No cantaba mal. Más bien muy bien. Pero es mejor oírlo que verlo, porque es casi imposible tomarlo en serio con esa cara de guasa y ese cuerpecito gentil. Otros cantaores ponen cara de sufrimiento, seria, hasta fúnebre. Chiquito tiene la cara que tiene, así que la fama le llegó cuando se resignó a ser él mismo.
Una de las entrevistas más fáciles para El Loco de la Colina. El gran especialista en duelos de silencio apenas tiene aquí que intervenir.
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