viernes, 29 de abril de 2022

Papel mojado

Un artículo de Pepe Escobar en el Observatorio de la crisis da una pista sobre la futilidad de las políticas monetaristas para "estimular la economía". Si el dinero en manos de quien puede gastarlo o invertir no encuentra contrapartidas reales en bienes a su disposición, las limitaciones de la oferta dispararán los precios. Habrá más dinero, pero para comprar lo mismo. Será inevitable la inflación.























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El Santo Grial en las discusiones sobre un mundo multipolar siempre ha sido «el cómo eludir la hegemonía del dólar» (desde la primera década del 2000 en las cumbres BRICS con PutinHu Jintao y Lula). Ahora tenemos a todo el Sur Global, que aparece con la despabilada sonrisa del gato de Cheshire: un rublo dorado, o un rublo y otras monedas respaldadas por exportaciones de petróleo, gas, minerales y materias primas.

El Banco Central Ruso, a diferencia de la FED, no practica la “flexibilización cuantitativa” y no exportará inflación tóxica al resto del planeta.

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REUTERS













¿Y qué es la flexibilización cuantitativa? pues una herramienta de política monetaria utilizada por algunos bancos centrales para aumentar la oferta de dinero. Es un programa de estímulo económico consistente en dotar al sistema de liquidez, aumentando la cantidad de dinero en circulación en el mercado. Para ello, el Banco Central compra obligaciones, por lo general bonos, para que empresas, bancos e instituciones dispongan de dinero con el que impulsar la economía.

Los bonos son valores de deuda utilizados tanto por entidades privadas como por los gobiernos. El bono es una forma de materializar los títulos de deuda, de renta fija o variable. Pueden ser emitidos por una institución pública o privada, estatal o supranacional, y  suelen ser negociados en un mercado o bolsa de valores. El emisor se compromete a devolver el capital principal junto con los intereses.

En cualquier caso, este aumento de liquidez se basa en la esperanza de un futuro con más riqueza que el presente. Recordaremos que el dinero es deuda: no es más que una promesa de pago en bienes tangibles. No hace tanto, los billetes de banco que algunos llegamos a conocer lucían la leyenda "El Banco de España pagará al portador...", promesa de pago, ya entonces falsa, que "garantizaba" hacerlo con bienes de valor estabilizado, como el oro y la plata.

¿Y qué ocurre cuando el "estímulo económico" no es capaz de aumentar la producción, porque se carece de algún elemento esencial? A esto contesta la Ley del Mínimo:

La Ley del Mínimo de Liebig, a menudo llamada simplemente Ley de Liebig o Ley del Mínimo, es un principio desarrollado en la ciencia agrícola por Carl Sprengel (1828) y más tarde popularizado por Justus von Liebig. Afirma que el crecimiento no es controlado por el monto total de los recursos disponibles, sino por el recurso más escaso. De esto se deduce que hasta el elemento más insignificante para la vida es en realidad imprescindible para ésta.

La escasez de un solo elemento clave paraliza toda la producción: es un factor limitante:

Un factor limitante, también conocido como Límite de Tolerancia, es un recurso, variable, elemento o condición de un sistema que por su carácter escaso respecto al resto de factores determina y limita el desarrollo y evolución de un proceso determinado.

Cuando se desvinculó el dinero de la existencia real de elementos valiosos, sustituyéndolo por la "esperanza de pago", se dio el primer paso hacia una economía imaginaria, pero cuando su emisión no estuvo limitada por el respaldo del oro, y se estableció el dólar como moneda de referencia, sin ninguna garantía de respaldo en bienes tangibles, se dio paso a lo insostenible. Solo podrán escapar, y no por mucho tiempo, las monedas respaldadas por exportaciones de petróleo, gas, minerales y materias primas.

1 comentario:

  1. Se imprime dinero y se da a los bancos para que estos, a su vez, concedan préstamos a la empresa, es decir a la producción. Pero ese capital no se destina a la producción, sino a la especulación. Crece el "dinero demanda", pero mengua la "oferta productiva". El dinero especulativo y financiero busca entonces nuevos mercados y, en ocasiones, las sumas son tan astronómicas y la presión tan grande que desembocan en conflictos que a su vez pueden desembocar en guerras.

    Todo el sistema bancario londinense funciona a la perfección. Lo malo es que actúa según sus propias y sofisticadas leyes y en su propio y exclusivo beneficio. Un mundo inextricable (para los "no iniciados") que compra e incorpora a su estructura a quienes deberían supervisarlo y controlarlo. El Estado está en sus manos.

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