros pueden engañarme, y lo hacen frecuentemente.

Con esas pistas, a veces inseguras, y la convicción de que existe el mundo exterior, el conocimiento refleja siempre lo que viene de fuera. Utilizando informaciones contrastadas desde diferentes fuentes, la investigación construye la ciencia mediante la triangulación, que como la visión binocular, utiliza más de un punto de vista para situar los objetos.

Cualquier saber, aun el más vulgar, se levanta de la misma manera. En el lenguaje cristalizan los conceptos universales aplicables a objetos distintos. Los universales existen únicamente encarnados en lo particular, que en su infinita complejidad es inabarcable. Por eso mismo no hay más remedio que utilizarlos, porque sin ellos el concepto aplicable en cada caso concreto estará vacío.

Francisco Umpiérrez ha tratado en otras ocasiones de esta relación entre lo particular y lo universal. Ahora avisa del peligro de encerrarse en la experiencia inmediata de casos particulares experimentados por uno mismo, sin aprovechar lo que pueda llegarnos por otras vías.

El punto de vista de la vida, de la práctica, debe ser el punto de vista primero y fundamental de la teoría del conocimiento.” 




















Atrapados en la particularidad inmediata

Francisco Umpiérrez Sánchez

El ochenta por ciento del conocimiento que tenemos del mundo es mediato. A su vez este conocimiento mediato tiene dos dimensiones: conocimiento sensible y conocimiento teórico. Por medio de la televisión y de internet conocemos muchos acontecimientos particulares que ocurren en todo el mundo. Hablaremos aquí de conocimiento sensible mediato. Y por medio de libros teóricos tenemos conocimientos de hechos esenciales que también ocurren en el mundo. Aunque en la teoría nos topamos con los conceptos, estos deben ser considerados como la transformación de los hechos particulares en universales. No debemos considerar el concepto como la negación de lo sensible en el sentido de que lo dejamos atrás; en este caso tendríamos universales vacíos. Debemos considerar los conceptos como una fase evolutiva de las experiencias particulares y que encierran potencialmente toda su riqueza. Marx define los conceptos como elaboraciones de percepciones y representaciones, esto es, en lo universal en tanto concepto está contenido lo particular. Pero la dialéctica de lo particular y lo universal no queda ahí: con los conceptos organizamos y mejoramos la calidad y los rendimientos de las percepciones y de las representaciones. Recordemos que sin percepciones y representaciones el pensamiento carece de blanco al que apuntar, pero sin conceptos nuestro pensamiento es ciego o su luz alcanza a pocos objetos y con bajo nivel de certeza.

En muchos textos teóricos, valga como ejemplo La tiranía del mérito de Michael Sandel, tenemos conocimientos de muchos hechos particulares. Pero lo mismo nos sucede con los textos de Lenin y de Mao Zedong. Aunque sea cierto que el lenguaje solo expresa lo universal, por medio de lo universal puedo darle expresión a un hecho particular. Así por medio de los libros de teorías, sobre todo en el ámbito de la sociología, de la política y de la historia, tenemos muchos conocimientos de muchos hechos particulares. Por lo tanto, cuando en la teoría marxista hablamos de que en el conocimiento hay que partir de los hechos particulares, esto no debe entenderse en el sentido de hechos particulares personales.

Les pongo dos ejemplos más de conocimientos mediatos de hechos particulares. Primer ejemplo: Por medio de Pueblo en Línea he tenido conocimiento de la fabricación por parte de SeaCleaners de un velero híbrido gigante para reforzar la batalla contra la contaminación plástica en los océanos. Preparado para su lanzamiento en 2024 se prevé que podrá extraer entre 5.000 y 10.000 toneladas de plástico flotantes cada año. Segundo ejemplo: Por medio de El País he tenido conocimiento de que Twitter ha comprado Nuzzel, un agregador de noticias, y que Microsoft, Apple, Google, Facebook y Amazon realizaron 616 adquisiciones de pequeñas empresas en el periodo 2010 – 2019, hecho que demuestra la tendencia hacia al monopolio de los gigantes tecnológicos y pone de manifiesto la fantasía de que vivimos en un mercado libre.

A mis colaboradores les insisto una y otra vez que rehúyan de sus experiencias particulares, que no basen sus generalizaciones a partir de sus experiencias prácticas personales, puesto que eso los lleva al empobrecimiento espiritual. Sin duda que una experiencia particular muy bien organizada y en la que ponemos todas nuestras fuerzas y empeños es la condición primera para obtener conceptos, pero no es suficiente. Cuando Marx criticaba a Feuerbach por haberse aislado en la vida en el campo; por muchas personas que conociera y estableciera múltiples relaciones sociales, lo criticaba porque su vida espiritual se empobrecía debido a que vivía ajeno a los grandes cambios económicos, sociales y tecnológicos que se estaban produciendo en el mundo. De ahí que su concepción del ser humano fuera tan pobre y abstracta. Insisto: cuando hablamos de riquezas en las relaciones sociales, mucho más en un mundo globalizado, no podemos entender por ello las relaciones personales que mantenemos con nuestros círculos estrechos de amigos y conocidos, hablamos de las relaciones sociales en su sentido global, donde lo particular se debe entender en su sentido universal.

Hay más: el conocimiento que tengo de mis experiencias particulares personales ha sido mejorado en su rendimiento por los conceptos que he aprehendido de grandes y medianos pensadores. De manera que hasta mi conocimiento sensible inmediato está mediado por el conocimiento universal. Si no entendemos que el conocimiento de lo particular incluye el conocimiento particular de los muchos y en muchos lugares, permaneceremos atrapados en la particularidad inmediata, nuestro discurso se empobrecerá, y seremos muy propensos a los comportamientos sectarios.

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