domingo, 1 de noviembre de 2020

La guerra de trincheras

Aunque la Segunda Guerra Mundial pudo ser aún más atroz, la inútil guerra de trincheras de la Primera, con su terrible balance de muertes en el fango, nos ha dejado las imágenes más tristes. La parálisis de aquella contienda, durante meses y años, carece por completo de la mística feroz de los avances y retrocesos de la guerra móvil.

Sangre y barro. Una generación sacrificada en el altar de los sueños imperiales.

Desde aquellos coetáneos versos de acero traigo este soneto. La tragedia apenas comenzaba.




BENEDICTO XV

Nunca igual ocasión tuvo en el Mundo
de hacer alarde de cristiano celo
quien simboliza la piedad del cielo,
cual la de este conflicto furibundo.

Y es el hombre tan terco e iracundo
que prefiere sufrir infausto duelo
y arrastrar la conciencia por el suelo
a enfrenar sus rencores un segundo...

¡Sursum corda!.. exclama el Gran Vicario
con amor, que no llega a las esferas
donde se lucha sin tomar respiro

y acecha cada cual a su adversario,
por si alza el pecho a ras de las trincheras
para partirle el corazón de un tiro!

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