domingo, 23 de abril de 2017

Alejandro de la Sota. Pabellón Polideportivo

Sin que pueda atribuirlo a otro mérito que el efecto de las palabras clave en los buscadores, el artículo más frecuentado de este blog, con varios miles de visitas, se titula "balones de fútbol". Aunque el popular "esférico", como lo llamaban antes los locutores deportivos, era únicamente un pretexto para el despiece geométrico de su superficie.

Pero a escasa distancia, también con miles de visitas, lo sigue otro sobre Louis Kahn y su hermosa biblioteca de la Phillips Exeter Academy.

Este artículo arquitectónico formaba parte de un grupo de tres, en los que comentaba acertadas soluciones de esquina en tres edificios. Uno era la citada biblioteca y los otros dos construcciones deportivas: el Pabellón Municipal de los Deportes de Pontevedra y el Estadio Municipal de Pasarón, en la misma ciudad. Dado el menor renombre mundial de sus arquitectos, con independencia de sus méritos, el número de visitas de estas páginas solo llega a unos centenares.

Traigo aquí ahora, por varios motivos, de nuevo a Alejandro de la Sota y su pabellón polideportivo. En primer lugar, siguiendo un orden cronológico, por la razon afectiva de que fue mi primer profesor de proyectos, maestro que despertó en toda la promoción una idea racional y austera de lo que debe ser la arquitectura. Aquel mismo curso hubimos de proyectar un edificio semejante a este. Una segunda razón es que lo visito asiduamente, porque varias veces en semana acudo a él para mantenerme en buena forma física (dentro de lo que cabe). La tercera es que acaba de ser restaurado para devolverle su cubierta primitiva.

El edificio original, que podéis ver en el artículo enlazado, había sufrido cambios que modificaban su perfil inicial. Parte de ellos permanecen: desde el exterior ya no se ve la cubierta porque se han  construido en las esquinas cuatro gimnasios que aumentan su funcionalidad. También interiormente la cubierta se había modificado, sobreponiéndole unos dientes de sierra de aspecto industrial que la deslucían.

Ahora se ha retirado esa estructura superpuesta, recuperando el interior su aspecto inicial. Me parece oportuno mostrarla, como ejemplo de lo que debe ser una estructura espacial.

El riesgo de una cubierta tan diáfana puede ser el efecto invernadero que acumule calor bajo ella. Por ahora no lo hemos notado. El aire caliente asciende la parte más alta y no afecta a las zona de juego ni a las gradas.

Una cubierta espacial es una estructura muy ligera en relación a su peso, gracias a sus dos capas de barras unidas por otras transversales. Puede cubrir grandes superficies sin apoyos intermedios. Ahora se construyen con nudos esféricos prefabricados a los que acomenten barras tubulares; la de Alejandro de la Sota la forman perfiles metálicos soldados.


La cubierta desde el extremo oeste:

 
La cancha y las gradas, desde lo alto:


Paneles traslúcidos sobre la estructura:


Solución de esquina, desde el interior de uno de los gimnasios:


Una cubierta de este tipo, apta para cubrir un espacio rectangular, está formada por las aristas de una malla de tetraedros y octaedros. Ambos poliedros, a su vez, pueden descomponerse indefinidamente en otros tetraedros y octaedros más pequeños. Veamos el proceso, que ya hice público aquí. Si con cubos puede llenarse el espacio, con estos romboedros, que son cubos "estirados", también se puede. Y esos romboedros pueden descomponerse de varias formas:


Tanto un poliedro como el otro pueden subdividirse en otros semejantes:


Dos modos de dividir el romboedro que dan lugar a dos mallas. Nótese que si los poliedros están formados por barras rígidas, sin caras materiales, sólo la primera es indeformable:


Explosión en octaedros y tetraedros:


Otra explosión, ahora de un tetraedro truncado:


Esta última figura es interesante. Nótese que en su parte superior las caras triangulares de medio octaedro se acoplan con las de cuatro tetraedros adyacentes. Pues bien, si estos tetraedros se acoplan a su vez con otros medios octaedros y se prolonga indefinidamente la red, tendremos la estructura espacial del pabellón. Rígida, pero ligera.

En la estructura del pabellón, como pirámides egipcias, los medios octaedros tienen su base cuadrada en la capa inferior, y entre ellos pueden verse los tetraedros que los atan.

Pero bueno, lo que acabo de describir es nada más que la mitad de la estructura, que, como en un espejo, se refleja sobre la capa formada por los vértices de las pirámides. Con esto, la red entera se ha transformado en un conjunto de cubos adyacentes, rigidizados por sus diagonales. Cubos a los que, para serlo realmente, les faltan las aristas verticales.

Un buen ejemplo de arquitectura sobria y racional.

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