domingo, 29 de diciembre de 2013

Una mirada superficial al mundo

Superficial, porque ve sólo la superficie. La de NUESTRO mundo.

¿Es nuestro? más bien somos suyos. También un perro creería que saca de paseo a su amo, y un terrateniente que ha heredado la hacienda que lo heredó a él.

Superficial, porque somos de esa superficie. Exterior, por supuesto, una vez rebanada con la navaja de Ockham la posibilidad imaginada de un mundo cóncavo. Sobre esa superficie YO defino mi horizontal y mi vertical, y HAGO SALIR el sol por donde me peta, y a ese punto lo llamo ESTE porque me da la gana.

Y no detengo al sol en su carrera porque no me llamo Juan Josué.

Superficial es la mirada. Porque un ojo (o dos, qué más da) solo ve superficies. Más grandes las más cercanas.

Antropocentrismo es esa figura, forma superior y algo más objetiva que otros centrismos: etnocentrismo, eurocentrismo, androcentrismo... Egocentrismos al fin y al cabo.

Por eso el norte está arriba en los mapas, y los australianos caminan cabeza abajo.





Algunos de ellos ellos prefieren verlo de otra forma:




"Nuestro Norte es el Sur", proclama la emisora latinoamericana de televisión TeleSur, aunque su mapa no llega a reivindicar este otro giro copernicano de algunos grupos anti-globalización:





Más objetivamente, este otro planisferio, aunque falsea las escalas a lo largo del meridiano, consigue con ello respetar las superficies reales de los países y devuelve su tamaño a un norte tan hipertrofiado como infatuado: 



Pero yo me quedo con este desarrollo de Buckminster Fuller, que apenas deforma las superficies y agrupa a todos los continentes, sin privilegiar ninguna orientación:







¡Agrupémonos todos...!

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