domingo, 29 de diciembre de 2013

Una mirada superficial al mundo

Superficial, porque ve sólo la superficie. La de NUESTRO mundo.

¿Es nuestro? más bien somos suyos. También un perro creería que saca de paseo a su amo, y un terrateniente que ha heredado la hacienda que lo heredó a él.

Superficial, porque somos de esa superficie. Exterior, por supuesto, una vez rebanada con la navaja de Ockham la posibilidad imaginada de un mundo cóncavo. Sobre esa superficie YO defino mi horizontal y mi vertical, y HAGO SALIR el sol por donde me peta, y a ese punto lo llamo ESTE porque me da la gana.

Y no detengo al sol en su carrera porque no me llamo Juan Josué.

Superficial es la mirada. Porque un ojo (o dos, qué más da) solo ve superficies. Más grandes las más cercanas.

Antropocentrismo es esa figura, forma superior y algo más objetiva que otros centrismos: etnocentrismo, eurocentrismo, androcentrismo... Egocentrismos al fin y al cabo.

Por eso el norte está arriba en los mapas, y los australianos caminan cabeza abajo.





Algunos de ellos ellos prefieren verlo de otra forma:




"Nuestro Norte es el Sur", proclama la emisora latinoamericana de televisión TeleSur, aunque su mapa no llega a reivindicar este otro giro copernicano de algunos grupos anti-globalización:





Más objetivamente, este otro planisferio, aunque falsea las escalas a lo largo del meridiano, consigue con ello respetar las superficies reales de los países y devuelve su tamaño a un norte tan hipertrofiado como infatuado: 



Pero yo me quedo con este desarrollo de Buckminster Fuller, que apenas deforma las superficies y agrupa a todos los continentes, sin privilegiar ninguna orientación:







¡Agrupémonos todos...!

jueves, 26 de diciembre de 2013

S'ha acabat el bròquil, tu ja m'entens

Esta película, The end of Suburbia, fue hace casi una década una seria llamada de atención. Podemos pensar que ya no es necesaria.

Porque ahora la realidad nos ha traído al cabo de la calle. Aunque habitualmente hagamos lo de siempre, lo que sabemos hacer, como si no fuera con nosotros.

En parte es que no identificamos bien las causas de lo que está pasando, la realidad física que subyace en la crisis. Unos (neoliberales) quieren salir de esta profundizando en lo mismo que la provocó, y quieren combatir este capitalismo de casino con más desregulaciones y más casino. Otros (neokeynesianos) pretenden reformarlo conservando su esencia, con puras regulaciones del mismo sistema. Otros, en fin, queremos sustituirlo.

Pero casi todos, en definitiva, hablan de volver a la senda del crecimiento.

En parte ocurre porque el pánico y la desesperanza paralizan. Y no actuar, sea por miedo o por ignorancia, conduce al desastre lo mismo que actuar equivocadamente.

Cuando no se sabe lo que se hace, se hace lo que se sabe. 

Algo de eso me ocurrió aquel inquietante 23 de febrero de 1981. Recibí la noticia trabajando. Sólo se me ocurrió quedarme allí, seguir con la tarea, porque realmente no sabía qué hacer.

Tuve que recibir una llamada (y un rapapolvo) desde casa para reaccionar y buscar una solución de urgencia. Otra cosa era hallarla...

Avestruces.



El Fin de las Afueras (The End of Suburbia) 2004 v.o.s. from EnlaceSol on Vimeo.

Aunque hablen de crecer, sospecho que estos neoliberales, en sus conciliábulos, dicen otras cosas.

Saben perfectamente lo que pasa y planifican una salida, la de ellos, que conserve sus niveles de vida y sus vidas mismas a costa del resto. No buscan huir a otro planeta en ninguna imposible nave espacial. Su nave espacial es esta. Sólo quieren soltar lastre, bien instalados en ella. 

Para los demás, la solución no está en el crecimiento. Ni en la competitividad que desequilibra más aún la (in)ecuación. Ahora sólo caben igualdad, contención y reparto.

La felicidad, según Gabriel Celaya

Estaba, con la voz de su autor, en un maravilloso disco, ya descatalogado, titulado "Doce poetas en sus voces".

Si alguien encuentra en Internet esa grabación, por favor, que me lo haga saber.

Aquí está, muy bien recitado por otra voz.

Sed felices de la única forma posible.


Gabriel Celaya y Amparitxu Gastón





















MOMENTOS FELICES

(De "De claro en claro", 1956)

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,

y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
--el pitillo en los labios, el alma disponible--
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro --sé que todo es fiado--,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
"Estaba justamente pensando en ir a verte."
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

Lo que importa

Compañeros:

Estos días solemos ponernos tiernos como por obligación. Pero a veces captas algo más entre tantas aleluyas inconsistentes.

Como dice Manolo, nuestra vida y nuestra lucha tienen sentido, más allá de ninguna certeza en la victoria. Y no están sujetas a una coherencia absoluta, impoluta, imposible...

La coherencia posible nos la da el amor a los que sufren. Podéis llamarlo piedad, o indignación.

Hago mías las palabras de Manolo Monereo.

Por eso también, como Gabriel Celaya...

...Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.


Rebelión

Hermanos y hermanas:

No hay lucha sin afectos, no hay compromiso sin amor. Sigo en ello, a mi modo y forma.

El año que viene no será fácil para nuestra gente. Me siento parte de ellos y desde ellos, no siempre con coherencia, pretendo ver el mundo y actuar.
 
Los muertos, nuestros muertos, son nuestros testigos. Su vida y su sacrificio tendrá sentido si continuamos con firmeza su labor. Su memoria es nuestra vida y a ellos nos debemos.

Somos la continuidad de una lucha milenaria: cada día enlazamos con una cadena interminable de rebeldías, luchas, fracasos y muertes.

Siempre, desde que los humanos se dividieron en clases, una mujer y un hombre se levantaron contra la opresión y el expolio. Así será, hasta que construyamos la sociedad socialista que mire al comunismo.

El padre Tupac Amaru, Bartolina, Tupac Katari y Bartolomé de las Casas se unieron a las viejas historias de Espartaco, de Gerónimo y Jesús; todos los nuestros del movimiento socialista. Rosa, nuestra amiga de siempre y el judío Benjamin. Y tantos otros.

Mi recuerdo siempre a mis viejos maestros Manolo, Paco, Aníbal, Valdés, Julio...

No se si venceremos y si de nuevo lo que viene es la enésima derrota. Nuestra vida tiene sentido.

Un abrazo a todos.


Manolo

martes, 24 de diciembre de 2013

La confianza, el capitalismo y la ideología

Maciek Wisniewski, periodista polaco, publicó en La Jornada este artículo hace año y medio. Como el contenido no es coyuntural sigue siendo pertinente. Larga "coyuntura" esta, que se arrastra por más de cinco años y hunde sus raíces en décadas atrás.

Habla de condicionantes permanentes, ocultados por nuestra ceguera para recordar los tiempos largos, propia de este tiempo de ciclos cortos.

Confianza es fe compartida, como crédito es creer. Creer en la honestidad de la contraparte, en su buen juicio para proyectos razonablemente seguros, en la solidez de prendas o avales. Se confía en la "buena fe" del otro. O, alternativamente, en nuestra fuerza y capacidad para hacer cumplir el compromiso.

Son confianzas contradictorias y ambas falibles. Donde acaba la confianza triunfa la fuerza. Y siempre está presente la capacidad de engaño, para explotar la confianza ajena. 
 
Desde que hay comercio hay engaño. Debo sobrevalorar mi mercancía, que la otra parte tratará de infravalorar. Así se equilibra el mercado, en un proceso inestable que lleva a acumular en un polo la riqueza creada. Y a mayor riqueza, mayores medios para engañar. Con mi propia astucia o con la que pueda alquilar en el mercado de la propaganda. 
 
El capitalismo ha elevado la capacidad de engaño a altísimos niveles. Hemos llegado a un punto en que los más poderosos ya no consiguen engañarse unos a otros, como los mentirosos de Antonio Machado. Y empiezan a desconfiar hasta los ingenuos a los que explotan.

De ahí la llamada desesperada a la confianza, en esta religión de la confianza, en la que los triunfadores son los que no creen en ella.

El secreto de las religiones...

La confianza, el capitalismo y la ideología


1) Según sus apologetas, el capitalismo –desde los “padres fundadores” (Locke, Smith, etcétera) hasta hoy– es un sistema basado en la “confianza”. No obstante, este argumento funciona fuera del contexto de la economía moderna, guiada no por la vieja ética mercantil o inversión a largo plazo, sino por la ganancia cortoplacista, especulación, volatilidad de mercados, “casino banking  y transacciones engañosas. En el capitalismo tardío la confianza no es un valor premiado, ni caracteriza las relaciones de trabajo o de mercado. Es un concepto vacío –parte de la mitología capitalista– y una herramienta ideológica en tiempos de crisis. 

2) Para Ulrich Beck los fundamentos de nuestra sociedad son el riesgo y la incertidumbre (La sociedad del riesgo, 1992). Igual para Zygmunt Bauman: la confianza era propia de los tiempos del capitalismo “sólido”, no “líquido” (La modernidad líquida, 2000). ¿Cómo confiar en “runaway capital  o en “runaway factory? Promover los conceptos anacrónicos, separados de la realidad, crear confusión sobre las bases y conflictos reales en el capitalismo fue la operación ideológica del “fin de la historia”. No en vano su gurú –Francis Fukuyama– también era uno de los ideólogos de la confianza (Confianza: los valores sociales y la creación de la prosperidad, 1995).

3) Si bien la crisis demostró que la confianza no era el fundamento del sistema –los bancos en vez de fomentarla recurrían a estafas masivas, no existía “conocimiento pleno” que pudiera justificarla, etcétera–, según los ideólogos del capital el problema fue la “crisis de confianza”, y “se necesitaban recortes para restablecerla”. Así, la frenética búsqueda de algo inexistente se volvió una base real para la austeridad (eliminación de gastos sociales, elevación de la edad de jubilación, etcétera), que puso en riesgo la existencia de millones de personas.

4) Fue un predilecto leitmotiv de economistas y políticos: en 2009, a principios de la crisis, el primer ministro polaco Donald Tusk, en su discurso de toma de posesión, haciendo una suerte de exorcismos –y repeliendo los ataques de los “fondos buitres”–, dirigiéndose principalmente a los mercados, no a los ciudadanos, usó la palabra confianza 43 veces (¡sic!).

5) El dogma “es una crisis de confianza y hay que restablecerla” infectó también a la izquierda keynesiana: según Larry Elliot – que invocaba las ideas de Paul Ormerod y su libro Positive Linking, 2012 – la crisis estalló por la “pérdida de confianza” y para salir de él hacía falta “más optimismo” (The Guardian, 8/7/12). No era un problema de modo de acumulación, ni la caída de la tasa de ganancia, sino un “pesimismo irracional que destruyó todo”, una “sicologización” de la economía, que cubría los mecanismos estructurales. La misma receta que se escuchaba de los sicólogos de negocios que poblaban los medios: “¡Tomémonos de las manos, mirémonos con confianza en los ojos y permitamos que el capitalismo nos haga felices de nuevo!”. Uff...

6) Hay incluso algunos liberales conscientes de que la visión del capitalismo basado en confianza y ética weberiana es un espejismo. Dice Michael Walzer quehoy la peor forma de corrupción no proviene del ámbito político, sino económico, caracterizado por un mercado desregulado... (Philosophie Magazine, nº 26/2009). Basta ver una encuesta realizada entre los gerentes de Wall Street, según los cuales la deshonestidad es la base del éxito (por ejemplo, la práctica de “producir” los derivados, que consistía en mezclar los activos seguros con tóxicos) y los altos salarios incitan a prácticas ilegales (La Jornada , 11/6/12).

7) El capitalismo es un sistema quasi-religioso basado en una serie de creencias, también en la creencia en él mismo (“es el mejor sistema-fuente de prosperidad que existe”). Los mercados se basan incluso “en creencias sobre creencias de otras personas (Slavoj Zizek, First As Tragedy…, 2009). Pero a la vez es una religión basada en la negación de su decálogo (“Confiarás en…”, etcétera), y en que los que mejor prosperan, son los “herejes”.

8) Aunque los destacados keynesianos y premios Nobel critican el fetiche de la “confianza” y la austeridad como productos ideológicos –Stiglitz: “Los mercados y los economistas de derecha han entendido el problema al revés: creen que la austeridad produce confianza, y que la confianza produce crecimiento. Pero la austeridad socava el crecimiento, empeorando la situación...” (La crisis ideológica del capitalismo, en: Project Syndicate, 6/6/11); Krugman: “(…) el hada de la confianza no nos salvará de las consecuencias de nuestra locura” (El País, 28/3/11)– también acaban en la sicologización. Viéndolo todo como una “locura” e “irracionalidad”, fruto de nuestros “espíritus animales” (Keynes), fallan en identificar el verdadero origen de la crisis, de sus soluciones y objetivos: la caída de la tasa de ganancia y el ataque al mundo del trabajo para restablecerla (Michael Roberts, The Next Recession Blog, 12/9/12 y 20/11/13).

9) Dicha postura es llevada al extremo por otro keynesiano y otro premio Nobel (2013), Robert J. Shiller: representante de la “economía conductual” (“los acontecimientos en la economía se explican por las conductas irracionales de inversionistas y consumidores”), que a pesar de criticar la “confianza” (“su exceso ocasiona burbujas y crisis”, Polityka, 5/7/09), ve al mercado como una arena de puras emociones (Animal Spirits, 2009). Nada de la búsqueda de ganancia, explotación o papel de trabajo. A pesar de gozar de la fama de un crítico, es apologeta de mercado (“para los problemas de mercado, más mercado”) y su afán de “democratizar el capitalismo” lo pone al lado de sus ideólogos como Hernando de Soto (¡sic!).

10) Uno de los más patéticos intentos de restablecer la confianza –no tanto para hacer negocios, sino en el sistema mismo– fue El manifiesto capitalista (¡sic!), de Fareed Zakaria (Newsweek International, 12/6/09).El fantasma está recorriendo el mundo: el retorno del capitalismo…”, escribía su autor, asegurando que la causa de la crisis fue el “éxito del sistema” (Schumpeter), que éste saldrá reforzado y que la única falla estaba en el sector financiero, no en el resto de la economía (vieja práctica de separar el capitalismo “bueno” del “malo”, por la que Marx ya criticaba a Proudhon). Recordaba también que según el ya citado Shiller, para “hacer el mercado más estable se necesita incluso más derivados” (¡sic!). Y desde luego, más capitalismo. Y más ideología.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Lucrarse con el frío de los sin nada

El ya un tanto olvidado Chumy Chúmez lo dice bien claro: hay que darles las gracias por perdonarnos (un poco nada más) la vida.  Por eso, seguramente, la bárbara subida del precio de la energía será aflojada un poco (sólo un poco), y todos tan contentos.

La coincidencia en unas pocas (malas) manos de los poderes Político, Económico y Mediático produce el efecto perverso y difícil de contrarrestar de hacernos conformistas. Y participamos así de la lógica tan bien expresada por el expresidente chileno Sebastián Piñera: "¡Nada es gratis!": quien no pueda pagar nada, pues que no tenga nada.

Es tarea ciclópea luchar contra los tres poderes, que no son, como se cree ingenuamente, Ejecutivo, Legislativo y Judicial (Santísima Trinidad que no es sino un solo Poder Político Verdadero), sino los enunciados más arriba, otra Trinidad que tambien se podría resumir en un Superdiós, el Poder Financiero.

Trinidad de trinidades, y todo trinidad...


Insistir en estas cosas, tan sabidas como poco movilizadoras. desde la estéril escritura, puede ser machacar en hierro frío, más frío aún en el frío invierno. Frío como el frío de los pobres.

Pero como nos dice Santa Termodinámica, si el trabajo improductivo se transforma en calor,  ese calor puede todavía producir trabajo.

Calentemos la potente fragua que al hombre nuevo ha de forjar.


La Marea




El Partido Popular evitó la semana pasada que se aprobara una norma sobre la pobreza energética que evitara que a las familias en situación de extrema necesidad se les cortara la luz y el gas en invierno cuando no pudieran pagarla. Tras la tremenda inhumanidad evidente que desprende esta votación se esconde una motivación ideológica con mucho fondo: el capitalismo ha inculcado en la sociedad que puedes tener lo que puedes pagarte, también el alimento, la vivienda o la energía necesarias para subsistir. Las normas del mercado son incontestables, los sin nada pasarán frío; si quieren calor que lo paguen.

Ese es el mensaje prioritario que sustenta el ideario del Partido Popular con su negativa a paliar la pobreza energética, el individualismo capitalista que procura sustanciosos beneficiosos a los grandes empresas eléctricas y que es celebrado por muchos ciudadanos que asienten mientras sufren la lógica del mercado. Porque el capitalismo nos ha enseñado a pagar por nuestra necesidad, como explicaba Manuel Vicent.

“Los ciudadanos, con el complejo de naturaleza caída, agradecen cada día el hecho de seguir viviendo aunque sea pagando. Ya se les ha inoculado la convicción de que todo es cuestión de dinero. Para esto el capitalismo tiene una sabiduría diabólica: ha actuado como en los sermones de los frailes medievales. Primero te describen las penas del infierno con gran lujo de serpientes y calderas de aceite hirviendo, con los demonios pinchándote las posaderas con un tridente al rojo y cuando la parroquia bajo el púlpito llora las culpas desconsolada porque no encuentra salida, entonces el predicador se saca de la manga la promesa del cielo lleno de mazapán, de violines y de la vida a la bartola, todo si se abandona el pecado. Para el capitalismo el gran pecado mortal consiste en no pagar. Si la gente paga el capitalismo te llena el depósito de gasolina hasta ahogar el delco, te llena de cacharros, te llena de plusvalías, te construye pisitos con salón-estar-comedor, te atiborra la mesa de merluza y langostinos e incluso de cordero lechal. Y te regala energía sobrante para todo el mes. Pero hay que pagar rudamente sin hacer ascos. Es un detalle”
Por eso si no pagas porque no puedes, porque el capitalismo no brinda a la clase obrera la posibilidad de tener un trabajo -único patrimonio verdadero del obrero-, pasas frío y necesidad, porque en la ideología dominante quien pasa frío es porque no se ha esforzado lo suficiente, es su culpa. Si no puede pagar el precio del bienestar y el calor de su existencia se debe únicamente a tu responsabilidad.

“Lo que de verdad haría que me sintiera identificado, es un movimiento en pro del esfuerzo y del trabajo personal; un movimiento que crea que con sacrificio, con esfuerzo y con voluntad todas las cosas son posibles. Un movimiento que no reivindique únicamente derechos…Creo sinceramente que cada uno tenemos nuestra responsabilidad en esta crisis; los políticos, los empresarios, los trabajadores y sus representantes, los que nos hemos endeudado, los que han prestado sin medir los riesgos… Pero ya pasó el tiempo de buscar culpables”.
Esa sentencia forma parte de un artículo que Borja Prado, presidente de Endesa, escribió en el año 2011 en El País con motivo de las elecciones que auparían al Partido Popular con la mayoría absoluta. Borja Prado es el máximo responsable de una de las empresas que en plena situación de emergencia de muchas familias subieron la luz un 11% en la última subasta, anulada por la comisión de competencia. Prado preside una empresa privatizada por Jose María Aznar que se lucra con el frío de los sin nada. En el año 2012 las eléctricas cortaron la luz de 1.400.000 hogares en España mientras conseguían unos beneficios del 6,78%. Quizás por eso consiguieron los beneficios, que fueron el doble que los de sus homólogas europeas.

Todas estas medidas no serían posibles sin la connivencia y la colaboración de esos consejeros que han formado parte de los sucesivos gobiernos y se han plegado a las exigencias del lobby del que ahora forman parte. Políticos y empresarios que durante años han favorecido la lógica del mercado que permite dejar sin luz ni calor a todos aquellos que no pueden pagar para que ellos cada vez obtengan mayores beneficios. Lógica de mercado.

El lobby eléctrico: política, medios de comunicación y empresa.

Son conocidos los políticos de los grandes partidos que tras legislar durante años a favor de las grandes empresas eléctricas o incluso privatizarlas han acabado en sus consejos de administración: Felipe González, Jose María Aznar, Elena Salgado, Angel Acebes, Pedro Solbes y un sinfín de funcionarios públicos que han permitido la preeminencia de la cuenta de resultados de las empresas frente al interés general. Algunos casos y relaciones aparte de los ya conocidos son especialmente indicativos del funcionamiento del lobby eléctrico como uno de los principales baluartes del pensamiento hegemónico y la relación de poder entre política y economía con un fuerte componente ideológico. El hecho de que Felipe Gonzalez, ex presidente del gobierno del PSOE y Juan Rosell, presidente de la CEOE, compartan mesa en el consejo de Gas Natural permite hacerse una idea del pensamiento dominante que trasciende las urnas.

Uno de los casos de este hilo conductor ideológico es el de Miquel Roca y Junyent, Consejero de ENDESA y abogado de la Infanta Cristina en el caso Noos. Fue diputado por Convergencia Democrática de Cataluña, uno de los llamados padres de la constitución. Fue portavoz en el Congreso del Convergencia desde el año 1977 hasta el año 1995 de donde pasó a ser concejal del Ayuntamiento de Barcelona hasta el año 1999. En el año 1984 creó un partido, El Partido Reformista Democrático (con su propio himno) en el que fue elegido secretario general Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, de la que Miquel Roca también es consejero en la actualidad.

La creación de este nuevo partido de Miquel Roca y Florentino Pérez estaba provocado por el miedo que los grandes empresarios y el capital tenían a aquellos socialistas de los años 80, miedo completamente infundado como se demostró después.

Jose Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, fue grabado riéndose de la de la subida de la luz al ser preguntado por una periodista sobre la preocupación de la sociedad sobre este punto, el audio publicado en la Cadena Ser desapareció en las horas siguientes sin que existiese ningún tipo de explicación al respecto por parte de la cadena, simplemente desapareció. Las risas de Sánchez Galán por la preocupación de las familias españolas de que suba un 11% una factura de 80 euros de media es comprensible si nos atenemos al sueldo que el señor Galán consiguió en 2012, cuando entre primas, acciones y sueldo directo se embolsó 9,5 millones de euros, siendo el quinto empresario mejor pagado de España.

Los consejeros de las eléctricas no solo tienen el poder de la publicidad en los medios, en ocasiones son los medios. Borja Prado, presidente de Endesa es además consejero de Mediaset, la corporación mediática dueña de Telecinco y Cuatro, entre otros. Alejandro Echevarría Busquet, consejero de Endesa, es también editor del periódico El Correo perteneciente al Grupo Vocento, anteriormente fue presidente de Mediaset y de UTECA, asociación que engloba a todas las televisiones comerciales.

Integrar en un mismo núcleo de personas al poder político, el económico y el mediático permite crear un relato dominante que empapa la sociedad con el axioma capitalista de tener tan solo lo que pagas. El resto de parámetros de la ideología dominante son accesorios o al menos secundarios. Lo prioritario es inculcar que no es posible establecer la energía eléctrica como un bien de primera necesidad que permita subsistir a los trabajadores que, por circunstancias ajenas a ellos, no pueden permitírselo coyunturalmente. Tendrás luz si la pagas porque alguien debe pagarla. Enfrentarse a ese relato es una necesidad de la oposición política. Existen bienes de primera necesidad que deben estar fuera de ese axioma capitalista que unos pocos trasladan con su poder a una mayoría. No tendrás únicamente lo que puedas pagar, tendrás lo que precises para subsistir, puedas pagarlo o no. Ese es el relato a conquistar.

“Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general…Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general”. Artículo 128 de la Constitución Española.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Ecología o extractivismo?

Boaventura de Sousa Santos ha publicado con este título su undécima carta a las izquierdas. Hace muy poco incluí en este blog la decima carta, en la que planteaba el dilema entre democracia y capitalismo, como entes incompatibles. Ahora trata de la contradicción entre ecología y extractivismo, cada vez más evidente, pero igualmente cada vez más conflictiva.

Todo esto tiene que ver con el enfrentamiento entre actuar para el corto plazo, que nos inclina a responder con urgencia a las urgencias, o hacerlo para el largo plazo, que lleva a dar importancia a lo que realmente importa.

Si, pensando en las grandes cuestiones, desdeñamos los problemas del corto plazo, perderemos la confianza de los únicos protagonistas posibles de los necesarios cambios sociales. Lo urgente para ellos es resolver problemas inmediatos, aún a costa del futuro.

Si por el contrario olvidamos el futuro para resolver lo inmediato, en poco tiempo perderemos ambas cosas. En ese futuro mal definido acabaremos con la vida. Al menos con la vida verdaderamente humana.

Nadie tiene el hilo de Ariadna para conducirse en el proceloso día a día. En el camino hay que salvar la coyuntura, pero no se puede prescindir de las metas.

Muchos países encuentran ahora en sus riquezas naturales el instrumento que puede sacarlos del subdesarrollo. Las previsibles consecuencias vendrán luego, cuando su agotamiento los devuelva a la penuria de la que quieren salir.

Como el autor, creo que "sólo una conciencia y una acción ecológica robusta y anticapitalista pueden enfrentar con éxito la vorágine del capitalismo extractivista. Al “ecologismo de los ricos” hay que contraponer el “ecologismo de los pobres”. Se necesita poner en primer plano otros valores: reciprocidad, solidaridad y complementariedad, tanto en las relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y la naturaleza".


Entre Escila y Caribdis...

En la décima carta a las izquierdas afirmé que al inicio del tercer milenio las izquierdas se debaten entre dos desafíos principales: la relación entre democracia y capitalismo; y el crecimiento económico infinito (capitalista o socialista) como indicador básico de desarrollo y progreso. En este texto voy a centrarme en el segundo desafío.

Antes de la crisis financiera, Europa era la región del mundo donde los movimientos ambientalistas y ecologistas tenían más visibilidad política y donde la narrativa de la necesidad de complementar el pacto social con el pacto natural parecía gozar de una gran aceptación pública. Sorprendentemente o no, con el estallido de la crisis estos movimientos y esta narrativa desaparecieron de la escena política y las fuerzas políticas más directamente opuestas a la austeridad financiera reclaman crecimiento económico como única solución, y excepcionalmente hacen alguna declaración algo ceremonial sobre la responsabilidad ambiental y la sostenibilidad. De hecho, las inversiones públicas en energías renovables fueron las primeras sacrificadas por las políticas de ajuste estructural. Antes de la crisis el modelo de crecimiento en vigor era el principal blanco de crítica de los movimientos ambientalistas y ecologistas precisamente por insostenible y producir cambios climáticos que, según los datos la ONU, serían irreversibles a muy corto plazo, según algunos, a partir de 2015. Esta rápida desaparición de la narrativa ecológica muestra que el capitalismo no sólo tiene prioridad sobre la democracia, sino también sobre la ecología y el ambientalismo.

Hoy, sin embargo, resulta evidente que, en el umbral del siglo XXI, el desarrollo capitalista toca los límites de carga del planeta Tierra. En los últimos meses se han batido varios récords de peligro climático en Estados Unidos, la India, el Ártico, y los fenómenos climáticos extremos se repiten cada vez con mayor frecuencia y gravedad. Prueba de ello son las sequías, las inundaciones, la crisis alimentaria, la especulación con productos agrícolas, la escasez creciente de agua potable, el uso de terrenos agrícolas para agrocombustibles, la deforestación de bosques. Poco a poco se va constando que los factores de la crisis están cada vez más articulados y son, en última instancia, manifestaciones de la misma crisis, que por sus dimensiones se presenta como crisis civilizatoria. Todo está relacionado: la crisis alimentaria, la ambiental, la energética, la especulación financiera sobre las commodities y los recursos naturales, la apropiación y concentración de tierra, la expansión desordenada de la frontera agrícola, la voracidad de la explotación de los recursos naturales, la escasez de agua potable y su privatización, la violencia en el campo, la expulsión de poblaciones de sus tierras ancestrales para dar paso a grandes infraestructuras y megaproyectos, las enfermedades inducidas por la dramática degradación ambiental, con mayor incidencia de cáncer en determinadas zonas rurales, los organismos modificados genéticamente, el consumo de agrotóxicos, etc. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Rio+20, celebrada en junio de 2012, fue un fracaso rotundo debido a la complicidad mal disfrazada entre las élites del Norte global y las de los países emergentes para dar prioridad a los beneficios de sus empresas a costa del futuro de la humanidad.

La valoración internacional de los recursos financieros permitió en varios países de América Latina una negociación de nuevo tipo entre democracia y capitalismo. El fin (aparente) de la fatalidad del intercambio desigual (las materias primas siempre menos valoradas que los productos manufacturados) que encadenaba a los países de la periferia del sistema mundial al desarrollo dependiente permitió que las fuerzas progresistas, antes vistas como “enemigas del desarrollo”, se liberasen de este fardo histórico, transformando el boom en una ocasión única para llevar a cabo políticas sociales y de redistribución de la renta. Las oligarquías y, en algunos países, sectores avanzados de la burguesía industrial y financiera altamente internacionalizados, perdieron buena parte del poder político gubernamental, pero a cambio vieron aumentado su poder económico. Los países cambiaron sociológica y políticamente hasta el punto de que algunos analistas vieron el surgimiento de un nuevo régimen de acumulación, más nacionalista y estatista: el neodesarrollismo basado en el neoextractivismo.

Sea como sea, este neoextractivismo tiene como base la explotación intensiva de los recursos naturales y plantea, en consecuencia, el problema de los límites ecológicos (por no hablar de los límites sociales y políticos) de esta nueva (vieja) fase del capitalismo. Esto resulta más preocupante en cuanto que este modelo de “desarrollo” es flexible en la distribución social pero rígido en su estructura de acumulación. Las locomotoras de la minería, del petróleo, del gas natural, de la frontera agrícola son cada vez más potentes y todo lo que interfiera en su camino y complique el trayecto tiende a ser aniquilado como obstáculo al desarrollo. Su poder político crece más que su poder económico, la redistribución social de la renta les confiere una legitimidad política que el anterior modelo de desarrollo nunca tuvo, o sólo tuvo en condiciones de dictadura.

Dado su atractivo, estas locomotoras son magníficas para convertir las señales cada vez más perturbadoras de la inmensa deuda ecológica y social que crean en un coste inevitable del “progreso”. Por otro lado, privilegian una temporalidad afín a la de los gobiernos: el boom de los recursos no va a durar siempre, y eso hay que aprovecharlo al máximo en el menor espacio de tiempo. El brillo del corto plazo ofusca las sombras del largo plazo. Mientras que el boom configure un juego de suma positiva, cualquiera que se interponga en su camino es visto como ecologista infantil, campesino improductivo o indígena atrasado de los que a menudo se sospecha que se trata de “poblaciones fácilmente manipulables por Organizaciones No Gubernamentales no se sabe al servicio de quién”.

En estas condiciones, resulta difícil activar principios de precaución o lógicas a largo plazo. ¿Qué sucederá cuando termine el boom de los recursos? ¿Cuando sea evidente que la inversión en “recursos naturales” no fue debidamente compensada por la inversión en “recursos humanos”? ¿Cuando no haya dinero para generosas políticas compensatorias y el empobrecimiento súbito cree un resentimiento difícil de manejar en democracia? ¿Cuando los niveles de enfermedades ambientales sean inaceptables y sobrecarguen los sistemas públicos de salud hasta volverlos insostenibles? ¿Cuando la contaminación de las aguas, el empobrecimiento de las tierras y la destrucción de los bosques sean irreversibles? ¿Cuando las poblaciones indígenas, quilombolas y ribereñas expulsadas ​​de sus tierras cometan suicidios colectivos o deambulen por las periferias urbanas reclamando un derecho a la ciudad que siempre les será negado? La ideología económica y política dominante considera estas preguntas escenarios distópicos exagerados o irrelevantes, fruto del pensamiento crítico entrenado para pronosticar malos augurios. En suma, un pensamiento muy poco convincente y en absoluto atractivo para los grandes medios.

En este contexto, sólo es posible perturbar el automatismo político y económico de este modelo mediante la acción de movimientos sociales y organizaciones lo suficientemente valientes para dar a conocer el lado destructivo sistemáticamente ocultado de este modelo, dramatizar su negatividad y forzar la entrada de esta denuncia en la agenda política. La articulación entre los diferentes factores de la crisis deberá llevar urgentemente a la articulación entre los movimientos sociales que luchan contra ellos. Es un proceso lento en que la historia particular de cada movimiento todavía pesa más de lo que debería, aunque ya son visibles articulaciones entre luchas por los derechos humanos, la soberanía alimentaria, contra los agrotóxicos, los transgénicos, la impunidad de la violencia en el campo, la especulación financiera con los alimentos, luchas por la reforma agraria, los derechos de la naturaleza, los derechos ambientales, los derechos indígenas y quilombolas, el derecho a la ciudad, el derecho a la salud, luchas por la economía solidaria, la agroecología, la gravación de las transacciones financieras internacionales, la educación popular, la salud colectiva, la regulación de los mercados financieros, etc.

Al igual que ocurre con la democracia, sólo una conciencia y una acción ecológica robusta y anticapitalista pueden enfrentar con éxito la vorágine del capitalismo extractivista. Al “ecologismo de los ricos” hay que contraponer el “ecologismo de los pobres”, basado en una economía política no dominada por el fetichismo del crecimiento infinito y del consumismo individualista, sino en las ideas de reciprocidad, solidaridad y complementariedad, vigentes tanto en las relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y la naturaleza.

Paradojas



En un artículo de Aporrea firmado por Sergio Pascual Peña y titulado Hay chavismo para rato leo un párrafo que me da que pensar. Porque, pese a la confiada afirmación del título, apunta a riesgos involutivos. Y pienso que las expectativas de un proceso revolucionario pueden verse frenadas por el desarrollo del mismo proceso. 

Con escasa piedad, pues su culpa es relativa, se llama "piojos resucitados" a las personas que, encumbradas por mérito propio, aunque casi siempre más bien por las circunstancias, se olvidan de su procedencia y de su clase, pero conservan los rasgos menos positivos de su origen humilde. 

Así se refería mi padre a algunos convecinos "venidos a más". En las juntas de vuestra comunidad de vecinos "de clase media" podréis detectarlos sin mucho esfuerzo. Conservan las peores mañas de su particular ascenso social.

Y  este es el párrafo:
No obstante lo dicho, el chavismo retrocede ligeramente en los mayores entornos urbanos, perdiendo Barquisimeto y Valencia (la tercera y cuarta ciudades del país). Se confirma por tanto la tendencia a que amplios sectores de las clases populares reenclasadas por el propio chavismo y autoidentificadas ahora como clase media, si bien están satisfechos del legado de Chávez, no ven colmadas sus expectativas de desarrollo personal en términos de consumo, realización laboral, poder adquisitivo y calidad de los servicios, lo que los aleja del mismo proceso que los sacó de la pobreza -a ellos o a sus padres- y que sería visto por ellos como un proyecto para las clases populares a las que ya no se sentirían pertenecientes.
Este es un peligro presente en los procesos revolucionarios, porque su aceleración no se acompaña de un cambio parejo en las conciencias: la educación es un proceso mucho más lento que los cambios materiales.

Pablo de Tarso, hombre de fe y prodigiosas conversiones, ya habló de "despojarse del hombre viejo, revestirse del hombre nuevo". El proceso doloroso de arrancarse la piel lo obró en él la milagrosa intervención divina.

En todos los movimientos, religiosos o laicos, que han pretendido regenerar la "naturaleza humana" ha habido una constante aspiración a "forjar al hombre nuevo", como lo expresa la letra de La Internacional. Como la realidad es compleja y contradictoria, dentro de los mismos movimientos aparecen inercias, corrientes de Foucault, que se oponen al movimiento con tanta más fuerza cuanto más rápido sea.

En otra entrada de este blog, parte de una larga serie por ahora inconclusa, quise expresarlo así:
Vemos así que la reversibilidad depende del tiempo. El reposo equivale al equilibrio. Los procesos muy lentos tienden a ser aproximadamente reversibles, porque en cada instante hay una situación de cuasi equilibrio. Y hay desequilibrio creciente al aumentar la velocidad de los cambios.
Puede parecer una invitación a la inactividad, o al conformismo paciente, o a un fabianismo socialdemócrata. Pero no lo es.

Sería tanto como una defensa de lo inerte frente a lo dinámico. Pero no debemos ignorar que lo dinámico es irreversible y reversible a la vez. Precisamente los cambios que necesitamos son urgentes y no hay mucho tiempo para cambiar el sentido de la historia.

Las revoluciones se producen ante situaciones previas desequilibradas e intolerables. Eso las hace turbulentas, y generan reacciones también turbulentas. En sentido termodinámico son transformaciones irreversibles, como todas las transformaciones.

Por eso mismo, en sentido político son reversibles, porque como estados caóticos pueden evolucionar de modo imposible de predecir.

Cuando una causa de las posiciones reaccionarias es el diferente ritmo de los cambios sociales y las mentes, es más necesaria que nunca la formación, la educación en su sentido más amplio, el conocimiento de la realidad, que es el que puede engendrar conductas verdaderamente racionales, que al estrecho interés inmediato y particular opongan uno.mucho más real, a medio y largo plazo, y menos particular, más colectivo.

Un proyecto colectivo, coherente y a largo plazo.

De ahí la insistencia de Fidel Castro en dar la batalla de las ideas.

Muchos, al otro lado, ya lo están haciendo.


El Pensador Empedernido