Antonio Turiel vuelve a la carga con un artículo en que expone las estrategias probables de los distintos países productores y consumidores de energía. Los grandes consumidores intentarán colonizar a su conveniencia a los productores. En nuestro caso:
España tiene claramente un exceso de capacidad eléctrica instalada: España tiene el potencial de producir más electricidad de la que puede consumir, y eso aún teniendo en cuenta el factor de planta de los diferentes sistemas. Efectivamente, con 70 o a lo sumo 80 GW de potencial eléctrica instalada España podría cubrir perfectamente sus necesidades de electricidad actuales. Peor aún: el consumo eléctrico de España está en decadencia desde la crisis de 2007, así que el exceso de capacidad productiva se agrava con los años.
Colonialismo vs nacionalismo energéticos
Estados Unidos, que fue el único país que evitó que el mundo llegara al peak oil en 2015. Estados Unidos, que era quien tenia que evitar los peores escenarios del declive petrolífero de aquí a 2025 multiplicando por tres su sector del fracking. Ese mismo Estados Unidos está viendo cómo su sector petrolero se va al garete. Y con él, el de todo el mundo.
Es por eso que Antonio Brufau, presidente de la petrolera española REPSOL, dice ahora que "el capitalismo ya no funciona". Y es que en los próximos años, para evitar los peores escenarios, será necesario que los Estados actúen. Y que lo hagan de manera muy decidida. No basta con los mecanismo de mercado: hace falta que las administraciones tomen cartas en el asunto para evitar una caída estrepitosa de la producción de petróleo y con ella una verdadera catástrofe económica y social.
(...)
Así pues, lo más probable es que todos los Estados intervengan directamente, de una u otra manera, en las industrias relacionadas con el petróleo, desde la extracción (en el caso de tener yacimientos) hasta el refinado y la distribución; en los casos más extremos, habrá nacionalizaciones de aquellas instalaciones que nadie quiera asumir. Otra medida que probablemente se implementará en todo el mundo es alguna suerte de racionamiento, diferente según los países. El racionamiento es necesario para los países exportadores, para garantizar que tienen más petróleo para exportar; y es necesario en los países importadores, para hacer frente a la escasez. Cómo se articula el racionamiento según los diferentes contexto es algo muy complejo, y me temo que en muchos casos los Gobiernos darán palos de ciego, dado lo excepcional e "inesperado" de la situación, de manera semejante a los errores que se han dado en la gestión de la crisis de la CoVid-19.
Una política de racionamiento, aparte de que siempre produce efectos indeseados como el mercado negro, es un auténtico veneno para la actividad económica. Las políticas económicas expansivas no son compatibles con un acceso limitado y restringido a la energía: con racionamiento no hay crecimiento. Pero la fe en la religión del crecimiento es demasiado fuerte entre nuestros líderes y por tanto el crecimiento no es cuestionable. Así que, acorralados por una realidad que en pocos años nos va a abocar al descenso energético, algunos gobiernos occidentales están buscando alternativas, maneras de conseguir acaparar suficiente energía para garantizar su crecimiento.
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