lunes, 24 de noviembre de 2014

Autocontención o muerte

La huida hacia adelante no cesa.

Del artículo dejo el comentario a cargo de Tom Engelhardt y reproduzco sólo una parte del alucinante relato. 

De la noticia sólo una llamada a vuestra imaginación: ¿Qué sucedería si finalmente se encontrase una fuente inagotable, barata y fácil de energía? ¿Os imagináis en qué podría desembocar el crecimiento ad infinitum de todo, menos del globo terráqueo?

Lo dicho: cosa de locos.


Un viaje a Kuwait (en las praderas de Estados Unidos)

Laura Gottesdiener 
TomDispatch

Introducción de Tom Engelhardt 
Tomadlo como un mensaje escrito por las morsas en la arena de una playa en el noroeste de Alaska y enviado a todo el planeta. Un reconocimiento aéreo de los mamíferos árticos realizado por la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera las avistó; un grupo de morsas de unos 35.000 ejemplares hizo pie en la costa porque el hielo marino donde ellas vivían sencillamente se derritió. Las fotos son dramáticas. No podríais pedir un mensaje más claro de una especie que no tiene el hábito de plasmar por escrito sus pensamientos sobre el cambio climático. 

Para aquellos que prefieran la ciencia no de boca de las morsas (es un decir), también ha habido noticias relevantes sobre la cuestión provenientes de otra especie. Pensad acerca de ellas como si fuerais unos científicos llegados de un mundo herido que está trepando en la costa. Hace pocas semanas se informó de que en 2013 la concentración de dióxido de carbono y de gases de efecto invernadero había alcanzado niveles record y, tal vez aún más inquietante, que los océanos y la vida vegetal terrestre, los mayores “devoradores de carbono”, estaban absorbiendo menos CO2 que en el pasado. Ahora, nos llega la noticia de que en realidad los océanos se están calentando significativamente más rápido que lo que cualquiera podía imaginar. Las últimas cifras indican que “desde 1970 la masa de agua marina hasta los 700 metros de profundidad del Hemisferio Sur puede haberse calentado el doble de rápido de lo que se pensaba antes... [y que] los niveles superiores de los océanos de la Tierra –todos, de ambos hemisferios– han estado calentándose durante varias décadas antes de 2005 a un ritmo de entre el 24 y el 58 por ciento más veloz que antes”. 
 
Ninguna de estas noticias es buena, por supuesto; no lo son para cualquiera que haya invertido en unas generaciones futuras para que vivan en un planeta tan hospitalario como el que nosotros hemos estado viviendo durante tanto tiempo. Estas noticias nos hablan de la disociación. Mientras esas morsas se alejaban del agua y se deslizaban playa arriba, y los científicos daban cuenta de sus últimos y sombríos números, en el corazón de Estados Unidos, miles de trabajadores llegados de todas partes se afanaban por el boom del momento, en North Dakota y en otros sitios de nuestra tierra del fracking. Allí, la explotación de unos yacimientos de petróleo y gas natural no convencionales (shale), que hasta hace algún tiempo eran irrecuperables, por medio de la hidrofractura de la roca de esquisto tiene a los expertos jactándose de haber convertido a nuestro país en la “América Saudita” y a su presidente planificando con talante agresivo hacer del “arma del petróleo” el rasgo central de la política exterior de Estados Unidos. 
 
Entre esos dos mundos, uno que produce cada vez más combustibles fósiles en medio del triunfalismo y el otro que se derrite lentamente por el impacto de lo que esos mismos combustibles fósiles liberan en la atmósfera, parece no haber conexión alguna. Tan claro como puede ser el vínculo, esos mundos a menudo parecen está localizados en planetas distintos. 

Laura Gottesdiener, integrante de TomDispatch, tuvo el extraño impulso de desembarcar en ese otro planeta, ese –tan desconocido para la mayor parte de nosotros– que produce combustibles fósiles tan abundantemente, y de observar todo lo que nos estamos perdiendo. He aquí la vívida crónica que llega desde las líneas del frente de la extracción de los combustibles fósiles de EEUU.
(...)

En la primavera pasada, la producción de petróleo en North Dakota superó el millón de barriles diarios. La fuente de este oro líquido, como se le dice localmente, es Bakken Shale, un formación de roca estratificada –rica en petróleo– que se extiende por la parte occidental de North Dakota, la esquina de Montana y Canadá. Estos yacimientos estaban considerados como inexplotables hasta que las tecnologías de perforación horizontal y fracturación hidráulica hicieron que la extracción de petróleo se convirtiera en algo económicamente viable. En 2008, el servicio de reconocimiento geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) anunciaba que en Bakken Shale había 25 veces más de petróleo explotable del que se pensaba anteriormente, disparándose así la mayor fiebre del petróleo en la historia de EEUU. 

Ahora, seis años más tarde, en la región se han desplegado todos los indicadores contemporáneos del infierno: llamas tóxicas que arden 24 horas por día; enormes camiones de 18 ruedas dejando una negra humareda por donde pasan; explosiones intermitentes cuando un rayo golpea los tanques de agua necesarios para la fracturación hidráulica; un gigantesco Walmart; abundancia de metanfetaminas, crack y bebidas alcohólicas; inviernos para congelarse; alquileres más caros que en Manhattan; y por lejos, muy lejos, demasiados hombres. Sin embargo, para las empresas petrolíferas, el campo es tierra sagrada, una de las pocas en la historia que ha roto la marca del millón de barriles diarios, ganándose “un lugar en el reducido panteón de la elite de los campos petrolíferos”, como escribió un analista de mercado de Reuter. 

Este verano [el de 2014], impulsado en parte por el boom de North Dakota, Estados Unidos superó a Arabia Saudita en la producción total de crudo y gas natural, convirtiendo a este país no solo en el consumidor numero uno de combustibles fósiles sino también en el productor más importante del mundo (si se trata del total anual de emisiones de carbón, hoy China está a la cabeza; sin embargo, EEUU continúa siendo el primero en emisiones per capita). Más o menos al mismo tiempo, el Pentágono hizo pública una advertencia que decía que el cambio climático causado por la libre extracción de combustibles fósiles “agravará los factores de tensión en el extranjero, tales como la pobreza, la degradación ambiental, la inestabilidad política y los conflictos sociales, condiciones que pueden disparar la actividad terrorista y otras formas de violencia”. Un informe hecho público poco después por el Consejo Asesor de la Corporación Militar (CNAB, por sus siglas en inglés), una organización financiada por el gobierno que se dedica a la investigación militar fue aún más lejos al declarar que los efectos del cambio climático –inseguridad alimentaria y vastos desplazamientos forzosos de población, por nombrar a solo dos de ellos– “servirán como catalizadores de la inestabilidad y el conflicto”. 

(...)


¿Avance importante en la fusión fría?


Svampa, en Crisis Energética
Jueves, 16 octubre 2014


Lockheed, el primer contratista de defensa de EEUU, afirma haber conseguido un importante avance en la fusión fría (Noticia en Reuters). Ahí queda eso.

Lockheed afirma que los primeros reactores de fusión, lo bastante pequeños como para llevarlos en un camión, estarán listos en una década.

Tom McGuire, que dirije el proyecto, afirma que un pequeño equipo ha estado trabajando durante cuatro años en secreto, pero ahora lo hacen público para obtener financiación del gobierno y privada.

McGuire dijo a la prensa que los trabajos inciales indican que sería posible construir un reactor de 100 MW con un tamaño de 7 x 10 pies (2x3 m aprox), que podrá ponerse en la parte trasera de un camión, 10 veces más pequeños que los reactores actuales.

McGuire dijo que la compañía tiene varias patentes pendientes en proceso y estaba buscando socios académicos y en los laboratorios del gobierno para avanzar.

Lookheed dice que demostrado podrá mostrar un diseño completo,  construirlo y probrarlo en el sorprendentemente corto plazo de un año, lo que permitiría producir equipos operativos en 10 años.

Sorprendente.

Si es un bluff, hay gente importante implicada. Lockheed no es un chiflado por ahí que afirma haber conseguido el movimiento perpetuo.

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