El "efecto llamada" que se produce al acoger inmigrantes es el mantra con que nos zapatean continuamente las derechas fascista y parafascista, haciéndonos ver que somos unos privilegiados. En realidad no se oponen a la inmigración, sino a regularizarla, porque inmigrantes sin derechos abaratan el coste de la fuerza de trabajo y compiten con los trabajadores locales. Al tiempo que rebajan los salarios, las leyes de extranjería dividen a la clase obrera.
Tener a alguien por debajo produce la sensación gratificante de estar arriba. Tan es así, que, según algunos estudios, casi la mitad de la población cree pertenecer al decil más rico. Percepción que los privilegiados se esfuerzan por mantener.
No hay mayor "efecto llamada" que la existencia de una abrupta pirámide social. Nos llama a todos a concentrar los esfuerzos en trepar por esa bien aceitada cucaña, en lugar de luchar por cambiar las situaciones injustas, sin considerar lo ilusorio de ese ascenso para la inmensa mayoría.
Este breve texto de Antonio Orihuela de 2013 aparece en el blog arrezafe, que lo toma de El lenguaje secuestrado.
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Por desconcertante que parezca, un estudio de J. S. Hacker y P. Pierson que lleva por nombre Winner Take all Politics: Public Policy, Political Organization, and the Precipitous Rise of Top Incomes in the Unites States, ha demostrado que el aumento de la desigualdad social y la concentración cada vez más abusiva de la riqueza en pocas manos en las democracias capitalistas, lejos de concentrar al electorado sobre las opciones de voto que defienden la redistribución de la renta y una mayor justicia social lo hace justamente sobre los partidos que están llevando a cabo este programa político antisocial que reclama del ciudadano medio grandes sacrificios personales, altas cotas de sufrimiento social y la desviación de fondos públicos hacia el sector privado. Una de las patas de este misterio hay que buscarla, sin duda, en el sentido que adquiere la propiedad individual pues, en tanto es enemiga de la igualdad y la justicia, hace que los que tengan algo, por poco sea, se sientan inmediatamente solidarios con los que tienen mucho o casi todo, en vez de con los que no tienen nada.
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