domingo, 31 de octubre de 2021

Una cama elástica en el salón

La cama elástica es un bonito ejercicio, pero no se te ocurra instalarla bajo techo, salvo que el techo sea muy, muy alto.

Esta pandemia ha causado un parón económico a escala mundial. El consumo global bajó y se resintió "la economía". Ahora que se recupera con fuerza la actividad hay graves desajustes. Faltan microchips, lo que paraliza a muchas industrias. Sube el precio de la energía y eso repercute en el precio de todo: para todo hace falta. La inflación está servida, porque podrá ponerse en circulación más dinero, pero comprará menos bienes.

La inmediata es decir que el exceso de demanda tiene la culpa. Es un modo de presentar la situación que lanza un mensaje a la gente: "conformaos con menos, porque no hay para todos" (aunque haya, y mucho, para algunos).

Pero no habría exceso de demanda si hubiera oferta suficiente, y ahí radica el problema. ¡Qué más quisiera el capital que aumentar indefinidamente la demanda si pudiera aumentar igualmente la oferta, y con ella la escala de sus beneficios!

De manera que cuando se inicia la recuperación económica nos encontramos con que la oferta de muchos bienes no puede subir, porque faltan energía y materias primas imprescindibles en muchos sectores productivos.

Los cuellos de botella aparecen por doquier. Faltan profesionales en el transporte, faltan contenedores de mercancías. O se agolpan en los puertos de llegada. O en los de salida, porque también faltan barcos.

Las crisis de este tipo han sido consustanciales al desarrollo capitalista desde sus orígenes. Siempre se ha recuperado dando un salto hacia arriba. "Citius, altius, fortius", como en la parábola olímpica. Ahora es cuando ya no hay duda de que los próximos saltos chocarán con un techo cada vez más bajo

Sabemos, sabíamos desde hace mucho tiempo, que el crecimiento sin fin llegaría a sus límites. Lo que no teníamos claro era cuándo ocurriría.

Me temo que la solución que cocinan en el G20 se parece a la del cura Malthus. Que se vayan muriendo "por abajo", que yo estoy "más arriba" (¿hasta cuándo?, depende de quien sea "yo").

Mientras tanto, la población está anestesiada. Como nadie sabe muy bien encarar la situación, preferimos huir del problema cambiando de tema. El mundo del espectáculo ofrece una falsa salida, la diversión. En las epidemias medievales, mientras unos hacían rogativas, en otros cundía el desenfreno: "mi libertad ante todo".

Este decálogo publicado en The Oil Crash es un buen recordatorio del problema. Tengamos presente que para resolver un problema lo primero es entender correctamente el enunciado. Dejo aquí escuetamente las diez tesis, que razona en detalle la página de Turiel.

Me preocupa lo sugerido en la última: quienes logren superar la situación probablemente habrán perdido la memoria, porque no habiendo un camino de vuelta al mundo anterior, nuestra civilización será un pulso energético en el pasado que quizás ni figure en los registros de la historia.


¿Quo vadis homo sapiens?

Voy a intentar presentar lo que percibo y no se ve fácilmente. Trata sobre la reciente trayectoria de nuestro mundo. En esta breve reflexión quiero cuestionar... ¿Qué deberíamos hacer para continuar nuestra existencia con lo que debería llamarse “actuar correctamente”? Tengo aún la suerte de poder acceder a foros como en el que ahora escribo y tomando provecho de ello, os envío un decálogo para la reflexión.

Probablemente estemos en el momento de la historia de la humanidad que deberíamos llamar su cénit aunque no lo percibamos, ya que “los árboles no nos dejan ver el bosque” y esperamos y exigimos la “continuidad de la súper abundancia”. Sólo el recuento de los seres humanos que poblamos el planeta, nos muestra que hemos sobrepasado superlativamente todos los registros históricos de población, además con crecimientos que siguen patrones exponenciales y en tiempos ultra cortos, somos víctimas de nuestro éxito. No obstante, tímidamente, estamos perdiendo el recato a lo políticamente correcto y empezamos abiertamente a plantearnos que hay una superpoblación (humana). Además, lo que antes era deseable por todos los países y comunidades, es decir, el crecimiento demográfico de los pueblos, ahora se torna como un gravísimo problema que no sabemos reconducir sin beneficio para unos y perjuicio para otros. Esto se debe a que los bienes básicos que hasta ahora nos permiten nuestra forma de vida empiezan a no estar disponibles para todos. Estos bienes básicos son todos proporcionados por la puesta en juego de inmensas y continuas cantidades de energía de origen fósil: carbón, petróleo y gas natural, cuyos suministros no podemos ya incrementar. Además el balance neto de la energía disponible que nos resulta útil (TRE) a los humanos decrece sin cesar.

Para poder lidiar este problema deberíamos primero conocerlo y además tenemos que verlo con perspectiva y ser conscientes de que en conocer el problema, estará la solución.

El decálogo de premisas que observo que generan la situación son:

  1. Es un problema, por alcanzar límites físicos, de escasez.
  2. Aunque los poderes económicos pretenden conducirlo, está fuera de su control.
  3. Al ser una situación histórica sin precedentes, no existen soluciones probadas.
  4. La falta de información y la dificultad de anticipación, por ser un sistema dinámico extremadamente complejo.
  5. La emocionalidad extrema y falta de objetivos reales por las limitaciones propias de los humanos, producen respuestas parciales y erráticas.
  6. La pérdida de cultura popular y capacidad de supervivencia autónoma.
  7. El acopio brutal de riqueza de unos grupos minoritarios.
  8. La presencia de un guion elitista trazado como una hoja de ruta improvisada y alegal.
  9. La fragilidad y vulnerabilidad extrema del sistema en el momento actual.
  10. El desconocimiento de la población de la transcendencia de la situación actual.

Evidentemente existen claras interrelaciones que se realimentan entre ellas, pero cada una es un clavo del ataúd del proceso de caída del sistema actual.

(...)

Por desgracia creo que con el estado actual de anestesia y pérdida de percepción de la realidad, fruto de la desconexión del mundo real, de la existencia de Fé en los milagros tecnológicos y del autoengaño, en complicidad con la manipulación masiva por los medios de propaganda del sistema, harán que caminemos hacia el colapso en la más absoluta ignorancia de dónde nos dirigimos y por qué. Además el camino de vuelta a nuestro mundo anterior probablemente no existirá. Nuestra civilización será un pulso energético en el pasado que quizás ni figure en los registros de la historia.

A este decálogo, por su propio contenido, es difícil buscarle soluciones tal y como desearíamos. El problema es que aparecen tres partes en discordia: una los que gobiernan, otros los gobernados y otra nuestro hábitat, el planeta Tierra, con sus recursos finitos. Todas las salidas tienen la fácil tentación de pasar por ser contrarias al principio jurídico de que: “No se puede obtener beneficio de unos, en perjuicio de otros”. ¿Cómo conciliar los intereses de todos?

La justicia y la ley, por desgracia, no siempre son la misma cosa. La justicia está en nuestra percepción innata de todos los seres del bien y del mal, y lo que supone percibir que alguien te produce ‘perjuicio injusto’ plantea una respuesta de legítima defensa, y en las disputas, el mejor aliado es la razón. Decía en un párrafo anterior que no existían precedentes históricos de una situación como ésta, pero si han existido multitud de luchas críticas en las que al final se enfrentan “el bien y el mal”, en todas las literaturas mundiales, reales y ficticias, a través de la historia, en todas las culturas y en todas las religiones aparecen estas dos fuerzas, desde la Biblia a la “Guerra de las galaxias” aparecen los malvados todopoderosos y los buenos, armados con las fuerzas del bien, la razón y la justicia. Por suerte y aunque no sin pagar un caro tributo, el bien, suele prevalecer ante el mal, y no es eso lo que todos deseamos…

Es por lo anterior que creo que todavía estamos a tiempo de luchar por amortiguar las restricciones que podrán producirse en este ‘cambio de era’ que viene y si es así cada uno tiene que asumir la responsabilidad de su acción, correcta o incorrecta, o de su inacción, ya que en este mundo reaccionario todo tendrá consecuencias.

¿Quo vadis homo sapiens?

Rafael Iñiguez Sánchez

Octubre 2021.

1 comentario:

  1. Los cuellos de botella se trasladan en círculo vicioso de un punto a otro de la cadena. Y es interesante observar con detalle la encarnizada lucha mafiosa entablada por las corporaciones en dichos estrangulamientos. Cuanto más complicada la tubería, más probable la obstrucción del desagüe. No estamos en 'un' punto crítico, estamos en EL punto crítico.

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