sábado, 26 de agosto de 2017

Futborragia

Desde la terraza del bar playero veo pasar a los veraneantes. A mis espaldas una gran pantalla de alta definición muestra su gran superficie verde por la que se mueven unas figurillas que hipnotizan a los viandantes. Ante mí el desfile ocioso de humanidad variopinta, en atuendo claramente guiri, aunque en su mayoría son del país.

Pasa un padre con unos niños de unos siete años. Camisetas del Barça, creo que Messi y Neymar, el apóstata. Se detienen todos un instante ante la pantalla verde. Con gran sabiduría comentan la jugada (los niños, no el padre).

Todos los días, y a casi todas horas, y en casi todos los bares, la misma pantalla verde. Me vienen a la memoria estos versos de Javier Krahe:

"Pero es fantástico, martes y miércoles,
jueves y sábados, lunes y vísperas,
dan espectáculo con el esférico,
y allí, al unísono, arman escándalo
y es como un bálsamo para sus ánimas.
En las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono."  

La mente de estos alevines (¿de genios del balón? ¿de simples mortales?) se está formando en una cultura de barbería.

En la barbería en que me cortan el pelo casi todos los trimestres no se habla de política, ni de ningún tema conflictivo. Inteligentemente, estos profesionales de la tijera sólo hablan de fútbol, lo que desata unas pasiones de cartón piedra, sea a nivel local, autonómico, estatal, o más allá (Pontevedra-Arousa, Celta-Dépor, Madrid- Barça...)

Hay diferentes niveles en esta dialéctica cultural, desde las lesiones a las jugadas, los árbitros, los entrenadores, los comentaristas deportivos... Los peluqueros discuten acaloradamente, a veces parece que casi en serio. No es fútbol, es metafútbol.

Los parroquianos también se encienden, pero es una pasión fundamentalmente escenográfica, una representación que no compromete, una diversión, en el sentido más militar del término. La prueba de que los límites establecidos funcionan es que en la faena nunca se corta la oreja.

      

Antípodas

En las antípodas todo es idéntico,
tienen teléfonos, tienen semáforos
con automóviles con sancristóbales,
muchos estómagos están a régimen.
Tienes políticos más bien estúpidos
pero son súbditos muy pusilánimes.
En las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono.

La problemática es económica
y en lo teórico no son unánimes,
lo hay escépticos, los hay fanáticos,
pero en la práctica no ves apóstatas
sino en los márgenes o con prismáticos.
Y unos on míseros, otros son prósperos,
en las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono.

Hay mundo artístico con gente excéntrica,
mundo científico con catedráticos
y cuerpo médico y casos clínicos.
La gente rústica puebla las fábricas
y los hipódromos los aristócratas.
Ciertos filósofos sienten escrúpulos.
En las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono.

Algunos fármacos son ilegítimos
pero hay gran tráfico, lo cual es lógico
porque los réditos son astronómicos
y hay muchas víctimas, hay muchas cárceles.
Voces hipócritas piden, coléricas
medidas drásticas, sillas eléctricas.
En las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono.

Los eclesiásticos desde sus púlpitos
causan catástrofes, y los omnímodos
poderes fácticos hazañas bélicas
y actos vandálicos los energúmenos,
y los pacíficos, actos inútiles.
Entre los lúcidos cunde el desánimo.
En las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono.

Se dan fenómenos de rara índole:
idéntico a lo autóctono,
madres estériles con partos múltiples,
idéntico a lo autóctono,
problemas étnicos con los indígenas,
idéntico a lo autóctono,
falsas polémicas con los satélites,
idéntico a lo autóctono,
grandes espíritus viven recónditos,
idéntico a lo autóctono,
y hay lodos tóxicos abundantísimos...

En otros términos que están incómodos.
Pero es fantástico, martes y miércoles,
jueves y sábados, lunes y vísperas,
dan espectáculo con el esférico,
y allí, al unísono, arman escándalo
y es como un bálsamo para sus ánimas.
En las antípodas todo es idéntico,
idéntico a lo autóctono.

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